dissabte, 3 de novembre del 2018

Maria Pérez Lacruz, "La Jabalina" la gran olvidada del Cementerio de Paterna.

https://www.facebook.com/RepresaliadosPaternaexhumacionfosa128/posts/1942129032750488


Maria Pérez Lacruz, "La Jabalina" la gran olvidada de @Cementeriopaterna
http://puertoreal.cnt.es/…/3537-maria-perez-lacruz-milician…
Ayer vimos su tumba desolada, solitaria, fría, triste... y le prometimos intentar sacarla de esa desolación con unas flores.
Hoy hemos cumplido esa promesa con un modesto ramo de flores para al menos por un instante sacarla del olvido.
Las tumbas no son alegres pero aún parecen más solas y tristes cuando todas las que la rodean tienen sus Ramos de flores, puestos por sus familiares para honrar su memoria.
María ya no tiene familia que la venga a llorar ni a rendirle homenaje a su memoria. En la cárcel, en enero de 1941 tuvo un hijo (se desconoce el sexo) pero se lo arrebataron y no lo volvió a ver. Ese hijo o hija hoy casi octogenario, y seguramente padre y abuelo, sería sin duda criado en afección al régimen por sus padres adoptivos, desconociendo que tuvo una madre que perdió la vida en manos del tiránico gobierno de Franco y por lo tanto no puede honrar a una madre de la que ni siquiera sabe que existiera alguna vez.


La memoria que el franquismo borró. l libro "Para hacerte saber mil cosas nuevas" recoge 4.000 historias de represaliados por el franquismo en la provincia de Ciudad Real.

http://cadenaser.com/emisora/2018/10/31/ser_ciudad_real/1541012759_278498.html

Con los ojos de la democracia es difícil muchas veces ver la represión que vivieron muchas personas de nuestro entorno. Una barbarie que se ejerció desde el estado, cuando España tenía un gobierno fascista y que dejó cientos de dramas familiares enterrados en los baúles.
Historias a las que el antropólogo Jorge Moreno ha sacado a la luz. Primero realizando un mapa de la represión en Ciudad Real y luego ha llevado esas historias a un libro que ahora ve la luz: "Para hacerte saber mil cosas nuevas". Recoge cerca de 4000 relatos de represión del franquismo en Ciudad Real. Se trata de una publicación editada por la UNED en colaboración con la Diputación Provincial de Ciudad Real.
Historias que para muchos resuenan lejos, otros la viven muy de cerca porque las sufrieron en sus propias carnes. Es el caso de Germinal, ciudadrealeño nieto, hijo y sobrino de represaliados.
Con una mezcla de orgullo y emoción, Germinal nos cuenta la historia de su padre, sus recuerdos de cuando apenas tenía 5 años son muy claros. Su padre había formado parte de la CNT durante la Guerra Civil. Cuando terminó se trasladó a Madrid. Tras un breve período en la capital de España, fue detenido y sometido a juicio sumarísimo y sin garantías.Pasados unos pocos años de su fusilamiento, el propio Germinal se plantó en el cementerio, con apenas 11 años, para sacar los restos de su padre y darles una sepultura digna.
Sentada junto a Germinal se encuentra Paloma. Su abuelo también es uno de los represaliados que aparecen en el libro, una historia que le ha transmitido su madre. Fue en febrero de 1942 y también tras un juicio sumarísimo, hacía tres años que había terminado la guerra. Tras varios años escondido en su casa, bajo una cama y sin que ni siquiera su propia hija le pudiese llamar papá, fue detenido y ejecutado mediante "garrote vil."
Una espeluznante historia de un estado que mostraba su peor cara... y que marcaba la ley del silencio. Por eso, dice Paloma, es fundamental contarlo, por hacer justicia a toda una generación que todavía sigue viva.
Paloma, tras la muerte de su padre hace un par de décadas, animó a su madre a escribir la historia de la familia, y cuando conoció el proyecto quiso que formase parte del libro, y la transcribió.
La dictadura en la mayoría de los casos no se quedó ahí y dejó a las familias de los represaliados en la más absoluta miseria, señalados durante décadas y en el último escalafón social.

