Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme.....
"Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha visitado los trabajos que concluyen este miércoles y que han hallado 11 de los 108 republicanos fusilados por el franquismo que se cree que yacen en fosas del cementerio.
Un segundo cráneo con un puente de oro en la dentadura, aún por confirmar si es de unos de los fusilados en Colmenar Viejo en 1939. —Jairo Vargas
COLMENAR VIEJO (MADRID)
ACTUALIZADO:
Este miércoles terminan los trabajos de la primera fase de exhumación de la fosa con represaliados del final de Guerra Civil que comenzó a excavarse hace diez días en el cementerio parroquial de Colmenar Viejo, y el Gobierno ya ha anunciado que los trabajos recibirán de nuevo financiación pública para la segunda etapa.
Lo ha confirmado el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, que esta mañana ha visitado camposanto donde todavía se trabaja para extraer los últimos restos mortales de republicanos fusilados en las tapias de ese cementerio en 1939, meses después de que las tropas sublevadas de Franco entrara en Madrid.
Bolaños ha tildado de "muy emocionantes" estos trabajos de exhumación que permitirán cotejar con muestras de ADN de familiares de represaliados para tratar de ponerles nombre y apellidos. Son cuestiones "absolutamente esenciales" para "mantener la memoria y no olvidar la barbarie de los fusilamientos", ha asegurado Bolaños durante su visita.
Se han hallado 11 de los 108 represaliados que se creen que hay enterrados en fosas de ese cementerio
El proyecto representa la primera fosa con ejecutados por el franquismo que se exhuma en la Comunidad de Madriden 83 años, y forma parte del plan cuatrienal de exhumaciones que financia la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, en este caso, a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Según ha documentado la Asociación Comisión de la Verdad San Sebastián de los Reyes (Madrid), impulsora de este proyecto, habría 107 hombres y una mujer fusilados en dos fosas comunes de este cementerio.
Los trabajos tan solo han contado con dinero para excavar la mitad de una de las fosas, en la que se calcula que hay hasta 90 personas fusiladas, la mayoría dirigentes de UGT, CNT, el PSOE y milicianos republicanos que combatieron a las tropas franquistas.
Por el momento se han desenterrado los restos de 11 cuerpos con indicios de muerte por ejecución con arma de fuego. No está claro cuándo podrán continuar las labores, aunque se estima que próximamente.
En las fosas hay ejecutados de Colmenar Viejo, San Sebastián de los Reyes, Fuencarral, Hortaleza, Moralzarzal, Chozas de la Sierra (hoy Soto del Real), Manzanares el Real, Miraflores de la Sierra y El Molar, pueblos de la sierra de Madrid donde hubo gran convulsión desde el golpe de estado de 1936 y, sobre todo, durante los meses posteriores a la caída de Madrid en manos de los golpistas, que llevaron a cabo cientos de juicios sumarísimos de los que más de cien concluyeron en sentencias a muerte, ejecuciones y enterramientos sin identificar. Eso es lo que ocho décadas después se quiere corregir.
"Hacerlo es imprescindible para construir una democracia de calidad", ha insistido Bolaños, para quien estas tareas son "una cuestión de humanidad para las familias", que quieren "recuperar los restos de sus seres queridos y darles una sepultura digna".
El ministro se ha preguntado si quienes piden derogar la ley de Memoria Histórica están en contra de que los familiares de las víctimas puedan recuperar los restos de sus seres queridos.
"En este país hay una derecha que no termina de soltar lastre"
De la misma forma, ha anunciado que el Gobierno va a continuar financiando la segunda fase de estos trabajos con la confianza puesta en que en octubre se apruebe de manera definitiva la ley de Memoria Democrática, que permite que la administración asuma los costes y financiación de estos planes.
Aunque el proceso estuvo inicialmente parado por una decisión judicial, finalmente aquella se levantó, junto a las medidas cautelares, que ya "no están vigentes".
