dissabte, 19 d’agost del 2023

'Vietnamitas contra Franco'

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Jesús A. Martínez

La cultura escrita clandestina durante la Dictadura de Franco fue un mundo oculto y ocultado. Depositaria del poder de la palabra escrita y de la fuerza de lo prohibido, la clandestinidad alimentó extraordinarios procesos creativos, en situaciones límite, con imaginación, destreza y desafíos constantes a través de una literatura y un arte de agitación, en todas sus formas expresivas.

Los libros proscritos, los libritos con cubiertas falsas, los periódicos impresos clandestinos y los realizados a mano en las cárceles, los boletines, las cartas troceadas, los documentos falsificados, los mensajes cifrados, las poesías, las pegatinas y miles de hojas volantes y octavillas tiradas en precarias maquinitas de fabricación casera llamadas "vietnamitas", configuraron el amplio repertorio de las letras clandestinas, que se volcaron también en pintadas, carteles, grabados, pancartas o murales de un arte disidente.

Los clandestinos tuvieron vidas dobles, que discurrieron por espacios escondidos y actividades secretas, como respuesta a la persecución por parte del Estado vencedor de la guerra civil que, de forma implacable, proyectó la eliminación de sus adversarios y el control de sus disidentes. Se movieron de manera subterránea a impulsos de su capacidad de resistencia, sorteando los procedimientos represivos con un combate de tinta. Las "vietnamitas" simbolizaron un gesto tenaz de rebeldía permanente y se convirtieron en el emblema de la agitación y de la lucha contra la Dictadura. Eran las Vietnamitas contra Franco.

infoLibre publica un adelanto de este libro de Jesús A. Martínez que llegará a las librerías el 14 de septiembre a través de la editorial Cátedra y que rescata un mundo silenciado y hasta ahora perdido en la clandestinidad de la Historia.

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Aquel día de la primavera madrileña amaneció especialmente gris y ventoso. Los remolinos de aire penetraron en todos los rincones del vestíbulo de entrada de la Facultad. Removieron con fuerza las puertas, los ventanales y los paneles. Pero el aire también removió la historia de un tiempo que parecía detenido, porque, pasado el vendaval, algo distrajo la atención de uno de los bedeles. Por el hueco del lucernario asomaba lo que parecía ser la esquinita de un papel, rompiendo la armonía y las líneas rectas y limpias del techo de escayola.

Aquel guiño del destino despertó su curiosidad. Subido a una silla, tiró de aquella esquinita y, temeroso de abandonar su escondrijo, apareció despacio un pequeño trozo rectangular de papel impreso liderando la salida a la luz de toda una comitiva de papeles ocultos. El asombrado bedel, asomado al olvidado hueco, comprobó que había aún más, hasta medio centenar, disfrazados por el polvo y el paso del tiempo, amarillentos o ennegrecidos según la posición en la que se habían acomodado. Algunos estaban salpicados de la pintura que en su día se aplicaría al techo.

Eran octavillas. Correspondían a varios partidos políticos y a diferentes fechas. Algunas estaban repetidas con cuatro o cinco ejemplares. La más antigua era del PCE (m-l), grupo escindido del PCE en 1964, con un llamamiento «A la clase obrera, a todos los trabajadores y al pueblo de Madrid» fechada en septiembre de 1972. Otra estaba firmada, esta vez sin fecha, pero posterior al consejo de guerra celebrado en Burgos a finales de 1970, por el Partido Comunista de España (internacional), también grupo maoísta escindido del PCE en 1967. Una tercera estaba editada por el Comité de Universidad de la JGR, sin fecha tampoco, pero hacía alusión a la revisión del sumario del proceso 1001 por el Tribunal Supremo en diciembre de 1974.

