dissabte, 22 de desembre del 2012

Los Barbechitos perdidos


http://lahistoriaenlamemoria.blogspot.com.es/p/los-barbechitos.html


LOS BARBECHITOS PERDIDOS
(Memorias del torreño Daniel Serrano Recio)
 
 

Daniel Serrano Recio / Rose-Marie Serrano
Bobigny-París, 2013

SUMARIO

Prólogo a Los Barbechitos Perdidos de Daniel Serrano Recio.
Agradecimientos.

1.- Las  tierras en la Torre de Esteban Hambrán
2.- No volveré a hacer novillos
3.- Las escuelas de La Torre
4.- ¡Ya ha venido la República!
5.- El crucifijo
6.- El catecismo
7.- El baile de las izquierdas y el teatro Arniches
8.- La Panificadora obrera
9.-  No quería ir al Monte
10.- Damián y las vacas amaestradas.
11.- El incendio.
12.- La autopsia.
13.- La  lucha política.
14.- Los barbechitos del Monte Alamín y la sublevación.
15.- El cuartel de las milicias.
16.- Las Casillas de Méntrida y de Santa Cruz.
17.- La huida.
18.- Madrid.
19.- Brunete.
20.- Belchite.
21.- Valencia.
22.- Teruel.
23.- De Manuel a la ofensiva de Peñarroya.
24.- De Ciudad Real a las cárceles de Franco.
25.- De cárcel en cárcel.
26.- El destierro.
27.- Resistencia antifranquista en Valencia.
28.- La riada de Valencia.
29.- Vuelta a las raíces.
30. Marcha a París.
31.- Las calles de la Torre de Esteban Hambrán (Toledo).
32.- Los Mercadales.
33.- Las tabernas de la Torre.
34.- Los del Frente Popular y los que lo sostuvieron.
ü  Pedro Caballero Bermúdez.
ü  Eudaldo Serrano Recio.
ü  Aurelio Serrano Martín.
ü  Honorio López Galdeano.
ü  Efrén López Galdeano.
ü  Mariano Serrano Sánchez.
ü  Mariano Serrano Alonso, el Pajarillo.
ü  Marcelo Papell Merino.
ü  Gerardo Gómez Lobón.
ü  Francisco Lobato Cortés.
ü  Damián Plaza Fernández.
ü  Juan Sánchez, el carnicero.
ü  Narciso Zamorano Franco.
ü  Mamerto Guzmán López.
ü  Manuel Escudero Peinado.
ü  Avelino Escudero Peinado.
ü  Julio Escudero Merino.
ü  Rafael Pérez Plaza.
ü  Eulogio Fernández.
ü  Ginés García Fernández.
ü  Francisca la Lumbre.
ü  María la Moranta y los Nanahostias.
ü  Los Capitanes.
ü  Graciana Caro Montero.
ü  Benigno Zamorano Franco.
35.- Los caciques, los riquillos y sus lacayos.
36.- Respuesta de Daniel Serrano Recio al alcalde de La Torre E.H.
37.- Comentario sobre la denuncia de 1940 de Antolín Pinel.
38.- Comentarios a la Causa 21.122.
39.- Comentarios de la denuncia  de Valentín Recio.
40.- Historia particular de Pablo el Perdigón.
41.- Las peleas con piedras.
42.- El 20 de julio del 2010, ante el monumento de Thorens (Alta Saboya) a los resistentes y deportados, a los guerrilleros españoles des Glières (entre ellos Avelino) de la guerra de 1939-45.
43.- Extraordinaria y sorprendente defensa de la Señora Asunción Valdés  García en contra de la mezquina denuncia de Valentín Recio.
44.- El cambio de nombre de calles franquistas es rechazado en el Pleno municipal. LATRIBUNADETOLEDO.ES, 6 julio 2011, La Torre de Esteban Hambrán.
45.- La película No darse por vencido.
a) El sentido profundo de “No darse por vencido”. Comentario de Paco de Tena.
b) “No darse por vencido“. Artículo de Elena Rueda Galán.
46.- Aleçon, Alta Saboya, La Baule, Madrid (cementerio de la Almudena y monumento a los Brigadistas en la Ciudad Universitaria), Brunete, Talavera de la Reina y París (el 25 de agosto del 2012).
 
