Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme.....
"Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
La asociación Memòria de Mallorca ha cedido este miércoles al Govern balear de 295.332 documentos digitalizados de 2.761 causas judiciales franquistas abiertas entre julio de 1936 y abril de 1939 en Baleares, y que afectan a 4.653 personas encausadas.
La presidenta, Francina Armengol, ha recibido de la de Memòria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, el archivo del proyecto 'Totes les Causes', sobre dichos procesos judiciales y ha agradecido el trabajo de la entidad y «su constancia y la contundencia para no perder esta parte de la historia y recordar a las víctimas», ha informado el Govern en un comunicado.
En el proyecto 'Totes les Causes', la asociación Memòria de Mallorca, con una subvención concedida en 2010 por el Ministerio de Presidencia, fotografió, digitalizó y catalogó las causas judiciales franquistas del archivo del Juzgado Togado Militar Territorial número 33 de Baleares.
El objetivo de este proyecto era preservar y hacer accesibles estos documentos de gran valor e interés para las víctimas de la represión. Al afectar a víctimas de la represión franquista, podrían ser considerados como documentos de derechos humanos, según la entidad, al tener «un valor sentimental extraordinario para ellos y para sus familiares, como también para toda la sociedad, puesto que proporcionan uno de los derechos básicos en una democracia, como lo es el conocimiento de los hechos ocurridos».
Su digitalización añade todavía más valor, puesto que garantiza la preservación de los documentos originales, la mayoría escritos a mano en papel antiguo, una parte de los cuales se encuentra en mal estado y en peligro de desaparición.
Armengol ha elogiado el trabajo de investigación llevado a cabo por la asociación, «una información muy valiosa para historiadores, pero también para todas aquellas familias que quieren saber qué pasó con sus antepasados y que ahora tendrán este magnífico instrumento para ayudarles».
La presidenta se ha comprometido a dar continuidad a la labor del ejecutivo en materia de memoria histórica: «Recuperar esta memoria seguirá siendo parte fundamental de la gestión de este Govern y ahora, también, poner al alcance de toda la ciudadanía esta gran tarea investigadora de la asociación Memòria de Mallorca».
Por su parte, la consellera de Administraciones Públicas y Modernización, Isabel Castro, ha calificado el material cedido como «de incalculable valor» y ha destacado que «gracias a la generosidad de Memòria de Mallorca ya forma parte del patrimonio del Govern y, por lo tanto, estará al alcance de toda la sociedad».
Maria Antònia Oliver ha recordado que el proyecto 'Totes les Causes' ha aportado mucha información y ha permitido identificar procesos a víctimas y nuevas fosas.
El Govern gestionará la documentación por medio de la Dirección General de Memoria Democrática, que se hará cargo de la preservación y el mantenimiento del archivo, así como de la mejora y adecuación de la visualización de los documentos.
Así mismo, el Govern asume el compromiso de garantizar el acceso público y gratuito a estos documentos a quienes lo soliciten a través del portal www.memoria.caib.es, con una serie de condiciones de confidencialidad porque se trata de información altamente sensible.
Más de 2.700 expedientes de causas judiciales dictadas en Mallorca por el franquismo a 4.600 personas entre 1936 y 1939 formarán parte de un catálogo digital tutelado por el Govern de acceso público. "Hemos creado un archivo que creo que es pionero en todo el Estado español, y muy importante para que la gente pueda acceder a toda esta verdad", ha subrayado la presidenta de la asociación Memòria Històrica de Mallorca, Maria Antònia Oliver, durante el acto de cesión de la información digitalizada al Govern.
El catálogo se ha creado a partir de fotografías de los documentos originales que custodia el Archivo histórico militar de Balears en el marco de un proyecto que nació en 2010. El Govern se ha comprometido a ordenar toda esa información y albergarla en una página web de acceso público, aunque los usuarios deberán cumplir unos requisitos de confidencialidad.
"Es el archivo más importante que existe sobre la represión en Mallorca porque además está hecho por los mismos represores", ha indicado Oliver. "Las causas más frecuentes son por rebelión, pero también hay condenas por tendencias homosexuales o aborto. Nos ha dado una gran cantidad de información que incluso nos ha conducido a fosas que no conocíamosy nos ha permitido identificar a algunas víctimas", ha manifestado Oliver.
