Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme.....
"Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
El Gobierno de Revilla dice que trabaja en la geolocalización de cuatro fosas comunes, en Tama (Liébana), Cieza, Anievas y en Piélagos, con el "objetivo" de comenzar las exhumaciones a lo largo de 2023.
En declaraciones a los medios, el vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, ha reconocido las dificultades para la localización de fosas comunes, que en la región "son pequeñas y dispersas".
El vicepresidente, quien ha participado en un acto con asociaciones memorialistas cántabras junto al ministro de Memoria Democrática, Félix Bolaños, ha avanzado que cuando se encuentren esas fosas comenzará "la exhumación de los cuerpos" y su identificación.
Respecto al aporte de Cantabria al banco de ADN nacional, que ayudará a esa identificación, ha señalado que está "pendiente de hacerse", "lleva un ritmo de trabajo" y ha recordado que los ciudadanos pueden participar en él "de forma activa" o "pasivamente en función de los hallazgos".
Durante su intervención, Bolaños ha afirmado que el Gobierno de España está "orgulloso" de su labor en el ámbito de la memoria democrática y va "por el camino correcto" en el desarrollo de la Ley.
"Hemos llegado tarde, con décadas de retraso, pero hemos llegado", ha asegurado el ministro, durante un encuentro con asociaciones memorialistas cántabras en Santander. Bolaños ha reivindicado los "avances" que ha introducido la Ley de Memoria Democrática, que ha valorado, "se deben" a las asociaciones memorialistas que han participado en la elaboración del documento.
"La mayor parte está cumplida, nos queda desarrollar la ley", ha apuntado.
El ministro, quien ha estado acompañado del vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, ha pedido recordar a las víctimas del franquismo y a las que "lucharon por la democracia".
"La España de hoy es la España que ellos soñaban", ha dicho.
Ha criticado que la "derecha democrática" española, en alusión al PP, no apoye la ley, porque, en su opinión, no es una norma "política" sino "pura humanidad".
"¿Quién puede estar en contra de que un familiar recupere y dé sepultura digna a una víctima de la represión de la guerra?", ha lamentado.
En contraste con esto, ha dicho tener "envidia sana" de países como Francia o Italia, en los que ha asegurado, "todo el arco político democrático" considera la memoria histórica una "política de Estado".
Durante el encuentro, las asociaciones memorialistas, tal y como han avanzado a los medios de comunicación antes de la llegada del ministro, han celebrado los avances de la ley y han urgido al Gobierno cántabro a comenzar las exhumaciones de las, aproximadamente, 150 fosas comunes que hay en la región.
«La verdad debe ir desnuda. Por eso este libro carece de literatura». La cita lleva la firma de Antonio Junco Toral (Oviedo, 1899-Las Palmas de Gran Canaria, 1955) y pertenece a su libro de memorias 'Héroes de Chabola', presentado recientemente en un concurrido patio del Cabildo de Gran Canaria, corporación en la que trabajó, en la sección de cuentas y presupuestos.
Junco fue una de las cientos de miles de víctimas de la represión franquista en Canarias y en 'Héroes de Chabola' relata el terror que sufrió durante dos largos años, del 36 al 38, en la Prisión Provincial de Las Palmas, en los campos de concentración de La Isleta, Gando y Fyffes -este último en la isla de Tenerife- y en el Hospital San Martín. Su único delito, tal y como lamentó su nieta, Cristina Vallejo, en la presentación del ejemplar, fue apoyar la legalidad de la República ante el Gobierno Civil de Las Palmas y oponerse al golpe militar del 18 de julio de 1936.
El profesor e historiador grancanario Sergio Millares es uno de los grandes responsables de que este testimonio haya salido a la luz. «Conocí este libro por vinculaciones familiares. Lo leí y me pareció tremendo, pues conocía lo que había pasado, pero no había leído nunca un relato tan directo y descarnado», enfatiza Millares.
