El cambio de nombre de calles efectuado por el Ayuntamiento ha despertado el malestar en la Real Academia de Toledo
CARTA A LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES Y CIENCIAS HISTÓRICAS DE TOLEDO
Sr. Director, Sras. y Sres. miembros de esta Institución.
He leído con atención la noticia aparecida en el diario La Tribuna de Toledo de fecha 22 de abril de 2014. En ella se encabeza que “Hondo malestar en la Real Academia por el cambio de nombre de las calles”, quizás para mejor conocimiento general reproduzco la información tal como aparece en el periódico.
Dice así: “Sostiene que un Ayuntamiento «democrático» debe escuchar «a todos los ciudadanos y no solo a sus simpatizantes, pues eso supondría imponer una dictadura al resto de gobernados» igarciavillota@diariolatribuna.com
El cambio de nombre de calles efectuado por el Ayuntamiento ha despertado el malestar en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. La institución se reunió el pasado mes para adoptar una postura tajante al respecto y redactó una carta, dirigida al alcalde, Emiliano García-Page, en el que critica la «espiral» de cambios de nombres de calles iniciada por el Consistorio «sin que los ciudadanos entiendan el motivo, se haya hecho consulta alguna al respecto y sin justificación comprensible», reza en el escrito.
La institución se refiere a la supresión en el callejero toledano de calles como Unificación, Capitán Cortés, División Azul, Voluntarios de Toledo, 18 de julio, plaza Antonio Rivera o Banderas de Castilla, para cambiarlos por otros como Rigoberta Monchú* o Rosa Parks. Unos cambios aprobados en Pleno por el PSOE e Izquierda Unida, a petición precisamente de la coalición liderada por Aurelio San Emeterio, con el objetivo de cumplir con la Ley de Memoria Histórica.
La Real Academia apunta en su carta que se trata de nombres «vinculados, se quiera o no, a la historia de nuestra ciudad, que han sido borrados o sustituidos por otros, en ocasiones controvertidos y que, en ningún caso, guardan relación con la historia y tradiciones toledanas», motivos por los que tildan el cambio de «improcedente, inadecuado y poco o nada democrático».
La entidad recuerda que, junto a la Cofradía Internacional de Investigadores, ofreció hace un tiempo al Consistorio un listado de personalidades relevantes de la ciudad y su provincia, «merecedoras todas ellas de ser recordadas, bien por medio de rótulos callejeros o en forma de placas dedicadas», lamentando que «nunca se haya tenido en cuenta estas sugerencias, basadas en un estudio sensato y carente de toda manipulación política».
El escrito continúa lamentando que el Ayuntamiento «haya preferido el lado partidista y discrinatorio, inclinándose a que figuren en el callejero personas ajenas por completo a nuestra idiosincrasia cultural, como si en la historia de Toledo faltasen personajes con sobrada razón para ocupar estas distinciones ciudadanas».
Así, la Real Academia apunta que «un ayuntamiento que se considere democrático ha de tener en cuenta a todos los ciudadanos, no solamente a sus simpatizantes y menos aún a determinadas personas mediatizadas por sus creencias o intereses, puesto que esto supondría imponer una dictadura al resto de los gobernados».
Además, recuerda que el Consistorio dispone de numerosos organismos que «podrían dar fe de sus buenas intenciones en estos cambios», pero, continúa el escrito, «no ha querido hacer uso de ellos».
La Real Academia cita a la propia institución, así como a «la Real Fundación, las asociaciones de vecinos, etc», quienes, según su criterio, «estarían abiertos a que se les consultase, cosa propia de las democracias, consulta que les alejaría de estos regímenes dictatoriales de derechas tan denostados por quienes no tienen inconveniente en actuar como tales».”
*Monchú, en el original se refiere a Rigoberta Menchú.