Represión franquista al descubierto

https://www.levante-emv.com/castello/2018/11/02/represion-franquista-descubierto/1789695.html


Las exhumaciones en la fosa común del cementerio Castelló de víctimas de la dictadura franquista comenzarán este mes

02.11.2018 | 08:12
Represión franquista al descubierto
Represión franquista al descubierto
Las víctimas de la represión franquista, y en concreto los 971 fusilados en el Riu Sec, cuyos restos yacen en el cementerio de Castelló, recibieron al mediodía de ayer un nuevo homenaje al que se sumaron unas 300 personas. La concejal de Cultura y portavoz del gobierno local, Verònica Ruiz, de Compromís, anunció que este mes comenzarán las primeras exhumaciones a petición de familias de víctimas de la represión franquista enterradas en la fosa común.
El acto fue una iniciativa del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica de Castelló, creado en 2004. El homenaje se desarrolló en el sector civil del fosar, donde hay enterrados 500 de los 971 fusilados por el franquismo. Al acto se sumó el grueso del equipo de gobierno de Castelló, encabezado por la alcaldesa, la socialista Amparo Marco, la vicealcaldesa, Ali Brancal, de Compromís, y otros concejales del ejecutivo, como el portavoz del PSPV, Rafa Simó, y su homólogo de Compromís, Ingasi Garcia.
El homenaje contó con la presencia del director territorial de Cultura, Alberto Alvaro y de la subdelegada del Gobierno, Soledad Ten. También se sumaron a la iniciativa los concejales de Castelló en Moviment, entre ellos su portavoz municipal, Xavi del Señor, y representantes de otras formaciones, como Fernando Navarro, secretario general de Podem Castelló, y Pastora de Florencio, coordinadora de EUPV de Castelló.
En su intervención, Verònica Ruiz, además de confirmar el inicio de la excavaciones en la fosa común también ratificó la voluntad de su departamento de aplicar la Ley de la Memoria Histórica para retirar la cruz de los caídos del Parque Ribalta, «esa cruz de la vergüenza que simboliza la dictadura y la represión franquista».
La alcaldesa, que clausuró el acto, remarcó las inversiones de su gobierno en el cementerio municipal en el presente mandato. Más adelante, la regidora también destacó los trabajos del Consistorio en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, entre los que destacó la apertura del refugió antiaéreo de la plaza Tetuán. Marco terminó su discurso parafraseando al escritor Saramago: « Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia».
El homenaje concluyó con una ofrenda de flores ante el monolito levantado en 2008 a la orilla del Riu Sec en memoria de estas víctimas del franquismo.

Los socialistas homenajean a los represaliados por el franquismo en el paredón de España, en Paterna (València).

https://www.hortanoticias.com/los-socialistas-homenajean-a-los-represaliados-por-el-franquismo-en-el-paredon-de-espana-en-paterna/



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Socialistas valencianos, encabezados por el alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo, y por el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, han rendido homenaje este pasado 1 de noviembre a todas aquellas personas represaliadas por el franquismo en el conocido como ‘paredón de España’, tras el cementerio de Paterna, donde se encuentran numerosas fosas comunes con los restos de las más de 2.200 personas fusiladas en los primeros años de la dictadura.
Con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos, se ha celebrado este homenaje al que ha asistido también el ministro de Fomento, quien, previamente, y acompañado por el alcalde y los concejales Nuria Campos, Paqui Periche, Julio Fernández, José Manuel Mora y Eva Pérez, ha firmado en el Libro de Oro del municipio.
El primer edil le ha entregado como obsequio, en nombre de todos los paterneros y paterneras, un Socarrat típico de la localidad y el libro de la Cordà escrito por el cronista local, Camilo Segura.
“Dignidad, reparación y justicia”. Con estas palabras ha comenzado el alcalde y secretario general del PSOE de Paterna su discurso ante centenares de personas en el Paredón de España. Sagredo ha agradecido a todos los asistentes que año tras año acudan al homenaje que realizan los socialistas de la localidad “para no olvidar” y ha subrayado que el Ayuntamiento de Paterna “ha iniciado ya la dignificación del Paredón de España, el Camí de la Sang y las Fosas de Paterna”.
En este sentido, ha explicado que ya se han iniciado los trámites para que estos tres elementos sean declarados Bien de Relevancia Local. 2.238 personas fueron fusiladas en el llamado Paredón de España, fueron enterrados en fosas comunes exhumadas recientemente en el Cementerio de Paterna, y el Camí de la Sang, -tal como ha recordado Sagredo-, “era el camino que recorrían los cuerpos ya sin vida hasta las fosas”.
Sagredo ha asegurado que estas zonas van a conservarse, protegerse y dignificarse “para rendir homenaje a estas personas que perdieron aquí la vida, y para no olvidar”.
El acto ha arrancado con la intervención del secretario general de las Juventudes Socialistas de Paterna, Roberto Usina, quien ha agradecido a los asistentes que se han dado cita en el Paredón de España para recordar a todas aquellas personas a las que “se les quitó la vida”. Han asistido, entre otros, la secretaria de Memoria Histórica del PSPV-PSOE, Alicia Piquer; la secretaria general de la provincia de Valencia, Mercedes Caballero; y el secretario general de las Juventudes Socialistas de Paterna y alcalde de Rafelbunyol, Fran López.
Por su parte, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha declarado que este acto sirve “para rendir homenaje a los asesinados por los enemigos de la libertad”. Y ha agradecido a todos cuantos “mantienen viva esta tradición” de venir al Paredón de España por mantener presente “este recuerdo”.
‘Museo de la Memoria Democrática’
La secretaria general del PSPV-PSOE de la Provincia de València, Mercedes Caballero, ha aprovechado el acto para proponer al Gobierno central que el Paredón de Paterna se convierta en Museo de la Memoria Democrática. La máxima responsable socialista ha planteado al Gobierno que “el Paredón de Paterna sea el Paredón de España, que se convierta en un referente memorialístico estatal, en un Museo de la Memoria Democrática”.
La secretaria general ha puesto en valor el trabajo realizado por los socialistas de Paterna durante años y ha resaltado: “hoy hemos conseguido que 1 de noviembre en Paterna sea el día del homenaje a todas las personas que lucharon por nuestra libertad”.

