Miranda, un campo de prisioneros para republicanos,
nazis y aliados
by giltoll
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Concepción Pallarés Moraño*
España, como país neutral, fue durante la Segunda Guerra Mundial
una vía de salida de la Europa ocupada por los nazis.
El Campo de concentración de Miranda de Ebro, en Burgos, creado
en 1937 para acoger a prisioneros republicanos, se convirtió, a partir de 1940,
en lugar de estancia temporal para colectivos de diversos países que cruzaban
la frontera franco- española.
El estudio de los expedientes personales de los internados en el
Campo, y de la documentación conexa, permite conocer la identidad de estos
colectivos, cambiante al compás de la evolución de la contienda.
Entre los años 1940 y 1944 cruzaron los Pirineos, entre otros,
pilotos aliados derribados en territorio ocupado, opositores, militares y
civiles, al dominio nazi en distintos países, que, a través de Portugal y
Gibraltar, se dirigían a Londres o al Norte de África para incorporarse al
ejército aliado, y judíos que buscaban salvar sus vidas emigrando a EEUU,
Argentina, Méjico o Palestina.
Durante el período comprendido entre la segunda mitad de 1944 y
enero de 1947 en el Campo de Miranda convivieron evadidos alemanes (desertores
y huidos de campos de concentración aliados) y colaboracionistas de distintos
países, con internados de nacionalidad alemana que habían abandonado su país en
los años treinta, por su ideología contraria al nazismo, o para ayudar a la
República española, como voluntarios en las brigadas internacionales. Guillermo
Von Mallinckrodt, [1]
oficial de aviación, nacionalizado argentino, de origen alemán, había llegado a
Barcelona en 1937, contratado por el gobierno republicano en calidad de asesor
para organizar la aviación. No fue liberado del Campo hasta 1946.
Tras el desembarco aliado en Normandía en 1944, los aduaneros
alemanes de la frontera franco-española pasaron a España y fueron temporalmente
internados en Miranda y en los balnearios de Sobrón (Álava) y Molinar de
Carranza (Vizcaya).
Las embajadas británica y norteamericana estaban especialmente
interesadas por los aduaneros Walter Kutschman y Herbert Senner. Al primero le
consideraban criminal de guerra por su participación en matanzas de judíos en
el frente del Este entre 1941 y 1942.En su ficha del Campo figura la anotación:
Sale, a
lápiz, sin
indicar hacia dónde ni fecha. El 16 de enero de 1948 embarcó en Vigo, rumbo a
Argentina, con identidad y documentación falsas, expedidas en Sevilla, a nombre
de Ricardo Olmo, religioso español, nacido en Ciudad Real. Vivió tranquilamente
en Buenos Aires hasta 1975, cuando la prensa argentina se hizo eco de las
denuncias de Simon Wiesenthal. Las órdenes de extradición para ser juzgado en
Alemania como criminal de guerra no prosperaron y falleció en Argentina en
1986. A Herbert Senner miembro de la Gestapo,
a su salida del Campo se le permitió residir en Madrid, por orden
del Subsecretario del Ministerio del Ejército.
También llegaron a Miranda prisioneros de guerra alemanes
evadidos de campos de concentración franceses. Algunos procedían de zonas de
las que los alemanes habían sido desplazados al finalizar la guerra, (Polonia,
los Sudetes checos, Prusia oriental) o habían nacidos en la ciudad libre de
Danzig (la actual ciudad polaca de Gdansk), considerados alemanes a partir de
su ocupación por los nazis en otoño de 1939. Uno de ellos, Rolf Stetzelberg
manifestaba su deseo de quedarse en España por no tener noticias de su familia,
que probablemente habría perecido en el Wilhelm
Gustloff, navío que transportaba refugiados, civiles y militares,
que huían de Prusia Oriental, hundido por un submarino ruso. Karl Stockler,
alsaciano, que inicialmente se declaró nacido en Alemania, con posterioridad,
se confesó oriundo de Offendorf, Alsacia, explicando que “por haber servido en el ejército
alemán me es imposible regresar a mi patria que es hoy territorio francés”.