Las demás se tiraron después de la muerte de Franco, ya en 1976. Una estaba difundida por el Partido Carlista en enero de ese año, con un llamamiento al que estaban adheridos la ORT, Reconstrucción Socialista de Madrid y USO, y reproducía el «Llamamiento del Comité Coordinador de Madrid de la Junta Democrática y de la Plataforma de Convergencia Democrática al pueblo de Madrid», es decir, de los dos organismos unitarios que coordinaron la mayor parte de las fuerzas políticas de oposición. Otra estaba fechada el 14 de septiembre de 1976, era del PTE y llevaba por título «Basta ya de asesinatos», en tamaño más pequeño, en dieciseisavo. Y la última, cronológicamente, tenía en su anverso un dibujo con una urna de madera simulando un cepo en el que quedaría atrapado el voto, con la leyenda «La trampa está en votar», y en el reverso, firmado por el PCE (r), figuraba la consigna «No votes», en alusión al referéndum para la reforma política convocado para el 16 de diciembre de 1976.

Todas eran panfletos tirados en precarias multicopistas manuales y de fabricación casera que la jerga de la militancia política denominó «vietnamitas». Habían sido tiradas al final de la dictadura y habían permanecido allí desde entonces. Formaban parte de cuarenta años de clandestinidad y ahora despertaban en un mundo de libertades, carentes ya del propósito para el que fueron escritas y difundidas. Eran el símbolo de la cultura escrita clandestina en tiempos de la dictadura y después fueron olvidadas como restos de un paisaje que cuarenta años atrás era cotidiano, cuando la lluvia de octavillas se posaba casi a diario en el suelo de las facultades universitarias. Eran vestigios de una forma de disidencia, frágiles y pasajeros, pero ahora eran testigos del pasado dejando constancia de un mundo perdido.

Posiblemente su largo escondite no era obra de ningún coleccionista anónimo que las hubiera alojado allí para conservarlas a salvo de su tenencia peligrosa, sino que se fueron depositando espontáneamente como sedimentos del lanzamiento de octavillas al aire por los estudiantes, algo muy habitual en este vestíbulo central que permitía ver la entrada de la Facultad y la posible llegada de la policía después de que hubieran levantado barricadas en el exterior. Y allí, después de muchas tiradas, algunas de ellas habían planeado buscando reposo, almacenándose y fosilizándose, hasta quedar sepultadas por el tiempo y el olvido. Habían nacido clandestinas y habían continuado siéndolo cuarenta años más.

Las octavillas y las vietnamitas con las que habitualmente se producían eran todo un símbolo de cultura escrita disidente durante la dictadura. Las primeras habían volado otros cuarenta años atrás, después de la Guerra Civil, como el instrumento de agitación más visible en constante desafío a la longeva dictadura y a sus mecanismos de control, sin que estos lograran acabar con ellas. Al revés, se multiplicaron con tanta fuerza con el tiempo que proliferaron en los años sesenta y setenta, no solo en los suelos de las universidades sino en muchos escenarios urbanos que se poblaban con aquella lluvia escrita de panfletos. Fueron el emblema de la agitación y la lucha contra la dictadura, quizá el más visible, pero no el único de una cultura escrita clandestina que retó continuamente al régimen, que se revolvía implacable para intentar controlarla.

Fue un permanente combate de tinta con todo su repertorio expresivo: libros y revistas proscritos y de contrabando, folletos con cubiertas falsas, prensa periódica clandestina, cartas troceadas, informes en clave, documentos falsificados, octavillas y todo tipo de hojas volantes, carteles, pintadas, pancartas, pegatinas y pasquines... Eran letras clandestinas que representaron la fuerza de lo prohibido, sometidas a persecución, pero también eran letras libres que exhibían la fuerza creadora de sus protagonistas a salvo de las mediatizaciones del poder. Por ello no sufrieron la censura, pero sí la represión. Todo había empezado en 1939.

"El último paseo" recuerda a Lorca y a otras víctimas del franquismo 87 años después

 

https://www.lavanguardia.com/vida/20230818/9174673/ultimo-paseo-recuerda-lorca-victimas-franquismo-87-anos.html

Granada, 18 ago (EFE).- Una marcha a pie entre los municipios de Víznar y Alfacar (Granada), convocada por diferentes asociaciones memorialistas, ha conmemorado en la tarde de este viernes el 87 aniversario del asesinato de Federico García Lorca y de otras víctimas del franquismo.