NOVELA GRÁFICA: El infierno de ser gay durante el franquismo: muerte, soledad y campos de concentración.

https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-11-02/el-violeta-novela-grafica-homosexualidad-franquismo_1639403/

'El violeta', de Juan Sepúlveda, Antonio Mercero y Marina Cochet, plasma esta cruel época a través de la vida de un joven de 18 años



'El Violeta' visibiliza la persecución al colectivo LGTBI durante el Franquismo (Drakul)

02/11/2018 05:00 - ACTUALIZADO: 02/11/2018 20:04

AUTOR
Bruno se queja de que hay insectos en su comida, en el comedor de la cárcel de Valencia. “En Tefía se comen hasta las cagarrutas, date con un canto en los dientes”, le responde un preso. Lo llaman “Colonia penitenciaria agrícola” pero Tefía, le explica, es un campo de concentración para homosexuales en Fuerteventura. Se trabaja picando piedra de sol a sol, entre golpes y bajo un sol sin tregua. Es 1955 y los homosexuales son detenidos por la policía, que se ampara en la ley de peligrosidad social. ‘El violeta’ (Drakul), la novela gráfica deJuan Sepúlveda, Antonio Mercero y Marina Cochet, plasma esta cruel época a través de la vida de un joven de 18 años.
'El Violeta' (Drakul)
'El Violeta' (Drakul)
Una noche de 1955, Bruno cae en una trampa tendida por la policía en los cines Ruzafa de Valencia. Los agentes le golpean y se lo lleva al grito de “violeta”: su delito es ser homosexual. La de ‘El violeta’ es una historia cruda sobre la persecución de los homosexuales durante el franquismo, sobre fingir lo que no se es, sobre dolor y sufrimiento, sobre el amor y la mentira. Una crónica histórica que se alarga durante años, desde que Bruno es un adolescente miedoso hasta que el peso social cae sobre sus hombros y configura su forma de ser.
Para engendrar su primera novela gráfica, el valenciano Juan Sepúlveda se ha empapado de ensayos, expedientes médicos o policiales y “muchostestimonios de presos durante los últimos cuatro años”, explica a El confidencial. Se remite en concreto al de Octavio García, superviviente del campo de concentración de Tefía que uno de los personajes de ‘El Violeta’ le describía a Bruno. El temido campo de Tefía se creó en 1952 cuando la Dirección General de Instituciones Penitenciarias adquirió unos terrenos que habían pertenecido al primer aeropuerto de Fuerteventura.
En aquella época, comenta Sepúlveda, se crearon estos campos de concentración por la enorme cantidad de condenados bajo la llamada ley de Vagos y Maleantes y la posterior ley de Peligrosidad Social, que establecía desde multas hasta penas de cinco años de cárcel. “Eran más de dos mil al mes”.
Fragmento de 'El Violeta'
Fragmento de 'El Violeta'

"No escuchamos ni una palabra en colegios"