Documentos y comentarios
 
47.- ¡Eudaldo, Aurelio, Pedro y todos los demás!
48.- Las mujeres de La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), víctimas de la represión franquista.
Silviana Villegas e Isabel Gómez Sánchez.
49.- Comentarios de un torreño a la Causa General de Toledo-Cáceres.
50.- Contestación a un escrito anónimo que ensalza la sublevación fascista de julio de 1936 en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo) fechado del 21-11-2009, publicado en el blog del P.P. de dicho pueblo.
51.-La Torre de Esteban Hambrán, gran foco de la rebelión marxista según la sentencia de la plaza de Talavera de la Reina, del 27 de agosto de 1937.
52.-Datos extraídos del Archivo del Tribunal Militar Territorial 1º (Madrid). Paseo de Moret, 3. Pabellón 4.
53.- Relación de asesinados naturales de La Torres de Esteban Hambrán. Lista de Emilio Sales Almazán.
54.- Víctimas “sepultadas“ del fascismo español y/o naturales de La Torre de Esteban Hambrán (Toledo).
55.- Lista de los represaliados de izquierdas de La Torre de Esteban Hambrán.
Comentario a la “Lista de represalidos de La Torre de Esteban Hambrán del 19 de mayo de 2012”
56.- Causa 11.277 “El Navarrito“, consejo de guerra.
57.- Causa 11.277 contra Mariano Serrano Sánchez Navarrito. Denuncias y cárceles.
Otros documentos proporcionados por Manuel Serrano Maroto, nieto de Mariano Serrano Sánchez.
a)  Resumen de Manuel sobre sus abuelos Mariano y Mercedes.
b) En el primer documento se trata del matrimonio de sus abuelos, registrado por Vicente Santana en 1922 (secretario del juzgado, era republicano de izquierdas, fue represaliado, lo que consta en documentos de la guardia civil de Méntrida).
c) El segundo atestigua que el abuelo de Manuel fue carabinero.
58.- Vergüenza ajena  de Emilio Sales Almazán
Comentario de Manuel Serrano Maroto al articulo Vergüenza ajena de D. Emilio Sales Almazán.
59.- Causa Sumario 7.071 seguido conra Aurelio Serrano Martín.
Recuerdos de Emilia Serrano, hija de Aurelio, concejal socialista de La Torre, víctima del franquismo.
60.- Comentario sobre la denuncia  de 1940 de Antolín Pinel.
61.- Artículo de Emilio Sales Almazán: “la injusticia histórica”.
62.- Falta documentación sobre la II República y sobre el Frente Popular.
63.-  La República en la Torre de Esteban Hambrán.
64.- Historia verdadera de los individuos santificados de la Torre de Esteban Hambràn (Toledo).
65.- Juicio sumarísimo 15.054.
66.- Respuestas de Daniel Serrano a Danilo Albín y a Elena Llave.
67.- Carta a Eudaldo Serrano Recio de su hermano Daniel.
68.- Mi  querido tío Eudaldo, una entre tantas víctimas de la “represión fascista“.
69.- Informe sobre las Escuelas de la Torre de Esteban Hambrán (Toledo), por Daniel Serrano Recio.
70.- Carta de Emilio Sales al Defensor del Pueblo.
71.- Carta del Defensor del Pueblo, 15.6.2011.
72.- Carta de Daniel Serrano Recio al Defensor del Pueblo, Toledo.
73.- Carta de Emilio Sales al Alcalde de Talavera.
74.- Carta de Emilio Sales a Santiago Moreno González, Consejero de Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
75.- Cementerio de La Almudena, Madrid, 12-4-2008.
76.- "Venimos a demostrar nuestro compromiso con los ideales que les quitaron la vida" NUEVATRIBUNA.ES 20.06.2010.
77.- Poema desde París a Eudaldo Serrano Recio.
78.- Estimados amigos, compañeros y camaradas (invitación al homenaje del 11 de abril de 2009).
79.- Pedro Caballero Bermùdez.
80.- Seis de Marzo del 41.
81.- Setenta años después.
82.- Poema a Francisco Humanes del Olmo.
83.- Poema a Aurelio Serrano Martín.
84.- A la generosa vecina de Eudaldo Serrano Recio.
85.- Marcelino Zamorano Piñero.
86.- En Honor a Rafael Pérez Plaza.
87.- Daniel Serrano Recio, a la atención del Sr. Juez Baltasar Garzón.
88.- Elegía por Eudaldo Serrano Recio.
89.- Hommage à Eudaldo Serrano Recio, un républicain espagnol (homenaje a un republicano).
90.- Los barbechitos republicanos del Monte Alamín, (Les semis républicains du Mont Alamín, Tolède, Espagne), proyecto fílmico de Rose-Marie Serrano.
91.- La familia Escudero, de la Torre de Esteban Hambrán.
92.- Breve historia de los progresos y beneficios ocasionados por la República en el pueblo de La Torre de Esteban Hambrán, en el aspecto cultural y agrícola.
93.- Una definición del fascismo español (Por Rose-Marie Serrano).
94.- Dividir para reinar o la perversidad del fascismo.
95.- Eudaldo Serrano Recio, un républicain espagnol (articulo en francés para Wikipedia).
96.- Homenaje catalano-bretón a Lluis Companys.
97.- Memorable viaje a España de un republicano español y el alegre mes de abril.
98.- ¿Qué es la Memoria Histórica? Repuestas a una militante.
99.- “No darse por vencido“ en el Instituto Cervantes de París y un apasionante debate histórico.
100.- Nota de prensa. La Torre de Esteban Hambrán, un caso, desgraciadamente, bastante común.
101.- Texto para la TV3 de Catalunya, 25 de agosto de 2012.
102.- ¡No quieren recordar!
103.- Somos víctimas del fascismo de La Torre de Esteban Hambrán (Toledo), escrito para el Congreso de las Victimas del Franquismo de 2012.
104.- “No darse por vencido“, película de Henri Belin y Susana Arbizu proyectada en París el 10 de noviembre 2012, con Solidaridad sin Fronteras y los Amigos de los Republicanos Españoles de región parisina.
105.- Parecer de Monique Roumette sobre “No darse por vencido“ y su protagonista (escrito a Rose-Marie Serrano el 11 de noviembre del 2012).
106.- Proyección de No darse por vencido en Madrid.
107.- Conclusiones.


Prólogo a Los Barbechitos Perdidos
de Daniel Serrano Recio

Desde pequeña siempre sentí gran admiración por nuestro padre, Daniel Serrano. Desde mucho antes de que le viera encargar los cinco tomos de Guerre et Révolution  en Espagne  (Guerra y Revolución  en España) de Georges Soria  por las fechas cercanas a la muerte del dictador y leerlos apasionadamente día tras día, después de volver del trabajo y los fines de semana.
 
Le tenía gran admiración por verle levantarse tan pronto sin jamás quejarse, feliz de trabajar, por verle irse a reuniones algunos sábados con los camaradas, por oirle echar discursos políticos a los camaradas y amigos que venían a nuestra casa (como el que echó el 14 de abril del 2009 en el barrio de Ciudad Lineal con Blanca Rivas y sus compañeros, grabado por Benri Belin, y que fue muy aplaudido por los presentes). Por fin comprendí que nuestro padre, de mi hermana mayor y mío, no era un español cualquiera, que era un republicano, que había combatido contra el franquismo, que admiraba la Revolución Francesa, La Comuna, la Revolución de Octubre, que  me animó ilusionado a que estudiara el ruso, que soñaba con un mundo mejor, con que pusieran calles  a los republicanos en su pueblo toledano, entre ellos a su hermano Eudaldo, teniente alcalde del Frente Popular.
 
En 1985 firmamos la petición que le hizo al alcalde de centro de La Torre de Esteban Hambrán pero  fue en vano. Con la Ley de Memoria en 2009 hicimos unos cuantos intentos y trámites más con correos y peticiones pero al no obtener tampoco reparación (pedimos que se quitaran los nombres de fascistas y se pusieran calles a los republicanos), les propuse a los directores Henri Belin y Susana Arbizu que recopilaran la historia republicana del pueblo contada por nuestro padre en un documental y les salió una larga y genial película pero no podían narrar en ella in extenso toda la sublevación ni hablar de todos los republicanos, como a mí me parece imprescindible, y al constatar que las derechas ensalzan en Internet a los sublevados, sentí la necesidad de volver a escribir todos los datos contados día tras día por nuestro padre (o casi todos) para recopilarlos en su libro de memorias titulado Los Barbechitos Perdidos.
 