El denominado "Último paseo" ha recordado el camino que hacían quienes iban a ser fusilados en este entorno, según han explicado los organizadores, un método que era utilizado por los verdugos para eliminar a sus víctimas, asesinadas en cualquier cuneta del barranco, un territorio sembrado de fosas comunes.

La marcha se ha iniciado, pasadas las 18:00 horas, en la Colonia de Víznar, un antiguo molino que los golpistas utilizaron como prisión y donde los detenidos pasaban sus últimas horas de vida, antes de ser "paseados" por la carretera de la muerte.

Entre las víctimas estuvieron el poeta Federico García Lorca, el maestro Dióscoro Galindo y los anarquistas y banderilleros Francisco Galadí y Juan Arcollas, convertidos en símbolos de aquella represión.

Este año se ha incorporado a esta actividad la asociación de mujeres El Cuzco de Víznar, que también ha rendido homenaje a la escritora Agustina González, fusilada por su compromiso con el feminismo y con la República.

Además, según han informado los convocantes, el hispanista y biógrafo lorquiano Ian Gibson les ha remitido un mensaje en el que reclama a la familia de Federico García Lorca que rompa su silencio.

"Es lamentable y a mi juicio bochornoso que la familia del poeta no haya jurado formalmente que ellos nunca rescataron por su cuenta sus restos y los tienen en llegar secreto, con lo cual hay mil teorías sobre el lugar de su último paradero, el principal la Huerta de San Vicente", ha indicado.

Durante la presentación de esta actividad, los organizadores indicaron que esperan también que la formación de un nuevo gobierno "de progreso" dé un impulso "lo antes posible" a la Ley de Memoria, que creen fundamental para la consolidación de la democracia.

También recuerdan que Andalucía es la comunidad autónoma con más desaparecidos del franquismo, y piden más recursos técnicos y humanos para los equipos de arqueólogos comprometidos con la memoria histórica.

Además, han mostrado su apoyo a Nieves Galindo, que reclama la búsqueda de su abuelo adoptivo, el maestro Dióscoro Galindo, fusilado junto al poeta Federico García Lorca y dos anarquistas, que también siguen desaparecidos.

Esta actividad se suma a la que anoche celebró de forma institucional la Diputación de Granada en el parque público de Alfacar dedicada a Federico García Lorca.

El presidente de la Diputación, Francisco Rodríguez (PP), encabezó el acto de homenaje a García Lorca y a todas las víctimas de la Guerra Civil Española, que incluyó una ofrenda floral y un concierto de Miguel Poveda 87 años después del fusilamiento de Federico. EFE

Avanza el proceso de exhumación de las víctimas en Sueca (Valencia), 84 años después de los fusilamientos

 https://rebelion.org/el-franquismo-asesino-a-nuestros-familiares-por-defender-a-un-gobierno-legitimo/


«El franquismo asesinó a nuestros familiares por defender un Gobierno legítimo»

Fuentes: Rebelión [Imagen: Acto simbólico de inicio de las exhumaciones; fuente: Ajuntament de Sueca]

“Las exhumaciones en la fosa de Sueca recuperan restos de 27 de los 55 represaliados; Los técnicos toman muestras de ADN para identificar los cuerpos y entregarlos a las familias. Las excavaciones en el cementerio continúan. Las víctimas localizadas en la fosa común fueron fusiladas y enterradas entre el 17 de mayo y el 20 de julio de 1939”, informó el periodista Joan Gimeno el pasado 11 de agosto en el periódico Levante-EMV.

Un mes antes tuvo lugar en el camposanto del municipio de Sueca (28.000 habitantes, comarca La Ribera Baixa, Valencia) el acto –simbólico- de comienzo de las exhumaciones; la jornada fue organizada por la Associació per la Recuperació de la Memòria Històrica de la Ribera Baixa (ARMHR), en colaboración con el Ayuntamiento (Gobierno del PSPV-PSOE y Sueca per Davant), la Coordinadora d’Associacions per la Memòria Democràtica del País Valencià (CAMDE-PV) y la Generalitat Valenciana.