Por ello, el Gobierno "está trabajando en los tribunales" para que esa licencia "que en este momento se debería conceder" sea emitida por el Consistorio y "poder continuar inmediatamente con las exhumaciones".
"Aunque haya en este país una derecha que no termina de soltar lastre, hay que ser conscientes de que es una cuestión de humanidad", ha concluido.
Diputación de Cádiz amplía la financiación en Memoria para tres nuevas investigaciones en la provincia
Vicos, el cortijo que el franquismo convirtió en campo de concentración jerezano.
La Diputación de Cádiz ha publicado en su tablón de anuncios la resolución que certifica la concesión definitiva de tres ayudas para el desarrollo de tres proyectos de investigación para la recuperación de la memoria histórica en la provincia de Cádiz.
Los 18.000 euros para estas ayudas se dividen a partes iguales entre José Marchena Domínguez, José Manuel Algarbani Rodríguez y Ángel Medina Linares. Cada uno de ellos presentó su propio proyecto acode a las bases públicas y los requisitos que establecía la Delegación de Desarrollo Democrático de la Diputación, adscrita al Área de Área de Coordinación y Desarrollo Estratégico, Productivo y Social y dispondrá de 6.000 euros para ejecutar su propuesta.
De este modo, José Manuel Algarbani Rodríguez desarrollará una investigación titulada ‘Con nombre y apellidos. La represión de posguerra en el Campo de Gibraltar. Las unidades disciplinarias’; José Marchena Domínguez se centrará en el estudio de ‘Los campos de concentración del Franquismo en la provincia de Cádiz’; y Ángel Medina Linares ahondará en ‘Gaditanos deportados a campos de concentración nazis’.
José Manuel Algarbani Rodríguez estudiará la represión ejercida por las autoridades franquistas en la posguerra en la zona del Campo de Gibraltar. Un fenómeno muy poco documentado en comparación con hechos similares acaecidos en otros lugares, como el Valle de los Caídos o el Canal del Bajo Guadalquivir. En el caso de las unidades disciplinarias del Campo de Gibraltar, se estima que existieron unas 30.000 personas cautivas que convirtieron la orilla norte del Estrecho en la zona de España en la de mayor concentración de prisioneros, seguidos de la orilla sur (Norte de Marruecos) y de la frontera pirenaica.
Otra investigación se centra en los campos de concentración que se habilitaron en la provincia. De los cinco que se conocen sólo el de La Almadraba en Rota ha comenzado a investigarse. Por lo tanto, los demás, entre los que se encuentran el Cortijo de Vicos —situado entre Jerez y Arcos de la Frontera—, Puerto Real, El Puerto de Santa María o la Casería de Ossio en San Fernando, no poseen un estudio particular y mucho menos general que permita conocer los episodios vividos en dichos lugares a raíz del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, posterior inicio de la Guerra Civil y primer Franquismo. Esta carencia se trata de compensar ahora con la investigación que emprenderá José Marchena.
El tercer tema se refiere también a campos de concentración. Uno de cada diez refugiados españoles en Francia acabó en uno de estos centros en Alemania, unos 7.500 españoles sufrieron trabajos forzados, violencia extrema y todo tipo de vejaciones que provocaron la muerte de la gran mayoría. ¿Cuántos gaditanos y gaditanas fueron deportados a estos espacios gestionados por los nazis? ¿Cuál fue su recorrido? ¿Murieron o fueron liberados? ¿Han dejado huella en algún documento o registro de la época? Son algunas de las preguntas que tratará de responder Ángel Medina Linares en su trabajo.
Agencias @DiarioSigloXXI Miércoles, 31 de agosto de 2022, 15:05 h (CET)
El Memorial alberga ya 57 escritos de familiares y amigos de personas asesinadas durante la Guerra Civil y el franquismo
PALMA, 31 (EUROPA PRESS) La Vicepresidencia y Conselleria de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, ha publicado, con motivo del Día Internacional de las Personas Desaparecidas, diez nuevas cartas dirigidas a víctimas de la Guerra Civil y la represión franquista, escritas por sus familiares, amigos y por personas interesadas en la recuperación de su memoria.