Para el historiador, el texto posee especial valor porque «ilustra», entre otros lugares, sobre los diferentes campos de concentración ya citados. Lo cierto es que, a día de hoy, muchos se llevan las manos a la cabeza y se preguntan: «¿Pero en Canarias había campos de concentración?». Los había, y el de La Isleta, tal y como apunta el profesor, « no tenía nada que envidiar a los campos nazi, salvo por la premeditación del exterminio; eso, por supuesto, no existía en La Isleta, pero el castigo, las continuas torturas, el clima de terror, puede equivaler a un campo de concentración nazi perfectamente».
Imagen de Antonio Junco Toral, incluida en el libro de sus memorias.
El de Gando, que se abrió posteriormente al de la capital grancanaria, dado que este se quedó pequeño por la cantidad de presos, «se suavizó un poquito más, pero el de La Isleta era brutal, las órdenes eran machacar a los presos y muchos murieron allí por las palizas, que eran continuas». Todo lo contrario que en el de Fyffes, al menos en apariencia. « Este era un campo en el que aparentemente no pasaba nada, todo era amabilidad, los presos hacían sus camas, estaban un poco hacinados en el interior de las naves -por lo que no eran sometidos a trabajos forzosos-, pero no había un plan de tortura. Sin embargo, en Fyffes existía algo terrible: a las doce de la noche, (los militares ) empezaban a decir nombres y a esos que nombraban los sacaban y asesinaban».
Así, el resto de presos era cada vez «más consciente de lo que estaba pasando. Imagínate vivir todo el día esperando a la noche, a ver si te toca; ese es el terror en estado puro», reflexiona Millares. Otro de los aspectos del libro que destaca especialmente, por novedoso, es que Junco Toral ofrece los nombres de los victimarios. Algo que causó reparos en la familia del represaliado, a la hora de publicar sus memorias.
El profesor tuvo acceso al testimonio de Junco en los años 80, época en la que le «hubiera encantado» darlo a conocer al gran público. No lo hizo, precisamente, por el miedo de la familia a las represalias. Y es que el miedo al franquismo perduró más allá de los 40 años de dictadura, en la que hubo un «férreo control de lo que se decía», por lo que callar se convirtió en un método de supervivencia. Así fue, entre otras, por episodios como el de la Vecindad de Enfrente, en Agaete, en el que se «eliminaron prácticamente a todos los hombres». «Muchos no sabían ni leer ni escribir, solo eran miembros de los sindicatos de Oficios Varios de Agaete, nada más», agrega Sergio Millares. Siendo así, «la gente moría sin saber por qué» y se instauró en el tejido social del archipiélago un «miedo ciego».
Antonio Junco Toral junto a su familia (arriba), su mujer, María de la Cruz Lojendio (abajo, izquierda), y con su nieto Luis, en brazos, y su hija Consuelo. / IMÁGENES INCLUIDAS EN 'HÉROES DE CHABOLA'
El historiador asegura que la puerta del silencio se ha ido abriendo «a partir de las asociaciones de la memoria histórica, de la Ley de la Memoria Histórica inicial y la de la Democrática ahora». « Hay que superar la guerra, pero hay que hacerlo con verdad, con restitución histórica y mención a las víctimas. El franquismo reivindicó a sus muertos, porque el bando republicano también asesinó, y estuvo 40 años recordándolos y haciéndoles homenajes y monumentos; falta la reivindicación de los asesinados en el bando republicano».
Por otro lado, considera que 'Héroes de Chabola' es el mejor «desmentido» de los mitos del franquismo, siendo uno de ellos la paralización de una supuesta «revolución roja», pues su autor, Junco Toral, era «republicano moderado, creyente, miembro de la generación republicana reformista, como Azaña o Negrín. Se trata de segmentos de la burguesía española que se opusieron a Franco, y Franco no se los perdonó». Millares cree que Junco Toral fue absuelto de los cargos de rebelión, en consejo de guerra celebrado en marzo de 1938, por su buena posición social y por su familia política, militar y cercana al régimen. Esto, no obstante, no le libró de las palizas, de las humillaciones, de la vida robada, tanto a él como a sus compañeros de calvario, los héroes de Chabola.
