dissabte, 17 de febrer del 2024

El 'Cara al Sol' se salva de la Ley de Memoria: así explotan los franquistas las grietas legales

 https://www.publico.es/politica/cara-sol-salva-ley-memoria-explotan-franquistas-grietas-legales.html

El Gobierno considera que cantar el himno de la dictadura en un mitin, como ocurrió hace pocos días fuera de la sede del PSOE, no vulnera la memoria de las víctimas y, por tanto, no es objeto de sanción. La apología neonazi también está a salvo.


Manuel Andrino
El jefe de La Falange, Manuel Andrino, el pasado 9 de febrero en una manifestación frente a la sede del PSOE en Madrid.  Alejandro Martínez Vélez / EUROPA PRESS

La canción favorita de Manuel Andrino se canta con el brazo en alto. El líder de Falange la entonó hace pocos días frente a la sede del PSOE en Madrid, y podrá hacerlo cuantas veces quiera sin que, por ello, reciba multa o sanción alguna: en el Gobierno entienden que el himno por excelencia del franquismo no vulnera la Ley de Memoria Democrática.

Lo ocurrido fuera de Ferraz es el último capítulo de una historia de grietas, piruetas y rodeos en torno a la apología franquista y neonazi. Andrino, con su recurrente brazo en alto y cara de pocos amigos, sabe perfectamente de qué se trata todo esto.

No en vano, la Falange ha sido la primera formación ultraderechista multada por saltarse la Ley de Memoria y también es la primera que esquiva la misma normativa tras lanzar las estrofas del Cara al sol frente a la sede socialista.

La Secretaría de Estado de Memoria Democrática visionó los videos de ese último mitin ultra frente a Ferraz. Escuchó los discursos, confirmó que el evento culminó con brazos en alto y cantos a la dictadura... y cerró la carpeta: fuentes gubernamentales señalaron a Público que, tras analizar lo sucedido, entienden que no hubo vulneración de la Ley de Memoria Democrática.

La normativa que entró en vigor en octubre de 2022 establece que "se considerarán actos contrarios a la memoria democrática la realización de actos efectuados en público que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares, y supongan exaltación personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra o de la dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial".

"A tal efecto, si en la celebración de un acto público de esa naturaleza se advirtieran hechos que pudieran ser constitutivos de delito, las autoridades competentes pondrán los mismos en conocimiento del Ministerio Fiscal", subraya la ley.

Sin embargo, el himno de la dictadura, uno de los máximos símbolos de apología franquista a día de hoy, no entraría dentro de esos supuestos, de forma tal que los actos de extrema derecha que comiencen o acaben con sus estrofas no implicarían expedientes administrativos ni sanciones. 

"El problema es que la redacción de la ley es defectuosa, quizás intencionadamente defectuosa", afirma a Público el abogado Eduardo Gómez, integrante de Red Jurídica. A modo de ejemplo, destaca que "se podría convocar una charla sobre la División Azul dándole el envoltorio de que se trata de hablar sobre un hecho histórico, pues escapa de la posibilidad de sanción".

El caso del Cara al sol aparece así como un elemento de difícil encaje en la nueva ley. "Si hubiese una sanción administrativa por vulnerar la Ley de Memoria Democrática, probablemente sería revocada judicialmente, dado que podría considerarse que el Cara al sol no implica una exaltación personal o colectiva o que no constituiría descrédito, humillación o menosprecio hacia las víctimas", lamenta el abogado Jacinto Lara, experto en temas de memoria histórica.

La ley tampoco ha servido, de momento, para decretar la extinción de la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF), algo que aparece expresamente citado en el texto de la normativa. Sin embargo, la medida aún no ha entrado en vigor por una cuestión técnica: para dejar fuera de la legalidad a la FNFF hace falta aprobar una modificación legal de la Ley de Fundaciones.

A falta de ese paso decisivo, la entidad franquista mantiene sus actividades bajo absoluta normalidad. Uno de sus últimos actos tuvo lugar en noviembre pasado, cuando volvió a repartir sus títulos de "caballeros de honor": el premiado en esa ocasión fue el empresario Álvaro de Marichalar, excuñado de la infanta Elena y excandidato de UPyD. 

Nazis legales

El grupo neonazi Devenir Europeocon registro legal en el fichero de asociaciones del Ministerio del Interior desde 2008, tampoco ha sufrido alteraciones en sus actos habituales de exaltación del nazismo, lo que incluye aplausos y piropos hacia los responsables del Holocausto. 

