dissabte, 24 de novembre del 2018

«El Patronato fue como una cárcel moral de mujeres en el franquismo»

https://www.laverdad.es/murcia/patronato-carcel-moral-20181122010839-ntvo.html



Carmen Guillén Lorente. / lv
Carmen Guillén Lorente. / LV

La historiadora, Carmen Guillén Lorente, investiga la posición social de la mujer durante la dictadura franquista en su tesis doctoral

MINERVA PIÑERO
«En principio, la edad mínima para entrar al Patronato era de 16 años y la máxima de 25, pero estas reglas se las saltaban bastantes veces», explica Carmen Guillén (Murcia, 1988), doctora en Historia Comparada por la UMU. Tras cuatro años de investigación, la joven obtuvo hace unos días la calificación de sobresaliente 'cum laude' por 'El Patronato de Protección a la Mujer: prostitución, moralidad e intervención estatal durante el franquismo', su tesis doctoral, dirigida por Encarna Nicolás y Carmen González y en la que indaga sobre «uno de los aparatos más eficaces y duraderos desarrollados por el franquismo para el control social de la mujer».

-¿La prostitución fue legal en algún momento?

-Más que legal, la prostitución fue reglamentada desde 1941 hasta 1956. Esto significa que el franquismo permitía que existiera, pero, al igual que la regulaba, renegaba de ella. Era la expresión máxima de la doble moral del régimen. Había una serie de medidas que permitían que existiera la prostitución, pero no estaban enfocadas a proteger legalmente a la prostituta. Se entendía que era un mal menor y medicable.

-¿Cuál era la función del Patronato?

-La primera línea que se escribe dentro de los informes del Patronato es que su objetivo era redimir a la mujer caída y ayudar a la que está en peligro de caer. Para lograrlo, desarrolló un sistema de vigilancia, de terapia y reclusión a todas las mujeres que no cumplían con los estándares morales impuestos por el régimen. Cualquier mujer que no comulgase con el dogma o moral del franquismo era susceptible de entrar en los reformatorios del Patronato. Esta institución también se encargaba de escribir una serie de informes sobre cuestiones relacionadas, según su criterio, con la moralidad pública, como la homosexualidad, el uso de estupefacientes, las relaciones de género... Por algunas regiones, hasta se movieron los llamados agentes del Patronato, quienes deambulaban por las zonas que consideraban peligrosas para controlar la moralidad pública.

-¿En qué año se fundó?

-Aparece en 1941 y finaliza a mediados de los 80. Sobrevivió diez años al propio franquismo.

-¿Por qué motivos entraban las mujeres a los centros de esta institución?

-Teniendo en cuenta que era una realidad que se regulaba, las medidas eran bastantes represivas. El franquismo había regulado ciertas zonas de prostitución, entendidas como desagües sociales. Aquellas que salían de estos límites, tras ser denunciadas por la Policía o algún vecino, entraban a las cárceles de mujeres y a los centros del Patronato. Ocurría lo mismos con quienes ejercían sin el carné que les acreditaba como prostitutas, el cual existía.

-¿Cuántas mujeres fueron detenidas?

-Es un número muy difícil de cuantificar, sobre todo, porque la mayoría lo hacían de manera clandestina. En Murcia, uno de los datos registrados es que en 1952 había 72 mujeres 'oficiales'. Y se estima que las clandestinas superaban en un 80% a las legales. En 1942, por causas relacionadas con la prostitución, en España se detuvieron a seis mil mujeres. Y en 1943 el Patronato estimó que el número de prostitutas era de 12.180, repartidas en 1.056 casas de tolerancia.

-¿Qué papel jugó la Iglesia en este contexto?

-Uno absolutamente crucial. La Iglesia no solo dio el arquetipo de mujer que debía existir; también facilitó las infraestructuras y el personal que el Patronato necesitó, a través de las congregaciones religiosas. Prestaron las casas de acogida, repartidas por toda la geografía española y regentadas por las congregaciones religiosas, principalmente por adoratrices y oblatas. Era como una cárcel moral de mujeres en el franquismo.

-¿Y la medicina, en concreto la psiquiatría?

-Apoyó completamente la causa del Patronato. La psiquiatría de la época estaba supeditada a la ideología del nacional catolicismo. Científicos como Vallejo-Nágera, conocido como el psiquiatra del régimen, apoyaron totalmente la represión a estas mujeres. La medicina se esforzó en buscar las causas clínicas que favorecían la práctica de la prostitución y la psiquiatría franquista se puso al servicio de la condena moral de las prostitutas. Para justificar esa actitud, el régimen tuvo que difundir un discurso articulado por la medicina.

-¿Cuántos centros del Patronato había en la Región?

-Dos. Uno en Murcia y otro en Cartagena.