Combatientes voluntarios en tropas auxiliares, reclutados en
varios países de europeos para apoyar a Alemania en el frente ruso, pasaron a
España, con la esperanza de conseguir ayuda de la Falange y del ejército.
Franceses alistados en la Legión de Voluntarios contra el Bolchevismo, en las
Waffen SS o en la Milicia que organizaba actuaciones armadas contra la
Resistencia en Francia, y belgas rexistas estuvieron también internados en el
Campo de Miranda. El dirigente del partido Rexista Leon Degrelle llegó a España
por S. Sebastián y, aunque hubiera debido ingresar en Miranda, las autoridades
españolas autorizaron su traslado al interior del país, bajo la identidad de
José Ramírez Reina[2].
También pasaron a España nacionalistas ucranianos que habían
servido en unidades del ejército alemán o en las SS, colaborando con los
alemanes en las redadas y matanzas de judíos y como guardianes en los campos de
concentración Anton Drajan Dudnyz, nacido en Kiev en 1913, era periodista.
Actuó como miembro de la Gestapo en Lemberg (nombre alemán de la ciudad polaca de
Lvov) y en otras ciudades ucranianas ocupadas por los alemanes. Cuando los
rusos ocuparon Kiev, se dirigió, con su camarada George Karmanin, a Polonia y
de allí a España, donde pretendían quedarse y crear una filial de la
organización "Ucrania Libre". Liberados del Campo, se alojaron en la
calle Pinar 21, en la Residencia de Investigaciones Científicas, acreditados
como corresponsales extranjeros
Derrotados los fascistas en abril de 1945, comenzó la depuración
en el norte de Italia, en Piamonte, Emilia-Romaña y el Véneto. Esta situación
explica que llegaran a España tanto italianos comprometidos con el Eje, como
partidarios de los aliados, que habían sido prisioneros de los alemanes.
Domenico Cernuschi, estudiante de ingeniería en Génova, había formado parte de
los camisas negras. Prisionero del ejército americano en Cottano y poseedor de
la Cruz de Hierro, concedida por el ejército alemán, temía ser objeto de
represalias y huyó desde Italia a España a través de Francia, con el propósito
de alistarse en la Legión o de obtener el status de refugiado político.
La actitud del Régimen franquista hacia estos colectivos se
mantuvo en el ámbito de la neutralidad formal, si bien sesgada en muchos casos
hacia sus antiguos socios del Eje, permitiendo la huída a Sudamérica de nazis y
colaboracionistas o su residencia en España.
*Doctora en Historia Contemporánea por la U.N.E.D.
BIBLIOGRAFÍA PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA
Matilde EIROA: “Refugiados extranjeros en España: el campo de
concentración de Miranda de Ebro”, Ayer
(2005), pp. 125-152.
Concha PALLARÉS y José María ESPINOSA DE LOS MONTEROS: “Miranda,
mosaico de nacionalidades: franceses, británicos y alemanes”, Ayer (2005), pp.
153-187.
Matilde EIROA y Concha PALLARÉS: “Uncertain Fates: Allied
Soldiers at the Miranda de Ebro Concentration Camp”, The Historian, 76
(2014), pp.26-49.
ARCHIVO:C.E.G.E.S,Bruselas
[1] Los nombres son los que figuran en los
expedientes del Campo. La grafía puede ser incorrecta o tratarse de nombres
falsos.
[2] Ismael FUENTE LAFUENTE: “León
Degrelle, la última reliquia del nazismo, escribe sus memorias en Madrid”, El
País, 14 de diciembre de 1982.
Recuperado de internet(http://elpais.com/diario/1982/12/14/espana/408668404_850215.html)
giltoll | noviembre 12, 2014
en 6:36 pm | Etiquetas: Campos de copncentración | Categorías: Investigación
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