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Se trata de averiguar si los restos de los 3.000 fusilados por el régimen franquista en Madrid se encuentran en los dos osarios que afloraron por las lluvias. Los familiares de las víctimas creían, según la versión ofrecida por los anteriores gobiernos municipales del PP, que los restos fueron incinerados en los 90.
MADRID
Con retraso de varios meses arrancan, por fin, los trabajos de intervención en los dos osarios históricos del Cementerio de la Almudena, en Madrid, donde presuntamente fueron depositados los restos de las 3.000 personas fusiladas en la capital tras la victoria de los golpistas, en abril de 1939, y hasta febrero de 1944. Según ha podido saber Público, este mismo viernes ha comenzado la prospección para realizar las catas, descubrir la profundidad de los osarios, el número de restos que albergan y su periodo histórico.
La Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid firmó un convenio el 21 de mayo pasado con la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid para realizar un estudio sobre los dos osarios, cuyos restos quedaron al descubierto en 2018, en el primer osario, y el pasado mes de febrero, en el segundo. En ambos casos, por culpa de las lluvias y corrimientos de tierra.
Lo que la tierra mostró entonces --numerosas restos óseos que afloraron entre ladrillos de muros derrumbados--, podría ser el descubrimiento de un ruin secreto y, en todo caso, la constatación de una vil mentira: los restos de los fusilados no fueron exhumados e incinerados en la planta crematoria del cementerio de Carabanchel durante los años 90, como había mantenido el gobierno municipal del PP. Los restos podrían seguir en el Cementerio de la Almudena en las grandes fosas donde fueron trasladados los ejecutados a los diez años de ser enterrados anónimamente en fosas comunes de la necrópolis madrileña.
En el caso del primer osario que afloró, a mediados de 2018, la sorpresa fue mayúscula, porque estaba identificado en los registros del cementerio, pero se creía vacío, en base a la versión ofrecida por los responsables del camposanto cuando la sociedad que lo gestionaba era la Empresa Mixta de Servicios Funerarios, que estuvo vigente mientras gobernó el Partido Popular en la capital hasta la llegada de Manuela Carmena a la alcaldía. Décadas en las que los historiadores y familiares de las víctimas han creído que los restos de los fusilados y ejecutados a garrote vil fueron convertidos en cenizas en los años noventa. Las Trece Rosas, por ejemplo, podrían estar en estos osarios.
Sin embargo, los trabajos que han comenzado no tienen por finalidad la recuperación de restos concretos. En los osarios puede haber restos de unas 50.000 personas. Eran fosas enormes donde iban a parar los cuerpos enterrados por la Beneficencia, en tumbas de caridad o de cuarta categoría; pasado el tiempo estipulado para ocupar la fosa común donde fueron enterrados, eran trasladados a esos osarios, que pueden datar de los años veinte y treinta, por lo que junto a los ejecutados por el franquismo descansan los restos de personas fallecidas que nada tienen que ver con la represión franquista.
Según informan a Público fuentes conocedoras de la intervención forense en la Almudena, los osarios en cuestión están concebidos para que la materia orgánica se secara y se degradara al aire libre, de ahí que no hayan estado cubiertos más que por tierra. El equipo de la Escuela de Medicina Legal de la Complutense tiene que averiguar la profundidad de ambas fosas e intentar cuantificar los restos que contienen. Y lo más importante, intentar datar esos restos para confirmar que allí descansan los fusilados de Franco.
En la prospección, se analizarán restos óseos, como cráneos con agujeros de bala, y se espera encontrar las chapas de plomo con un número identificativo que colocaban a las personas fusiladas, según explican fuentes antropólogas y forenses.
La 'confesión' del exdirector de Cementerios de Madrid
Gabino Abánades, exdirector de Cementerios de Madrid, ya jubilado, confirmó en 2019 a esta periodista que se conservan en la Almudena dos osarios de la época de la primera posguerra, donde están los restos de los ejecutados por Franco. Abánades, que trabajó 46 años en el Cementerio de la Almudena, corrigió la versión ofrecida verbalmente hasta entonces a historiadores y familiares de víctimas sobre la incineración de los restos de los fusilados, aclarando, quizá por primera vez, que los osarios que se vaciaron y cuyos restos se llevaron a quemar al Cementerio de Carabanchel eran posteriores a 1955.
Tomás Montero, portavoz del colectivo Memoria y Dignidad, celebra el inicio de los trabajos, tras el "maltrato" a las víctimas dado por este consistorio. El descubrimiento del primer osario, en 2019, indignó a las familias, que siempre habían creído que los restos de sus seres queridos se habían convertido en ceniza sin haber sido avisados previamente.
Desde la Oficina de Derechos Humanos y Memoria del equipo de gobierno de la alcaldesa Manuela Carmena (Más Madrid) se impulsó en marzo de 2019 las actuaciones para el estudio de los restos, pero finalmente no se pudo materializar un proyecto ante la proximidad de las elecciones.
"El objetivo es llegar a la verdad", dice el diputado socialista Ramón Silva, que el pasado mes de marzo exigió explicaciones al gerente de la Empresa Municipal de Servicios Funerarios, Fernando Sánchez, cuando afloraron restos óseos en otro osario del cementerio. "Hay que saber con seguridad qué restos contienen esos osarios, su época, y, dignificarlos como se merecen".
La noticia sobre el inicio de la intervención en las ya llamadas 'fosas de los fusilados' abre la esperanza a los colectivos de Memoria Histórica, después del abrupto desmantelamiento del Memorial de las víctimas del franquismo en el Cementerio de la Almudena, a finales de 2019, un proyecto irrecuperables mientras siga gobernando José Luis Martínez Almeida en el consistorio.