Según ha informado la Conselleria en una nota de prensa, es el tercer año consecutivo que el sitio web dedicado a la memoria democrática del Govern publica los escritos, que recibe de hijos, nietos y sobrinos de personas próximas a los desaparecidos.
El responsable de Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, ha señalado que una institución tiene que ser "próxima a la gente" y facilitar mecanismos para que la ciudadanía "se sienta escuchada".
"Muchas familias, después de haber vivido en silencio durante décadas, tienen la necesidad de romper este silencio, visibilizar su historia, reivindicar a su familiar o explicar el periplo que sufrió su familia", ha añadido.
Para el conseller, el hecho de que sea una institución la que da voz a los ciudadanos, cuando fue también una institución la que se la negó, es además "muy reparador".
Según han indicado desde la Conselleria, en esta ocasión, los escritos van dirigidos a Jaume Serra Cardell, Joan Gelabert Vallori, Joan Mercant Rebassa, Joan Monserrat Paret, Josep Marí Cardona, Manuel Gelabert Verdera, Miquel Pascual Quetgles, Sebastià Amengual Mir, Sebastián Vicens Palmer y Guillem Pasqual Llodrà.
El Memorial de la Palabra es una iniciativa pionera del Govern que impulsa la Conselleria de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, a través de la Dirección General de Memoria Democrática, con el objetivo de hacer de altavoz para toda la ciudadanía y "romper el silencio que durante tantos años impuso la dictadura", han indicado en la nota.
En la actualidad alberga un total de 57 cartas, que se pueden consultar en el sitio web de memoria democrática.
Así mismo, la misma web de memoria democrática ha creado un formulario a disposición de todas las personas que tengan una historia a contar sobre las víctimas silenciadas de la Guerra Civil y el franquismo.
Gilberto Bosques salvó a más de 40.000 personas del nazismo y el fascismo —la mayoría exiliados españoles— durante la Segunda Guerra Mundial, mientras era cónsul en Francia.
Le llamaban el Schindler mexicano. Gilberto Bosques Saldívar fue revolucionario, profesor, periodista, diplomático. Y durante la Segunda Guerra Mundial, el hombre de confianza en Francia del presidente mexicano, Lázaro Cárdenas. En 1939, España acababa de caer contra los franquistas, el fascismo de Mussolini y sus camisas negras oscurecían Italia, y Hitler avanzaba por todo el continente. Bosques Saldívar llegó con una misión: ayudar a todos los que huían de ese campo de concentración en el que se estaba convirtiendo Europa. Y lo hizo: salvó a más de 40.000 personas, muchas de ellas, españoles republicanos exiliados que encontraron en México refugio. Este martes la Unesco le ha homenajeado póstumamente con la entrega del reconocimiento Memoria del Mundo.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sido el encargado de entregar el reconocimiento a la hija de Bosques Saldívar, Laura Bosques, en el Palacio Nacional. El mandatario se ha referido al homenajeado como “el mejor diplomático de la historia de nuestro país, el más humano”. “Se ha conseguido que la Unesco conserve y se considere como fondo, archivo particular, todo lo relacionado con don Gilberto Bosques, que tuvo que ver mucho con salvar vidas de perseguidos, exiliados, no solo españoles, sino de todo el mundo; un hombre verdaderamente ejemplar”, ha añadido, en un video difundido en su canal oficial.
La hija del diplomático, Laura Bosques, ha agradecido con visible emoción el reconocimiento. “Él siempre dijo, no fui yo, fue México”, ha dicho en recuerdo de su padre. Bosques Saldívar llegó a París en 1939, pero tras la toma de la capital francesa por los nazis en junio de 1940 se trasladó a Marsella, al sur del país. Allí, gracias a sus privilegios como cónsul, inició una especie de oficina jurídica con abogados españoles y franceses que salvó la vida de más de 40.000 personas, según estimaciones de la época. Exiliados españoles, pero también judíos que huían de Hitler, perseguidos políticos y gente de a pie que escapa de los horrores del nazismo. “Si hubiera habido más barcos, hubiera venido mucha más gente”, ha sostenido Laura Bosques durante la entrega.
