Posted: 07 Mar 2016 03:41 AM
PST
La Sexta
El programa ‘Salvados’ dirigido
por Jordi Évole repasó en su edición de este domingo la situación de los
‘esclavos’ del franquismo, presos políticos que trabajaron forzados para el
régimen tras la Guerra Civil.
El periodista Isaías Lafuente
cuenta en primer lugar que “el franquismo creó el patronato para la redención
de penas, que ofrecía a los presos reducir su pena a cambio de trabajar para
el régimen”, empleando “presos políticos, desafectos para el régimen de
Franco, que estaban en la cárcel por haber defendido la república frente a un
ejército que se levantó en armas”.
“Trabajaban de sol a sol, y en
algunos casos también por la noche, y no podían protestar. Todo el agua que
les daban era un cuenco diario para beber y asearse. Las condiciones de los
barracones eran de hacinamiento y sólo lo hemos podido conocer gracias al
testimonio de las víctimas”, explica.
“El régimen tenía un catálogo
de los presos que tenía a su disposición y las empresas los reclamaban, era
una empresa de trabajo temporal en la que había de todo. Se pagaba el salario
mínimo de 14 pesetas diarias de las que el preso recibía 50 céntimos y si
estaba casado, algo la mujer por cada hijo”, expresa, calificándolo de
“negocio perfecto” ya que “el Estado ganaba con lo que expoliaba del sueldo y
lo que ahorraba en la construcción de cárceles”.
Entre las empresas que
utilizaron esta mano de obra, Lafuente destaca a “OHL, Entrecanales
(Acciona), Dragados (actual ACS), Duro Felguera, Babcock & Wilson, o
Portland (ahora pertenece a Cemex)”.
“Me empujaron con un fusil y me
dijeron ‘tira para alante’, no tenía contrato, ni sueldo, fui un esclavo del
franquismo, pero lo puedo contar”, comienza relatando Luis, un hombre que
cuando tenía 23 años fue obligado a construir carreteras y que está cerca de
cumplir la centena.
“Era joven y llegué a la España
franquista. No me preguntan nada, me llevan con un Guardia Civil donde nos
metían a todos los que sospechaban que habíamos sido combatientes. Mi ficha
decía ‘hijo de republicano’ y yo decía que no me podían culpar de nada. Nos
llevaron al campo de concentración de Miranda de Ebro y ahí se formaban
batallones de trabajadores. A mí me tocó la lotería porque sabía escribir a
máquina”, comenta.
“Al que trabajaba poco le daban
un garrotazo con el mango del fusil. Dormíamos en el suelo y teníamos que
mear en el plato donde comíamos porque no había servicios, luego lo lavábamos
y ahí recibíamos el café”, continúa.
“El hambre era horrorosa, era
peor que la dureza con la que trataban a la gente. Algunos cazaban lagartos y
se los comían crudos, o se comían las peladuras de lo que en el pueblo
echaban a los cerdos. Un preso peleó con un perro por un hueso y acabó con el
brazo destrozado”, refleja, antes de confesar que “se mentía con las facturas
para que tuvieran un dinero para irse de putas”.
“A veces hacían la criba, al
número diez lo apartaban y desaparecía, suponemos que lo fusilarían como
escarmiento para que la gente no se fugara, diezmaban a la gente”, explica.
“Me conformaría con que por lo
menos pidan perdón, aunque me gustaría ver la tercera república, y si la veo
abriré una botella de champán que tengo guardada y me cogeré una borrachera”,
confiesa.
El estremecedor relato de los
«esclavos del franquismo»
fotos: Jordi Évole, durante la
entrevista con Luis Ortiz (laSexta)
► En febrero de 2005 el
Parlamento foral homenajeó a los prisioneros que pasaron por Navarra, con el
voto en contra de UPN
► El programa ‘Salvados’
dirigido por Jordi Évole repasó en su edición de este domingo la situación de
los ‘esclavos’ del franquismo, presos políticos que trabajaron forzados para
el régimen tras la Guerra Civil. El espacio lideró su franja con una
audiencia media del 14,3 % y 2.994.000 espectadores.
