dissabte, 25 de febrer del 2023

Gómez Gayoso, el comunista gallego fusilado en el 48 cuyo hijo preparó la operación del Che en Bolivia

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José Gómez Gayoso es el sexto por la izquierda. En la imagen, tomada en Catalunya durante la Guerra Civil, aparece Enrique Líster o galleguistas como Florencio Delgado Gurriarán y Ramón de Valenzuela


José Gómez Gayoso no imaginaba que aquel viaje a Madrid en junio de 1936 para participar en una escuela de marxismo organizada por el Komintern lo apartaría de Galicia durante años. Y menos aún que solo regresaría clandestino para dirigir el Partido Comunista y la guerrilla antifascista, ser apresado y morir fusilado en 1948. La suya fue una existencia breve -tenía 38 años cuando lo asesinaron-, fulgurante y terrible. Su rastro y su ejemplo político, desdibujado en su país, no se apagó del todo. Lo ilustra uno de sus hijos, el coronel cubano José Gómez Abad, que estuvo entre los diseñadores de la operación del Che Guevara en Bolivia. Vivir e morrer pola causa se titula la primera biografía de Gómez Gayoso, escrita por Carlos A. Portomeñe y publicada por la Editorial Galaxia.

La inaudita peripecia del gallego Osorio-Tafall: de Comisario General del ejército republicano a la cúpula de la ONU

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Gayoso había nacido en Maceda, una pequeña localidad ourensana, en 1910. De niño se mudó a Vigo con su familia. Muy joven, operario de la Singer y estudiante de Magisterio, se introduce en la frondosa vida sindical viguesa. A su padre no le parecía bien este activismo y el desacuerdo desemboca en que a los 18 se marcha de casa. Cuatro años más tarde, y de la mano de Carmen Díaz Brunet, trabajadora de la conserva y militante comunista, ingresaba en el PCE. Esta decisión se convertiría en el núcleo alrededor del que girará su intensa y corta vida. “Enseguida destaca por su capacidad para la escritura, la agitación y la propaganda”, relata a elDiario.es Portomeñe, como Gayoso militante del Partido Comunista y entre 2002 y 2014, el secretario general de su organización gallega.

De su eficacia como escritor da prueba su primera detención, en 1934, a raíz de un artículo publicado en el semanario Tribuna de Tui (Pontevedra, en la frontera con Portugal). Lo que había comenzado como una mera información sobre la detención de dos compañeros por distribuir “hojas clandestinas” acabó en dos meses y un día de arresto mayor “por injuriar, menospreciar y escarnecer” al juez de instrucción pública, Cándido Conde Pumpido, padre del actual presidente del Tribunal Constitucional. Gayoso se había limitado a dejar constancia del “odio que profesa [el magistrado] a todo lo que huela a socialismo y anarquismo”.

Su militancia comunista estaría ya para siempre ligada a la comunicación: en plena Guerra Civil dirigió Nueva Galicia, revista de los antifascistas gallegos en la que colaboraron galleguistas como Blanco Amor, Castelao, Ramón de Valenzuela o Delgado Gurriarán, y La Voz del Combatiente. Durante la Batalla del Ebro fue responsable de propaganda del bando republicano. Y ya en el maquis, encargado de la confección o distribución en Galicia de Mundo ObreroVida Guerrillera. Boletín de orientación de las guerrillas de GaliciaNova Galiza. Revista antifranquista de combate o El Guerrillero. Órgano del Ejército Guerrillero de Galicia. Pero antes de los años en el monte habían sucedido tantos episodios.

Trayecto de ida y vuelta

Gómez Gayoso había salido de Vigo en 1936 para asistir a un curso de marxismo de la Internacional en Madrid, donde lo sorprende el golpe franquista y donde se enrola para defender la República en Guadarrama. “Su vida fue un trayecto de ida y vuelta”, explica Portomeñe, “se marchó de Vigo, se exilió en varios países, volvió a A Coruña y murió”. El triunfo fascista en el 39 obliga a Gómez Gayoso y su compañera de entonces, Concha Abad, a escapar por los Pirineos a Francia. Allí son internados en un campo de concentración, el de la playa de Saint-Cyprien. Los rescata el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE), para el que acabarán trabajando. Y entonces comienza el periplo americano, que los conduce unos meses a la República Dominicana y después a Cuba. En esta última isla, Gayoso retoma el trabajo político. Clandestino, eso sí, y cercano al Partido Socialista Popular, los comunistas cubanos. Uno de sus más cercanos compañeros se llama entonces Julián Grimau. Su cometido principal, la recogida de información entre los emigrantes gallegos que seguían llegando a miles al Caribe.