Sin embargo, es recordado sobre todo por su enorme ayuda a los exiliados españoles. Más de 25.000 llegaron a México después de la Guerra Civil, de acuerdo con la ONU. La mayoría, gracias a los visados que emitió Bosques Saldívar. Muchos, después del triunfo de Franco, cruzaron la frontera y buscaron refugio en Francia, donde fueron recibidos con más pobreza en campos de concentración. El hacinamiento en estos campamentos era tan grande que el diplomático mexicano llegó a utilizar dos castillos en los alrededores de Marsella, Reynard y Montgrand, para poder alojar a 1.350 personas más. El cónsul incluso rescató del campo de concentración de Vernet al escritor Max Aub, que luego narró en varios libros sus experiencias como refugiado durante la guerra.
Bosques Saldívar regresó a México con el final de la Segunda Guerra Mundial, no sin antes pasar más de un año apresado en Alemania junto a su esposa, María Luis Manjarrez, y sus tres hijos Gilberto, Laura y Teresa. La historia todavía le tenía reservada otro rol importante a jugar: fue embajador en Cuba, y facilitó los visados de entrada a México para Raúl y Fidel Castro, que diseñaron durante su estancia en el país la Revolución que dirigieron en la isla en 1959.
Su espíritu humanista y revolucionario encontró primero su lugar en la Revolución Mexicana en 1910, donde jugó un papel importante. Años más tarde, en 1917, se convirtió en uno de los políticos que redactó la Constitución que todavía rige México. Recibió el apodo del Schindler mexicano, aunque hay quien dice que tendría que ser al revés, que Schindler debería ser recordado como el Bosques alemán: el mexicano ayudó a más de 40.000 personas, Schindler salvó a más de un millar de judíos. Falleció en 1995, con 103 años, después de una vida que dejó sus huellas en la historia. Casi dos décadas después, los homenajes continúan.
Esta nueva campaña supone la continuación de los trabajos realizados en las campañas anteriores, entre los años 2019 y 2020, gracias a los cuales se localizaron varios enterramientos clandestinos con víctimas de la represión.
Los trabajos para el proyecto de «Sondeos arqueológicos para localización de fosas de la Guerra Civil y la represión en el cementerio de Navalmoral de la Mata (Cáceres)» comenzarán a partir del próximo lunes 22 de agosto y se prevé que tengan una duración de unas cuatro semanas, hasta la tercera semana de septiembre. El proyecto ha sido promovido por el Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata y la asociación Selek (Asociación Científica para el Estudio de los Conflictos Bélicos y Procesos Represivos), y está financiado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura.
La actuación retomará los trabajos de excavación a partir de la zona que arrojó resultados positivos en 2019 y 2020 –durante sendas intervenciones promovidas por la Dirección General de la Memoria Histórica del Ministerio de Justicia y por el Proyecto para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (PREMHEX)—, con el objetivo de localizar otros enterramientos clandestinos con víctimas de la guerra civil y la represión. Por tanto, la intervención arqueológica y antropológica consistirá en la realización de catas de localización en el pasillo oriental de la parte vieja del cementerio, continuando desde el perímetro de las fosas exhumadas en anteriores actuaciones.
Al tiempo que se realizan los trabajos de campo, y de forma complementaria a éstos, se acometerán las labores de investigación documental sobre las víctimas, que permitirán continuar con la revisión sistemática de toda la documentación de archivo y testimonios orales existentes sobre las circunstancias en las que se produjeron las muertes de estas personas.
Por esta razón, se hace un llamamiento a familiares de víctimas para que se pongan en contacto mediante el correo electrónico memorianavalmoral@hotmail.com, o bien se dirijan a las oficinas del Ayuntamiento, donde les facilitarán el contacto de la persona encargada de la recogida de datos sobre las personas represaliadas, de cara a la posterior fase de identificación.