En una memoria publicada recientemente, el colectivo fundado por el nacionalsocialista Ramón Bau se jactaba de haber realizado más de 200 acciones propagandísticas a lo largo de 2023. En Interior conocen las andanzas de este grupo, pero no hacen nada al respecto.  

Devenir Europeo
Material propagandístico del grupo nazi Devenir Europeo.  TELEGRAM DEVENIR EUROPEO

El ministerio que dirige Fernando Grande-Marlaska aseguró en una respuesta enviada en diciembre de 2022 al senador de Compromís Carles Mulet que la ilegalización de Devenir Europeo dependía de una modificación de la normativa legal sobre asociaciones.

"La actual ley orgánica de asociaciones prevé que únicamente se puede disolver una asociación cuando pueda ser califica de ilícita conforme a las leyes penales, y además debe ser por medio de una resolución judicial motivada", explica Lara.

El monumento de Pamplona

Las grietas de la Ley de Memoria Democrática se dejan ver también en las calles de Pamplona. El Monumento a los Caídos, levantado por la dictadura en 1952, también consiguió esquivar la normativa y allí continúa, lo que exaspera a las víctimas del régimen.  

Jokin de Carlos Mina, presidente de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA 36), lamenta la falta de voluntad a la hora de actuar contra ese símbolo. "Va a ser siempre para nosotros y nuestros familiares un sitio de dolor y humillación", afirmó.

El caso de ese monumento está ahora en manos del Gobierno de Navarra y del ayuntamiento de Pamplona. En una reunión mantenida el pasado 30 de enero, la vicepresidenta del Ejecutivo navarro, Ana Ollo, transmitió al alcalde Joseba Asiron "su disposición a colaborar en torno al futuro del Monumento de los Caídos como lugar de memoria, tal y como se recoge en el vigente acuerdo programático que dio lugar al actual Ejecutivo foral".

"Ambos mandatarios han acordado trabajar sobre el tema teniendo en cuenta los distintos ámbitos competenciales y de responsabilidad de cada institución", señaló el Gobierno de Navarra en un comunicado. 

El representante de AFFNA 36 lamenta que las instituciones no contemplen el derribo de ese monumento de la dictadura, al tiempo que critica la falta de pasos al respecto. 

"La ley de memoria democrática se queda muy corta por falta de valentía del PSOE y del Gobierno de izquierdas en general, va a dejar impunes muchos actos que la extrema derecha considera muy importantes", apuntó.

Vendredi prochain, le 23 février nous vous invitons à la projection d'un film documentaire sur la vie de José RIC, espagnol réfugié qui a vécu en banlieue toulousaine et qui est décédé il y a quelques mois.

 


ctdee Association


Bonjour à toutes et à tous,
Vendredi prochain, le 23 février nous vous invitons à la projection d'un film documentaire sur la vie de José RIC, espagnol réfugié qui a vécu en banlieue toulousaine et qui est décédé il y a quelques mois.
La projection aura lieu au local du CRAS 39 rue Gamelin 31100 Toulouse, en présence du réalisateur et de la famille de José Ric. 
Accueil et auberge espagnole à 19h, film à 20h, puis débat, discussion. 
Nous vous attendons nombreux. 
Bien cordialement 

795 REPUBLICANOS PRESOS EN EL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL, EL 22 DE MAYO DE 1938, PROTAGONIZARÁN LA MAYOR FUGA PENITENCIARIA.

 