‘El Violeta’ quiere recordar una memoria silenciada. "Los jóvenes de mi generación, y las anteriores y sucesivas, no escuchamos hablar ni una palabra en los planes de estudio de los colegios e institutos”, explica Sepúlveda. Se ha sumergido en esta historia para recordar lo que pasó con el colectivo LGTBI. "Cuánto tuvieron muchos que sufrir, e incluso dejarse la vida, para conseguir los derechos y libertades que tienen hoy en día.”
Me interesaba el síndrome de la rana hervida. Cómo vamos acostumbrándonos a lo malo. La sociedad como maltratadora del homosexual
Pasar a la siguiente página es aumentar el dolor por momentos, tanto para el lector como para el propio autor. “Bruno, el protagonista, trata de encajar en una sociedad donde no hay lugar para los homosexuales”, comenta Sepúlveda sobre el momento que más difícil le fue de relatar. “Me interesaba el síndrome de la rana hervida. Cómo vamos acostumbrándonos a lo malo. La sociedad como maltratadora del homosexual. Pero el caso de Bruno era complejo. Las circunstancias fueron capaces de amilanarlo de joven, pero los años pasan y Bruno se convierte en una bomba de relojería.”

Página de 'El Violeta'
Pero el valenciano repara también en otras vidas rotas que con el tiempo van cicatrizando como pueden. Todas ellas han bebido de historias reales hundidas en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de Maricruz, que se convertirá en la esposa de Bruno. “Es una mujer brillante que es arrastrada a un matrimonio concertado”, describe Sepúlveda. “Cuando descubra la homosexualidad de su marido y la abolición del divorcio empezará su tormento al sentirse atrapada en la relación”. En el sistema educativo franquista, el desarrollo intelectual de la mujer se encontraba limitado. “Las mujeres estaban destinadas al hogar y al cuidado de los hijos”.
El de ‘El Violeta’ es un viaje en el tiempo oscuro y amargo, pero necesario. Una luz hacia lo pasado y una bofetada en la cara. “No te olvides de esto”, parece gritar desde sus páginas asfixiadas. Sepúlveda parte de una anécdota que le contó Antonio Ruiz, presidente de Ex-Presos Sociales: él, como Bruno, también fue delatado por una monja y encarcelado solo con dieciocho años. A partir de ahí, su grito de guerra denuncia “todos los abusos policiales, detenciones, encarcelamientos, alejamientos, humillaciones, vejaciones y un largo etcétera que les ocurrieron a miles de españoles homosexuales.”
‘El Violeta’, cuyos derechos ya han sido adquiridos, está cerca de convertirse en una película. “En enero o febrero, la productora presentará el proyecto en un comité de Televisión Española”, cuenta Sepúlveda. “Creo que el colectivo LGTB merece una película como esta para curar las heridas del franquismo”.
Vuelve a ser 1955. Bruno mira a su compañero de celda, que resume el dolor y la injusticia de la historia y de una realidad que aún resuena: “Estamos aquí por ser como somos”.

6 refugios más para recordar cuando los alicantinos huían de los bombardeos

http://cadenaser.com/emisora/2018/11/01/radio_alicante/1541076824_617369.html?fbclid=IwAR3XgGJIBq5rf5SrjEkDVV1758JMdCPUghFo0ub6OD3pONitRB1GtZYy7xA



Interior del refugio de la Plaza Séneca / 
finales de año o principios de 2019 Alicante contará con un refugio antiaéreo de la Guerra Civil más que visitar. Se trata del de Músico Tordera, antiguamente Hermanos Pascual. Es el que en mejor estado de conservación se encuentra de los 6 más que se van a poner en valor.
La intención es que ya recuperados entren en la red de refugios puesto que son un reclamo "histórico, cultural y turístico", dice la edil de Memoria Histórica. El de Balmis y el de la plaza Séneca aglutinan ya 16.000 visitas desde que se abrieron en 2015.

Ya se ha contratado a una empresa que se encargue de los trabajos de limpieza, desdescombro, colocación de puertas, iluminación basica y albañilería menor de todos ellos. Las 6 construcciones están en el entorno de la EDUSI, entre el castillo de San Fernando y el de Santa Bárbara.
María Dolores Padilla, aegura que se ha sorprendido del "buen estado" de la conservación del refugio de Músico Tordera. La concejalía está empleando georradares para determinar el estado del resto de refugios.
Son unos 90 los refugios antiaéreos que están en las entrañas de Alicante. Algunos eran públicos, otros se construyeron con iniciativa privada. La intención del Ayuntamiento, es poder al menos, catalogarlos todos.
Los refugios del entorno de la EDUSI, están en el Paseo Marvá, junto escalinata de acceso al IES Jorge Juan; Marqués de Molins (antigua calle Maestro Bretón), calle Padre Mariana, Plaza Músico Tordera (antigua Hermanos Pascual), en el Mercado Central y en la Fábrica de Tabacos.