Este llamamiento se hace extensible a toda población de la localidad y otros pueblos de alrededor, en concreto a aquellas personas que pueda tener información sobre el paradero de familiares que ya no vivan en la localidad y puedan estar interesados/as en seguir los trabajos, o bien que puedan aportar algún tipo de dato sobre las víctimas represaliadas y enterradas en el interior del cementerio.
Asimismo, se ruega a las familias y otras personas interesadas en visitar los trabajos que eviten acudir al cementerio sin concertar cita previa, por razones de seguridad y planificación de la intervención. La información sobre el desarrollo de los trabajos y la organización de visitas se canalizarán igualmente a través de la persona de contacto.
La exhumación de una fosa en Colmenar Viejo, una de las pocas que se han hecho en la Comunidad de Madrid, destapa las trágicas historias de algunos de los 107 hombres y una mujer fusilados en 1939.
Benita Navacerrada no recuerda de qué color eran los ojos de su padre, Facundo, porque tenía solo siete años cuando lo mataron, en mayo de 1939. La foto que ha mirado miles de veces y que ahora determina, con otros retratos de fusilados, el perímetro de una exhumación en el cementerio de Colmenar Viejo (Madrid), es en blanco y negro y ya no queda nadie a quien preguntarle. Su madre, Margarita, y sus hermanos han muerto. “No tengo muchos recuerdos de él vivo, pero sí de haberle perdido”, explica al pie de la fosa. Benita duda —“creo que eran pardos”—, pero lo que no ha olvidado es la sensación de injusticia, el hambre, los insultos… Y por eso, 83 años después del fusilamiento, cuando ya no queda nadie vivo que recuerde de qué color eran los ojos de Facundo Navacerrada, ella aún llora por él y afronta orgullosa la misión de darle un enterramiento digno. “Me gustaría que fuera conmigo, cuando yo me vaya. Y si no es posible, al menos sabré que lo he intentado”.
El pasado lunes comenzó la exhumación de uno de los dos enterramientos masivos en Colmenar Viejo donde, entre abril y diciembre de 1939, fueron fusilados 107 hombres y una mujer tras ser condenados a muerte. Eran vecinos de esa localidad —en la que se improvisaron cárceles para acoger a decenas de presos a la espera de juicio— y también de San Sebastián de los Reyes, Soto del Real, Manzanares el Real, Miraflores de la Sierra, Moralzarzal, Hortaleza y Fuencarral, en Madrid. Tenían, como explica el historiador Roberto Fernández, coautor del libro La sierra convulsa, tres cosas en común: “Eran campesinos, canteros, obreros. Eran la élite sindical y política de Madrid: alcaldes, concejales, dirigentes ligados al PCE, el PSOE, UGT y CNT. Y eran muy jóvenes: el 70% tenía menos de 40 años cuando los mataron”. Algunas familias pudieron enterrarlos tras la ejecución. Otras lo hicieron después de la muerte de Franco. Muchas otras esperan poder hacerlo ahora, aunque hasta el momento han sido hallados solo cinco cuerpos. La hija de Martina Aparicio Bastero, la única mujer entre esos 108 condenados a muerte, logró trasladar los restos a la tumba familiar en los años ochenta. “La condenaron, básicamente, por ser la mujer de Blas Colmenarejo del Valle, un gran líder de la lucha obrera de Colmenar que también fue fusilado”, explica Fernández, que ha leído su consejo de guerra. “Todos los españoles deberían leer uno para saber cómo funcionaba el sistema de represión franquista”, añade.