Se calcula que los cuerpos de más de 55 personas fusiladas en la posguerra española (durante el periodo mayo-julio de 1939) podrían estar enterrados en la fosa común del cementerio municipal; de esta cifra, 23 serían originarios o vecinos de Sueca, a los que se sumarían los restos de ciudadanos de otros municipios valencianos: Cullera, El Perelló, Tavernes de la Valldigna, Gandía, Oliva, Xeraco, Carcaixent, Almussafes o Riola (nota informativa Ayuntamiento de Sueca, 11 julio).

“Continuamos trabajando para dignificar a nuestros familiares asesinados por el franquismo, todos ellos murieron por defender la libertad, la democracia y un gobierno legítimo (de la II República) elegido por el pueblo en las urnas (…). Memoria, justicia y reparación”, reivindicó en el acto la Associació per la Recuperació de la Memòria Històrica de la Ribera Baixa.

En abril de 2022 la ARMHR difundió, en las redes sociales, fotografías de las tapias del cementerio donde se produjeron las ejecuciones; y un listado con datos de los 54 fusilados; en el grupo de los primeros asesinados (el 17 de mayo de 1939) figuran 11 labradores, todos ellos con domicilio en Sueca; por ejemplo Miguel García Pascual, de 23 años; Salvador Campillo Ribes, de 31; Joaquín Serrano Serra, de 46 años y Asensio Escribá Escribá, de 71.

Tapia del cementerio de Sueca donde se produjeron 54 fusilamientos; fuente: ARMHR

Junto a los labradores, integran el cuadro de víctimas obreros con el oficio de podador, albañil, carpintero, molinero, barbero, pastor, arboricultor, esquilador, vaquero (pastor de ganado bovino), espardenyer (trabajador de la alpargata de cuerda de esparto), fotógrafo, del sector eléctrico, mecánico, el transporte, rajoler (ladrillero), chófer y un estudiante de 19 años; la mayor parte de los trabajadores represaliados tenían entre 30 y 50 años.

Además de conmemorar el pasado 14 de abril el 92 aniversario de la II República, la asociación memorialista rindió homenaje –en el cementerio de Sueca, en agosto de 2022- a La Nueve (compañía formada -principalmente- por republicanos españoles y que liberó París de la ocupación Nazi en el verano de 1944).

En los carteles de la convocatoria figuraban las fotografías de la luchadora de la resistencia Virtudes Cuevas, superviviente del campo de concentración (nazi, para mujeres) de Ravensbrück, en el norte de Alemania; del comandante de La Nueve Amado Granell; y del superviviente del campo de exterminio de Mauthausen (Austria), Joaquín Tarín.

El Mapa de Fosas de la Generalitat permite la localización y consulta de 529 fosas ubicadas en el País Valenciano, de las que 366 corresponden a la provincia de Valencia; cuatro de ellas se ubican en Sueca, y tres se inscriben en la categoría de Represión franquista durante la dictadura; en la primera, ubicada en cementerio municipal, se hace referencia a un grupo de 13 personas, ejecutadas (en una de las tres sacas realizadas) el 17 de mayo de 1939. Todas las víctimas eran vecinas de Sueca.

Asimismo emplazada en el cementerio de Sueca, en la denominada fosa II podrían permanecer los restos de diez personas, fusiladas el 13 de junio de 1939; se trataba de trabajadores y vecinos de los municipios de Albuixech, Sueca y Tavernes de la Valldigna, según la cartografía.

En cuanto a la fosa III, también en el camposanto municipal, la ficha adjunta al Mapa apunta un grupo de 31 personas asesinadas e inhumadas, todas el 20 de julio de 1939; eran vecinos de Almussafes, Carcaixent, Cullera, Gandía, Oliva, Sueca, Tavernes de la Valldigna y Xeraco.

El Censo de Víctimas de la Guerra, el Franquismo y la Transición en el País Valenciano contabiliza un total de 7.567 represaliados en Valencia, Castellón y Alicante (CAMDE-PV, datos de octubre 2022); el periodo analizado en la base de datos termina en 1956, pero la mayor parte de las víctimas se registraron en la inmediata posguerra, entre 1939 y 1942.