En La Habana nace José Gómez Abad. Y en La Habana se quedan ambos, madre e hijo de seis meses, cuando el partido reclama a Gayoso para retornar a Galicia. “Siempre había sido su obsesión, lo reflejan sus cartas”, señala el biógrafo. En septiembre de 1941 navega a Nueva York. En la metrópolis estadounidense permanece a la espera de instrucciones casi 14 meses. Pasa a México en diciembre de 1942. La inflexión de Stalingrado, en febrero del año siguiente, enciende la esperanza en los derrotados republicanos. Los aliados, imaginan, no permitirán que sobreviva la dictadura española. Los comunistas toman nota. Se equivocan: la real politik de los intereses yanquis se impone y Franco se queda. Pero en junio 1944, cuando el vapor Cabo Buena Esperanza atraca en Bilbao con Gayoso a bordo bajo la identidad falsa de Pío Estévez Vidal, no podía saberlo. Y en abril de 1946, por fin Galicia. Se instala en Pontevedra para asumir responsabilidades políticas al más alto nivel en el PCE en Galicia -será su secretario general- y en el Ejército Guerrillero Galicia-León. Dos años y medio después será fusilado en el Campo da Rata de A Coruña junto a Antonio Seoane, jefe del brazo militar.

La caída

Vivir e morrer pola causa narra la caída de la dirección comunista y guerrillera en julio de 1948. Sucedió en A Coruña, a partir de la detención de Seoane en el bar Lovento, en los alrededores de la plaza de Lugo. Gayoso y María Blázquez -la militante con la que vivía en Galicia- se personan al día siguiente en el domicilio del arrestado sin saber lo qué había pasado. Dos guardias civiles los estaban esperando. El tiroteo acaba con Blázquez y Gayoso en el hospital, ella con una bala en el estómago y él sin un ojo. Ante los médicos comienzan los interrogatorios. “Mil muertes son preferibles a lo que con nosotros han hecho”, escribirá en una carta a Concha Abad desde prisión. “La policía política de Franco había introducido los métodos salvajes de la Gestapo”, escribe Portomeñe, “a través del asesoramiento de Paul Winzer, diplomático y jefe de la Gestapo en España, en la creación de la Brigada Político-Social”. Gómez Gayoso ya solo abandonaría la prisión provincial de A Coruña para el consejo de guerra en el Cuartel das Atochas y para sucumbir al pelotón de fusilamiento en el Campo da Rata, a no muchos metros de la cárcel, frente al mar coruñés.

“Hemos caído en la lucha, en esa trinchera en la cual, antes de nosotros cayeron cientos de camaradas”, escriben Gayoso y Seoane a la IV Agrupación Pasionaria de la guerrilla gallega, “no es hora de lamentaciones, camaradas. La lucha exige sacrificios, porque sin ellos no se conquista la libertad”. La condena en el juicio farsa desata una campaña internacional de solidaridad. No servirá de nada. “Llegó la hora decisiva. La esperé tranquilo y tranquilo moriré. A ti no es preciso decirte cual es el sentimiento que embarga mi ánimo en estos momentos. He sido fiel a todo lo que ha constituido el objeto de mi vida”, dice en su última carta a Concha Bad. Y a su hijo cubano: “Mi deseo y ruego a ti es que estudies y te esfuerces por ser un hombre digno y honrado en la vida, que ames a tu Patria, y también a la Patria de tu padre”. José Gómez Gayoso y Antonio Seoane Sánchez fueron fusilados a las ocho de la mañana del 6 de noviembre de 1948.