Él escogió ese título porque siempre recordó con entusiasmo, con pasión los barbechos republicanos de la Reforma Agraria en el Monte Alamín, perdidos para los republicanos en octubre de 1936 (y las escuelas públicas construidas por el Frente Popular), las grandes reformas revolucionarias del Frente Popular, las que provocaron la sublevación de las derechas.
 
Nuestro padre jamás ha olvidado ni podrá olvidar aquel período inaudito y esperanzador de la Historia española.
 
Habrá que volver a dar auge a las reivindicaciones republicanas. Los Barbechitos Perdidos del Monte Alamín son la semilla republicana fecunda que acabará por germinar: por todas partes hubo muchos barbechitos perdidos, que un día venidero se recobrarán. No nos damos por vencidos.
 
Rose-Marie Serrano
París, 25 de octubre de 2012.

Agradecimientos

Les agradezco su ayuda a Emilio Sales Almazán, presidente del Foro por la Memoria de Toledo, a Manuel Serrano Maroto, nieto de Mariano Serrano Sánchez, a Eladio Martín, a Christophe Bayard (“Vive la Résistance“ de Alençon), a Carmen Cid, a Ludivina García Arias, de la Asociación de los Descendientes del Exilio Español, al Col.lectiu Republicà del Baix Llobregat, en particular a María José Bernete, a Floren Dimas, a Beatriz Sainz de Republicanos de Cantabria y a Jesús de Cos Borbolla, a los parientes míos y de los demás represaliados de la Torre, a todos los amigos, quienes firmaron una o las dos peticiones para los republicanos del pueblo, a Pedro Romero de Castilla, a Henri Belin y a Susana Arbizu por su genial película sobre la memoria republicana de La Torre de Esteban Hambrán, a la alcaldesa de Bobigny por poner una calle a los republicanos españoles y organizar una tarde de la memoria en el cine local con la película, a Francisco González de Tena, a Elena Rueda Galán, a Felisa Salinas, a Geneviève Dreyfus-Armand, a Angeles Alcalá, a Enriqueta Chaín, a María Armonía de Charbonnier, a José y François Camacho, a Juana y Valentín Martínez, a Christina Crevillén, a Victorina Rada y a Salvador Cantero, a Severiano Montero y la AABI, a Francisco Morilla, a Miguel Vera y a la Asociación de la Resistencia Española  de  Alta Saboya, a Geneviève Besson, a Solidaridad sin Fronteras de París, a Michel Carré, a Hubert Chémereau, a Telmo Cosmesaña, a todos los que firmaron nuestra petición en Francia, España y otros países para que pusieran la bandera republicana en París el 25 de agosto, a todos los que me apoyaron en mi lucha para que se recuerde a los republicanos españoles, a todos los que nos animaron, a mi esposa, quien me acompañó hasta el 2006, y a mis hijas.
 
Gracias a los inolvidables y nobles Brigadistas Internacionales, para siempre amigos de los republicanos españoles, ya que vinieron del mundo entero a defender y dar su vida por la República Española, gracias a la ACER y a la AVER, a Claire Rol-Tanguy, a Jean-Paul Chantereau.
 
Gracias a la Unión Soviética, sin el apoyo de la que no hubiéramos resistido casi tres años al fascismo, gracias a Don Juan Negrín, al general Enrique Líster, a los guerrilleros, a México y a Chile por haber acogido a los exiliados y niños de la guerra.
 
Gracias a todos los que les pusieron calles y placas a los republicanos españoles, a las víctimas del franquismo, en las ciudades de Francia, lo que aún no se logró en mi país.
 
Daniel Serrano Recio
Bobigny, 16 de octubre de 2012
.
1
Las  tierras en la Torre de Esteban Hambrán

En la Torre de Esteban Hambrán eran muy importantes las tierras. Mi abuelo materno les dejó menos hacienda a sus tres hijas que a sus tres hijos. Eudaldo Recio Lobón (militar) murió en Barcelona, Francisco Recio Lobón murió sin tener hijos, Tomás Recio Lobón recibió dos mandas, la de Francisco y la suya, las hijas (Mercedes, mi madre, Rosa y Elvira) recibieron menos fincas que los varones. Las mujeres, aparte de casarse, de ir  a  recoger aceitunas, de ir a la vendimia o de meterse a monjas, allí no tenían porvenir. El destino de la mayoría de las mujeres jóvenes era Madrid, a lo que se llamaba el servicio doméstico. En los años sesenta sólo había una mujer que puso un comercio, la modista.
 
Mi padre, Pedro Serrano Merchán, huérfano joven, con unos diez años, se quedó con sus dos hermanas, Petra y Blasa, primero fue su tutor un tío, Francisco Serrano. Vivían en la Barrera. Después se las valió sólo y  fue adquiriendo tierras.
 
Mi madre, Mercedes Recio Lobón, era también de familia de labradores. La Casa Canal era una gran finca de mi abuelo materno, lindando con Santa Cruz del Retamar. Las tres partes de la Casa Canal (de secano, de trigo) serían unas doce hectáreas. La viña fue plantada en 1928, los saltamontes se comían los pámpanos de los injertos, se soltaron pollos, que se comían los saltamontes, pero un perro mató a los pollos. Se cultivaron los vallados donde ponen los huevos los saltamontes.
 
La Platera (con diez higueras) era tierra de Mercedes, detrás del convento, con higueras y olivas.
 
Recuerdo los nombres pintorescos de nuestras tierras: La Zorrera (una viña y tierra de secano, una hectárea), las Vegas (tierras de secano), Valdetejuela (una viña), Valle La Casa, cuya viña (con cinco higueras, entre ellas una borriqueña que yo planté) le tocó a mi hermana Elisa, y donde abrió los hoyos, en 1934, con mi hermano, Emiliano Alvarez Merino, el hermano mayor de mi compañero de clase Joaquín (quien sigue apasionado de poesía y de refranes, como lo constatamos en abril del 2011) y quien murió, dice Joaquín, durante la guerra, en 1937, de pulmonía en Murcia (fue voluntario en la Sierra e hizo cursillos de tanques en la comandancia de las fuerzas armadas de la República). Los Chopos estaban cerca del reguero de Bartoledano (finca de una hectárea de tierra de secano y con olivas), la Corredera (cerca del arroyo de Fuentesaúco, con ocho a nueve olivas). Labrar las tierras suponía disponer de brazos, cuantos más varones se tenía, mejor.
 