De hecho, el año con más víctimas censadas en el País Valenciano es 1939 –un total de 2.409-, seguido del año 1940, con 1.958 personas contabilizadas; y 1941, con un total de 876.

Además de las personas incluidas en el Mapa y el listado de la ARMHR, el censo permite acceder a información sobre vecinos de Sueca ajusticiados en otro tiempo y lugar; es el caso de José Adsuar Tusell, labrador de 33 años, ejecutado el 1 de mayo de 1940 en el Terrer de Paterna, y después enterrado en una fosa del cementerio de este municipio valenciano.

O el de Antonio Prósper Girona, de 26 años, carpintero también residente en Sueca; la ejecución se produjo el 11 de julio de 1938 en el Riu Sec de Castellón (también fue enterrado en el cementerio de Castellón de La Plana); en las tapias de cementerio de Gandía fue fusilado –el 22 de junio de 1939- Lorenzo Romero Mena, guardia municipal de 43 años.

Por otra parte, en noviembre de 2021, el Ayuntamiento de Sueca dio cuenta de expedientes (en papel) incorporados al Archivo Municipal que hacían referencia a la fosa; “ahora ya sabemos que los 21 suecanos que aparecen inscritos en la lápida de la fosa común fueron juzgados en cuatro Consejos de Guerra (diferentes) celebrados en el municipio, condenados a la pena de muerte por el delito de adhesión a la rebelión militar y fusilados en tres sacas”.  

En abril de 2022, la sala municipal de exposiciones Els Porxets acogió la exposición Silenci. Memòria histórica suecana, sobre la posguerra y la represión en el municipio; asimismo se proyectó el documental La veu dels hereus, realizado por Sueca TV, con testimonios de los familiares.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

“Cara al sol con la camisa rota, el cuerpo sucio y sin comer”: así fue la resistencia musical en las cárceles de Franco

 https://www.eldiario.es/sociedad/cara-sol-camisa-rota-cuerpo-sucio-comer-resistencia-musical-carceles-franco_1_10434885.html

Partitura de 'Oh Libertad', escrita en papel higiénico en 1939 en la Prisión Modelo de Valencia por Ángel Bernat

Marta Borraz


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“Cara al sol con la camisa rota, el cuerpo sucio y sin comer / Hallarás la muerte que te espera del ingrato requeté / Formaré junto a mis compañeros que hacen guardia por el mundo entero / Volverán banderas victoriosas con el martillo y la hoz / Y traerán prendidas las espigas de la Revolución / Volverá a ondear nuestra bandera por los pueblos de la España entera / ¡Arriba parias a vencer que Negrín ha de volver!”

Un duelo sin cuerpo y clandestino: los rituales secretos que las familias de fusilados idearon bajo el franquismo

Un duelo sin cuerpo y clandestino: los rituales secretos que las familias de fusilados idearon bajo el franquismo

Música franquista para “redimir” a los presos y música clandestina para resistir. Es la doble vertiente que marcó la producción de canciones dentro de las prisiones en la España del dictador Francisco Franco. Por un lado, el régimen llegó a implantar coros y orquestas en las cárceles para reproducir los ideales de la dictadura y “reeducar” a los presos; por otro, estos respondieron a la represión y el castigo con dosis de creatividad componiendo y cantando piezas prohibidas y perseguidas que en muchos casos han llegado hasta nuestros días.

Es lo que ocurrió con las múltiples versiones del Cara al sol, el himno franquista por excelencia, que fueron ideando los represaliados entre rejas a lo largo del tiempo, sobre todo en una primera etapa tras el fin de la Guerra Civil. Como si de una prolongación de la contienda se tratara, las letras modificadas hacen referencia a ideas como la victoria sobre el enemigo, la vuelta del gobierno republicano o el espíritu bélico: “Arriba rojos a vencer / que el fascismo tiene que fallecer”“Volverán Azaña y Caballero / Y detrás Prieto con el dinero” o “Cara al sol con la camisa caqui / el correaje y el fusil” son algunos otros ejemplos.