El historiador calcula que, en las islas, el franquismo dejó unos mil desaparecidos, 125 fusilados y miles de detenidos, «unos diez mil o veinte mil. Todo esto hace que la red de afectados, directa o indirectamente, sea enorme: unas cien mil personas, aproximadamente», valora.
El Govern y la familia homenajean a Catalina Flaquer Pascual, Antònia Pascual Flaquer y Maria Pascual Flaquer
AGENCIAS
El Govern y la familia homenajean a Catalina Flaquer Pascual, Antònia Pascual Flaquer y Maria Pascual Flaquer
PALMA, 28 (EUROPA PRESS)
Los restos de Catalina Flaquer Pascual, Antonia Pascual Flaquer y Maria Pascual Flaquer, conocidas como las Roges del Molinar, ya descansan en Capdepera (Mallorca), 86 años después de haber sido asesinadas.
En una nota de prensa, el Govern ha informado de su participación este sábado en el acto de despedida en Capdepera de los restos de Catalina Flaquer Pascual, Antonia Pascual Flaquer y Maria Pascual Flaquer, conocidas como las Roges del Molinar y asesinadas la noche de Reyes de 1937, víctimas de la represión franquista.
Sus cuerpos han sido identificados esta misma semana, tras que en octubre se consiguiera identificar a la activista y sindicalista Aurora Picornell, asesinada con ellas durante un saque de la cárcel de mujeres de Can Sales. Hasta ahora, no se había podido confirmar genéticamente su identidad, aunque se las consideraba identificadas por información historiográfica que permitía hacer una identificación de grupo, pero finalmente la identificación del ADN de la pequeña de las hermanas ha permitido que todas las Roges del Molinar hayan sido biológicamente identificadas.
El acto, celebrado en el teatro municipal, ha tenido lugar después de que esta mañana se rindiese homenaje a las Roges del Molinar y a Belarmina González, Aurora Picornell y Gabriel Picornell, en un acto en el Conservatorio Superior de Música de Baleares.
En Capdepera han participado la presidenta del Govern balear, Francina Armengol; el secretario autonómico de Memoria Democrática y Sectores Productivos, Jesús Jurado; el director general de Memoria Democrática, Marc Herrera; el alcalde de Capdepera, Rafael Fernández; la presidenta de la Asociación Memoria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, y los familiares de las Roges del Molinar. La Gabellina de Capdepera y el dúo musical Vaivé han representado varias piezas musicales.
La presidenta Armengol ha reivindicado la figura de "tres mujeres que fueron cruelmente asesinadas simplemente por ser mujeres que luchaban por la democracia y defendían los valores que hacen a los seres humano ser más dignos". Armengol también ha explicado que "en estos ocho años de gobierno se han hecho muchas cosas, como recuperar ya 241 cuerpos o certificar a cientos de personas como víctimas de la represión y el franquismo", pero "hay que mantener el compromiso de seguir adelante".
Por su parte, Jurado ha afirmado que "la democracia no es sólo votar en unas elecciones. También es respetar los derechos de las víctimas del franquismo, y honrar y recordar a las personas que fueron y que son referentes democráticos". "Referentes como Catalina, Maria y Antonia, asesinadas por los falangistas, por ser comunistas, antifascistas y por defender a la clase trabajadora. No han sido olvidadas y ahora y siempre estarán con nosotros", ha asegurado.
Las Roges del Molinar fueron encontradas en 2021 junto con Aurora Picornell en el cementerio de Son Coletes, en Manacor, en el marco de los trabajos de la segunda fase de excavaciones y exhumaciones del cementerio de Son Coletes, dentro del tercer Plan de Fosas del Govern (2020-2021), y se han identificado recientemente.
Gracias a los diversos planes de fosas impulsados por el Govern, ya se han abierto 21 fosas, que han permitido exhumar a 241 personas, identificar a 52 y devolver a 35 a sus familias, a las que, a partir de este sábado, se suman Catalina Flaquer Pascual, Antonia Pascual Flaquer, Maria Pascual Flaquer, Belarmina González, Aurora Picornell, y su padre, Gabriel Picornell.