NOTICIASDENAVARRA.COM | Pamplona |
7-3-2016
“Me empujaron con un fusil y me
dijeron ‘tira para alante’, no tenía contrato, ni sueldo, fui un esclavo del
franquismo, pero lo puedo contar”, comienza relatando Luis Ortiz, un hombre
que cuando tenía 23 años fue obligado a participar en la construcción de la
carretera entre Oiartzun y Lesaka y que está cerca de cumplir la centena.
“Era joven y llegué a la España
franquista. No me preguntan nada, me llevan con un Guardia Civil donde nos
metían a todos los que sospechaban que habíamos sido combatientes. Mi ficha
decía ‘hijo de republicano’ y yo decía que no me podían culpar de nada. Nos llevaron
al campo de concentración de Miranda de Ebro y ahí se formaban batallones de
trabajadores. A mí me tocó la lotería porque sabía escribir a máquina”,
comenta.
El programa entrevistó también
al periodista Isaías Lafuente. “Trabajaban de sol a sol, y en algunos casos
también por la noche, y no podían protestar. Todo el agua que les daban era
un cuenco diario para beber y asearse. Las condiciones de los barracones eran
de hacinamiento y sólo lo hemos podido conocer gracias al testimonio de las
víctimas”, explica. Entre las empresas que utilizaron esta mano de obra,
Lafuente destaca a “OHL, Entrecanales (Acciona), Dragados (actual ACS), Duro
Felguera, Babcock & Wilson, o Portland (ahora pertenece a Cemex)”.
El hambre era horrorosa, era
peor que la dureza con la que trataban a la gente. Algunos cazaban lagartos y
se los comían crudos, o se comían las peladuras de lo que en el pueblo
echaban a los cerdos. Un preso peleó con un perro por un hueso y acabó con el
brazo destrozado”, reflejaba Luis Ortiz.
HOMENAJE DEL PARLAMENTO DE
NAVARRA EN 2005
El Parlamento de Navarra aprobó
el 17 de febrero de 2005, por iniciativa de Aralar y con el apoyo de PSN, IU,
CDN, EA y PNV, reconocer el trabajo realizado en diversas infraestructuras
navarras por los llamados “esclavos del franquismo”, prisioneros y
combatientes antifascistas que, tras la Guerra Civil, fueron condenados a
trabajos forzados y obligados a permaner en condiciones inhumanas en
diferentes ‘tajos’ en Burgui, Lesaka, Oteiza de la Solana, Roncal, Alsasua o
Vidángoz.
El reconocimiento contó con el
voto en contra de UPN que amparó su postura argumentando que las Cortes
Constituyentes del Estado (1978) ya promulgaron leyes de reconocimiento y
asegurando que “no hay que hablar de vencedores o vencidos porque quien perdió
en aquella guerra fue el conjunto de la sociedad”.
Según Pedro Eza, portavoz de
los regionalistas, un reconocimiento expreso por parte de la Cámara a los
batallones de trabajos forzados no implicaría la recuperación de la memoria
histórica, sino la configuración de una “memoria selectiva”.
El texto afirma que los
“esclavos” “sufrieron castigo por oponerse al fascismo y defender la
democracia, la libertad y la justicia social”. Este punto contó con el apoyo
expreso de CDN que, en contra de sus socios de gobierno, ensalzaron la figura
de los condenados y, a través de Juan Cruz Alli, aseguraron que “es bueno que
lo que ocurrió lo tengamos presente porque quien olvida el pasado esta
condenado a repetirlo”.
DECLARACIÓN Como segundo punto,
la moción proponía un posicionamiento expreso de la Cámara “en contra de la
realización de trabajos forzados por parte de los prisioneros de guerra”.
Este punto, que sí contó con el
respaldado de UPN, fue resaltado por el portavoz de los proponentes, Patxi
Zabaleta, quien aseguró que con él se reprobaban “todas estas prácticas que
hoy siguen aplicándose en el mundo”.
