dissabte, 26 de gener del 2013

Aragoneses: exilio, resistencia y deportación


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VIERNES, 25 DE ENERO DE 2013

ÁNGELES EN EL INFIERNO

Artículo publicado de nuestro amigo Carlos Serrano en El Heraldo de hoy (25/01/2013) por el mismo motivo: recordar a las víctimas del Holocausto
 
ÁNGELES EN EL INFIERNO 
Carlos Serrano Lacarra

Historiador. Coordinador de actividades de Rolde de Estudios Aragoneses

En 2005, la Asamblea General de la ONU declaró el 27 de enero Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Es una jornada dedicada al recuerdo y a la enseñanza de valores que anulen cualquier atisbo de que hechos como los sucedidos en Europa en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, puedan volver a repetirse.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la historia ha sido pródiga en episodios de limpieza étnica, crueldad y odio en múltiples momentos y latitudes. Precisamente por eso, en tiempos en que para algunos la palabra “memoria” es tan incómoda, hacer ejercicio de la misma se antoja todavía más importante.  Amical de Mauthausen y Rolde de Estudios Aragoneses organizan el principal acto de conmemoración en nuestra comunidad autónoma de este Día Internacional. El Palacio de la Aljafería, la sede de las Cortes de Aragón, el lugar donde se deposita la voluntad democrática del pueblo aragonés, albergará esta tarde un acto de emoción, recuerdo y enseñanza.

Cada año, la ONU asigna al Día Internacional una temática. En esta edición la dedicatoria es para quienes, a riesgo de sus propias vidas y las de sus familiares, salvaron a personas del holocausto. Seres humanos que, en lugar de mirar para otro lado, afrontaron el atropello y la injusticia sobre sus semejantes de forma directa. La denominación oficial de este Día, “Rescates durante el Holocausto. El valor de preocuparse” resume ese reconocimiento: la valentía de tomar partido por las víctimas de la barbarie nazi. Esa valentía tuvo múltiples protagonistas y se manifestó de muchas formas y en un sinfín de escenarios. En el interior de los propios campos, en fábricas, en guetos, en ciudades y pueblos... y en embajadas.

Hasta hace unos años, Ángel Sanz Briz (1910-1980) era un desconocido para la mayoría, pese a que sus méritos ya habían sido valorados (el Parlamento de Israel le otorgó el título de Justo de la Humanidad en 1991). Curiosamente, hubo de ser Hollywood -Spielberg y La lista de Schindler- quien abriese esa espita del recuerdo: al gran público fueron llegando noticias de otros schindlers. Entre ellos, este zaragozano cuya gesta ha podido ser posteriormente mejor conocida (una biografía del periodista Diego Carcedo, la miniserie televisiva El ángel de Budapest, etc.), pero cuyo recuerdo sigue siendo pertinente.

Sanz Briz era un joven monárquico conservador, con ascendentes militares, con una brillante carrera diplomática por delante... a quien el destino colocó como encargado de negocios de la legación española en el Budapest ocupado por los nazis. Cuando Europa ardía bajo la bota xenófoba de Hitler y el pasaporte español era un salvavidas para muchos, este testigo de la persecución de inocentes, de quemas de libros, de desapariciones, de muertos en las calles... supo tomar partido. 

Su situación no era fácil. En su interior se debatían las ideas liberales y los principios de adhesión al régimen. De cara al exterior, debía preservar la imagen de neutralidad de un país embarcado en una ambigua no beligerancia: Alemania había apoyado la causa franquista y él no podía jugar con fuego. Pero actuó. Operando al borde de la legalidad y aprovechando el silencio de sus superiores del Ministerio de Asuntos Exteriores, asignó pasaportes temporales a los judíos que tuvieran algún vínculo con España y extendió miles de salvoconductos al resto de solicitantes. Desafiando con buenas formas al gobierno títere de Hungría y a los jerarcas nazis, habilitó viviendas como anexas a la legación, mientras firmaba sin descanso documentos que permitían eludir la deportación.  En 1945, con el ejército soviético a las puertas de Budapest, volvió a España, confiando la suerte de sus protegidos a la legación sueca y a su ayudante, el italiano Giorgio Perlasca. Sus destinos posteriores en San Francisco, Washington, Lima, Berna y, desde 1960, como embajador en Guatemala, Perú, Holanda, Bélgica, China y El Vaticano, completan el itinerario vital de un hombre que salvó seis mil vidas, y que supo atender a leyes más importantes que las de los Estados. Sirva el ejemplo de Sanz Briz como homenaje a todos quienes, en las más terribles circunstancias, supieron sacar lo mejor de sí mismos.

SOLIDARIDAD EN LOS CAMPOS DE LA MUERTE

Publicado en hoy en "El Periódico de Aragón" con motivo de la celebración en las Cortes de Aragón del Dia Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

SOLIDARIDAD EN LOS CAMPOS DE LA MUERTE. Deportados que consiguieron un destino 'privilegiado' se comprometieron para salvar a sus compañeros 

JUAN MANUEL Calvo, Historiador. Amical de Mauthausen. Autor del libro Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis. 25/01/2013.El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel

En uno de los encuentros que mantuvimos en 2004, en Calanda, Pascual Castejón me explicaba su traslado desde el campo de Gusen al de Dachau, en noviembre de 1942, y el estado en el que se encontraba. Él --decía Pascual-- había sido un hombre de campo, fuerte y trabajador que en su vida normal, antes de la guerra y el exilio, pasaba de los setenta kilos de peso y entonces apenas alcanzaba los 38.

