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El triunfo de los valores I
El Gran Wyoming
13 Jun 2009
Rajoy habló alto y claro desde el balcón de Génova: “Ha sido el triunfo de los Valores”. Olvidó un pequeño matiz: sustituir el artículo determinado por un posesivo, porque esa noche triunfaron sus Valores. Y sus Valores no son otros que el cheque en blanco que le extienden sus votantes para que llegue a la Moncloa como sea y con quien sea.¿Qué estupidez es esa del respeto a la decisión del votante? A mí no me merece ninguna consideración el que apoya a un chorizo a sabiendas, y en eso me distingo del votante de derechas: “En mis Valores no caben los delincuentes impunes que se amparan en una justicia afín”. Es una vergüenza que el vicepresidente del Consejo del Poder Judicial, Fernando de Rosa, se reúna con Camps al enterarse de que puede ser imputado por trincar, mienta negando la reunión, y a continuación acuse de prevaricador al juez instructor.
También habló el señor Fabra: “La gente es muy lista y no le importa si Camps o yo somos culpables”. En el caso de Chaves sí les importa. Esos son sus valores y, por eso, como miembro del club que paga la boda de Estado de la hija de aquel presidente, las comuniones y los jaguars de algunas dirigentes del partido que van dando clases de ética por la radio, los trajes y demás regalos del presidente valenciano, que acaba “queriendo un huevo” al benefactor, los caprichos del tesorero del partido y los sueldos de los jueces, que se lo toman con demasiada calma, me indigno y reivindico mi derecho al más absoluto desprecio por los que les ponen en las listas, los que les encubren, les manifiestan su apoyo en plazas de toros y urnas, y por el responsable de todo ello que presume de esos Valores sin sonrojo. ¡Justicia!
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