La aparición de nueva documentación y,sobre todo,la apertura de archivos militares que hasta ahora habían sido inaccesibles a los investigadores, ha posibilitado que se pueda documentar lo que les aconteció a importantes hombres de la República que cayeron ante los pelotones de ejecución franquistas
Por Benito Sacaluga
La sublevación ya es un hecho. La Base Naval de Ferrol queda en manos de la Armada franquista. De inmediato comienzan las purgas, los fusilamientos y la represión indiscriminada, todos aquellos que no se adhieren de forma entusiasta a la rebelión contra la República pasan a ser objetivo de los sublevados.
(1) El vicealmirante Indalecio Núñez Quijano, jefe de la Base Naval Principal de Ferrol, fue destituido del cargo por los sublevados a últimos de septiembre de 1936, pasando a residir en Burgos en situación de disponible. Le sustituyó el contralmirante Luis Castro Arizcun, que había pasado voluntariamente a la reserva en 1931 y que tras el triunfo de la sublevación había sucedido al capitán de navío Francisco Moreno como jefe del Arsenal. Ascendido a vicealmirante, Luis Castro Arizcun presentó la dimisión un año después a consecuencia de haber sido procesado y condenado en consejo de guerra el capitán de fragata Trinidad Matres por su actuación como comandante del “Méndez Núñez”, que se encontraba en aquellos días de Julio de 1936 en aguas de Guinea. Matres, a pesar de que no se sublevó, fue destituido por el gobierno de Madrid y desembarcado en Fernando Poo. Consiguió escapar y llegar a Ferrol, donde Castro le había protegido y nombrado secretario de un departamento en el Estado Mayor.
El comandante militar de Ferrol, general de brigada Ricardo Morales Díaz, fue cesado por el decreto número treinta y cuatro de la Junta de Defensa Nacional de Burgos, quedando en calidad de disponible y residenciado en Logroño. El día 24 de Septiembre de 1936 fue nombrado para sustituirle el también general de brigada Carlos Bosch Bosch.
El capitán de navío Francisco Moreno, nombrado jefe del Arsenal en sustitución de Azarola; días después pasó a formar parte de la Junta de Defensa Nacional de Burgos como jefe de la Flota. Jefe de las fuerzas de Bloqueo del Mediterráneo, ascendido a almirante y condecorado, fue nombrado capitán general del Departamento Marítimo de El Ferrol, donde murió en 1945.
El capitán de navío Manuel Vierna Belando fue nombrado comandante del crucero “Baleares” y jefe de la División de cruceros. Murió al ser hundido el “Baleares” por la Flota republicana en Marzo de 1938.
El capitán de navío Pablo Hermida Seselle, defensor del contralmirante Azarola, fue residenciado en Lugo en calidad de disponible gubernativo por orden del almirante jefe de la Base de Ferrol, aprobada por la Junta de Defensa Nacional el diez de Septiembre de 1936.
El capitán de fragata Salvador Moreno Fernández se hizo con el mando del crucero “Almirante Cervera” al triunfar la sublevación en Ferrol, saliendo a la mar en los últimos días de Julio. Una de sus primeras misiones de guerra fue cañonear la ciudad de Gijón, donde los militares sublevados resistían sitiados en los cuarteles. Los reiterados cañoneos fueron mérito para que, durante muchos años, una calle de la ciudad de Gijón llevase su nombre. Mandó el “Canarias” durante la guerra, ascendió al almirantazgo y fue condecorado. Fue ministro de Marina en dos ocasiones y falleció en Madrid en 1966.
El alcalde socialista de Ferrol, Antonio Santamaría, fue sometido a consejo de guerra junto con los concejales Manuel Morgado González del Valle, Federico Pérez Lago, Adolfo López Sánchez, Ventura Díaz Lojo y Francisco del Río Barros. En ese mismo consejo también fueron condenados José López Bouza, presidente de la Diputación; Miguel Mendiguchea Real, capitán honorario de Infantería de Marina; Fernando Carballo, empleado municipal y el guardia Juan Rincón Téllez. Antes de ser fusilados, consiguieron evadirse el alcalde Santamaría y el guardia Rincón. Murieron en el paredón Morgado, López Bouza, Mendiguchea y Carballo. Santamaría permaneció escondido en Ferrol hasta el final de la guerra en que junto con otras veintisiete personas se apoderaron de un pesquero con el que consiguieron llegar a Francia. Exiliado en Méjico y Estado Unidos, murió en Nueva York antes de que el restablecimiento de las libertades en España le permitiera regresar.
Jaime Quintanilla, primer alcalde republicano de Ferrol, médico, socialista, murió “paseado” a mediados de Agosto de 1936 después de estar preso en el “Plus Ultra”,
También fue fusilado el 14 de Octubre de 1938 el capitán de Infantería de Marina retirado Ramón Cebral Sueiras, que había estado en la defensa fallida del Ayuntamiento de Ferrol al iniciarse la sublevación.