Así lo ha documentado la historiadora y musicóloga Elsa Calero-Carramolino, que desde 2017 lleva intentando dar respuesta a la pregunta de a qué sonaban las cárceles españolas durante la dictadura. Producto de su investigación, acaba de salir a la luz el libro Sonidos al otro lado del muro, editado por la Universidad de Granada, en el que hace un recorrido por las prácticas musicales desarrolladas entre rejas. Para ello ha buceado en archivos oficiales o en el semanario Redención, un periódico propagandístico sobre la “labor patriótica” que el régimen desarrolló en las cárceles, y se ha basado en entrevistas, biografías, memorias y archivos personales de los propios presos.

Además de articularse como oposición al discurso simbólico franquista, detrás de estas obras creadas y cantadas por los propios presos había un fuerte afán de dignidad que superaba incluso el miedo al castigo.

En el franquismo hubo una producción musical “impuesta como parte de la propaganda de Estado” dentro de las cárceles, pero en una especie de universo paralelo los represaliados “reaccionaron frente a ello” y originaron “un repertorio propio” no oficial y clandestino, afirma Calero-Carramolino. Además de articularse “como oposición al discurso simbólico franquista”, detrás de estas obras creadas y cantadas por los propios presos había “un fuerte afán de dignidad” que superaba incluso el miedo al castigo. “Dentro del encierro procuraban preservar su persona y su identidad. La supervivencia moral e intelectual les motivaba en este sentido”, añade la experta.

Hay parte de la música de las prisiones que se ha conservado escrita, pero la mayoría proviene de la tradición y la memoria oral. Algo que, de alguna manera, garantizaba la supervivencia del repertorio frente a la persecución franquista. “Escribían en lo que podían y desarrollaban estrategias para evitar que les pillaran. Desde comerse los papeles en los que escribían a esconderlos en los resquicios de los muros, los tubos de las pastas de dientes, el dobladillo de la chaqueta...Pero lo más común fue que las destruyeran”, sostiene la historiadora.

Cárcel de Ventas, hotel maravilloso

Calero-Carramolino ha dividido esta creación subversiva en diferentes tipos. No todas las composiciones musicales fueron iguales ni abordaron los mismos temas. Las que ha calificado de contrapropagandísticas fueron utilizadas por la población penitenciaria para “articular su propio mensaje político” por un lado y también “protestar y denunciar por las condiciones de vida” a las que era sometida. Hubo en este grupo himnos políticos como las versiones del Cara al Sol, varias de ellas, como la que encabeza este reportaje, con autoría conocida (en este caso, Germán Alonso Pérez, encarcelado en la prisión madrileña de Porlier).

"Por trece rosas castizas / trece vidas se cortaron / siendo jóvenes casi niñas / (...) sus campos tienen la sangre / de unas rosas casi niñas",

'A trece flores caídas', de Ángeles Ortega García-Madrid

También destacaron las elegías en homenaje y duelo por los compañeros asesinados. Así, en 1939 desde la cárcel de mujeres de Ventas (Madrid) la poeta y afiliada a UGT Ángeles Ortega García-Madrid compuso A trece flores caídas en recuerdo de las 13 jóvenes fusiladas el 5 de agosto de 1939, las conocidas como las Trece Rosas“Por trece rosas castizas / trece vidas se cortaron / siendo jóvenes casi niñas / (...) sus campos tienen la sangre / de unas rosas casi niñas”, reza la letra.

La denuncia de las condiciones de vida en las prisiones, el hambre, la falta de higiene, el maltrato, el hacinamiento, la enfermedad o la falta de libertad fueron temas fundamentales de las obras. Algunas tuvieron un tono “más sentimental”, pero en otras tantas resaltaba el punto satírico, como en El piojo verde, de Germán Alonso Galán, padre del autor de la versión del Cara al Sol: “Verde nos dan la comida / verde está la salida / pintan verde por doquier / si verde está la salida / y verde nos dan la comida / ¿a qué tanto revolver?.