Francesc Boix, conocimiento y reconocimiento.

https://blogs.publico.es/dominiopublico/26923/francesc-boix-conocimiento-y-reconocimiento/


Historiadora. Amical de Mauthausen y otros campos


El estreno de la película El fotógrafo de Mauthausen ha causado expectación en los medios y también en un público que accede, quizás, por primera vez a la vida de Francesc Boix Campo, el joven barcelonés que desde el barrio del Poble Sec acabó en el campo de concentración de Mauthausen, donde sufrieron esclavitud y muerte más de 7.000 republicanos españoles. No insistiremos en el olvido sobre su trayectoria y cuyas razones políticas son obvias. Ciertamente Boix merece conocimiento y reconocimiento y no han faltado actuaciones en este sentido, desde instituciones y asociaciones cuyo trabajo se orienta al recuerdo y la dignificación y de la deportación republicana, en el marco de hacer del pasado una lección reflexiva del presente y para el futuro.
Francesc Boix murió en Paris en 1951, a los 31 años, a causa de las secuelas de su internamiento en Mauthausen, y su entierro en el cementerio Thiais solamente reunió a un grupo reducido de amigos, sin honores, sin familia, lejos de su tierra. Sin embargo, su recuerdo nunca se borró de la “familia de la deportación” ni del partido, el PSUC, al que pertenecía, y en su tumba nunca faltaron flores; realidad al margen del imaginario y de las actuaciones de la ignominiosa dictadura, que no sólo ignoró a los que siempre fueron los vencidos, sino que les persiguió y humilló. Cabe recordar que en España, supervivientes y familiares hubieron de moverse en la clandestinidad y el acoso y que hasta 1978 no obtuvieron la legalización de la asociación que les amparaba desde 1962, la Amical de Mauthausen y otros campos. Contexto de difícil comprensión para los jóvenes, que no impidió batallas en favor de la memoria y recuerdo de la deportación republicana, y que cobraron una nueva dimensión a partir de la muerte del dictador Franco.
Una imagen de la película 'El fotógrafo de Mauthausen'.
Una imagen de la película ‘El fotógrafo de Mauthausen’.
Sería injusto no reconocer alguna de estas acciones que culminaron con la larga lucha para el traslado con honores de los restos de Boix al cementerio Père Lachaise de Paris, el año pasado. Antes, en septiembre de 2001, el homenaje del ayuntamiento de Barcelona, con la colocación de una placa en la fachada de su casa natal y la adjudicación de su nombre a la biblioteca del mismo barrio,  y sobre todo, la implicación en la conservación de gran parte de su legado, los más de 1.000 negativos, del cual es depositaria la Amical de Mauthausen desde 1977, con la colaboración del Museo de Historia de Catalunya. Tampoco han faltado documentales, como el de Llorenç Soler Francisco Boix, un fotografo en el infierno (2000) y publicaciones entorno a este legado: en 2002 salió a la luz Crónica gráfica de un campo de concentración (Margarida Sala y Rosa Toran, Viena ediciones), el mismo año en que se editó la biografía Francesc Boix, el fotògraf de Mauthausen (Benito Bermejo, RBA libros, 2002), reeditada en 2015 bajo el título El fotógrafo del horror. La historia de Francisco Boix y las fotos robadas a los SS de Mauthausen) y han sido numerosas las exposiciones itinerantes que lo han difundido, a nivel nacional e internacional; valga como ejemplo Imágenes y memoria de Mauthausen (Ministerio del Interior austríaco, Amicale de Mauthausen de Francia y Amical de Mauthausen y otros campos de España, 2005), y la más reciente, en 2015, Francesc Boix fotògraf. Més enllà de Mauthausen, producida por el Museo de Historia de Catalunya y comisariada por la historiadora e integrante de la Junta de la Amical, Rosa Toran que firma este artículo.
Ernst Kaltenbrunner junto a Himmler en una visita al Campo de concentración de Mauthausen, en una de las fotografías de prueba sacadas por Boix y luego empleadas en los Juicios de Nuremberg.
Ernst Kaltenbrunner junto a Himmler en una visita al Campo de concentración de Mauthausen, en una de las fotografías de prueba sacadas por Boix y luego empleadas en los Juicios de Nuremberg.
Sin duda, la iniciativa de trasladar al cine comercial el periplo de Francesc Boix en el campo de Mauthausen obedece al objetivo de dar a conocer su trayectoria a un público que con su visionado descubra aspectos de nuestra historia, una historia de largo recorrido que comienza en 1936 y a la que todavía no se ha puesto fin.