La filoxera arruinó las viñas de la Torre, menos en los valles pantanosos, en invierno. Las cepas en pantanos quedaron. Muchos se ahorcaron, uno cerca de la era de Pedro Serrano. Los dueños de las bodegas tiraban la mitad de los racimos de los serones diciendo que no valían.
 
Una tal Práxedes pidió dinero prestado, no pudo devolverlo y le embargaron la casa, donde se encerró, la guardia civil la desalojó, desesperada.
 
Mis padres tuvieron siete hijos, tres varones. Mi padre sembró las tierras de trigo, cebada, algarrobas, prosperó, compró algunas fincas: la Buitrera, pegando a la carretera vieja.
 
Las cepas americanas viven con la filoxera, no daban uvas, hubo que injertarlas. Manuel Alonso, en la Torre, trajo la raíz americana y montó una fábrica y una huerta. Los bravíos, los sarmientos, se trasplantaban, se injertaban, pero las cepas injertadas no prosperaban bien. A los tres años se injertaban en la misma tierra. Necesitaban más cultivo, costaba más el cuidarlas.
 
En octubre de 1933 mi padre había plantado cepas americanas, en 1935 había injertado las otras de bravío. En 1942, cuando volvió al pueblo, fue sacando  adelante las tres viñas, que estaban medio perdidas (durante la guerra quienes administraban el pueblo se aprovecharon de los frutos pero no las cultivaron), pensaba plantar más pero estaba solo entonces para cultivarlas.
 
En 1939, las derechas se apoderaron de las tierras de los de izquierdas, las tierras se quedaron en su poder hasta 1944. Mi padre, en Madrid, vendió higos y algarrobas durante la guerra, volvió a la Torre hacia 1942, estando yo en Valencia. Valentín Recio, quien al parecer tuvo algún cargo en la alcaldía después de la guerra, vendimiaba las tierras de su tío Pedro pero se quedaba con todas las ganancias. Eudaldo le salvó y a su hermano Felipe, al que cogieron con armas en la mano.
 
La familia de mi padre era de izquierdas, no la de mi madre, de tradición caciquil y católica. Siempre tuve buenas relaciones con mi tía Rosa, en casa de quien pasaba a menudo al ir a la escuela.
 
Con mis tías Blasa y Petra también nos relacionamos bastante. Blasa tuvo cuatro hijos de su primer marido, tres del segundo, entre ellos mis primas Patro y Eloisa, fallecida en 2008, después de nuestro homenaje a Eudaldo y a Pedro Caballero en el cementerio de la Torre, con Los Descendientes del Exilio español y el secretario del PSOE local, adonde llevé de Francia una placa con el nombre de  mi hermano Eudaldo, para que se le recordara por lo menos en la tumba de sus padres. Patro vive en la calle Juan Aguado, el jefe de Falange, promotor de la sublevación en el pueblo, y ya pidió con nosotros al alcalde (familia de “los Pulgones“, Ángel Marinas, socialista) en 2009, que se pusiera otro nombre a esa calle, por ejemplo el de los republicanos que fueron víctimas del fascismo en nuestro pueblo. Ángel Marinas no hizo caso de nuestra petición, allí sigue el nombre del falangista local, como el del padre de la Falange en España, José Antonio, en la calle donde nacimos, antiguamente calle de Madrid, y durante la República de Los Mártires de Jaca.
 
Petra, la hermana mayor de mi padre, se casó con Eugenio Flores y tuvieron cinco hijos, entre ellos Pedro, quien murió en zona republicana; Teresa (quien se casó con un hijo del cestero Mamerto Guzmán y devolvió a mi padre su casa cuando regresó al pueblo, habiendo permitido, al vivir en ella, que no la destruyeran, como pasó, por ejemplo, con la de Aurelio Serrano); Romualdo, quien cumplió durante cuatro años una condena de treinta años de cárcel y salió en libertad condicional, como yo.
 
Cuando regresé a la Torre en 1949, Romualdo iba al cuartel cada mes, como yo, a presentarse pero yo tuve que ir a la capitanía de Talavera para que no me enviaran al ejército, al servicio militar. Recuerdo nuestras charlas amistosas hacia 1959, con Romualdo, en la cocina de la casa de la calle del Angel, mientras mi hija pequeña iba y venía con curiosidad entre nosotros. Mi prima Teresa se casó con un hijo del cestero de la Torre, Mamerto Guzmán, con otro estuve trabajando en Valencia, en Mislata, durante el destierro. Hace poco dimos con su hija, que vive en Mislata, y que vino muy emocionada al homenaje en el cementerio de la Almudena de Madrid, en abril del 2011 y a hablar conmigo de su padre.
 
La casa familiar de la Barrera era muy grande. La casa pegando a la calle del Regajo la heredó de Francisco Serrano, el tío tutor de mi padre, mi prima Ascensión, una hija de Francisco, casada con Marcelo del Castillo, “el Velillas“, y cuya hija era Gloria, a casa de quien vinieron antes de la guerra las nietas de Mercadal, allí las pilló el 18 de Julio. El nieto de Marcelo sigue viviendo en la Barrera una parte del año, aunque nos dijo en octubre de 2008, que los jóvenes allí no tienen trabajo, aparte de la construcción, cuando la hay. También nos dijo, con humor, que “a Franco hay que dejarlo en el Valle, para que no contamine a los demás“.
 
2
No volveré a hacer novillos

La mañana amaneció lluviosa pero yo había decidido que no iría a la escuela, que haría novillos, como Avelino, quien me lo venía diciendo desde hacía ya unos días: “¡Es estupendo hacer novillos!”. Yo también quería saber qué era.
 
Quise probar y ahí estaba, en la carretera de Méntrida a Santa Cruz, en la orilla izquierda del puente de Santana, metido dentro de un tronco muerto de álamo que bien conocía, tratando de resguardarme de la lluvia primaveral.
 
Así pasaron las horas e imaginaba que Don Juan Antonio Moyano, el maestro, estaría en el aula, mostrando a la segunda división las horas en el reloj de madera, moviendo las manecillas con el dedo y distribuiría las tareas a los grupos de muchachos de la misma edad. Les preguntaría a mis compañeros dónde estaba Daniel y le habría dado a la primera división, la mía, una nueva página del Hombre por leer en corro, cada uno esmerándose en la lectura.
 
Antes les habría dado a los pequeños unas letras de la Cuartilla que copiar, y una página del Catón a la segunda división.
 
