Decenas de trincheras en posiciones estratégicas recuerdan cómo se combatió, vivió y murió en la guerra.
Restos de las trincheras de Los Migueles, en Rivas Vaciamadrid. FERNANDO SÁNCHEZ
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En los cerros y llanuras que se extienden en el entorno de Rivas Vaciamadrid, a las mismas puertas de Madrid, hasta 80.000 combatientes participaron en una de las contiendas más trágicas de la Guerra Civil. Del 6 al 27 de febrero de 1937, casi 10.000 personas murieron en la Batalla del Jarama, la primera gran batalla moderna en la historia de España. Aquel invierno, los republicanos lograron frenar el avance de las tropas franquistas sobre la capital española. Ochenta años después, el sol cae a plomo sobre las trincheras de Los Migueles, a un par de kilómetros de un polígono comercial de Rivas. Manuel Castro recorre esta línea de defensa republicana recuperada gracias a unos campamentos de trabajo internacionales. Castro es miembro de Jarama 80, una asociación de voluntarios que trabaja para mantener viva la memoria de un frente que fue clave durante la resistencia de Madrid contra los sublevados. Aquella batalla marcó la historia del lugar a sangre y fuego. Las bombas arrasaron Vaciamadrid y Rivas del Jarama, y en 1945, la Dirección General de Regiones Devastadas reconstruyó los dos municipios en un solo núcleo. “Estas trincheras forman parte del patrimonio histórico de nuestro pueblo. Casi todo lo que había en él desapareció en la guerra, así que es nuestra obligación mantener todo esto en pie y conservar su memoria viva, que la gente recuerde qué es lo que pasó”, afirma.
La de los Migueles es una de las seis rutas que integran el Parque Histórico Batalla del Jarama, una iniciativa que cuenta con el impulso de cuatro ayuntamientos madrileños (Arganda del Rey, Morata de Tajuña, San Martín de la Vega y Rivas Vaciamadrid), que quieren difundir la historia de la Guerra Civil a través de los vestigios de la contienda. Muchos de los visitantes que se acercan hasta aquí son extranjeros. Nietos, bisnietos y parientes de milicianos que se enrolaron en las Brigadas Internacionales para combatir el fascismo llegan cada año para ver la tierra en la que luchó o murió su ser querido. Es frecuente que a estas visitas acudan americanos, irlandeses, franceses, ingleses, escoceses, polacos o italianos. “Una vez vino una familia sueca con 50 personas para recordar a un miliciano”, apunta Castro. Porque el recuerdo de los brigadistas sigue muy vivo en los descendientes de quienes entregaron lo mejor de su juventud (incluso sus vidas) para luchar por los valores que defendía la II República. Al igual que en el entorno del Jarama, centenares de trincheras cavadas por toda la geografía española son hoy testigo mudo de aquella guerra. A continuación proponemos seis de estas rutas.
RUTA DE LOS MIGUELES
Rivas Vaciamadrid (Madrid)
Estado de conservación:
Bueno. Se aprecian el fortín blindado, el parapeto, refugio, cuevas, puestos de tirador, observatorio y trincheras.
ARAGÓN
Tras los pasos de Orwell por el desierto de los Monegros
El frente atravesó la comarca de los Monegros por la Sierra de Alcubierre, límite natural entre las provincias de Huesca y Zaragoza. En sus trincheras combatió el escritor británico George Orwell, quien plasmó sus vivencias en su obra Homenaje a Cataluña. Aquellas trincheras situadas en los montes Irazo y Pucero integran hoy la Ruta Orwell, a la que se accede por la carretera A-129 (kilómetro 34,6), de Leciñena a Alcubierre. En el recorrido podemos observar alambradas, ramales de comunicación,abrigos pasivos ligeros, pozos de tirador, observatorio y la zona de descanso de los soldados. En esta comarca aragonesa pueden visitarse otros vestigios bélicos interesantes como las trincheras de las Tres Huegas, en el kilómetro 33,5 de la A-129. No lejos de aquí, en La Almolda, también se han recuperado unas trincheras próximas a la ermita de Santa Quiteria, un enclave geoestratégico en el Frente de Aragón. Su dominio proporcionaba un privilegiado observatorio de toda esta comarca desértica.
