Entre los casos más emblemáticos está el de Tomás Centeno, dirigente sindical de la UGT, quien falleció bajo custodia policial en 1953
La Real Casa de Correos, situada en el emblemático centro de la Puerta del Sol en Madrid, ha sido testigo de los momentos más trascendentales de la historia española. Desde su construcción en el siglo XVIII hasta su función actual como sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, el edificio ha evolucionado de un punto neurálgico para el servicio postal a un símbolo de gobernabilidad regional. Sin embargo, su pasado como sede de la temida Dirección General de Seguridad (DGS) durante la dictadura de Francisco Franco vuelve a ser objeto de debate público, en medio de los esfuerzos del Gobierno central por declararlo “Lugar de Memoria Democrática”.
En este sentido, el Gobierno central sigue adelante con su idea de instalar en la Real Casa de Correos una placa recordando su pasado como Dirección General de Seguridad, en tiempos de Franco. Un lugar donde muchas personas fueron encarceladas y torturadas.
Hay que tener en cuenta que la Real Casa de Correos fue construida entre 1766 y 1768 bajo la supervisión del arquitecto francés Jaime Marquet, la Real Casa de Correos nació como un edificio para centralizar el incipiente servicio postal español. Su ubicación estratégica en la Puerta del Sol la convirtió rápidamente en un epicentro de actividades gubernamentales. En 1848, fue designada como sede del Ministerio de la Gobernación, un paso que consolidó su relevancia como centro de control del orden público.
Durante el siglo XIX, en una España marcada por movimientos sociales y transformaciones políticas, la Real Casa de Correos fue testigo de numerosos episodios históricos. Desde el Motín de Esquilache en el siglo XVIII hasta la Gloriosa de 1868, el edificio desempeñó un papel crucial como centro de vigilancia y control. Su protagonismo continuó durante la transición de sistemas monárquicos a republicanos en diferentes períodos.
Tras la Guerra Civil Española en 1939, el edificio asumió un papel más siniestro como sede de la Dirección General de Seguridad (DGS), un organismo responsable de la represión política durante el régimen franquista. La DGS albergó la temida Brigada Político-Social, encargada de perseguir y reprimir a los opositores al régimen.
El epicentro de la represión
Bajo el régimen franquista, la Real Casa de Correos se convirtió en un símbolo del terror estatal. Los testimonios de la época describen las brutales torturas infligidas a los detenidos en sus instalaciones. Entre los casos más emblemáticos está el de Tomás Centeno, dirigente sindical de la UGT, quien falleció bajo custodia policial en 1953. Aunque oficialmente se declaró su muerte como un suicidio, los informes forenses y testimonios posteriores confirmaron que había sido sometido a tortura.
Otro caso notable es el de Julián Grimau, un destacado dirigente comunista, quien murió tras sufrir brutales torturas. La brutalidad ejercida en la Real Casa de Correos no distinguía género, y muchas mujeres fueron sometidas a abusos, humillaciones y detenciones arbitrarias por su participación en movimientos de resistencia o por defender derechos básicos.
La lucha por la Memoria Democrática
Ahora el Gobierno central de Pedro Sánchez ha iniciado el proceso para declarar la Real Casa de Correos como “Lugar de Memoria Democrática”. Esta propuesta incluye la instalación de una placa conmemorativa que reconozca su papel como centro de represión durante la dictadura. Sin embargo, la iniciativa ha desatado un intenso debate político. La Comunidad de Madrid, encabezada por Isabel Díaz Ayuso, ha expresado su firme oposición, argumentando que el edificio tiene un significado histórico mucho más amplio que no debe reducirse a su etapa como sede de la DGS.
“Este edificio ha desempeñado múltiples funciones relevantes a lo largo de su historia. Reducirlo a un periodo específico no refleja su importancia global,” han declarado representantes del gobierno regional. Además, la Comunidad de Madrid ha introducido una enmienda a la Ley Ómnibus para proteger el edificio de intervenciones no autorizadas, lo que ha intensificado la disputa entre el Gobierno central y el regional.
Para los colectivos memorialistas y las víctimas del franquismo, declarar la Real Casa de Correos como Lugar de Memoria Democrática es una necesidad moral. Durante más de una década, organizaciones de derechos humanos han abogado por la creación de un espacio en el edificio que honre a las víctimas y preserve su historia. Este esfuerzo forma parte de un movimiento más amplio en España para reconocer los sitios vinculados a la represión franquista, siguiendo el ejemplo de lugares como el Museo do Aljube en Lisboa o la antigua comisaría de Vía Laietana en Barcelona.
Un futuro cargado de simbolismo
Desde 1985, la Real Casa de Correos es la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, y cada 31 de diciembre, su icónico reloj atrae a miles de personas para celebrar la llegada del Año Nuevo. Este contraste entre su pasado oscuro y su rol festivo actual refleja la complejidad de su legado como para ahora destacarlo como "Lugar de Memoria Histórica".
El debate sobre su resignificación va más allá de las diferencias políticas entre gobiernos; plantea preguntas fundamentales sobre cómo España lidia con su memoria histórica. Por ahora, el futuro de la Real Casa de Correos como Lugar de Memoria Democrática permanece incierto.
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