Figuran en este grupo también otras composiciones como Es la Pepa una gachídel poeta Marcos Ana, el preso que más tiempo estuvo en cárceles franquistas, o la canción sin título ni autoría conocida que la militante comunista Tomasa Cuevas contó en sus memorias que aprendió de las jóvenes en prisión: Cárcel de Ventas / hotel maravilloso / donde se come / y se vive a tó confort / donde no hay / ni cama ni reposo / y en los infiernos se está mucho mejor / Hay colas hasta en los retretes / rico cemento dan por pan / lentejas único alimento / un plato al día te darán.

La música íntima

Hay otra parte de la producción musical de los represaliados que Calero-Carramolino diferencia de la más puramente política. Son canciones “más íntimas y más personales que hablan desde la intimidad colectiva o individual. Los temas son la cotidianidad o los sentimientos”, explica la experta, que apunta a que este repertorio “no trata, como el anterior, de ser contrapropagandístico”, es decir, no tiene un sentido ideológico. Aún así, “en el fondo también es político porque ya solo el hecho de componer frente a ese silencio que se les imponía y que mantengan el espíritu creativo en la clandestinidad tiene ese punto”.

Ángel Bernat incluyó la letra de sus seis canciones en su correspondencia semanal, separadas de la melodía, que escribía en un cuaderno fabricado con papel higiénico y otros elementos reciclados como envoltorios de alimentos

De esta serie participaron más aquellos presos que tenían conocimientos musicales, detalla en la investigación, y la localización geográfica de las canciones fue “indisociable al autor”. Ángel Bernat, por ejemplo, compuso seis títulos en la Prisión Modelo de Valencia en 1939, entre ellos, Oh Libertad y, tras ser fusilado ese mismo año, el centro no volvió a producir actividad musical clandestina. La Prisión Central de Figueirido (Pontevedra), la Modelo de Barcelona o la Provincial de Santoña son algunas de las prisiones en las que se ha identificado este tipo de actividad.

El carácter epistolar de esta producción más íntima fue también uno de sus rasgos distintivos. Así, hubo quienes utilizaron la música como forma de comunicarse con sus familias. Bernat “codificó sus mensajes a sus allegados en fragmentos de música y texto que envió por separado evadiendo así la censura” e incluyó la letra de sus seis canciones en su correspondencia semanal, separadas de la melodía, que escribía “en un cuaderno fabricado con papel higiénico y otros elementos reciclados como envoltorios de alimentos” que la familia recuperó tras su muerte. José Bernal, por su parte, envió los textos desde la cárcel de Almería a su hija Felicidad.

Compusieron y cantaron canciones tanto hombres como mujeres, pero las piezas de ellas fueron con mucha más frecuencia obras colectivas sin firmar 

Ellas, en colectivo

Compusieron y cantaron canciones tanto hombres como mujeres, separados en diferentes penales, pero hubo algo que diferenció la actividad musical de unas y otros: y es que ellas firmaban menos sus obras, que fueron con más frecuencia piezas de carácter colectivo sin autoría única. “El anonimato individual en favor de la identidad de grupo fue una característica inherente a la reivindicación musical de las presas como sujeto político”, especifica la investigación. Y de hecho, muchas composiciones han podido ser localizadas en función de la cárcel femenina en la que se crearon y no en función de la autoría.

“Es muy llamativo porque mientras que en los hombres es muy fácil trazar quién escribió qué pieza, en las mujeres se diluye más en favor del grupo”, explica Calero-Carramolino, que pone el foco en cómo también muchas de las obras procedentes de cárceles femeninas han llegado hasta nuestros días de forma oral y sin autoría. Y es que la política penitenciaria franquista hacía que las mujeres “tuvieran más dificultades para disponer clandestinamente del papel necesario” para escribir sin olvidar “las altas tasas de analfabetismo” entre la población femenina de la época.