Mucho se ha reflexionado y escrito sobre el uso de la memoria y sobre los lenguajes de difusión, el cómo y los contenidos, sobre las diversas formas de reconstruir el pasado y los límites éticos de la representación de un tema tan sensible como la deportación, los campos de concentración y los de exterminio.  Dentro de los medios de comunicación de masas que han tratado el tema, el cine ocupa un lugar destacado desde que en 1955 se dio a conocer la película “Noche y Niebla” de Alain Resnais. Significó un hito Shoah (1985) el proyecto monumental de Claude Lanzmann de nueve horas y media de duración, bajo la premisa de que hay episodios y situaciones que no pueden ni han de ser representados y se acoge exclusivamente al testimonio personal y paisajístico. La producción, sin duda obra maestra de arte, se orienta a provocar en el espectador  conocimiento, emoción y meditación, para que su visionado se transforme en bagaje moral.
Por otro lado, la serie televisiva norteamericana Holocausto (1978), que llegó a 500 millones de espectadores, supuso la irrupción de los medios masivos en la representación del Holocausto y el inicio del debate sobre la legitimidad de aquellos. El testimonio del superviviente y  Premio Nobel de la Paz (1986) Elie Wiesel calificó la serie como “un insulto a los que murieron y a los que sobrevivieron”. Hollywood no fue ajeno a la polémica sobre los límites de la representación a partir de La lista de Schindler (1994) de Steven Spielberg, debate que también se produjo entre los supervivientes, por las escenografías de estudio para buscar efectos de realidad, la narrativa de la excepción (los salvados frente a la destrucción) y su final feliz, colofón que también culmina La vida es bella (1998). Roberto Benigni construye una fábula y usa recursos para salvar al hijo que provocan la risa en el espectador, pero sin pretensión de mostrar la realidad, sino tan sólo adivinarla; sin duda una comedia, oscarizada y con gran éxito de audiencia.
La ingente cantidad de películas, tanto documentales como de ficción, han generado múltiples estudios que recopilan y valoran las diversas aproximaciones a la cuestión que nos ocupa; entre ellos podemos destacar “Indelibe Shadows. Film and the Holocasust”, la reflexión de Annette Insdorf, hija de supervientes, profesora y estudiosa del cine de la Universidad de Columbia que analiza, entre otros muchos ejemplos, los films citados. En el prólogo de este libro, el citado Elie Wiesel escribe: “¿Con qué derecho podemos ignorar a los mass media? ¿Con qué derecho podríamos negarles la posibilidad de informar, educar y sensibilizar a los millones de hombres y mujeres que podrían decir normalmente “¿Quién es Hítler?”.Pero por otro lado, si permitimos a los mass media una libertad total, ¿no nos arriesgamos a ver cómo profanan y trivializan un tema sagrado?”
Sin profundizar más en el debate, se puede afirmar que no hay una sola forma de representar la memoria, pero la búsqueda de la eficacia en la ficción puede acarrear el peligro de otorgarle el mismo valor que a la verdad, desdibujando los límites entre ambas y distorsionando los hechos reales en aras a su dramatización. Y a menudo han sido los negacionistas, mal llamados “revisionistas históricos”, los que han sacado provecho de ello, a la par que ignorar causas y especificidades es una senda abierta al voyeurismo.
Regresemos al núcleo motivador de nuestra reflexión. Una película es una reconstrucción de hechos mediante simulaciones históricas, disgresiones cronológicas, invención o reinvención de personajes, pero que no necesariamente tienen que transgredir la historia o ignorarla. La vida y muerte en el campo de Mauthausen y en especial el internamiento de Francesc Boix están muy documentados, en cuanto es un personaje reconocido a través de estudios históricos y de testimonios, desgraciadamente ya desaparecidos; por ello la plasmación fílmica no precisaba recurrir a elementos confusionarios, ni en su cronología ni en enmascarar la realidad del campo con episodios inverosímiles; especialmente si entre sus intenciones  figura una función didáctico-educativa.
Prisioneros de Mauthausen saludan a la 11ª División Acorazada de los EE UU por su liberación bajo una pancarta escrita en español sobre sábanas.
Prisioneros de Mauthausen saludan a la 11ª División Acorazada de los EE UU por su liberación bajo una pancarta escrita en español sobre sábanas.