A los 18 años Edmundo Méndez era profesor mercantil y condenado a cadena perpetua. Como a todos los de entonces, su tiempo le arranco de la adolescencia y de la vida en libertad. Las convicciones se le afilaron, los acontecimientos se precipitaron y recién cumplida la mayoría de edad concluyó que no tenía más remedio que levantar su fusil. Cursaba el servicio militar en A Coruña cuando decidió tomar parte en un contragolpe a la sublevación franquista de 1.936. Fracasó. Capturado, fue enviado al monte de Ezkaba, al norte de Pamplona. Allí, junto a otros 794 presos, protagonizaría el mayor intento de fuga de la historia carcelaria europea. Nunca antes, y nunca después, tantos hombres intentaron asaltar la libertad. Huían del que más tarde sería bautizado como el Mathausen español.
La prisión de Ezkaba puede verse desde la ciudad de Pamplona, un edificio ruinoso que se alza sobre el monte a lo lejos y, sin embargo, su historia ha permanecido sepultada durante décadas, como si la vegetación que ha ido creciendo sobre la piedra hubiese bastado para ocultarla. Así, época y silencio aplastaron un relato que fue noticia en el New York Times pero leyenda de transmisión oral y clandestina en la España franquista. El regreso de la democracia tampoco lo recuperó. "Una gran persecución ha comenzado esta noche detrás de las líneas de la España insurgente para 900 de los 1.500 prisioneros que escaparon de la prisión de San Cristóbal, en Pamplona, en un espectacular levantamiento", contaba el diario del país norteamericano en su edición del 24 de mayo de 1.938. La mayoría cumplían condena por ser comunistas, sindicalistas, socialistas, nacionalistas vascos, simpatizantes de la izquierda... "rojos". Partidario del socialismo, Edmundo estaba allí. Pero todo había comenzado a gestarse mucho antes.
Ezkaba fue el lugar elegido a finales del XIX por el gobierno de Cánovas del Castillo para edificar un nuevo fuerte militar. Uno que completara la protección de la zona próxima a los Pirineos después de las Guerras Carlistas. Le llamaron Fuerte de San Cristóbal, aunque apenas tuvo tiempo de ejercer como tal. La guerra no regresó hasta que la aparición de la aviación lo convirtió en un edificio inútil para la batalla. Y así, a medida que las brechas se ensanchaban y difuminaban las conciencias, el fuerte, construido para otro fin, se fue convirtiendo en una de las prisiones más terribles del país.
"Mire, allí se despertaba uno por la mañana y el que tenía al lado aparecía con la barriga totalmente hinchada", llena de la inflamación de la muerte por inanición, contaba Ernesto Carratalá García, hijo del primer teniente coronel muerto en Madrid por oponerse al golpe del 36, en el documental "Ezkaba. La gran fuga de las cárceles franquistas" (Iñaki Alforja, 2.006). Ernesto era también sobrino del poeta Luis Cernuda y un joven soñador, a punto de unirse a la compañía de García Lorca, cuando fue detenido. También acabó en San Cristóbal.
La prisión de San Cristóbal estaba parcialmente enterrada en el monte de Ezkaba. Contaba con celdas subterráneas en las que la luz solo entraba por un minúsculo cuadrado superior, tal y como si se colara por el hueco de una chimenea. El lugar era conocido como la Brigada Número 1.
En aquel espacio la única cama era el suelo helado de piedra, las mantas eran escasas y en los pasillos se acumulaban los orines, porque tampoco había baños. La Brigada Número 1 se convirtió en el escalón más próximo a la muerte, que borraba durante días la vista de los presos que pasaban en ella una temporada, que mataba de tuberculosis, que precedía a veces al fusilamiento.
Aunque en San Cristóbal los fusilamientos parecían obedecer al azar, morir era una constante. El investigador Fermín Ezkieta, autor del libro Los fugados del Fuerte de Ezkaba, afirma que "había una muerte lenta en el interior. Por hambre, por tuberculosis. Día sí, día también moría alguno." Meses antes de que se ejecutara la fuga, el subdirector de la prisión había sido destituido. Agravaba las penurias al quedarse con el dinero para la comida de los reclusos y tejió una red corrupta, con un economato interno, que promovía el mercado negro de productos. Fue así como los días en la prisión semienterrada se fueron confirmando como incompatibles con la superviviencia y la desesperación se fue transformando en energía. La única salida era construir una salida. Pero en la huida que inspiró la película La Gran Evasión trataron de escapar 76 presos. Ellos eran muchos más. Si todos querían salir, el plan debía ser perfecto.
Durante meses los presos gestaron un plan. El rumor se extendió por la cárcel. Algunos lo habían oído, otros se sorprendieron tanto como los propios guardias. La noche del 22 de mayo de 1.938, un grupo de reclusos asalta a los agentes que les llevan el rancho y ponen en marcha la fuga aprovechando que a la hora de la cena los pasillos están más despejados.