Recordaba aquella heroica página en la que una patrulla de franceses andaba perdida por los campos de Zaragoza. El capitán se adelantó a una casa de campo. Llamó a la puerta y preguntó al dueño que salió si sabía el camino que conducía a Zaragoza. El dueño contestó que sí. El jefe  de la patrulla le dijo: “De consiguiente, serás nuestro guía“. A lo que  él  respondió: “Eso jamás“.
 
El capitán le preguntó: “¿Sabes que por eso vas a ser fusilado in continenti?“.
 
A lo que contestó el campesino: “Sí señor, pero yo no puedo ser traidor a mi patria“.
 
Entonces se retiró el capitán; habló con la patrulla y volvió hacia el paisano. Le dijo: “Queda en paz, noble paisano, los hombres como tú no merecen ser fusilados“.
 
No pasaba nadie por el puente de Santana, ni patrulla de franceses, ni arriero de Méntrida, ni labradores, todos estarían ya arando.
 
Mi padre también estaría arando con las mulas en La Casa Canal (1), con Eudaldo, que llevaría la yunta de vacas. Madre estaría preparando el cocido para tenerlo al medio día. Entonces tocaron las campanas en la iglesia de La Torre, anunciando las doce.
 
Salí corriendo hacia el pueblo, harto de haber hecho novillos y procuré que nadie supiera de dónde venía.
 
Nunca volví a hacer novillos, tanto más cuanto que a los pocos días el maestro nos enseñó la canción siguiente:
 
Bolobolondrón, bolondrón, bolondreiro,
Me pegó mi padre, me pegó mi abuelo
Por hacer novillos y no ir al colegio.
Bolobolondrón, bolondrón, bolondreiro.
Ya no hago novillos, ya voy a ser bueno
Para que no me pegue mi padre y mi abuelo.

3
Las escuelas de La Torre

Durante mi niñez (nací en 1920), no existía escuela de párvulos. Hasta los seis años no se podía ingresar en la escuela pública y las madres se veían obligadas a colocar a sus hijos al cuido de alguna mujer. Existían algunas mujeres que recogían a los niños como si fueran maestras. Mi madre me colocó en casa de una señora llamada Beatriz, de sobrenombre “la Terrera“, con domicilio en la calle de la Mina, llamada así porque justamente enfrente de su casa, que nos servía de escuela infantil, había una especie de pozo que llamaban “mina“, que por cierto para nosotros era un regocijo asomarnos y ver el agua y sus dos aberturas, que tenía en el fondo, como si fueran canales. Así pasé mis primeros años escolares, en que esta señora nos enseñaba el alfabeto.
 
Antes de 1925, Vicente Santana, republicano de izquierdas durante la República, acogía en su escuela particular, de pago, sita en su casa, la que después fue la panadería de las izquierdas, enfrente de la casa de Juan Aguado, a los niños, que  por las niñas no pagaban los padres. Las mujeres de la edad de mi madre no sabían escribir, aunque supieran leer.
 
A los seis años, o sea en 1926, ya pude entrar en la escuela pública. El maestro titular se llamaba Juan Antonio Moyano. Vivía en lo alto de la casa de los Alonso, dueños de la fábrica de alcoholes. Las clases se daban en las salas del ayuntamiento, no había escuela. Era un excelente profesor, pero existía el inconveniente de que, al no haber en el pueblo nada más que un maestro para niños y una maestra para niñas, se veían obligados a dividir los alumnos en dos grupos, asistiendo uno por las mañanas y otro por las tardes. Así pasé yendo por las tardes dos años o sea hasta 1928, después pasé a ir por las mañanas. Los que íbamos por las mañanas ya estábamos culturalmente más avanzados. Yo avancé mucho con este maestro, llegué a ser el segundo alumno en todo (lectura, escritura, matemáticas, pues en esto el maestro nos enseñó la operación de las triponas). Así llegó el año 1931 y con la venida de la República, el sistema escolar y los maestros cambiaron profundamente.
 
En mi pueblo se doblaron en número, destinaron un maestro y una maestra más. De esta forma ya los alumnos podíamos ir por la mañana y por la tarde a la escuela y además por las noches los profesores daban clase a los adultos.
 
Para mí todo cambió ya en esta época, pues me encontraba con once años y mi padre me necesitaba en el campo así que la mayoría de los días no podía ir a la escuela. El maestro nos denominaba “los de la lluvia“, ya que cuando llovía íbamos a la escuela, y los demás días, la mayoría, al campo para ayudar a los padres en lo que podíamos.
 
Mi padre disponía de dos varones, mis hermanos Eudaldo y Mariano y un muchacho, o sea yo. Mi hermano Mariano encontró trabajo en Madrid de panadero, lo que tuvo como consecuencia para mí el tener que ayudar a mi padre en muchas ocasiones en los trabajos del campo. Yo tenía mucha afición al estudio y el no poder acudir a la escuela regularmente era para mí un martirio. Mi hermano Eudaldo era un hombre culto, autodidacta, y hubiera sido un intelectual, aficionado a literatura y música, de no haber luchado en La Torre, por el progreso social y ayudando en todo a nuestro padre.
 
Al llegar el Frente Popular, el gobierno asignó los fondos para construir las escuelas, sitas enfrente de la iglesia, a la derecha del ayuntamiento. Se construyeron de febrero a octubre, mes en que casi estaban terminadas, cuando salimos del pueblo, mi hermano llevándose para Madrid los bonos que sobraron de la construcción, que fueron seguramente recuperados por los falangistas que nos detuvieron en la calle Covarrubias, como se lo dijo Eudaldo a Valentín Recio, quien vino a indagar sobre aquellos bonos estando mi hermano en la cárcel.
 
Hace poco me enteré de que Don Juan Antonio Moyano también ha sido represaliado, aunque no se encuentra ningún expediente, pero un alumno suyo, compañero mío en los años de escuela, lleno de admiración por nuestro inolvidable maestro, estando empleado en la alcaldía, logró que le pusieran una calle.
 
4
¡Ya ha venido la República!
 
Otro abril, un domingo soleado, jugaba a cangreje con unos chicos en La Barrera, enfrente de la casa de mis padres, en el solar que iba del transformador hasta la primera era de pan trillar.
 
Mientras saltábamos unos encima de otros con gran regocijo, pasó el tío Arturo que tenía enfrente de San Roque, la ermita cercana, una finca sembrada de habas ya bien crecidas. Nos dijo, mirando hacia nuestra casa, donde mi hermano Eudaldo, que acababa de proclamar la República con otros concejales, estaría al fondo de la boyería o de la cuadra: ¡Hala, muchachos, ya podéis ir a comer habas, que ya ha llegado la República!.
 