De la enorme repercusión a cierto olvido

“Su fusilamiento tuvo en su día una enorme repercusión”, aduce Carlos Portomeñe, “pero poco a poco su memoria se fue difuminando”. No fueron suficiente para impedirlo poemas de Rafael Alberti, del argentino Raúl González Tuñón o, más tardíos, de Xosé Neira Vilas, e incluso un filme documental cubano -Otro crimen de Franco (1948), dirigido por Luis Álvarez Tabío. Solo en 2023 un volumen exento, Vivir e morrer pola causa, ha dado forma al relato de su vida. “He ido juntando documentación durante años”, dice Portomeñe, que admite una deuda inicial con Neira Vilas, quien dedicó a Gayoso uno de los cuatro episodios de su ensayo histórico periodístico Guerrilleiros (1991).

“Yo llegué a la figura de Gayoso por la política, claro. Es uno de los mitos del Partido Comunista. Creo que una de las razones de que no se hubiese estudiado a fondo es, simplemente, que en el partido hay tantos héroes...”, considera, “ni siquiera existe una biografía de Enrique Líster, a pesar de que Víctor Santidrián lleva años trabajando en ella”. Y fue esa política la que hace 25 años condujo a Portomeñe a la familia de Gayoso. El PCG preparaba los actos por el 50 aniversario del fusilamiento y el pintor Xaime Quessada, histórico comunista, preparó unas láminas de homenaje. La organización remitió los número uno y dos de la serie a los descendientes de Gayoso y Seoane, sin saber a ciencia cierta cómo encontrarlos. Mediante la cónsul cubana en Galicia, José Gómez Abad, el hijo que había tenido con Concha Abad, contactó con los comunistas gallegos.

“Hicimos una amistad que duró hasta su muerte en 2008”, cuenta Portomeñe. Dos años antes había visitado la tierra natal de su padre para conocer sus raíces. Y todavía antes, como miembro de la inteligencia cubana, había formado parte del reducido grupo que diseñó la expedición a Bolivia en la que finalmente cayó Ernesto Che Guevara. Lo contó en su libro Cómo el Che burló a la CIA. El hijo, como el padre.

La exhumación de los fusilados del franquismo en Colmenar Viejo podría continuar en primavera

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SOCIAL | MADRID NORTE

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El gobierno central ha dado una nueva subvención de 156.000 euros para continuar los trabajos de exhumación de restos de fusilados del franquismo en Colmenar Viejo

Dicha exhumación se inició en agosto de 2022 pero solo se pudo trabajar diez días y abrir media fosa de las dos existentes. Se localizaron los restos de trece personas aunque los registros dicen que fueron fusilados 108

La Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes (Sanse), una de las impulsoras de dicha exhumación, espera que los trabajos puedan continuarse esta misma primavera

El Consejo de Ministros ha dado una nueva subvención para continuar los trabajos de exhumación de los fusilados del Franquismo en Colmenar Viejo. Dichos trabajos se iniciaron en agosto de 2023 por parte de la Sociedad Aranzadi.

156.000 euros para una campaña de exhumación

En este caso asciende a unos 156.000 euros para financiar la exhumación e identificación de los restos de personas víctimas de la Dictadura franquista. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ya prometió financiar una segunda fase de la campaña en una visita a las familias de represaliados en agosto de 2022.

La Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes (Sanse), una de las impulsoras de dicha exhumación, ha dado cuenta de la noticia esta mañana. Lo ha hecho en el homenaje al exalcalde Manuel Mateo López, que da nombre desde hoy a un centro de mayores en Sanse, localidad de la que fue regidor durante la II República.  

La campaña de exhumación de las fosas comunes del cementerio Viejo de Colmenar Viejo se inició en agosto de 2022 con una subvención estatal de 20.000 euros. Con este dinero la sociedad Aranzadi pudo trabajar durante diez días y solo se pudo abrir media fosa. Por otrolado se pudieron localizar 13 cuerpos de los 108 fusilados que se supone se depositaron en dicho lugar.

Esperan que la campaña en Colmenar Viejo continúe en primavera

La asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes (Sanse), una de las impulsoras de dicha exhumación, espera que los trabajos puedan continuarse esta misma primavera en Colmenar Viejo. El Ayuntamiento de Sanse, que es quien recibirá el dinero, deberá hacer una licitación, como en la anterior exhumación.