Podría compartir con Ustedes que hay muchas personas que podrían ser “homenajeadas” con el nombramiento de alguna calle o monumento. Lo que no se puede negar es que las personas elegidas para ser parte de la vida de la ciudad de Toledo son referentes en la defensa de los derechos humanos, lucharon contra el apartheid, el racismo, la xenofobia, los derechos de los pueblos indígenas, de las personas más pisoteadas. Desde luego que la relación de calles que son susceptibles de cambiar su nombre o ya han sido enmendadas no cumplen en absoluto esos principios de consideración. Por ejemplo la calle división azul es una distinción a un cuerpo de ejército alemán, un ejército nazi bajo el mando de Hitler, para nada tiene que ver con un regimiento español ¿es algo relacionado con la historia toledana?. La calle 18 de julio conmemora el frustrado golpe de estado fascista que provocó la guerra civil ¿Qué tiene que ver esto con la defensa de la legalidad constitucional democráticamente elegida por el pueblo español?. O capitán Cortés, aquel militar golpista golpista que secuestró a familias de guardias civiles en el santuario de Sta. María de la Cabeza (Jaén), a imagen y semejanza de otro criminal golpista que realizó parecida labor en el Alcázar de Toledo (el general Moscardó).
Dudo mucho, y si estoy equivocado acepto mi error, que esa Institución haya realizado en los últimos 75 años alguna iniciativa para eliminar los nombres de esos personajes que para nada pueden ser modelos para una sociedad que se llama democrática, a pesar de aquellos años negros de la dictadura puedo ser condescendiente, pero no veo a esa Academia como parte reivindicativa. Por ello es muy sospechoso que ahora se lancen a la crítica y a la participación ciudadana para solicitar que se tenga en cuenta la opinión de todos los colectivos sociales ante cualquier cambio de los nombres de calles y/o lugares en esta ciudad.
Es indignante, es obsceno, que se apele a la participación, se acuse de antidemocrático la decisión de eliminar las designaciones a estos personajes nefastos y descanse tal “argumentación” en que la nueva nomenclatura no guarda relación con la historia y las tradiciones toledanas. Como ya he dicho antes es muy dudoso que los nombres anteriores sean parte de esa raigambre. ¡Cuánto se les llena la boca a tanto sabio al hablar de Toledo como la ciudad de la tolerancia, de la concordia, de las tres culturas! ¿Qué tiene que ver con el fascismo?, soy muy torpe, alguien con un talento muy superior al mío me lo podrá explicar.
Y llegados a este punto y para dar posibles ideas cara a nuevas relaciones de posibles calles a tener en cuenta bajo ese discernimiento que nos plantea esa Academia se me ocurren muchas acciones. Por ejemplo, porque no plantear que en Londres se haga un monumento a Jack “El Destripador” y para centrarnos en un lugar en un lugar concreto en el distrito de Whitechapel donde realizó la mayor parte de sus proezas. Pero como quiero ser muy patrio podemos centrarnos en nuestra piel de toro. Solicitemos a los responsables de Alava, para ser más concretos en la localidad de San Millán, que den nombre a una calle o plaza a Juan Díaz de Garayo Ruiz de Agandoña, conocido por “El Sacamantecas”, asesino muy considerado en la historia criminal de nuestro país, o tal vez al Ayuntamiento de Sevilla para que de homenaje a Manuel Delgado Villegas “El Arropiero”, porque no a la Alcaldesa de Madrid para que proclame como hijo predilecto a José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo, que tanta “dicha” dejó en la capital. Tal vez sería conveniente hacer un homenaje nacional al último verdugo del franquismo, perdón, los verdugos eran otros él se “limitaba” a cumplir los dispuesto por la justicia, Antonio López Sierra, que ¡oh casualidad! estuvo como voluntario en la división azul, hombre no hay que ser mal pensado, simples coincidencias.
En definitiva, soy fácil de convencer, de su sabiduría podría aprender sin duda, pero no soy de los que comulga, y menos con ruedas de molino.
Emilio Sales
Presidente del Foro por la Memoria de Toledo