Parece oportuno detallar algunos acontecimientos claves en la historia dramática de Francesc Boix, inmerso en el universo de Mauthausen (con casi 200.000 deportados) para intentar comprender la realidad del campo y el sufrimiento de los internos. Boix, después de las duras pruebas de los campos de concentración franceses, la Compañía de Trabajadores Extranjeros, la detención por los alemanes y el internamiento en el stalag, llega a Mauthausen el 27 de enero de 1941. Le habían precedido miles de republicanos desde el mes de agosto del año anterior en transportes masivos o en pequeños convoyes, y como para la mayoría de deportados, su percepción del campo se limitaba a su barracón y a su comando de trabajo, aparte de los obligatorios recuentos en la appellplatz. Tuvo que esperar 8 meses hasta lograr su destino en el laboratorio fotográfico, gracias a la mediación de Antonio García Alonso, pero fue un caso singular. Cuando la mayoría ya había sido exterminada en el duro invierno de 1941-42, algunos republicanos aprovecharon los resquicios que la veteranía y el azar les ofrecía a partir de 1943-1944, con el campo saturado por las progresivas llegadas de deportados, para ocupar algunos puestos, que las SS necesitaban para cubrir determinados servicios indispensables para su funcionamiento. Ello les permitió contactos y tejer una tenue red de resistencia internacional, que sumaba a la ayuda personal el planeamiento de acciones colectivas, cuando las detenciones de resistentes en Francia arrastraron hasta el infierno austríaco a muchos otros republicanos, catalogados muchos de ellos como NN (Noche y Niebla), que aportaron dosis de optimismo al traer consigo noticias sobre los avances militares de los soviéticos y los aliados.
Acciones planteadas mucho después de las conocidas fotografías de la tortura de los deportados desnudos, quemados por el sol, en el patio de los garajes, el día 21 de junio de 1941, con el pretexto de la desinfección de los barracones, y que no tuvo otro objetivo que su desmoralización, a través de los altavoces que daban cuenta del avance de la Wehrmacht sobre la URSS; horas interminables durante las cuales los deportados intentaron tejer lazos entre ellos, sin plantear, en ningún caso, acción alguna relacionada con el laboratorio fotográfico, al cual no se había incorporado todavía nuestro personaje.
Su trabajo en este servicio, desde agosto de 1941, nunca fue el de fotografiar a los deportados recién llegados y mucho menos a los republicanos, que llegaban ya fichados desde su paso por los stalags. Boix, García y José Cereceda Hijas, junto a deportados de otras nacionalidades destinados en el laboratorio eran peones de los SS, y actuaron según la singularidad de su carácter. A Boix se le atribuía desenvoltura en el trato con los SS e intercambio de favores, posición que conllevaba ventajas y también peligros, como le alertaban algunos de los compañeros de partido. Sin duda, librarse de los trabajos duros en la cantera o del destino en algún comando del campo central fueron claves para su supervivencia, al quedar integrado en el minoritario grupo de los prominenten y además gozar de un observatorio privilegiado para comprobar la criminalidad que los mismos SS documentaban.
Retrocedamos a 1943, cuando las derrotas alemanas de Stalingrado y Kursk abrían dos posibilidades, la destrucción o la salvación de las pruebas de los crímenes, ante las cuales algunos integrantes del Partido Comunista planearon su preservación. Fue a partir de este año cuando se empezó a desarrollar la operación de los sucesivos robos, la ocultación en el propio campo y el traslado fuera del recinto, que llevaron a cabo los jóvenes Poschacher, que encontraron una aliada en Anna Pointner. Recordemos que los Poschacher fueron empleados como mano de obra forzada por este rico empresario que, a la manera de un Schindler, no puede ser presentado como un hombre colmado de humanitarismo, cuando en realidad su actitud no disentía de otros adinerados o simples granjeros de la zona que no dudaron en reclutar, en beneficio propio, mano de obra esclava; valoración que no nos permitiría discernir entre víctimas y victimarios, sobre los cuales no cabe ningún atenuante.
Anna Pointner con su actitud salvó al pueblo de Mauthausen de la total ignominia y a ella se le debe eterno reconocimiento, que desde el año 2015 cada año se le tributa en el monumento que honra su memoria frente a su granja. Sola, con sus hijas, esta granjera, no fue la lavandera de los Poschacher, sino una resistente al régimen nazi, que mostró simpatías hacia aquellos chicos que transitaban delante de su casa y que se avino a guardar los pequeños paquetes, menospreciando el peligro. Su hogar fue el único escondite sin que hubiera otros negativos ni en la carpintería, ni en poder de Dolores, presentada como una prostituta del burdel del campo. Sí, en Mauthausen hubo un burdel, reservado a kapos y a algunos presos prominentes, en el que prestaban servicio mujeres procedentes de Ravensbrück, sin que entre ellas se contara ninguna republicana, ni que dispusieran de lecturas. Efectivamente hubo deportadas republicanas en Mauthausen que llegaron en marzo de 1945 desde el campo de mujeres de Ravensbrück, y que fueron instaladas en el campo de las mujeres procedentes de Auschwitz, que se había habilitado en septiembre de 1944. Gran gesta de nuestras compatriotas con sus acciones singulares de resistencia, como la negativa a salir a trabajar, actitud que les valió la admiración de sus compañeros republicanos.