El presidente de la asociación, Luis Pérez Lara, ha destacado que el gobierno central haya dado una nueva subvención para continuar con esta campaña tan esperada por las familias de los represaliados.

Las fosas del cementerio viejo de Colmenar albergan los restos de personas asesinadas por las fuerzas franquistas entre el 15 de abril y el 1 de diciembre de 1939. Eran civiles provenientes de las localidades de San Sebastián de los Reyes, Moralzarzal, Manzanares el Real, Soto del Real, Miraflores de la Sierra, El Molar y los entonces pueblos, hoy distritos de la capital, Fuencarral y Hortaleza.

La Generalitat de Catalunya confirma la identificación de los restos del militante antifranquista Cipriano Martos

 https://www.publico.es/politica/confirmada-identificacion-restos-militante-antifranquista-cipriano-martos.html

El cuerpo fue localizado en una fosa común del cementerio de Reus y las pruebas genéticas han certificado que pertenecía al activista. Detenido y torturado por la Guardia Civil, falleció a causa de la ingesta de ácido sulfúrico.


11/12/2021 Placa en homenaje a Cipriano Martos en Reus
Placa en homenaje a Cipriano Martos en Reus.  Twitter de CUP Reus

Habrá pasado casi medio siglo desde su muerte (tras ser torturado por la Guardia Civil), pero finalmente Cipriano Martos podrá regresar a Loja (Granada), su pueblo natal. El Departament de Justícia, Drets i Memòria de la Generalitat ha confirmado que los restos localizados el 10 de enero en una fosa común del cementerio de Reus (Tarragonacorresponden al activista antifranquista. Su hermano Antonio reiteró, entonces, su intención de trasladar los restos al cementerio de Loja, donde descansan sus padres, siempre que las pruebas de ADN confirmaran que eran de Martos, como así ha sido.

El 11 de enero, el president del GovernPere Aragonès, visitó los trabajos de exhumación de los restos del activista y manifestó que el hallazgo era "un paso más hacia la restitución de la dignidad de Cipriano Martos, tratado de forma totalmente inhumana, y su familia". Este miércoles, la consellera de Justícia, Drets i Memòria, Gemma Ubasart, el director general de Memòria Democràtica, Alfons Aragoneses, y Antonio Martos valorarán en Sabadell la identificación, que conlleva un avance significativo en la reparación de la memoria del luchador antifranquista.

Los trabajos de exhumación en el cementerio de Reus habían comenzado un mes antes y el equipo de arqueólogos y antropólogos localizaron 41 cuerpos, uno de los cuales era compatible "tanto con las características físicas" de Martos, "como con las espaciales de la fosa". La confirmación definitiva ha sido posible después de cruzar los datos con los de sus familiares inscritos en el Programa de identificación genética de la Generalitat. Creado en 2016, Martos es la veintena persona exhumada que se ha podido identificar en Catalunya gracias a la iniciativa.

¿Quién era Cipriano Martos?

Cipriano Martos nació en 1942 en el municipio de Loja (Granada), en una familia humilde y pobre de campesinos. En 1969 llegó a Sabadell, donde fue trabajador textil, y posteriormente se instaló en Reus, donde hizo de encofrador. En Catalunya se politizó con grupos antifranquistas y entró en el Partido Comunista de España Marxista-Leninista (PCE M-L), una escisión del PCE que no renunciaba a la lucha armada. La formación impulsó el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).

El obrero fue detenido por agentes de la Guardia Civil el 25 de agosto de 1973, acusado de difundir propaganda contra el régimen dictatorial en Igualada y de pertenecer al FRAP. Lo trasladaron al cuartel de Reus, donde lo interrogaron y torturaron, hasta obligarle a ingerir un líquido corrosivo, combinación de ácido sulfúrico y gasolina. Las heridas provocadas comportaron su traslado al Hospital Sant Joan de Reus el 27 de agosto, donde sería interrogado dos días más tarde pese a su pésimo estado de salud.

El 17 de septiembre, después de tres semanas de agonía, murió por "hemorragia interna", según puede leerse en su informe de fallecimiento. Fue enterrado en una fosa de beneficencia propiedad del Ayuntamiento de Reus, en el cementerio de la población el 20 de septiembre del mismo año, con secretismo y sin familiares.