CASTILLA-LA MANCHA
Abánades y la batalla olvidada de Guadalajara
Abánades estuvo durante toda la Guerra Civil en primera línea de frente, lo que lo llevó a cambiar de manos en varias ocasiones. Tras la Batalla de Guadalajara (1937), Abánades se convirtió en un pueblo fantasma, saqueado por las tropas de ambos bandos, sobre todo las franquistas, que estaban atrincheradas en el castillo. Aquellos puestos defensivos pueden recorrerse hoy tranquilamente a pie. Durante el trayecto encontramos trincheras, parapetos aspillerados, fortines, nido de ametralladora y abrigos. La recuperación de estos vestigios ha sido posible gracias al CSIC, cuyos expertos excavaron y recuperaron gran cantidad de estructuras y material. Las trincheras muestran de con claridad las diferencias entre los dos bandos enfrentados: las republicanas son zanjas de continuidad cavadas en la tierra sobre el cerro del Rondal; en las franquistas, más aisladas, aparece el cemento y su edificación es más elaborada, tal y como sucede en otras zonas de batalla como en la Sierra de Guadarrama. A Abánades se llega a través de la carretera GU-928, que parte de la salida 118 de la autovía A-2. Este municipio, escenario de la conocida como batalla olvidada de Guadalajara, alberga el Museo Histórico Municipal, que contiene una amplia exposición de objetos y documentos cedidos por los vecinos que acercan al visitante a la dura experiencia de la vida cotidiana en las trincheras. Desde el año 2010 también se realizan representaciones históricas en el pueblo.
ANDALUCÍA
Vestigios bélicos en plena Sierra de Huétor (Granada)
El Parque Natural de la Sierra de Huétor, en Granada, cuenta con un gran entramado de trincheras digno de una visita. Naturaleza e historia confluyen en este recorrido por las montañas granadinas. Túneles, zanjas, escaleras y refugios configuran esta extensa red de posiciones militares que se suceden por el Arco Noreste de la Vega de Granada. Existen cuatro itinerarios perfectamente señalizados, que incluyen hasta 400 trincheras: la travesía del Peñón de la Mata, la subida a la posición de El Enebral, el ascenso al Calar de Güéjar Sierra y las trincheras del Parque Natural de la Sierra de Huétor. Este último recorrido transcurre entre los municipios de Alfácar, Huétor Santillán, Nívar y Víznar, a escasos 20 kilómetros de la ciudad de Granada. El acceso al inicio del itinerario se realiza desde la autovía A-92 (salida 253), en dirección a Víznar por la carretera GR-NE-52 y el desvío que conduce hasta el Centro de Visitantes del Parque Natural de la Sierra de Huétor. Tras el estallido de la guerra, la provincia de Granada enseguida quedó partida en dos. La línea de división se situó en las sierras, por ser lugares con un buen control visual y con ventajas para organizar la defensa. Al recorrer las sendas que atraviesan este espacio natural salpicado de ríos y montes nos toparemos con numerosos restos bélicos de interés como el Cerro de la Yedra, el Llano del Fraile, el sanatorio de la Alfaguara, las trincheras de Las Veguillas o la posición de la Cueva del Gato, entre muchos otros. En la zona se aprovecharon los puntos altos de los cerros para instalar estas fortificaciones, que se conservan en un excelente estado de conservación.