Núñez Feijóo borró de un plumazo una parte muy reciente de la historia española: el franquismo justificó la sublevación contra la democracia como una “cruzada” o “guerra santa”
“Detente enemigo que el corazón de Jesús va conmigo” (sic). El lema iba prendido al sombrero cordobés de uno de los grupos paramilitares más sangrientos que actuaron en la guerra civil española, en la represión de los pueblos del Aljarafe sevillano. El “detente” guiaba las barbaridades que cometió esta columna franquista, que controlaba el temido Ramón de Carranza. Con el corazón de Jesús estaban legitimados para “limpiar los pueblos de gente roja”, como indica el historiador Paco Espinosa, autor del libro Contra la República. Los “sucesos de Almonte” de 1932. Laicismo, integrismo católico y reforma agraria.
El grupo arrasó desde Huelva a Sevilla, entre agosto de 1936 y marzo de 1937, cuando la columna pasó a formar parte de la Falange. Estas “escuadras negras” participaron en la primera fase de la “limpieza política”. En Huelva, hasta el inicio de los tribunales militares, en marzo de 1937, fueron asesinados 2.376 hombres y 86 mujeres.
La historia de Atilano Coco es más conocida porque el director Alejandro Amenábar la recuperó para el cine en 2019, en la película Mientras dure la guerra. El pastor protestante, profesor, masón y amigo de Miguel de Unamuno fue secuestrado y asesinado por los franquistas en diciembre de 1936 en Salamanca. Había cometido el pecado de no creer en la religión católica.
Fue paseado en una de las sacas que conducían a los presos de la prisión provincial al monte de La Ordaba, en la carretera de Salamanca a Valladolid. Como tantos otros, fue asesinado sin causa judicial. Como en el caso de Andalucía, era la práctica propia de los falangistas y los miembros de la paramilitar Guardia Cívica, con la complicidad de los guardias civiles que vigilaban la cárcel.
“No verá usted a un católico matar en nombre de su religión. Otros pueblos tienen algunos ciudadanos que sí lo hacen”, aseguró el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este jueves para demostrar la supuesta superioridad de la religión católica sobre las demás tras el asesinato de un sacristán en Algeciras. El político gallego borró de un plumazo una parte de la historia española al ignorar la Inquisición o la Cruzada franquista, entre otros capítulos del pasado.
Las autoridades franquistas justificaron la sublevación contra la democracia como cruzada o guerra santa y la idea fue apoyada por la inmensa mayoría del episcopado español, a pesar de la repulsa de la Europa católica. “Franco estuvo matando en nombre de dios hasta el último día”, indica por teléfono el historiador y profesor de la Trent University de Ontario (Canadá) Antonio Cazorla. De esta manera responde a la polémica aseveración.
La santa cruzada
Cazorla rescató hace años las cartas que los españoles escribían a Franco y en las que se podía encontrar peticiones de clemencia y alabanzas por la causa que había iniciado. Durante el franquismo, “la mayoría de los españoles tenía que tener mucho cuidado con lo que decía, no fuese a ser que siendo afectos, neutros u hostiles al régimen, lo dicho fuese o pareciese inconveniente a la autoridad”, explica Cazorla en el libro Cartas a Franco de los españoles de a pie (1936-1945).
El 2 de septiembre de 1937, la Asociación Española de Señoras de la Virgen del Pilar escribe al General Franco una carta en la que le manifiestan su “reconocimiento por esa gloriosa cruzada tan justamente emprendida y dirigida por V. E. para salvar a nuestra querida España de la Barbarie comunista y felicitándole también por las brillantes victorias obtenidas en esta santa cruzada”.
En esta correspondencia puede comprobarse la particularidad española en los fascismos europeos de los años treinta, con la participación de la Iglesia católica en la sublevación contra la República. Franco fue defendido como el Salvador de la España Católica. Cazorla indica que “a veces se simplifica el papel de la Iglesia y de los religiosos en este período”. “Mientras que no cabe duda de que la mayoría de los clérigos, y del mundo católico en general, apoyaban a Franco, también es cierto que algunos religiosos intentaron interceder por las víctimas de la dictadura”, asegura.