En lo que se refiere a la dotación del “Cervera”, todavía el día catorce de Marzo de 1939 eran pasados por las armas en el mismo lugar en que lo había sido su comandante el auxiliar de oficinas Manuel Barreiro Rey y el marinero armero Manuel Antonio López Iglesias. En ese mismo “rollo” que formaba parte de la causa instruida, se habían conmutado las penas de muerte por las de reclusión perpetua a Enrique Lon Leira, Angel Seijo, Rafael Pajés, Agustín Rodeiro, Manuel Orgando y Juan Bautista Morgado.
Continuando con lo acontecido a la tripulación del crucero “Almirante Cervera”, estos son algunos de los datos que se pudieron reunir. En el ayuntamiento de Ferrol, formando parte de los que, con el alcalde a la cabeza, trataban de defenderlo, y en calles próximas fueron detenidos los siguientes marineros del “Cervera”, todos con armas, correajes y cartucheras:
Marinero Enrique Rodríguez Caro, fusilado el uno de Septiembre de 1936.
Cabo de Marinería Nicanor Martínez Fernández-Escalera, probablemente fusilado el día 30 de Septiembre de 1936.
Marinero Manuel Lago Delgado.
Marinero Eusebio Faramiña Conde.
Marinero Daniel Varela Carral, fusilado el 30 de Septiembre de 1936.
Marinero Enrique Vigo Teijeiro.
Marinero Castor Porta Beltrán, fusilado el 30 de Septiembre de 1936.
Marinero Eduardo Martínez Martínez.
Marinero Pío Rodríguez Bouza, fusilado el día 30 de Septiembre de 1936.
Marinero Isidro Grandal Bello, fusilado el día 30 de Septiembre de 1936.
Marinero Bernardo Villa Fraguela, fusilado el 5 de Septiembre de 1936.
Marinero Eugenio Salgado López, fusilado el 5 de Septiembre de 1936.
Marinero Angel Sanz Serantes, fusilado el 5 de Septiembre de 1936.
No pudieron ser detenidos y fueron declarados en rebeldía los cabos de Artillería del “Cervera”: Nemesio Fernández Fernández, Enrique Longueira Patiño, Juan Cipriano Casteleiro Feal y Antonio García Purriño. Todos ellos estaban procesados por rebelión.
También fue declarado en rebeldía el cabo apuntador del “Cervera” Domingo Lizoain Sanmartín, al que se tenía como uno de los principales dirigentes izquierdistas de a bordo. A Lizoain se le atribuía también ser el dirigente del complot que en Octubre de 1934 impidió que el “Cervera” bombardeara a los revolucionarios asturianos cuando se encontraba junto con otros buques de la Escuadra en El Musel. Parece ser que Lizoain, en aquella ocasión, fue el que tiró al mar las “llaves de fuego”, sin las cuales no se podía utilizar la artillería del crucero.
Uno de los paisanos que se destacó a bordo del crucero “Almirante Cervera” fue Venancio Pérez Blanco, antiguo cabo de Marina, socialista destacado del Ferrol, que fue detenido el día tres de Agosto de 1936 y fusilado quince días más tarde, cuando contaba con veintitrés años de edad.
El día veintiocho de Enero de 1937 fueron fusilados el cabo Radio Antonio Miras Varela y el cabo de Marinería Antonio Romero Souto, ambos del “Cervera”.
En consejo de guerra celebrado en Ferrol el día veinticinco de Junio de 1938, el tribunal militar estuvo formado por el contralmirante Andrés Freire de Arana, capitanes de navío Manuel Pita da Veiga Morgado y Ángel Fernández Piña, coronel de Intendencia Manuel Otero Brage, coronel de Máquinas José Manso Díaz, bajo la presidencia del contralmirante José Mª Franco de Villalobos. Actuó como vocal ponente el coronel auditor de la Armada Eugenio Blanco Serrano, y como fiscal, el teniente auditor provisional Fermín Celada de Andrés Moreno.
En este consejo de guerra se dictaron las siguientes condenas:
Teniente de navío José Estrella Martínez, a seis meses y un día.
Teniente de navío Enrique Seris Granier y Sostoa, a seis años y un día.
Auxiliar segundo de Oficinas Manuel Barreiro Rey, a pena de muerte, fusilado el catorce de Marzo de 1939.
Cabo de Artillería Enrique Longueira Cendán, a pena de muerte; conmutada.
Cabo de Artillería Angel Seijo Montouto, a pena de muerte; conmutada.
Cabo de Artillería Rafael Pagés García, a pena de muerte; conmutada.
Marinero fogonero Agustín Rodeiro Cartelle, a pena de muerte; conmutada.
Marinero Manuel Vidal Ogando, a pena de muerte; conmutada.
Marinero Juan Bautista Morgado Porta, a pena de muerte; conmutada.
Marinero Manuel Antonio López Iglesias, a pena de muerte, fusilado el catorce de Marzo de 1939.
Oficial tercero de Artillería Félix Gómez Solano, a reclusión perpetua.
Cabo radiotelegrafista Manuel Rodríguez Niebla, a reclusión perpetua.
Cabo radiotelegrafista Francisco Martínez Ibáñez, a reclusión perpetua.
Cabo de Marinería Arsenio Rivas Iglesias, a reclusión perpetua.
Cabo de Marinería Nicolás Ogando Toimil, a reclusión perpetua.
