dimecres, 23 de setembre del 2015

El control de la población en Cataluña en la posguerra. Eduardo Montagut.


http://www.publicoscopia.com/cultura/memoria-historica/item/4895-el-control-de-la-poblacion-en-catalunya-en-la-posguerra.html



Luis Narciso Gregorio Gutiérrez Santa Marina, más conocido como Luys Santa Marina, jefe de la sección catalana de la Falange Española.Luis Narciso Gregorio Gutiérrez Santa Marina, más conocido como Luys Santa Marina, jefe de la sección catalana de la Falange Española.
La represión franquista en sus diversas y múltiples formas se vio acompañada del control de la población a través de una serie de medidas en la posguerra en Cataluña.
Las autoridades franquistas pretendían controlar los movimientos y las actividades de la población. Para cualquier desplazamiento o trámite, hasta los más nimios, era necesario su correspondiente permiso, aval o salvoconducto. Esta documentación era suministrada por los Ayuntamientos, la Policía, la Guardia Civil o la Falange, entre otros organismos. Pero, además, permitía tener a las personas fichadas y, por lo tanto, controladas.
La Falange tuvo un siempre unos archivos muy completos; por ejemplo, la Delegación Comarcal de Sabadell del Servicio de Investigación e Información tenía a unas 58.941 personas fichadas, es decir, a la mitad de la población de la comarca. Otro ejemplo: la Delegación Local de Terrassa del mismo servicio tenía controlada en fichas al 25% de la población de la localidad. Precisamente, hay un estudio sobre esta documentación gracias a un trabajo de Xavier Marcet. Las fichas correspondían a los considerados como desafectos: la mayoría eran hombres, destacando los obreros y todos los que habían sido militantes o simpatizantes de la CNT y la UGT. La Falange de Palafrugell, por su parte, tenía controlada a toda la población adulta en 1.403 fichas que tenían franjas de colores según la tendencia política del fichado. La franja azul correspondía a los adictos, la blanca era aplicada a las fichas de los vecinos que no tenían significación política, es decir, los indiferentes y, por fin, la roja estaba en las fichas de los rojos.
Las fichas elaboradas por los distintos organismos (importantes eran, también, lógicamente las de la Policía y la Guardia Civil) constituían una documentación fundamental a la hora de conceder o no un permiso, un salvoconducto, un pasaporte, un aval necesario en un expediente de depuración, etc. Tenemos que tener en cuenta que, en los primeros tiempos de la posguerra, especialmente durante el año 1939, para salir del municipio donde se residía era necesario un salvoconducto. En los transportes públicos –autobuses y trenes- y n la entrada de las poblaciones la Guardia Civil pedía esos salvoconductos. En caso de no contar con uno de ellos la detención era inmediata. Si el desplazamiento era por razones de trabajo había que acompañar al salvoconducto correspondiente, un certificado de empresa. Los desplazamientos a otras provincias, ya fueran catalanas o de fuera de Cataluña obligaban, al menos hasta fines de 1940, a obtener un permiso expedido por el Servicio Nacional de Seguridad de Madrid con un certificado de depuración y otro médico en el debía constar que se estaba vacunado de tifus y de la viruela. Los desplazamientos más allá de Figueres hacia la frontera francesa era muy complicados. Había que demostrar y precisar las razones de dichos desplazamientos y esperar a que la guardia civil las verificase.
La censura postal fue completa hasta finales del año 1941 para pasar a ser más selectiva, posteriormente. En 1948 fue abolida.
A partir del año 1942 las medidas de control comenzaron a suavizarse pero siguió siendo necesario un salvoconducto para poder desplazarse a las localidades fronterizas y conseguir un pasaporte fue durante muchos años un privilegio para los realmente adictos al régimen.
Este trabajo se basa en: Borja de Riquer, “El control de la población”, en “La repressió de los vençuts”, en Pierre Vilar (dir.),Història de Catalunya, vol. VII, Barcelona, 1989, páginas 102-104.