Una operación de robo y ocultación de tanta complejidad y peligro no hubiera sido posible sin la determinación y la complicidad de otros deportados, y que se saldó con éxito, atribuido por todos los protagonistas a un acción colectiva, con riesgo de muerte si era descubierta, y cabría subrayar su victoria ante el intento de las SS de borrar las pruebas de su criminalidad. El plan no tuvo relación alguna con el episodio de la fuga y el posterior ahorcamiento de Hans Bonarewitz, el 30 de julio de 1942, presentado también como dueño de un almacén de productos de contrabando. En ningún momento, como queda reflejado en el film, pasaron por las manos de Bonarewitz los negativos ni Francesc Boix planificó fugarse con él, con pasaporte falso y la consigna de dar a conocer a los internados el éxito del plan con una esquela publicada en un diario. Tampoco fue castigado, al ser descubierta la maniobra, con la tortura, bajo música de Bach, y con la cárcel, donde en la película se narra de forma indigna la recuperación de los negativos.
Esclavitud y muerte era lo que contemplaban a diario los deportados, en un escenario ruidoso de actividad sin reposo, bajo las continuas amenazas de los kapos y sin  relación con los SS que dejaban en sus manos castigos y controles, para evitar al máximo el contacto con los subhombres y sortear el miedo a los contagios. Francesc Boix gozaba de ciertas prebendas que le permitían accesos vetados a la mayoría, pero en ningún caso compartió fiestas como la celebrada en casa del comandante Ziereis, culminada con dos asesinatos, ni pudo tener la osadía de agredir y amenazar con pistola al propio jefe del laboratorio, Paul Ricken, ni destrozar las instalaciones, sin que hubiera perdido la vida por ello. Determinados relatos desfiguran totalmente la dureza y el sufrimiento a que estaban sometidos, minuto a minuto, los deportados en cualquier campo de concentración, y que les impedía radicalmente cualquier heroicidad, frente a la pugna cotidiana por la supervivencia.
Las últimas jornadas de reclusión transcurrieron después que los SS hubieran abandonado el campo y la vigilancia corriera a cargo de la policía de los bomberos de Viena, con el control del campo suavizado, hecho que permitió a los pocos deportados que gozaban de alguna fuerza intensificar los vínculos de resistencia a través del Comité Internacional clandestino. Y en este contexto, Boix no acabó condenado a morir en los camiones de gas, junto a otros republicanos; los llamados “coches fantasmas”, que tan sólo se usaron cuando aún no se había construido la cámara de gas hacia 1942, y  sobre los cuales nunca los republicanos pudieron sospechar de su finalidad, cuando bajo el engaño de ser conducidos al “sanatorio de Dachau” unos 450 republicanos acabaron gaseados en el cercano castillo de Hartheim.
Finalmente la liberación del campo de Mauthausen se produjo en dos momentos, entre el 5 y el 6 de mayo de 1945 por las tropas americanas, sin que el recinto ni sus alrededores sufrieran bombardeos, ya que los liberadores no tenían conocimiento de la existencia del complejo concentracionario, y sin que se produjeran escaramuzas entre los kapos armados y los prisioneros. La detención por los americanos y el ajusticiamiento de Franz Ziereis esconde la realidad de unos SS huidos y camuflados, que acabó con la captura de algunos de ellos; en el caso del comandante, días después fue localizado por deportados polacos que le hirieron y trasladaron a la enfermería de Gusen, donde murió, para acabar su cuerpo expuesto en las alambradas. Después de la liberación llegó el momento de la recuperación de los negativos en la casa de Anna Pointner, episodio bien conocido por las fotografías tomadas a ella, sus hijas y los seis republicanos que inmortalizan el momento.

Desde el conocimiento histórico y la responsabilidad e imperativo moral de recordar que nos atañe como asociación, con estas informaciones y reflexiones esperamos contribuir a profundizar en la auténtica tragedia de los campos de concentración nazis y a otorgar a Francesc Boix y a los deportados republicanos su dimensión histórica colectiva de lección política y cívica para el futuro.