Benita cuenta que en el pueblo les comunicaron que habían matado a Facundo. “Mi madre entonces estaba presa y mi hermana mayor, que tenía 16 años, vino a recoger el cuerpo. Entró en un cuarto en el que había muchos difuntos y les lavó la cara para saber cuál era nuestro padre, pero no apareció. Un guardia le dijo: ‘En ese rincón ha muerto uno’, pero allí solo había una sombra negra. En el pueblo se corrió la voz de que lo habían rociado de gasolina y lo habían quemado”, relata entre lágrimas. Facundo era encofrador y había fundado UGT en San Sebastián de los Reyes. Tenía 37 años cuando lo mataron. Margarita López, su esposa, estuvo tres años y medio en la cárcel, condenada por haber destrozado un manto de la Virgen de la parroquia. Ella explicó que lo había utilizado para hacer un mantón para uno de sus hijos. “La familia de mi padre eran fascistas y no nos quisieron ayudar. Nos quedamos solos. Mi hermano, que tenía 11 años, se puso a trabajar de pastor y dormía con las ovejas. Yo, con 10, empecé a trabajar de niñera. Pasamos mucha hambre y muchos desprecios. Nos repudiaban. Decían: ‘Vosotros no jugáis con nosotras, que sois rojos’. Yo entonces no entendía a qué se referían”. Ahora sí.
En su última carta, Facundo insiste en que es inocente de todos los cargos por los que fue condenado en uno de esos consejos de guerra que una vez aprobada la nueva ley de memoria democrática será nulo. Se despide uno a uno de sus hijos. “Tan pequeñita te quedas sin padre”, le escribe a Benita desde la prisión. Margarita y él tuvieron ocho, pero tres murieron siendo aún bebés, dos de ellos, el mismo día, 18 de agosto de 1936.
Carmen Carreras, secretaria de la Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes, cuenta que la asociación se creó después de que la mujer que llevaba toda la vida trabajando en su casa, Esther Mateo Cabrero, les dijera un día que su abuelo había sido alcalde del pueblo y lo habían fusilado en 1939. “Empezamos a investigar, y Roberto [Fernández] nos contó que había 25 vecinos en las fosas de Colmenar. Ahí empezamos a movernos para impulsar la exhumación, que ha sido posible gracias a una petición de los distintos Ayuntamientos a los que pertenecían las víctimas y una subvención de la secretaría de Estado de Memoria Democrática”. Carmen no tiene ningún familiar directo entre los fusilados, pero le importan igual: “Yo tengo 108 familias”, explica.
Conmutación de la pena tras el fusilamiento
Esther Mateo Cabrero, de 55 años, no solo busca a su abuelo sino también a su tío y a su primo. “Sabemos que mi abuelo, además de alcalde, era jornalero y albañil, y que le fusilaron un domingo de 1939. Mi padre, que entonces tenía nueve años, contaba que al día siguiente, cuando ya no servía de nada, llegó la conmutación de la pena de muerte”. El historiador Roberto Fernández explica que en aquella vorágine represiva “era habitual ese tipo de caos”: “A veces, por ejemplo, seguían buscando a alguien que ya habían fusilado”. Esther, que no conoció a sus parientes represaliados, se considera una “militante de la memoria”. “Me duele mucho hablar con gente y darme cuenta de que no tienen ni idea de lo que sufrieron tantas familias. Las exhumaciones han de servir para dar a las víctimas un enterramiento digno, pero también para que se sepa lo que pasó”, dice. Luis Pérez, presidente de la asociación y vecino de San Sebastián de los Reyes, acude a menudo a institutos a dar charlas a los chavales y hablarles de las torturas del policía apodado Billy el Niño, es decir, de su vivencia personal y de la historia de un país. “El desconocimiento que tienen es total. Un día, cuando me presenté y les dije que me habían condenado a 13 años de cárcel porque me encontraron unas octavillas que llamaban a los trabajadores a luchar por la libertad y la democracia, un chico le dijo a otro: ‘Verás cuando tu abuelo se entere de que hoy has tenido charla con un rojo’. Al principio no entienden bien la gravedad de todo esto. A uno que se reía mucho le expliqué que con Franco le habrían dado un buen meneo por llevar el pelo largo y a otros que estaban hablando que aquello era una reunión ilegal”.