Leopoldo Pico se disfraza de Guardia Civil con la ropa de uno de los asaltados, sale de la celda y engaña a los vigilantes. Él será quien les convenza de abrir el rastrillo, la enorme puerta metálica que echaba el cierre a San Cristóbal. Los demás miembros se escabullen hasta la cocina y el comedor, donde las armas de sus captores reposan en un armario. En un giro rápido, los presos pasan a ser quienes tienen las armas. Llegar hasta ahí ha sido un camino basado en el sigilo, tratando de no herir a nadie, pero descubiertos por un guardia, antes de que grite, le golpean en la cabeza con una herramienta. Será la única baja en ese bando.
"Mi padre siempre contaba que le había impresionado mucho el valor que le echó un grupo de presos de Pontevedra, que subieron por unas escaleras a pecho descubierto. Ellos solo llevaban unas porras hechas con latas contras guardias armados con fusiles", dice Fidel, hijo de Edmundo Méndez. "Creemos que él (Edmundo) formó parte del grupo que actuó en las cocinas".
Una duda recorre entonces a los reclusos que encabezan la fuga. El pequeño grupo que ha tramado el plan ya no domina por completo su ejecución, a la que se han ido sumando muchos otros. No saben si liberar a todos los presos, incluidos los comunes, o solo a los que, como ellos, cumplen condena por sus ideas, tal y como habían pensado hacer en un principio. Deciden finalmente abrir todas las puertas y con los vigilantes del comedor como rehenes obligan al resto de guardas del fuerte a bajar las armas. Ha empezado: las puertas están abiertas, es el momento de correr.
En el frenesí algo más se tuerce. Un rehén logra esfumarse entre la confusión y corre monte abajo, hacia el pueblo, para alertar a los militares. Su voz pone en marcha la respuesta y camiones y guardas con focos arrancan hacia la prisión. Los presos, que contaban con tener la noche por delante para correr hacia la frontera, entienden ahora que todo será aún más difícil de lo que esperaban. Y surgen las dudas. Algunos ven el plan tan perdido que regresan a sus celdas, se autoencierran; pero de los 2.500 reclusos, 795 se envalentonan y deciden lanzarse a correr. La voz de un hombre resume el sentir de muchos: "prefiero que me peguen un tiro en el monte a esta muerte lenta, esta agonía", señalan los investigadores que exclamó un preso cuyo nombre no conocemos. Después cruzó la puerta.
Se desata la carrera. Tras ellos van requetés, militares, guardias civiles e incluso algunos vecinos de los pueblos próximos que suman sus armas a la persecución. Algo más de 50 kilómetros les separan de Francia.
La huida precipitada desbarata las rutas iniciales. Ya solo se trata de intentarlo. Los perseguidores cortan algunos puentes y bloquean el paso por otros puntos en los ríos. El grupo de Edmundo, compuesto por alrededor de una decena de hombres, se ve atrapado a unos kilómetros del fuerte. En su camino se cruza un río. Buscan cómo cruzar al otro lado, pero el rumor de sus perseguidores va creciendo a sus espaldas. Suenan disparos, carreras, ladridos y gritos, cada vez más próximos. Rendido, el grupo decide enterrar en el monte su único fusil y son detenidos de nuevo. Todavía quedan centenares de fugitivos, pero llevan meses sin apenas comer y muchos corren descalzos. Sus perseguidores abren fuego. Matan a 206 reclusos y logran capturar a todos los demás. A todos, salvo a tres.
En sus relatos a la prensa francesa y estadounidense, estos tres jornaleros de profesión "cuentan que alcanzan la frontera caminando por las noches y escondiéndose durante el día. Se alimentan de lo que pueden: caracoles, babosas y algunas plantas", narra el historiador Fermín Ezkieta. Su vida renacerá al otro lado de la frontera.
De vuelta a la prisión, los militares piensan cómo impartir una lección que nadie olvide. Identifican a los 14 que consideran responsables de organizar la fuga y deciden fusilarles en el centro de Pamplona, en público, para enviar un mensaje. Según algunas fuentes, morirán cantando la Internacional. "Mi padre se libró porque él era muy miope y usaba unas gafas muy gordas. Corriendo por el monte las perdió y los guardas no le reconocieron", aclara Fidel. Nunca una miopía enfocó con tanta precisión tantas vidas. Salvó la de Fidel, sus hermanos y todos sus descendientes.
Los demás que osaron fugarse y no fueron tiroteados en la huida acabaron en la Brigada Número 1. Durante días no se les dio de comer, apenas unon mendrugos de pan que les pasaban sus compañeros de fuera. Años después muchos lograrían salir de prisión pese a sus condenas a cadena perpetua. Las hambrunas de 1.941 hicieron que la dictadura optara por liberar a presos de todo el país al carecer de fondos para mantenerlos en la cárcel.
Documental "Ezkaba - La gran fuga de las cárceles franquistas":
All reactio