Recuperación de su memoria

Después de muchos años olvidado, el nombre del activista apareció en la esfera mediática y política a raíz de la publicación del libro Caso Cipriano MartosVida y muerte de un militante antifranquista, escrito por el periodista Roger Mateos y publicado por la editorial Anagrama en 2018.

Pese a que la ley de Amnistía impide la condena de los responsables de su muerte, el director general de Memòria Democrpatica de la Generalitat, Alfons Aragoneses, aseguró en una entrevista reciente en Público que "según mi criterio, nada impediría que se iniciara un procedimiento y que al final hubiera una resolución emitida por un órgano de justicia que estableciera la verdad jurídica de estos hechos y fijara la responsabilidad del Estado e, incluso, la responsabilidad de personas concretas". La del cementerio de Reus es una de las 77 fosas de la Guerra Civil y el franquismo que la Generalitat ha exhumado en los últimos años.

En total, hay 887 documentadas y la estimación es que acumulan unas 14.000 personas enterradas. Hasta ahora, la Generalitat ha recuperado los restos de 846 individuos, cifra que aumentará en los próximos años, ya que el nuevo plan de fosas -correspondiente a los años 2023-2026- casi dobla el presupuesto del anterior, con cerca de 4,5 millones.

Acto en el Ateneu Barcelonès

La memoria de Cipriano Martos también será recordada el próximo martes, día 28, en un acto en el Ateneu Barcelonès. Bajo el nombre "Antifranquistas andaluces en Catalunya 1939-1975. Luchar desde el olvido", la entidad abordará desde diversas perspectivas la contribución y el protagonismo de la comunidad andaluza a la democratización del Estado español y de la política catalana. Uno de los participantes será, precisamente, Antonio Martos, hermano de Cipriano y persona clave en el mantenimiento de su memoria. El acto está organizado conjuntamente con el Taller de Músics.

Niños robados

 https://www.noticiasdenavarra.com/opinion/tribunas/2023/02/22/ninos-robados-6481356.html


Varias personas contemplan la exposición ‘Duerma en ti... Maternidades robadas’ en el Planetario de Pamplona.

Varias personas contemplan la exposición ‘Duerma en ti... Maternidades robadas’ en el Planetario de Pamplona. JAVIER BERGASA

Se trata de uno de los capítulos más negros producidos por la denominada eugenesia a la española. Solo por este hecho el franquismo debería ser maldecido y considerado como una ideología criminal. Ni siquiera dispone del recurso exculpatorio de la guerra, circunstancia equidistante de todos los males protagonizados por unos y por otros, porque el hecho sucedió en 1940 y su práctica criminal se mantuvo a lo largo de los años.

Hablamos del secuestro y robo por la fuerza de nada más y nada menos que de miles de niños “arrancados de las malas influencias maternas”, es decir, de madres presas en las cárceles españolas que seguían en ellas una vez terminada la guerra o de madres que parían en hospitales atendidos por órdenes religiosas. Ricardo Campos, director de la revista Asclepio, asegura que “en 1943 hubo unos 12.000 niños separados de sus madres y para el período 1936-1950 se manejan cifras cercanas a los 30.000”.

El régimen eugenista del franquismo no podía permitir que 30.000 semillas marxistas crecieran libres y convertirse el día de mañana en rojos comunistas dando al traste con la conseguida y ansiada pureza de la raza hispánica gracias al Glorioso Movimiento Nacional.

Aunque estos niños nacieron con el gen rojo, el psiquiatra Vallejo Nágera, que daba más importancia a la herencia social y cultural que a la biológica, no lo dudó en ningún momento e hizo los posibles para que los hijos de las presas republicanas a los tres años de su nacimiento fueran arrebatados de sus senos e internados en centros donde se practicara “una exaltación de las cualidades biopsíquicas raciales y la eliminación de los factores ambientales que en el curso de las generaciones conducen a la degeneración del biotipo”.