Cabo de Marinería Antonio Picos Calvo, a reclusión perpetua.
Fogonero preferente Nicolás Pedreira Cruz, a reclusión perpetua.
Oficial tercero naval Manuel Fernández Silva, a reclusión perpetua.
Auxiliar segundo de Artillería Amadeo Salgado Pérez, a reclusión perpetua.
Auxiliar segundo Naval Antonio Bastida Pozo, a reclusión perpetua.
Auxiliar segundo de Artillería Miguel Llanos Vaello, a seis años de prisión.
Marinero radiotelegrafista Juan José Barceló Ruidaverch, a doce años de prisión.
Cabo de Artillería Francisco Ropero Viciedo, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería José Fernández Serrano, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Alfonso Rodríguez Paz, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Manuel Cendón Durán, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Antonio Corbeira Rodríguez, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Ricardo Pego Ribas, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Manuel Franco Alegre, a diez años de prisión.
Cabo de Marinería Manuel Domínguez Gil, a diez años de prisión.
Cabo de Artillería Fernando Lobo Martín, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Lino Sánchez Bustelo, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Sebastián Lozano Rojas, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Jesús Cruz Cousillas, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Eduardo Rivas Fernández, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Rodolfo Murciano Rutea, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Manuel Gómez Llerena, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería José Quevedo García, a ocho años de prisión.
Marinero Andrés Yáñez Farina, a ocho años de prisión.
Marinero José Martínez Diz, a ocho años de prisión.
Cabo de Artillería Francisco Izquierdo López, a seis años de prisión.
Marinero Alfonso Verdagué Sandoval, a seis años de prisión.
Gilberto Segade Rosewarner, a seis años de prisión.
Auxiliar segundo naval Diego Jiménez Morales, a tres años de prisión.
Fueron absueltos en este consejo de guerra los siguientes:
Auxiliar segundo naval José Montero Ameneiros; auxiliar segundo radiotelegrafista Pascual Pillado García; los cabos de Artillería Juan Vázquez García, José Mª Veiga Agra y José García Bermúdez; los cabos de Marinería Andrés Francisco Fernández, Andrés Fernández López, Joaquín Fernández López y Ramón Rey Novo; marineros Jesús Sande González, Fernando Carrillo Pavón, Justo Villamor Ortega, Evaristo Cantos Pacheco, Laureano Aragón Muros, José Cea Expósito y Adolfo García Serantes.
Muchos otros miembros del acorazado “España”, principalmente, y del resto de buques y dependencias de la Base de Ferrol fueron sometidos a consejos de guerra y fusilados o condenados a muchos años de prisión. Michel Alpert, en su libro “La guerra civil española en el mar”, cita un informe enviado por el comandante del destructor inglés “Fearless” al agregado naval de la embajada en el que da cuenta del fusilamiento en Ferrol de 110 marineros a consecuencia de ciertos amotinamientos producidos en el acorazado “España” y en el crucero “Baleares”. Por necesidades de la guerra y escasez de medios, los buques de guerra nacionalistas salieron a la mar con dotaciones improvisadas. Gran parte de los marinos de esas dotaciones fueron, meses más tarde, detenidos y sometidos a consejos de guerra que, como se puede ver con el citado del “Cervera”, se celebraron hasta dos años después de iniciada la guerra. Téngase en cuenta que además de las dependencias militares, se habilitaron en Ferrol como barcos-prisión el “Plus Ultra”, el “Contramaestre Casado” y el “Genoveva”.
Otra parte no pequeña de la marinería fue destinada, como castigo, a brigadas de choque que operaron en el frente occidental de Asturias. Era otra forma de depuración en la que el consejo de guerra y el fusilamiento se sustituía por las misiones más peligrosas frente al enemigo. Se comprende así mejor el hecho de que cuando faltaban pocos días para que se consumase la derrota republicana en el Frente Norte, todavía desertasen de las filas nacionalistas infantes de Marina de los que guarnecían la desembocadura del Nalón.
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(1) “Más sangre y represión como epílogo del triunfo de la sublevación en la ciudad y base naval de Ferrol.” del libro “Muertes Paralelas: El destino trágico de los prohombres de la República”. Gijón, 2004. Autor: Marcelino Laruelo Roa.
Texto reproducido procedente de Asturias Republicana.
Sinopsis del libro:
La aparición de nueva documentación y, sobre todo, la apertura de archivos militares que hasta ahora habían sido inaccesibles a los investigadores, ha posibilitado que se pueda documentar lo que les aconteció a importantes hombres de la República que cayeron ante los pelotones de ejecución franquistas. Además, en no pocos casos, esas nuevas fuentes permitieron sacar del olvido y reivindicar para la historia de España a figuras prominentes de las tres primeras décadas del siglo XX.
En este libro se detalla el inicuo proceso de la justicia militar inversa que les llevó al paredón y el apretado resumen de su trayectoria vital. Almirantes y generales, dirigentes sindicales y diputados, gobernadores civiles y catedráticos, periodistas y abogados, sus vidas y sus muertes son un ejemplo de dignidad y sacrificio que merece la pena conocer.
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