No entendimos la invitación del tío Arturo y seguimos brincando y aprovechando la radiante mañana dominical.

5
El crucifijo

Unos días después, en la clase, en medio de la resolución de una tripona descabellada, de ésas que a veces Don Juan Antonio Moyano nos daba de castigo, llegó un grupo de mujeres vestidas de diario y con moño. Al entrar las mujeres, los alumnos nos levantamos como de costumbre, dijimos buenos días a las señoras, como nos había enseñado el maestro, pero ellas no nos dijeron que nos sentáramos.

El maestro nos los dijo y las señoras expusieron en voz alta y autoritaria, hablando al maestro como enfadadas, que tenía que volver a colocar en su sitio el crucifijo que siempre había estado por encima de su mesa, colgado en la pared y que había quitado hacía unos días.

Don Juan Antonio Moyano, con voz amable y serena, como cuando nos explicaba algún problema de álgebra, de conversiones de áreas y hectáreas, arrobas, litros o quilos, alguna regla gramatical enrevesada, con gerundios que se parecían a monstruos que no se relacionan con personas, les contestó que había recibido la orden del Ministro de quitar el crucifijo y que no podía desobedecer sus órdenes. Las mujeres agacharon la cabeza y se fueron refunfuñando.

Siguió la clase y recitamos la poesía semanal aprendida de memoria, que tanto nos gustaba y en la que rivalizábamos de entusiasmo.

6
El catecismo

Al proclamarse la República, la enseñanza religiosa no era obligatoria. La República le retiró la paga al clero, lo que los curas no pudieron soportar. Pero no era un régimen dictatorial, y los padres que querían que sus hijos siguieran estudiando el catecismo, lo podían.

Mientras unos estudiaban catecismo y eran después interrogados por Don Juan Antonio Moyano, el maestro, los otros estudiábamos las otras asignaturas. Muchos estaban a disgusto al ver que los demás escapábamos de los Evangelios y nos divertíamos con cuentas, poesías y canciones.

Un día, mientras los compañeros de catecismo repasaban el credo, nosotros cantamos con el maestro:

Ya se van los pastores a la Extremadura
Ya se quedan las sierras tristes y oscuras.
Ya se van los pastores, ya se van marchando.
Más de cuatro zagalas quedan llorando.
Al volver los pastores cañada abajo, 
Ya se ponen las gentes el traje majo
Ya se ponen las gentes el traje majo.

Los de religión nos miraban con envidia. Poco a poco se iba notando el progreso en matemáticas y escritura de los que no estudiábamos religión. No obstante por Navidad, los niños solíamos ir a pedir a las casas y cantar:

A esta puerta hemos llegado
Con deseo de cantar
Denos usted la licencia
Para poder empezar
En medio de este portal
Hay una fuente que mana
Donde se lava María
La hermosura de su cara
En medio de este portal
Hay una escalera redonda
Donde puso Dios los pies
Para subir a la Gloria
Tengan ustedes buenas noches
Con  alegría y placer
La que tuvo la Virgen María
Y el divino San José
¿Hay algo?
Cholas de galgo, (nos contestaban a veces)
Despedida (si no daban nada):
Cholas de galgo
La despedida te echo
La que echó Dios a Perrinches
Permita Dios que te llenes 
¡De pulgas, de piojos y chinches!
(si daban algo): 
La despedida te echo
La que echó Dios a la cepa
Permita dios que te encuentres 
Un bolsillo de pesetas.

7
El baile de las izquierdas y el teatro Arniches

El pueblo toledano de la Torre de Esteban Hambrán, a unos cincuenta kilómetros al suroeste de Madrid, es un pueblo agrícola por excelencia donde domina el cultivo del viñedo. Se encuentra a la derecha de la carretera principal Madrid-Mérida llamada de Extremadura, y a partir de aquí, el nivel del terreno empieza a bajar de forma tal que las aguas van encaminándose hacia el Río Alberche, situado al norte del pueblo a una distancia de cuatro kilómetros. Esto hace que toda la jurisdicción del pueblo se encuentra en una hondonada, lo que ocasiona unas temperaturas en verano muy altas llegando a treinta grados. Este calor produce en el viñedo unos efectos muy favorables a la graduación del fruto, pues se dan vinos de más de veinte grados de alcohol.

Existe lindante con su jurisdicción un gran latifundio, de miles de hectáreas, al que le rodean siete pueblos (Santa Cruz del Retamar, Quismondo, La Torre, Méntrida, Villa del Prado, Almorox, Escalona), el Monte Alamín, que venía de feudales, duques, condes y marqueses, aunque daban a cultivar algunas parcelas a los labradores del pueblo. La finca en sí servía (sirve) para recreo de sus propietarios y amigos, quienes se divertían (se divierten) con ir a cazar toda clase de animales que allí se crían.

Hubo gran lucha política desde antes de 1808, con los negros (liberales) y los blancos (conservadores). Mi padre leía El Liberal. Recuerdo que mi madre se apiadaba, pasando por ciertos sitios, de los que fueron matados en los alrededores en las guerras carlistas, cuya memoria se conservaba vívida. Rezaba en las retamas, en el campo, y ataba un nudo en la retama para el alma de los que murieron con el general Espartero,  que combatió a los sublevados que luchaban contra Isabel II. El grupo de facciosos de las cuevas fue muy importante, escondido en las cuevas del arroyo que pasa por el Monte Alamín. Se dice que cuando alguien iba al monte le robaban la ropa. También se decía que los franceses de Napoleón llegaron al pueblo y que algunos de ellos fueron tirados a los pozos del Convento.

En la calle Mariano García, Rosa y Nicolasa las Pasteras tenían un gran solar. En la calle de San Roque (en la carretera vieja de Madrid), Rosa la Pastera alquiló una gran nave a la Unión Artesana, el baile de las izquierdas.

La compañía teatral Arniches, fundada por Luis Santana y los socialistas (mi hermano Eudaldo, Pedro Caballero, Aurelio Serrano, Marcelino Zamorano, Higinio el panadero), Julio Escudero, el gracioso Caracuca, se instaló allí hacia 1930. Se empleaba a las mujeres del pueblo, como Silviana Villegas, Margarita y otras, para los papeles, a los Grilleras que tenían muy buena voz para cantar.