Vallejo Nágera no estaba solo. El régimen franquista apoyó con una ley su decisión. La orden que lo permitía estaba firmaba por Esteban Eguía Bilbao –antiguo carlista, ahora falangista y ministro de Justicia–, y fechada el 30 de marzo de 1940. Exactamente, establecía que “las reclusas tendrán derecho a amamantar a sus hijos y tenerlos en compañía en las prisiones hasta que cumplan la edad de tres años” (BOE, Nº. 97 de 6 de abril de 1940).

Gracias al franquismo, miles de niños fueron utilizados como cobayas de un experimento criminal, pues se trataba de demostrar que, una vez alejados del ambiente maternal, “esencialmente abyecto”, e insertados en un clima familiar nacional católico se convertirían en españoles raciales, como preconizaba VN. Pues de este modo, su gen rojo habría sido combatido y vencido por el fenotipo racial español verdadero.

Muchos de estos niños fueron internados en centros o dados en adopción, cortando así todo vínculo emocional con sus verdaderas familias e inundando de tragedia a miles de hogares españoles.

La abominable teoría en que se justificaba esta terrorífica práctica, VN ya la había expuesto en La locura y la guerra psicopatología de la guerra española: “la ideología dependía de una predisposición genética observable en el fenotipo, pero actuando sobre el ambiente podían modificarse esos genes nocivos”. Consecuente con esta premisa defendió la separación de los hijos de los padres de los marxistas, pues “la segregación de estos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de una plaga tan temible”. Añadía que lo mejor para España era que “los rojos no tuvieran hijos y, caso de tenerlos, separarlos de sus padres, pues eran un mal ejemplo”.

Las teorías de Vallejo Nágera eran nazismo infecto. El franquismo le dio su aval y puso a su alcance los medios materiales y económicos para ejecutarlas. Ningún alto cargo del régimen se opuso a ellas. El aval de su conducta criminal vendría apuntalado en 1940 al ingresar como director en la Escuela de Estudios Penitenciarios. Desde esa atalaya, llevó a la práctica su idea más abominable. Ordenaba y mandaba a capricho, pues le incumbía la responsabilidad de formar a los nuevos funcionarios de prisiones franquistas, permitiendo bajo su supervivencia la puesta en práctica del diagnóstico y tratamiento de lo que llamó eugenesia positiva, llevando a cabo la segregación de los niños desde la más tierna infancia.

En esta tarea genocida, contó con dos instancias claves: el Régimen y la Iglesia Católica.

Al final, se convirtió en una práctica enquistada durante el franquismo y los primeros años de esta transición democrática, que a medida que se ahonda en ella más agujeros negros tiene, y que se convirtió en un repugnante negocio en el que participaron médicos, abogados y clérigos católicos. No solo se obligó a las madres republicanas a desprenderse de sus criaturas a los tres años, sino que, también, nada más recién nacidas en los hospitales –donde siempre hubo alguna orden religiosa femenina–, se las quitaban del paritorio para venderlas a la burguesía católica del país.

Cuando en la actualidad contemplamos la actuación de muchos jueces dictando que la apología del franquismo no es delito, sino un acto de habla inocente, amparado por la libertad de expresión, nos lleva a preguntarnos: ¿en qué tipo de franquismo angelical estará pensando esta gente? ¿Cómo es posible que una ideología como la franquista, que dictó una orden para separar a los hijos de tres años de sus madres, que permitiera una red infamante para robar a recién nacidos para venderlos al mejor postor franquista, pueda ser objeto de apología bajo el auspicio de la libertad de expresión?

El franquismo fue una ideología del odio, porque solo una ideología de tal naturaleza pudo dar cobijo legal a tales prácticas criminales… ensañándose con niños de tres años y con sus madres presas indefensas y parturientas. Para mayor vergüenza, su inspirador, Vallejo Nágera, el Mengele español, sigue teniendo una calle dedicada a la exaltación de su nombre, pues no parece que la iniciativa del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid, que cambió esa placa por la de Calle contra Impunidad en 2011, tuviera éxito institucional. Ni, ahora, con la Ley de la Memoria Democrática.

*Los autores son: Víctor Moreno, José Ramón Urtasun, José Ignacio Lacasta-Zabalza, Pablo Ibáñez, Clemente Bernad, Carlos Martínez, Ángel Zoco, Carolina Martínez y Txema Aranaz, del Ateneo Basilio Lacort