La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha recogido de manos de Oliver el dispositivo que almacena los expedientes, y que incluye casi 300.000 fotografías de documentos. "Pido disculpas a las víctimas porque sé que llegamos tarde y mucha gente ya no puede ser partícipe de esta justicia y reparación", ha lamentado.
Un equipo liderado por el arqueólogo Felipe Mejías empieza este lunes a identificar parte de uno de los campos de concentración más grandes de España. También se prospeccionará una zona en la que se cree puede encontrarse una de las varias fosas comunes.
Este lunes empezarán los trabajos para identificar el espacio donde estuvo situado el campo de concentración franquista de Albatera, situado en la provincia de Alicante y uno de los más importantes de toda España, donde acabó gran parte de la cúpula republicana y cientos de personas que trataban de escapar por barco desde Alicante en los últimos días de la Guerra Civil. Este proyecto, liderado por el arqueólogo e historiador, Felipe Mejías, tiene también como objetivo sacar a la luz una de las fosas comunes que se cree existen dentro del perímetro del recinto, recuperar los restos humanos y tratar de identificarlos.
Felipe Mejías lleva años centrando sus investigaciones en torno a este campo de concentración, que anteriormente había sido una cárcel republicana. Mejías ha sido responsable durante varios años de la identificación de fosas comunes de la Guerra Civil y la represión franquista en la provincia de Alicante y durante ese trabajo estudió las fosas de Orihuela, Monóvar o Albatera ciudad. Siempre se había planteado qué había pasado con los campos de concentración de Albatera (ubicada en los terrenos de la pedanía de San Isidro, que desde 1993 se constituyó como municipio independiente). Fue precisamente en unas jornadas celebradas en noviembre de 2018 cuando expuso por primera vez los resultados de la investigación llevada a cabo con la Cátedra Interuniversitaria Memoria Democrática de la Comunidad Valenciana.
"Hay muchos testimonios de prisioneros que dicen que allí moría gente todos los días, aunque nadie sabe dónde fueron a parar esos cuerpos". Para identificar el lugar donde cree que pueda estar la fosa, explica que ha recibido mucha ayuda y testimonios de personas de San Isidro, especialmente del que fuera alcalde en ese momento, Damián Sabater, quien facilitó los contactos con los propietarios de las parcelas. "Fue haciendo una investigación de campo con entrevistas, cuando pudimos documentar la existencia de una fosa común en una parcela concreta, que es donde todavía está en pie una especie de caseta, el único resto de lo que fue el campo de concentración franquista".
A partir de este momento, centró su trabajo en este asunto sobre el que ha impartido charlas, ha escrito artículos y es el objeto de su tesis doctoral. También envió los correspondientes informes a la Conselleria de Calidad Democrática, Transparencia y Buen Gobierno, que el pasado mes de julio sacó una serie de subvenciones para identificar y documentar lugares de la memoria. El proyecto ha recibido 17.600 euros, la subvención de mayor cantidad de las que se han otorgado en la Comunidad Valenciana para este propósito.
Según explica el responsable de esta investigación, en realidad los trabajos empezaron el pasado viernes con el desbroce de la parcela de tres hectáreas donde se supone que está la fosa común. "La localizamos en base al testimonio oral de un operario que en los años 60 instaló unos tubos de drenaje en todo el término de San Isidro y cuenta cómo al hacer las zanjas en esa parcela aparecieron restos de cuerpos humanos. Aquello se silenció pero durante la investigación este hombre, que no lo había contado nunca, quiso revelarlo. Además, también pudimos hablar con el dueño de la parcela, quien también nos contó cómo cuando labraba con su padre siendo un niño en los años 50, les salieron restos humanos en superficie. Esto son signos inequívocos de la existencia de la fosa", apunta.
El primer objeto de este trabajo es identificar el espacio dónde estuvo el campo de concentración y documentarlo a nivel arqueológico. El propio Mejías ya pudo recabar información a través de fotografías aéreas de los años cuarenta en las que desde el aire se ve todavía el perfil del campo, ya que aunque se derribó poco después de terminar la guerra, aún podían distinguirse los escombros. Ahora, un equipo de seis arqueólogos empezará con la prospección intensiva de toda esa parcela, que en realidad es solo parte del campo de concentración. "Vamos a estar dos semanas removiendo el suelo, recogiendo objetos y documentándolos con una serie de técnicas, también vamos a pasar detectores de metales para recabar las evidencias de los prisioneros, ya que si queda alguna serán básicamente metales: restos de insignias, cinturones, hebillas, latas de sardinas, etc..."