Aquella población adepta a Franco lo describía en sus cartas personales como “el jefe el alma del movimiento Católico y Nacional español”. La cruzada religiosa era conocida en el extranjero. El 1 de octubre de 1938 le escribe el ciudadano canadiense Arthur Blanchette: “Dándonos las gracias, querido Generalísimo, yo os deseo todas las posibilidades de un éxito rápido sobre sus adversarios Rojos y la restauración de las antiguas glorias y esplendores de la España Católica” [sic].
La espada contra los infieles
Desde Venezuela, un tal Antonio. J. C. S. escribe a Franco, en septiembre de 1937, una carta en la que incluye un poema revelador con el que le desea “buen término la gigantesca obra de regeneración” que está ejecutando: “Al libertador de España / El paladín de la Victoria / Con santo Amor y pasión / Es escogido por la Gloria / Para salvar a su Nación. / Puso su espada en su diestra / El Señor de los señores / Para herir a la siniestra / Cuadrilla de malhechores. / Fieras sin Patria ni hogar / Perversos desde la cuna / Engendros de Lupanar / Influenciados por la luna. / Satanás en forma humana / Cuya maldad inaudita / Persigue al alma cristiana / Para hacerla una maldita”.
El 25 de febrero de 1940, un tal José G. felicita al dictador desde Navarra por la nueva Ley [la Ley de Responsabilidades Políticas, promulgada el 9 de febrero de 1939], “que declara guerra sin cuartel a la Masonería y Sociedades secretas, que han sido la causa de los males, que durante muchos años han asolado a nuestra querida patria España y con ello ha dado V. E. una gran satisfacción y aliento a los que precisamos de querer ante todo a España y sobre España, solamente consideramos a DIOS, ya que DIOS y España son nuestros más grandes amores por los que tenemos que seguir sacrificándolo todo, incluso hasta la vida”.
En nombre del catolicismo se asesinó a los enemigos, pero también apelándolo podían librarse de la muerte. El 3 de junio de 1940, Amalia P. de A. escribe a Carmen Polo para que se apiade y evite que su marido masón sea fusilado. “Mi esposo José A. M., pertenecía a la Masonería; está detenido desde el 29 de Abril del 39, hizo su retractación a la Iglesia, en marzo del 39, en el Sanatorio de San José, como consta en este Obispado. Pues al estar en esa secta, hará tan solo como muchas veces se hacen las cosas, por los amigos” [SIC]. Y reclama: “Señora, por caridad, pídaselo a su esposo, que sea ese el obsequio para el día de su Santo, que se apiade de mis pobres hijos”.
Legitimar el castigo
Gutmaro Gómez Bravo es el historiador que más ha investigado el sistema de represión, con libros como La redención de penas: la formación del sistema penitenciario franquista, 1936-1950. Explica a este periódico que la represión en nombre de la fe se legitimó desde el mismo golpe de Estado. “No hay ninguna duda de la persecución y represión por motivos religiosos. Los judíos, los masones, los protestantes fueron homologados e identificados como el mal y legitimaron su castigo. La participación de la Iglesia es precisamente la particularidad del totalitarismo franquista comparado con el de Mussolini y Hitler”, sostiene Gutmaro Gómez Bravo.
En el centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca se conservan decenas de miles de expedientes clasificados por la Brigada Político-Social con denuncias contra los ciudadanos por sus creencias y que se mantuvo activa entre 1938 y 1977. Ahí están las pruebas que contradicen las creencias de Núñez Feijóo. La represión en nombre de dios estaba institucionalizada de tal manera que los censores literarios debían cumplimentar una ficha en la que se especificaba si el autor o autora “atacaba” al “dogma”, a la “moral”, “al Régimen y a sus instituciones” o a “la Iglesia o a sus Ministros”. Cualquiera de estos informes repletos de tachones en rojo muestran cómo la Iglesia católica también reprimió durante más de cuatro décadas las libertades de los españoles.