Yo iba a escuchar las obras porque mi hermano era uno de los directores con su amigo Luis Santana, secretario del juzgado. A veces me daban los papeles de los artistas que copiar y me los aprendía. Recuerdo cuánta gracia le hacía a Eudaldo, en los ensayos, que Luis, con gran don de improvisación teatral, cuando olvidaba una réplica, inventara otra y siempre le salía bien lo que se le ocurría.

Se echaron varias obras, se daban las representaciones en el salón de la Unión Artesana, con mujeres y hombres del pueblo, que en invierno divertían a la gente: Don Quintin el AmargadoEl alma de la coplaJuan José de Dicenta, entonces muy de moda entre los intelectuales de izquierdas. Mi hermano hizo de Juan José,  obrero preso en la cárcel por culpa de su amor loco por la coqueta Rosa, como después lo estaría Eudaldo, pero por “adhesión a la rebelión“, o sea por defender la República.

El baile de las izquierdas fue una gran suerte para aquel pueblo, ya que por una peseta al mes se podía entrar los días de baile y beneficiar, si uno se casaba, del baile gratis. Había un piano manubrio y después se puso una gramola.

Antes, el baile de la tía de la O costaba cada sábado una peseta, por eso los jóvenes se organizaron.

Echaron Juan  Simón. Recuerdo la trágica canción del enterrador.

Era Juan Simón en el pueblo el único enterrador.
Soy enterrador y vengo de enterrar mi corazón. 

El alma de la copla, con mucho flamenco, tuvo mucho éxito. Cantaba uno de los Grilleras con magnífica voz, cuya hermana, Paula, novia de Eudaldo, murió de pulmonía por haber dormido en verano en el suelo.

Nos aprendíamos las canciones de los dos rivales que quieren a una mujer:

Con la ventana entreabierta, estás tumbada en tu cama
si estás durmiendo en tu cama
despierta, mujer despierta
que en el umbral de tu puerta
hay un querer que te llama
despierta, mujer, despierta

El rival (en el patio):
¡Qué me gustas, Mariquilla,
con el pelo alborotado
la falda por las rodillas
y ese juego arrebatao
del color de tus mejillas!

También se cantaba la canción de Los segadoresno recuerdo si sacada de Don Quintín, el amargado, que también se echó:

La espigadora, con su esportilla,
Parece la sombra de la cuadrilla.
Sufre espigando tras los segadores
Los mismos sudores
Que el que siega y que trilla.
Y cuando suenan las caracolas,
Por esos campos van ellas solas
Y se engalanan con amapolas,
Con abalorios y engaricolas.
¡Ay, ay, ay, ay! Ten piedad de mí segador,
No rebañes los campos de mies,
Que detrás de las hoces voy yo.

En Juan José, Eudaldo hizo el papel del humilde albañil, Juan José. Recuerdo cómo declamaba al escapar de la cárcel donde le echan por enamorarse su novia de un rico: 

Ya está mi prisión abierta
Y yo no me atrevo a salir
Porque en el umbral de la puerta
Canta un centinela así
¡Centinela alerta, alerta!

Todas esas obras, dirigidas por Luis Santana y Eudaldo trajeron una época de auge cultural para la gente humilde del pueblo, que aprendía y se divertía.

También venía de Novés, por Cuaresma, días en que no se celebraban bailes, un forastero que con una máquina de cine proyectaba películas del cine mudo en el salón de la Unión Artesana, entre ellas las que nos hacían mucha gracia, la del llamado en el pueblo Tomasín, en realidad Charlot. Los muchachos, a quienes nos dejaban entrar gratis, nos sentábamos en el suelo cerca de la pantalla.

La casualidad quiso que en la cárcel de Yeserías en 1939, nos encontramos con él, mi hermano, quien le contrataba en el pueblo para echar las películas, y yo.

Hacia 1933 el comerciante Lobato alquiló su local en la calle Real, con un escenario, a la Unión Artesana. El se reservó un palco.

Las derechas construyeron otro baile-teatro en un solar de Paco Escudero, la Alegría Torreña, cerca del álamo, a la izquierda, viniendo de Madrid.

Así se iba al baile con los de su afiliación, ya que las derechas no querían mezclarse con los demás de clase humilde.

A la vez que se formaron estas agrupaciones artísticas, fueron organizándose asociaciones obreras, como la Defensa, sindicato afecto a la UGT y un grupo político afecto al PSOE. Todos los componentes o en su mayoría eran trabajadores y obreros, por este motivo los que se creían riquillos no adherían a ellos. Formaron pues otro baile y asociaciones de diversión, y sus partidos políticos, lo que trajo como consecuencia la división total y adversa.

8
La Panificadora obrera

La panadería o cooperativa creada por los de izquierdas, durante la República, llamada Panificadora Obrera empezó a regirla como panadero Higinio, socialista y músico, que vivía en la carretera nueva, a orillas del puente de San Sebastián  (sito sobre un reguero profundo que va al arroyo, frente al camino de Toledo).  Fue un gran éxito porque los obreros llevaban la leña, todos abastecían de leña el horno y todos los obreros compraban allí el pan. El pan se traía a un establecimiento cerca de la iglesia, propiedad de la familia Santana. Al cambiar de domicilio el horno, por haber comprado los socios una casa adecuada en la calle del Angel, entró como panadero Servando Zamorano Alonso, al que se consideraba de izquierdas. Al estallar la sublevación, la otra panadería, la de Sabas Escudero, regentada por su hijo Rufino, que participó en la sublevación, fue incautada por el Ayuntamiento y pusieron de regente en ella a Servando. Debido a esto al terminar la guerra, Servando fue acusado de haberse apoderado de la panadería de Sabas y condenado a pena de muerte. Fue indultado. Estuvo en Yeserías y en Valladolid encarcelado, lo que consta en el expediente 9.925, el nuestro. Con él estuve en Yeserías, antes de que me trasladaran a Porlier, a Cuéllar y Segovia. No le volví a ver.

9
No quería ir al Monte
 
Pasaron unos años. Yo iba para los trece. Una mañana tenía que salir con mi padre al Monte Alamín, con las mulas para tapar abarcones con el azadón mientras él y Eudaldo, mi hermano mayor, araban y sembraban . Mi presencia les evitaba parar de  arar.
 
Mientras mi padre sembraba yo llevaba las mulas arando para tapar los granos. Mi padre sembraba quince surcos; yo iba tapando los abarcones de esos quince surcos.
 