El resto de la moción se
centraba en el respaldo a los actos que, el pasado 19 de junio, se celebraron
en Vidangoz en reconocimiento de los represaliados del franquismo. Allá la
asociación Memorian Bideak presentó un comunicado que, entre otras cosas,
definía a estos trabajadores como “luchadores por la libertad”. La Cámara se
adhirió a ese comunicado y asumió el compromiso de impulsar, en colaboración
con asociaciones locales e instituciones municipales, este tipo de
reconocimientos públicos “en otras obras realizadas en Navarra”.
Por último, el día del citado
homenaje, se erigió en Vidángoz un monolito conmemorativo del homenaje
tributado a los “esclavos del franquismo”. Ese monumento ha sido objeto de
“actuaciones vandálicas” (ataques y cruces gamadas pintadas con spray).
7.000 CONDENADOS Según Memorian
Bideak, 7.000 prisioneros pasaron por Navarra para engrosar los Batallones de
Trabajos Forzados. Sin embargo, la cifra, según las mismas fuentes, podrían
llegar a 10.000.
27 BATALLONES EN NAVARRA
Salamanca. Cerca de 550 batallones de trabajadores, más de 60 de ellos en
Navarra y la CAV. Ésas son las cifras que arroja el archivo del Tribunal de
Cuentas, sobre la presencia de estas unidades durante la Guerra Civil y los
primeros años del franquismo (entre 1937 y 1942).
Según sus informes, y con
algunas dudas derivadas de la terminología empleada en ciertos casos, hubo 27
batallones en Navarra, 18 en Guipúzcoa, doce en Vizcaya y siete en Álava.
Datos muy significativos sobre
un apartado que hasta hace poco suscitaba más sospechas que certezas pero
que, desde el traslado a Salamanca de esos informes, ha quedado mucho más al
descubierto. La investigación de sus documentos, a los que tuvo acceso este
periódico, revela que la actividad en ese ámbito fue todo menos escasa.
Miles de presos políticos
fueron utilizados por el régimen franquista para trabajar en numerosas
construcciones, desde pantanos hasta ferrocarriles, minas o puertos. Sin
duda, la obra más conocida es el Valle de los Caídos, pero hubo otras muchas
que fueron levantadas mediante este sistema.
Con las manos de prisioneros
que vivían concentrados en campos, integrados en batallones o, incluso,
condenados ya en cárceles franquistas. Los nombres, como ocurría con los
campos de concentración, eran diferentes.
La mayor parte recibía la
nomenclatura más simple, Batallón de Trabajadores, pero en muchos otros casos
la definición no era tan sencilla. Tan simple. Había, entre otros, servicios
de recuperación de automóviles; depósitos de recría y doma; trabajadores del
ferrocarril, de pantanos o de minas; grupos vinculados al parque de
ingenieros; servicios de distribución de chatarra o grupos de descargadores
agregados al transporte militar, a los puertos o a la aviación.
Había de todo.
AL SERVICIO DEL RÉGIMEN Eso sí,
más o menos, todo se correspondía con lo que había: la obligación de trabajar
al servicio del régimen y de lo que éste dispusiera. Porque, al final, lo que
había era esclavitud (los bautizados como Esclavos de Franco).
Personas utilizadas para
reconstruir parte de lo que había sido destruido y para levantar, también,
nuevas infraestructuras. Eran agrupadas en batallones y, desde ellos, como
parte de una unidad de trabajo, empleadas para determinadas tareas. De todo
esto son fiel y claro testimonio los extractos, los informes enviados
mensualmente por los responsables de cada batallón al citado Tribunal de
Cuentas.
Ésos que hasta ahora estaban
perdidos en algún cajón y que ahora, en el Centro Documental de la Memoria
Histórica de Salamanca, pueden ser consultados por los investigadores.
|
Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme..... "Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
dimarts, 8 de març del 2016
Así repasó Jordi Évole en ‘Salvados’ el drama de los ‘esclavos del franquismo’
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