Posteriormente se añadirá a esta labor un equipo de la Universidad de Cádiz, que aportará una tecnología muy sofisticada, un georradar de última generación para barrer toda la parcela. Con ello se pretende localizar esa fosa de la que se tienen evidencias y conseguir información de lo que hay en el subsuelo. Ese será el momento en el que empiecen las prospecciones con una máquina excavadora.
"El factor suerte es también importante porque no sabemos en qué estado se puede encontrar. Hay que tener en cuenta que esta era una zona yerma, un saladar. Sin embargo, cuando en los años 50, cuando se urbaniza San Isidro, toda el área se abancaló y seguramente se trabajó este suelo. No obstante, suponemos que quedarán huesos". El arqueólogo avanza que con el presupuesto del que disponen no van a poder más que documentar superficialmente la fosa y a partir de ahí plantearán una segunda fase de actuación que consistirá en exhumarla. Para ello su idea es solicitar una segunda línea de subvenciones que saldrá a final de año, también de la conselleria que dirige Rosa Pérez Garijo.
IMPOSIBLE SABER LA CANTIDAD DE PERSONAS FALLECIDAS
Según explica Felipe Mejías, desde 1937 y hasta que acabó la Guerra Civil, esta zona albergó una cárcel a cielo abierto, que la República construyó como una construcción ejemplar. "Se ideó como una especie de cárcel modelo en la que estaban recluídos principalmente presos políticos, aunque también había algunos delincuentes. No obstante, la cárcel nunca llegó a tener más de 1.100 personas y las condiciones eran muy distintas. Había barracones, la higiene era normal y se alimentaba a los presos correctamente. De hecho, durante este periodo murieron cuatro personas y todas ellas por problemas cardíacos o por tuberculosis", apunta.
Cuando finalizó la contienda, el bando nacional trasladó aquí a toda la gente que intentó escapar sin éxito desde el puerto de Alicante, de donde solo salieron el Stanbrook y el Maritime. Excepto el presidente y algunos de los cargos más relevantes, la cúpula del Gobierno y de la sociedad republicana acaba en el campo de Albatera: comisarios políticos, médicos, artistas... Aunque no hay un consenso en las cifras, se cree que en este campo llegó a haber entre 15.000 y 18.000 personas. "Aquí las condiciones son muy distintas. A los pocos días ya no les dan prácticamente agua ni alimento, hay enfermedades, torturas, fusilamientos por intento de evasión... Los testimonios dicen que allí muere gente todos los días. ¿Dónde los entierran? Se sabe que hay diferentes fosas alrededor del campo. Yo he encontrado una pero hay más seguro", apunta Mejías. No obstante, insiste en que es imposible saber el número exacto de personas fallecidas, principalmente porque no hay registros ni listas de prisioneros. "Varias decenas como mínimo. Sí que es verdad que documentados en el registro civil de Albatera hay 10 muertos por fusilamiento que están enterrados en el antiguo cementerio de Albatera. No podemos decir un cálculo ni creo que nunca lo sabremos", añade.
Por el mismo motivo, será también muy dificil identificar los cuerpos que puedan extraerse. "Lo que haremos serán las pruebas de ADN, que depositaremos en el banco de ADN que parece que se va a crear. En el equipo hay una antropóloga forense y sus averiguaciones nos podrán indicar la edad aproximada, si tenían alguna marca en el esqueleto que pueda ayudarnos a identificarlos, si llevaban alguna prótesis, etc..."
El trabajo de este investigador no acabará aquí, y se complementa con un proyecto mucho más ambicioso a cuatro años cuya intención es prospectar todo el perímetro del campo y todas las parcelas alrededor para localizar el resto de fosas. "Esta primera parcela es un buen comienzo primero porque está abandonada y también porque era el acceso al campo y aún tiene esa caseta junto a los barracones, que incluso conserva el antiguo horno de pan. Es como una píldora que concentra todo lo que fue el campo de concentración".
El arqueólogo confía también en que en este Plan General de Investigación cuente con la colaboración de los propietarios de las parcelas que sí están explotadas. "Aunque la Ley ampara este tipo de actuaciones y permite la ocupación temporal, esperamos obtener los permisos sin necesidad de llegar a ello. Entendemos que pueda ser una molestia temporal e incluso que haya gente a la que no le venga bien o tenga diferentes aproximaciones a la memoria democrática. Pero lo que es una anomalía es que haya personas enterradas como perros", subraya Mejías.