Pero aquella mañana, hacia las nueve yo tenía unos deberes que entregar al maestro y no quería faltar. Se me había pasado el gusto por los novillos. Me apasionaba el estudio.
 
Me escondí detrás de la ermita de San Roque y desde allí oí a mi padre que me llamaba: ¡Daniel! ¡Daniel! ¿Dónde estará este muchacho?“.
 
No salí de mi escondite y los vi salir a mi padre y a Eudaldo, camino del Monte Alamín donde mi padre tenía arrendada una parcela de terreno, cada año en un quinto distinto: el quinto de Montrueque (que linda con el arroyo que dividía lo que cultivaban Santa Cruz y La Torre), el quinto de Valdejudíos (Umbría, Solana y Los Llanos), el quinto de Valdeparras (que linda con el arroyo de Mazalba, que dividía lo que cultivaba Méntrida a la derecha y La Torre a la izquierda) y el quinto del Castillo que pega con el río Alberche. Todo ese latifundio pertenecía a duques, condes y marqueses. Con la Reforma Agraria, todo se repartió entre los pueblos porque el latifundio fue expropiado pasando a disposición de los labradores. Pero entonces, antes del Frente Popular, se sembraba un año de trigo y cebada un quinto y al año siguiente se dejaba de eriazo.
 
Por la noche, cuando mi padre y mi hermano Eudaldo volvieron del Monte, al ver mis lágrimas y al oírme contar lo de los deberes, mi padre no me riñó. Amaba el campo pero en su tiempo también le había gustado la escuela y sabía mucho de cuentas y de joven se las había valido para administrar su hacienda al quedarse huérfano con sus hermanas, mis tías Petra y Blasa.
 
Siempre me pesó aquel engaño a mi padre tan noble y tan generoso.

10
Damián y las vacas amaestradas.
 
Damián Plaza Fernández, quien vivía entonces, antes de la guerra, en la cuesta de San Roque, amigo de mi hermano Eudaldo, quien le enseñó a leer y contar,  había amaestrado a las vacas. Se las vendió a Eudaldo, cuando se fue al servicio militar hacia 1932, con la condición de que le trajera mieses del campo aquel verano. Una vaca, “Golondrina“, negra, tuvo dos o tres crías;  otra, “Urraca“, blanca y negra, era machorra, no tuvo descendencia. Con una vara, la “llamadera“, se las guiaba.
 
Algunas viñas de la Torre, en valles pantanosos también fueron atacadas por la filoxera y allí los cereales no prosperaban, pedazos quedaban perdidos, cuajados de hierba para vacas. Esta situación facilitaba el sostenimiento de las vacas, pero cuando prosperó la viña americana, la filoxera no aniquilaba la cepa, esas tierras ya no tenían hierba, y había más dificultades para mantener las vacas, las mulas prosperaron, comiendo paja y granos.
 
Mi padre, Pedro Serrano, vendió las vacas teniendo yo unos trece años, yo solía ir con el carro y las vacas, a los doce o trece, delante del carro cargado, con la llamadera al hombro; al estar vacío el carro, las vacas iban solas y, desde el carro, yo las guiaba  pinchando a la que estaba al lado opuesto al que se quería ir y obedecían.
 
Recuerdo que al poner el yugo horizontal delante de ellas en el corral de nuestra casa, las vacas perfectamente amaestras, venían solas a meterse debajo.



(1) Distrito de La Torre de Esteban Hambrán pegando a Santa Cruz del Retamar.
(2) El juego consistía en varios saltos. Todos saltaban por encima de un chico agachado diciendo: “cangreje“. Después se decía saltando: “harina harineje“. Al tercer salto decían “angarillas”. Había que apoyarse encima del chico agachado levantando los pies. En el cuarto salto se apoyaba una rodilla diciendo “una rodilla“ hasta que el agachado decía “abajo“. El que caía le reemplazaba. Al quinto había que ponerse encima con las “dos rodillas“ hasta que el agachado dijera “abajo“.
(3) Abarcón: término agrícola local (del pueblo de La Torre de Esteban Hambrán, Toledo): espacio de terreno que al pasar al lado de una encina el arado, al llegar enfrente para pasar tenía que desviarse uno a la derecha y el otro surco a la izquierda. Entre los dos surcos quedaba un espacio de cada lado del árbol por tapar con un azadón para que los granos salieran.
(4) “A la orillita del río no hagas el nido”.
(5) Las hojas muertas se recogen a montones, los recuerdos y los pesares también.
(6) Nota de Manuel Serrano: Enrique Lister, pues yo recuerdo que al principio de la transición, él era el Secretario General del PCOE, Partido Comunista Obrero Español; y como estaba enfrentado a Carrillo en ese momento Secretario General de PCE, en las primeras elecciones no se presentó y pidió el voto para el PSOE, que yo recuerde no militó en el PCPE, Partido Comunista de los Pueblos de España, escisión del PCE y del PSUC en los años 80 y conocidos como los prosovieticos
(7) Falange Española Tradicionalista
(8) ASEREF: Asociación por el Recuerdo del Exilio Republicano Español en Francia
(9) AVER : Amical de los Voluntarios en España Republicana
(10) En una  antigua lengua germánica Eudaldo significaba líder del pueblo, gobernante famoso.
(11) Pedro Caballero Bermùdez: Alcalde del Frente popular en La Torre de Esteban Hambràn, Toledo, con Aurelio Serrano Martín, Marcelino Zamorano Piñero y Eudaldo Serrano Recio en la lista republicano-socialista (éste fue el teniente alcalde)
(12) Soledad Escudero Martín, sobrina de los torreños Avelino y Manuel Escudero Peinado
(13) Domingo  Escudero Peinado precisa que su padre, Julio Escudero Merino puso (en los años 20) una fábrica de jabón, de ahí el apodo de la familia.
(14) Nombres de los héroes de los Glières, franceses y españoles. También hubo brigadistas alemanes, (cuyos nombres están en le muro del Memorial de Morette, donde se enterró a los que cayeron, juntos, como lo fueron en el combate.) Viven  Angel Gómez, José Salvador, José Caballero, Elie Muffat, Alexis Rey (ver foto con el general Bachelet y la cantante Ingrid Boismont).
(15) Frase de Pierre Emmanuel, inscrita a la subida al Plateau (meseta) de los Glières: "Ici des hommes ont su mourir pour demeurer des hommes".
(16) En realidad, Daniel Serrano Recio, toledano de la Torre E.H. sólo tenía 16 años en julio de 1936.