dilluns, 13 de maig del 2024

Campo de concentración de Albatera: resistir al olvido de nuevo

 https://www.informacion.es/vega-baja/2024/05/12/campo-concentracion-albatera-resistir-olvido-102183479.html


Los trabajos arqueológicos en el campo de concentración de Albatera, que comenzaron en 2020, están en stand by a la espera de la Generalitat, mientras el equipo recurre al Gobierno central para proseguir con la quinta campaña

Vista área de la superficie excavada

Vista área de la superficie excavada / VÍCTOR MARTÍNEZ

Loreto Mármol

Loreto Mármol

 

Para el arqueólogo e historiador Felipe Mejías y su equipo con cinco componentes más que ya se consideran familia, el campo de concentración de Albatera ha sido su horizonte durante cuatro campañas arqueológicas que comenzaron en el año 2020. "Una tierra salada, a ratos inhóspita, un lugar de memoria marcado por el dolor y la violencia, pero también un lugar precioso que nos tiene embrujados", cuenta Mejías.

La última terminó el pasado diciembre, cuando finalmente tuvieron que tapar la estructura de uno de los barracones hallados. "La parcela es privada y había que reintegrarla a su estado original, a la espera de que la Administración autonómica adquiriese los terrenos para asegurar la continuidad de los trabajos", tal y como estaba previsto por el anterior Consell, que había reservado 120.000 euros para la compra, con la idea de hacer un centro de interpretación. Sin embargo, "a la vista de la situación política actual, queda en el aire", manifiesta.

Estructuras del barracón tapadas

Estructuras del barracón tapadas / ELOY POVEDA

"El terreno pendiente de estudio es muy grande, 14 hectáreasSabemos que hay más barracones junto al que excavamos [en 2021], también fosas comunes. Apenas hemos empezado a trabajar allí. Confiamos en poder seguir haciéndolo", continúa.

Mejías habla con cierto pesimismo: "No ha desaparecido la memoria democrática, pero en la práctica no se está haciendo nada". A su juicio, "el interés es cero" por parte del Gobierno de la Generalitat, conformado por PP y Vox.

La falta de voluntad, prosigue, se traduce en que no se han convocado subvenciones ni hay expectativas de que las haya. Por ello, para la quinta campaña, que debería comenzar el próximo octubre, se ha dirigido tanto al Ayuntamiento de San Isidro, municipio al que pertenece el campo, y al Gobierno central. De hecho, le ha remitido al secretario de Estado de Memoria Histórica un informe completo que explica el proyecto, lo que se ha hecho hasta ahora y los objetivos de futuro.

De las 14 hectáreas, ya se han prospectado 11. "Nos falta una parcela de tres hectáreas que está arrendada y en cultivo, donde los testimonios cuentan que había fusilamientos", avanza Mejías.

Trabajos arqueológicos

Trabajos arqueológicos / ELOY POVEDA

El equipo ha trabajado sobre muchos metros de tierra removida una y otra vez por tractores desde hace décadas. Huertos de granados y palmeras se alternan con el cultivo intensivo de verduras, y más: "El campo está, literalmente, sembrado de munición", afirma Mejías, que añade que algo fundamental es georreferenciar los puntos donde aparece y comprobar si fue o no disparada. "Esa información nos abre los ojos sobre las dinámicas represivas empleadas en el campo", advierte.

Así, identifican fabricantes, tipos de proyectiles y las armas que los disparaban. En la última prospección, en una parcela abandonada de solo 100 metros de longitud situada estratégicamente entre la vía del tren y el campo de concentración, ha aparecido una vaina percutida -disparada- calibre 5,6 milímetros, "como la uña del dedo meñique" -comenta Mejías-, de una Velo Dog, que se diseñó a finales del XIX en Bélgica para que los ciclistas (velo) se defendiesen del ataque de los perros (dog); debe dispararse a muy corta distancia para que sea letal.

Cartucho de calibre 5,6 mm de una Velo Dog

Cartucho de calibre 5,6 mm de una Velo Dog / ELOY POVEDA

A pocos metros se han encontrado dos vainas percutidas de revólver calibre 11 milímetros con el marcaje del fabricante checo Sellier & Bellot (o tal vez Santa Bárbara), así como munición de espiga sistema Lefaucheux, del siglo XIX pero en uso en los años 30. Esta munición, desfasada y concentrada en determinados lugares, no pertenece a un soldado encuadrado en un ejército regular, lo que confirma -dice Mejías- que "entraban paramilitares y falangistas con el revólver del abuelo como voluntarios para fusilar a rojos".

Pero también han encontrado proyectiles de fusiles de avancarga, un marchamo de plomo con la inscripción "Berlín" (munición del ejército alemán) y munición 9 milímetros parabellum "en el lugar donde los testimonios de los prisioneros hablan de fusilamientos, y eso nos pone en alerta", prosigue.

Objetos

Los objetos han acabado mimetizándose con ese suelo blancuzco, cubiertos de concreciones que dificultan su localización a simple vista. En un contexto como este es imprescindible utilizar la detección metálica. "Los arqueólogos estudiamos la historia sobre el terreno, caminamos, observamos, comparamos y valoramos; nos hacemos preguntas", explica el historiador.

Rokiski del bando sublevado

Rokiski del bando sublevado / ELOY POVEDA

Al otro lado de donde estaría la alambrada, se ha hallado un broche de piedras preciosas para coger un chal o un moño, además de piezas de plomo circulares que son pesas que se llevaban en los dobladillos para que los vestidos no se levantaran, que serían de las mujeres que iban a visitar a los prisioneros. También un anillo de plata sobredorada e insignias militares como un rokiski del bando sublevado y un emblema romboidal del arma de infantería para solapa de cuello.

Reloj suizo de bolsillo

Reloj suizo de bolsillo / ELOY POVEDA

Otros espacios, en cambio, ofrecen materiales que hablan de la vida cotidiana como monedas de plata; el llamado real de a ocho -el precursor del dólar-, de Fernando VII (año 1809), o cinco francos suizos de plata de 1908. Un gemelo decorado con un motivo art déco, posiblemente de pasta vítrea, muy popular en los años 30. Un reloj suizo de bolsillo Movado Ermeto que detuvo su marcha a las 8.30 horas. O un anillo de oro infantil, que apareció en el relleno de una arqueta.

Los prisioneros fueron expoliados de todos los objetos de valor que llevaban encima nada más ingresar en el campo. Muchos los entregaban bajo amenaza de muerte, pero otros los escondían y enterraban. Es posible que el propietario del anillo prefiriera tragárselo antes que entregarlo, con la esperanza de poder recuperarlo más adelante. "Ocultaciones y casos similares se dieron en los campos nazis. Una forma más de resistir", concluye Mejías, que persiste en su empeño, porque "detrás de cada objeto siempre hay vidas esperando ser contadas".