En Gusen había sufrido, como todos los compañeros de infortunio, los golpes, el miedo, la miseria, el hambre, el trabajo inhumano- y pensaba que no saldría vivo de aquella situación. El traslado podía haber acabado en la cámara de gas del castillo de Hartheim --donde fueron gaseadas 30.000 personas entre las cuales se encontraban unos 450 republicanos españoles--, pero la casualidad, la suerte o el destino, hizo que aquel transporte siguiese hasta recalar en Dachau.

Pascual se emocionó al recordar cómo identificó, entre los prisioneros que se acercaron a recibir a los recién llegados, a un viejo conocido de la guerra: "¿eres Juanito?", le preguntó, y al ver que no le reconocía, por el lamentable estado en que se encontraba, le aclaró: "Soy Castejón, de Calanda, nos conocimos en mi casa, cuando acompañaste a mi hermano en un permiso". Tuvo que interrumpir su testimonio por la emoción y tras unos segundos de silencio, Pascual continuó su relato asegurando, con voz firme, que aquel día volvió a nacer: "Juanito me decía, tú no te morirás, él robaba, estaba bien colocado y nos ayudaba, nos daba la comida que robaba".

"Juanito" no era otro que el brigadista internacional austriaco, Hans Landauer, un gran amigo de los deportados republicanos y con quien hemos coincidido en alguno de los viajes de homenaje al campo de Mauthausen. Gracias a la organización clandestina de los Brigadistas muchos republicanos --como Pascual-- pudieron celebrar su liberación en la primavera de 1945.

ESTE CASO nos sirve como ejemplo de la solidaridad que existió en los campos de la muerte, en medio de aquella sordidez y donde se evidenció lo mejor y lo peor de cada uno. No todos pudieron beneficiarse, ni todos fueron conscientes de la necesaria organización clandestina para llevarla a cabo. Deportados que consiguieron un destino "privilegiado" se comprometieron para salvar a sus compañeros. En el caso de los republicanos está la figura del catalán Juan de Diego, secretario de Mauthausen, y más próximos a nosotros citaremos solamente a Manuel Rifaterra (Alcorisa), al mando de un grupo de albañiles, y a los Casabonas (Sariñena), que desviaban las sobras de la comida de los SS, destinada a los cerdos, para socorrer a sus compañeros.

También encontramos rasgos de humanismo compasivo fuera de los campos, aprovechando la salida de los comandos de trabajo al exterior de los recintos cerrados. Ana Pointner, vecina de Mauthausen, al esconder las fotografías que los jóvenes españoles sacaron del campo, demostró su valentía y se atrevió a desafiar un entorno que le podía haber acarreado una desgracia a ella y a sus hijas. Solidaridad también en las fábricas, donde los deportados y deportadas realizaban su trabajo esclavo y coincidían, a veces, con trabajadores civiles libres, alguno de los cuales tenía la osadía de pasarles, a escondidas, noticias esperanzadoras de la guerra, un bocadillo o una simple manzana. La heroicidad se manifestó también en otros lugares, en pueblos y ciudades, en guetos, en embajadas. En este capítulo, el recuerdo del aragonés Ángel Sanz Briz (quien desde la legación española en Budapest expidió pasaportes y salvoconductos que salvaron a miles de judíos de la deportación) es tan inevitable como merecido.
UN AÑO más Amical de Mauthausen y Rolde de Estudios Aragoneses han unido sus esfuerzos para conmemorar, en las Cortes de Aragón, el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto y este año --siguiendo las indicaciones de la ONU-- se ha querido recordar a quienes, en aquellas trágicas circunstancias, hicieron lo posible para salvar vidas humanas. Los ejemplos que he puesto me parecen ilustrativos y con ellos he querido destacar cómo todo acto realizado, en aquella terrible situación, con la intención de ayudar, de acercarse al sufrimiento de los otros, de robar para paliar el hambre de los más necesitados, de mostrar palabras de aliento y de esperanza, se convertía --no lo dudemos-- en un acto de rebeldía y de resistencia. Los sujetos que los protagonizaban eran conscientes que ponían en riesgo su vida, pero se la jugaron. Una lección para el resto de la Humanidad, puesto que dio esperanzas a quienes ya nada esperaban y se hallaban rodeados por la sinrazón y la bestialidad. No, no todo se había perdido, todavía era posible encontrar rasgos de humanidad en medio de aquel infierno. Una lección, repito, para las siguientes generaciones si no somos capaces de olvidarla: cuando todo se pone en contra, cuando no se vislumbra la salida, cuando todo parece abandonarnos, la resistencia solidaria es el único camino.

SÁBADO, 19 DE ENERO DE 2013

CORTES DE ARAGÓN: Homenaje a las víctimas del Holocausto


La Amical de Mauthausen y Rolde de Estudios Aragoneses están ultimando la organización del acto de recuerdo y homenaje en Aragón, a las víctimas del Holocausto. Dicho acto se enmarca en el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto instituido por las Naciones Unidas en noviembre de 2005.

Este año la conmemoración se adelanta al viernes 25 de enero y se celebrará, según información de los organizadores, a las 19,30 horas, como en los últimos años, en la Sala Goya del Palacio de la Aljafería de Zaragoza. Han confirmado la participación de representantes de distintos colectivos de víctimas

La entrada es de libre acceso y desde aquí os animamos a participar.