Cartas desesperadas
Carlos López Nieto, de 52 años, y su primo Gerardo Díaz, de 49, buscan los restos de su abuelo, Felipe Molpeceres. “Mi madre no llegó a conocerle, pero siempre quiso saber dónde estaba para poder enterrarlo”, cuenta Carlos. “Era albañil, del PCE, no sabemos mucho más”. A Gerardo aún le sobrecogen las cartas que escribió desde la cárcel pidiendo a su familia desesperadamente que hablaran con unos y otros para que intercedieran por él, sin éxito. Tenía 31 años cuando lo fusilaron. “Ahí empezó el ostracismo para la familia”, relata. “Todos en Hortaleza dejaron de hablarles. A los dos años, mi abuela se volvió a casar con un hombre mayor, para protegerse, para rehabilitarse. Y hay miles de historias como esta. Conocer esas vidas tan complicadas es también un ejercicio de reparación”, añade.
El primer esqueleto hallado en la exhumación corresponde a un chico menor de 25 años. La arqueóloga Almudena García-Rubio, de Aranzadi, explica que las lesiones del cráneo apuntan a la muerte violenta. Pero los trabajos, en los que colabora el equipo A de Arqueología, no están transcurriendo como esperaban. Hasta ahora han hallado los restos de cinco personas, en cajas de madera, y una parte de la zanja está vacía. En ese caso, la mayoría de víctimas que buscan podrían yacer a escasos metros, en otra fosa conocida como “el paseo” que requeriría un mes de trabajo. Los ayuntamientos —gobernados por PSOE, PP y un independiente— y las familias afectadas les han ayudado con la logística para dormir y comer mientras hacen este estudio preliminar de la fosa.
El viernes, en señal de agradecimiento, la cantante argentina Ximena Villaro se acercó a tocar con su guitarra mientras los expertos trabajaban sobre los esqueletos. Algunos de los presentes lloraban emocionados al escucharla con los retratos de los fusilados en la mano y los primeros huesos a la vista. Facundo Navacerrada miraba de frente a tres generaciones de familiares, con sus ojos pardos.
La anomalía de Madrid
El estudio sobre las exhumaciones realizadas entre los años 2000 y 2019 coordinado por el forense Francisco Etxeberria solo recoge tres en la Comunidad de Madrid, con siete víctimas en total, frente a las 233 fosas abiertas y 1.936 esqueletos recuperados en Castilla y León, por ejemplo. El historiador Roberto Fernández explica: “Madrid fue zona republicana y no hubo tantos fusilados en cunetas al principio de la Guerra Civil, pero sí hay fosas en El Escorial, en Torrelaguna, en Getafe, en Alcalá de Henares, y en Madrid capital son 3.000 fusilados en el cementerio del Este. Lo que ha faltado es voluntad política”.
Mientras otras comunidades han desarrollado su propia legislación en materia de memoria histórica e impulsado la reparación a las víctimas del franquismo en los últimos años, en Madrid, gobernada por el PP, no se ha hecho nada. En 2021 el Gobierno madrileño no propuso ningún proyecto para beneficiarse de las ayudas del Ejecutivo central. Este año la comunidad presidida por Isabel Díaz Ayuso solicitó una subvención para exhumar en un antiguo campo de trabajo para la construcción de un ferrocarril del Gobierno republicano donde el Ejecutivo madrileño asegura que murieron varias personas (presos obligados a realizar los trabajos) que fueron enterradas en una fosa. El Gobierno central concedió la ayuda solicitada, así como las subvenciones para abrir cuatro fosas a petición de los municipios de Torremocha del Campo, Brunete, Colmenar Viejo y Ciempozuelos. En el caso de Torremocha, para recuperar los restos de un sacerdote asesinado. El secretario de Estado de Memoria Democática, Fernando Martínez, explica que cuando la ley de memoria habla de víctimas se refiere “a todas”, también las del bando franquista. “Lo que ocurre es que la mayoría fueron exhumadas y sus familias reparadas durante los años cuarenta, por lo que la mayoría de fosas que quedan por abrir son de víctimas republicanas”, ha explicado.