El asesinato de Federico García Lorca, el poeta que el franquismo fusiló por “socialista y masón”.

 https://www.infobae.com/espana/2023/08/18/el-asesinato-de-federico-garcia-lorca-el-poeta-que-el-franquismo-fusilo-por-socialista-y-mason/


Se cumplen 87 años del asesinato a manos de tropas franquistas del más universal de los poetas españoles del siglo XX, que se ha convertido en símbolo de los desaparecidos de la Guerra Civil

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En la madrugada del 18 de agosto de 1936, el poeta Federico García Lorca fue fusilado por tropas franquistas en algún lugar del barranco de Viznar, en Granada. Hoy, 87 años después, sus restos mortales aún no han sido hallados pese a que se ha intentado en varias ocasiones -y no exentas de polémica porque la familia defiende su derecho a no buscarle-, por lo que se ha convertido en símbolo de los desaparecidos de la Guerra Civil española y la dictadura. “Es el más famoso, el más amado y el más llorado” suele decir el hispanista Ian Gibson, que ha estudiado en profundidad la vida y la obra del escritor granadino.

Un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada reveló que el poeta fue asesinado junto a otra persona por “socialista y masón”, al tiempo que le atribuyen “prácticas de homosexualismo”, si bien “no hay antecedentes de ningún caso concreto”, señala el documento con fecha del 9 de julio de dicho año.

El informe policial también señala que Lorca fue detenido en la vivienda de unos amigos donde se había refugiado y, tras llevarle al Gobierno Civil, “fue conducido en un coche al término de Viznar y en las inmediaciones del lugar conocido como Fuente Grande, en unión de otro detenido cuyas causas personales se desconocen, fue pasado por las armas después de haber confesado”. El texto añade que el escritor fue enterrado en aquel paraje, concretamente en “un barranco situado a unos dos kilómetros a la derecha de dicha Fuente Grande, en un lugar que se hace muy difícil de localizar”.

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Figura y obra aún vigente

A pesar de que aún quedan muchas incógnitas por resolver sobre el asesinato de Lorca, lo que sí es una realidad es que su figura y su obra siguen vigentes en la actualidad y su importancia en el teatro español es incuestionable. El más universal de los poetas españoles del siglo XX, fue un hombre comprometido con las causas sociales y considerado como un adelantado a su tiempo.

El autor de Romancero gitano, Bodas de sangre o La casa de Bernarda Alba, de hecho, “quería cambiar la sociedad con su obra” en un momento en el que el autoritarismo, la intolerancia y el abuso de la fuerza se imponían en España, tal y como explicó Ian Gibson en entrevista con La Voz de Galicia.

El poeta español Federico García Lorca en una audición en Radio Stentor durante su estancia en Buenos Aires en 1933. (EFE/jgb)
El poeta español Federico García Lorca en una audición en Radio Stentor durante su estancia en Buenos Aires en 1933. (EFE/jgb)

Homenaje institucional en Granada

En este 87 aniversario de la muerte del poeta, la Diputación de Granada ha vuelto a rendirle homenaje, destacando su legado y reivindicando su figura. “Su memoria es patrimonio de todos” y el “deber” de las instituciones “es recordarlo y protegerlo como el Lorca universal que lleva el nombre de Granada a todos los rincones del mundo y cuya historia no va “a borrar”, manifestó este jueves el presidente de la institución provincial, Francisco Rodríguez (PP), quien recordó a “todas las víctimas fusiladas de la Guerra Civil”, según informa Europa Press.

En un acto celebrado en Alfacar, en el área metropolitana de Granda, Rodríguez también indicó que a García Lorca “lo fusilaron en estas lomas, por estos barrancos hoy convertidos en un parque de recuerdo y de recreo” y “no por genio, ni por creador excepcional, ni siquiera por poeta extraordinario u hondo dramaturgo” sino que “le quitaron la vida, sin juicio y sin defensa”. “Segaron su vida de un golpe”, como la de otras tantas personas “a un lado y a otro, en las retaguardias” y “lejos de las trincheras, donde sólo llegaba el eco de la guerra”, añadió el político, que destacó que, sin embargo, su obra sigue vive.

“Federico nos dejó un legado excepcional que nadie pudo arrebatar, es cultura con mayúscula” además de “orgullo para Granada y para los granadinos” por lo que el gobierno provincial “va a trabajar” por protegerlo, concluyó Rodríguez.

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