ASTURIAS
Un paseo por los restos del Frente del Nalón
Tres sencillas rutas a través de las trincheras ocultas en los montes de La Degollada nos acercan a un conjunto de restos de la Guerra Civil único en Asturias. Al lugar se accede por la carretera AS-237, que parte de la salida 408 de la autopista A-8 (dirección Grado/Avilés Oeste). Sacos, trincheras y nidos de ametralladoras del bando republicano conviven en un paraje natural que formó parte del Frente del Nalón, a escasos 20 kilómetros de Avilés. La vegetación envuelve estos vestigios históricos recuperados en los últimos años gracias a la labor de la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana 1936/37. Lo cierto es que algunas de las estructuras se mantienen casi intactas. Al recorrer el lugar, nos podemos hacer a la idea de las terribles condiciones de vida de los soldados que intentaron evitar el avance del ejército fascista. La ruta con mayor número de infraestructuras y elementos bélicos es la que parte del área recreativa de La Degollada hasta el paraje de La Escrita. A lo largo de 5,8 kilómetros (unas dos horas y media de recorrido) veremos cómo los nidos de ametralladora dominaban el valle desde la cima del Pedrosu. En el camino aparecen pozos, chabolas y un depósito. Impresiona la cercanía de las trincheras de uno y otro bando, separadas apenas por 400 metros de distancia. Las otras dos rutas son más cortas: una de ellas nace y muere en el aparcamiento de La Reigada (3,6 km) , y la otra parte del mismo punto y finaliza en La Degollada (3,9 km).
CATALUÑA
El recuerdo de la Batalla del Ebro en Tarragona
En el interior de Tarragona se vivió el episodio más largo y mortífero de la Guerra Civil. En la Batalla del Ebro hubo alrededor de 30.000 muertos y 75.000 heridos. Las cicatrices de aquella carnicería son aún muy visibles en la Comarca de les Terres de l’Ebre, con multitud de trincheras, refugios y monumentos, así como distintas rutas que recorren las sierras de Pàndols y Cavalls. Los espacios de la Batalla del Ebro incluyen un total de cinco centros de interpretación y 19 localizaciones históricas. De entre ellas sobresale una línea de trincheras, de la que se conservan cerca de 700 metros, que formó parte de la red de defensa republicana entre las localidades de Vilalba dels Arcs y la Pobla de Massaluca. También en la punta del Duc,con excelentes vistas sobre el río Ebro, se puede descubrir un conjunto fortificado que forma parte de la línea defensiva construida a lo largo del río Algars para proteger el territorio de una invasión franquista. Los senderos rehabilitados permiten seguir los caminos que recorrieron los soldados republicanos. No lejos de aquí encontramos las trincheras de Berrús, en la vertiente de una colina que domina la confluencia entre el río Matarranya y el Ebro, cuyas estructuras aún se mantienen en pie.
PAÍS VALENCIANO
Líneas de retaguardia en torno a Valencia
En el Parque Natural del Túria se encuentra la masa boscosa de la Vallesa. Hoy se conservan en este espacio los restos de una red de trincheras y búnkers que construyó el ejército republicano durante la Guerra Civil. El conjunto de trincheras formaba parte de la línea de defensa de la Inmediata, 26 kilómetros de fortificaciones entre Puig y Riba-roja, que flanqueaban la ciudad de Valencia. Era una línea de retaguardia que no entró en combate, y que se apoya en el talud natural que forma el río Turia. La ruta tiene una longitud de 8 kilómetros, con dificultad baja, y recorre el bosque de la Vallesa, uno de los últimos pulmones del área metropolitana. El paraje de pinos, olivos y algarrobos nos acompaña a lo largo de todo el camino. Su situación en un lugar defensivo privilegiado permitía el control del cauce del Turia posibilitando el fuego frontal, de flanqueo, y cruzado con las posiciones de la Vallesa situadas en la vertiente norte del río. Entre los elementos más importantes de la posición sobresale una interesante red de galerías, cuya suma alcanza más de 100 metros de longitud; una trinchera de servicio para conectar los distintos abrigos y cuatro fortificaciones de hormigón para el asentamiento de armas automáticas. Para llegar hasta aquí se debe tomar la salida 349 Manises-Aeropuerto de la autovía A-3 y, a la altura del aeropuerto, desviarse a la carretera CV-370. En el km 9,100, tomaremos un desvío que indica Urbanizaciones y aparcaremos junto al río, en el cruce de las calles Xiprer y L’Avena.¿