divendres, 18 de març del 2016

Relatoras Producciones estrena el documental 'Las víctimas sin llanto' esta tarde en San Fernando (Cádiz).


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Dar voz a las víctimas de las víctimas


TAMARA GARCÍA CÁDIZ | ACTUALIZADO 16.03.2016 - 05:00
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Cartel del documental 'Las víctimas sin llanto', de Vanessa Perondi y Sara Gallardo.
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María, una de las protagonistas del documental, con Vanessa Perondi.
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Un momento de la grabación con la historiadora Alicia Domínguez.
En memoria histórica está todo por hacer. Están las desapariciones, la necesidad de las exhumaciones, recuperar las historias de los exiliados, de colectivos específicos como los homosexuales... "Y de esa cadena, el último eslabón sería la historia de estas mujeres". La historia que la periodista Vanessa Perondi y la realizadora Sara Gallardo, Relatoras Producciones, no renuncian a poner en primer plano en Las víctimas sin llanto, un documental donde las hijas y nietas de represaliados por la dictadura franquista en la Bahía de Cádiz confeccionan su propio relato. No el relato de las víctimas. El relato de las víctimas de las víctimas. "Porque son mujeres que no fueron objeto de violencia directa, pero que sí quedaron en una situación violenta y cuyo miedo y dolor ha traspasado generaciones", explica la guionista de una cinta que se estrena hoy a las seis de la tarde en el Centro de Congresos de San Fernando, con la colaboración de la Fundación de la Mujer del Ayuntamiento isleño. 

De esta forma, durante los 47 minutos por los que se desperezan las voces de Las víctimas sin llanto el espectador será partícipe de una historia "de dolor, de duelo no cerrado, del miedo que se contagia de generación en generación pero, también, de la superación de ese miedo, porque este documental también narra una historia de esperanza", explica Perondi que junto con Gallardo tratan los relatos con una delicadeza exquisita huyendo del morbo fácil. 

Así, además de dar voz a las protagonistas -tres hijas de represaliados de 80, 84 y 86 años, y tres nietas, una que militó en la clandestinidad, otra nacida en la Transición y otra en democracia- las documentalistas contextualizan los testimonios con la presencia en la cinta de la historiadora Alicia Domínguez, la vicepresidenta del Foro por la Memoria de El Puerto, Elena Perullera, y la psicóloga María López, que ha trabajado en el proyecto de localización de fosas de Víznar-Alfacar.

"Uno de los aspectos que más nos han llamado la atención es cómo algunas de estas mujeres ya habían contado sus testimonios, ya fuera a mí en algún reportaje o a otros compañeros, pero siempre era la historia del padre, del abuelo, pero nunca su historia o la historia de sus madres. Nunca habían hablado de sus propias vivencias, bastante duras, además", narra la periodista sobre las mujeres y las hijas de los presos republicanos. "Elena, por ejemplo, hija del alcalde republicano de Puerto Real, recuerda en el documental cómo su madre se desmayó cuando llegó a casa tras una visita a la cárcel para ver a su marido. Fue el día que le entregaron sus cosas en una bolsa de plástico y ya sabías qué significaba eso..." "María, otra de las mujeres, recuerda perfectamente cuando se llevaron a su padre. Ella tenía 6 años y en casa se quedaron en una situación económica muy complicada. Eran seis hermanos, su madre se tuvo que dedicar al estraperlo para sacarlos adelante y ella tuvo que ocuparse de sus hermanos menores y de la casa", adelanta Perondi algunas de las "difíciles vidas" de estas víctimas sin llanto. 

Vidas que se han entrecruzado gracias a este documental que comenzó a gestarse "de forma humilde y sin pretensiones" hace más de un año pero que, poco a poco, fue creciendo al calor de la ilusión de diferentes profesionales. "Ha sido maravilloso cómo se fueron uniendo operadores de cámara, de sonido, hasta el compositor Miguel Medina se ofreció a hacer la banda sonora que, la verdad, es una pasada", agradece Perondi que, también, distingue como uno de los momentos "más hermosos" de todo el proceso fue el preestreno que se realizó para las protagonistas del filme en el Centro de Visitantes de San Fernando. "No se conocían entre ellas y como dice una de las abuelas, nosotros las llamamos cariñosamente así, ellas conocían su propio dolor pero no el de las otras, y fue muy terapéutico y muy bonito ese reconocimiento entre ellas", destaca. 

Una visibilización entre las propias víctimas y, ahora, con la proyección púbica del documental, una visibilización de sus historias hacia la sociedad. "Una de las nietas, Raquel, que nació ya en democracia lo explica muy bien. Ella habla del déficit educativo sobre este tema que hemos sufrido las generaciones posteriores, un silencio pedagógico que también es otra forma de fascismo, porque no conocemos nuestra propia historia y lo que no se conoce se puede volver a repetir", argumenta la guionista que espera que se puedan realizar más presentaciones en las distintas localidades de la Bahía.