Estas dos mujeres,
familiares de represaliados por el franquismo en El Castillo de las Guardas
(Sevilla), emprendieron una lucha en solitario en 2008 con el entonces alcalde
socialista en contra. Sus historias son algunos de los testimonios en los que
se ha basado la ONU para denunciar el trato del Gobierno a las víctimas. En
breve iniciarán la localización de la fosa con la venta de un libro editado por
ellas mismas, aunque, esta vez sí, y seis años más tarde, contarán con el apoyo
del regidor.
OLIVIA CARBALLAR / El Castillo De Las Guardas (Sevilla) / 14 Sep 2014
Mariló y Mari Ángeles,
delante del Ayuntamiento de El Castillo de las Guardas. // O. C.
Ángel Sánchez Bejarano, minero de El Castillo
de las Guardas (Sevilla), decidió volver tras huir al campo con su mujer y su
niña, de tres meses, la única que les quedaba de los cinco hijos que habían
tenido. No había matado a nadie, ni había robado, ni había hecho nada malo para
esconderse como un fugitivo de aquellos falangistas que días antes, en el
asalto al cuartel, destruyeron parte de su casa. Regresó y se presentó ante
ellos. Pero ni su mujer ni su hija volvieron a verlo jamás. Fue fusilado el 27
de agosto de 1936, y toda la familia, aterrada, abandonó el pueblo. Desde
entonces, la primera que pisó El Castillo de las Guardas fue María Dolores
Nepomuceno, la hija de aquella niña de tres meses. Era 2008. Habían pasado 72
años. María Dolores, Mariló entre los conocidos, se plantó en un Pleno
municipal con una sentencia de un consejo de guerra en la mano. Quería que la
escucharan, quería que la ayudaran a encontrar los restos de ese hombre bueno
al que habían asesinado, Ángel Sánchez Bejarano, su abuelo.
El alcalde socialista en aquel momento, a
pesar de estar ya en vigor la ley de memoria histórica aprobada por Zapatero,
no sólo rechazó colaborar con ella sino que incluso puso impedimentos para
poder acceder a los archivos municipales. Lo reconoce el actual teniente de alcalde, el socialista
Gonzalo Domínguez, también teniente de alcalde entonces. María Dolores no se
dio por vencida y, junto con Mari Ángeles Hidalgo, nieta de Salvador Rodríguez,
también represaliado, asumieron en solitario una lucha que corresponde al
Estado, como ha respaldado nuevamente la ONU. “Estas mujeres han perdido el
miedo hoy”, manifestó Mariló al relator especial de Naciones Unidas sobre la
promoción de la verdad, la justicia y la reparación y las garantías de no
repetición, Pablo de Greiff, en su visita a Sevilla el pasado enero. Mariló se
refería a su madre, Carmen, y a María, la madre de Mari Ángeles, quienes,
mientras esperaban el inicio de aquella reunión, contaron sus casos a “un tal
Pablo” sin saber que se trataba del alto representante de la ONU. Son dos de
las historias en las que se basa el informe demoledor que De Greiff acaba de
presentar ante el Consejo de Derechos Humanos, en el que refleja la ausencia de
justicia, reparación y asistencia de las víctimas por parte del Gobierno
español.
Un hombre observa la exposición ‘Todos (…) los
nombres’. O. C.
En su soledad, poco a poco, paso a paso, año
tras año, la perseverancia y el trabajo de Mariló y Mari Ángeles han ido, sin
embargo, dando sus frutos. Fue clave un encuentro en el pueblo para la
localización de dos mineros en una cuneta de la antigua pedanía de El Madroño,
cuyos restos fueron finalmente enterrados dignamente por sus familiares a
finales del año pasado en un proceso en el que tampoco intervino ninguna
administración. Ahora, en breve, aún sin poder creérselo mucho,
comenzarán los trabajos de localización de la fosa en el cementerio de El
Castillo de las Guardas, finalmente con la colaboración del Ayuntamiento.
El actual alcalde, el mismo que les impidió consultar los archivos, Francisco
Casero, les ha trasladado su apoyo y les facilitará las maquinarias, los materiales
y dos peones. El grueso de esta primera fase será financiada con los beneficios
de la venta del libro República, Sublevación y Represión en El Castillo
de las Guardas, una investigación realizada por el historiador José María
García Márquez y editada por la asociación que lideran Mariló y Mari Ángeles,
cuya primera tirada, de casi 300 ejemplares, ha sido vendida íntegramente en
este pueblo de unos 1.600 habitantes donde el miedo fue el único que no se fue.
PEDAGOGÍA DE LA MEMORIA HISTÓRICA
Prueba de ello es que ningún miembro de la
asociación vive ahí. Según el teniente de alcalde, ha habido incluso vecinos
que al enterarse de la posible exhumación, han pedido, preocupados, que no se
toquen sus nichos. “No se va a tocar nada, ningún nicho. Vamos a respetar
lo que hay y vamos a respetar también lo que vamos a buscar. Todo se va a hacer
en tierra. Se buscará a la derecha, al entrar, y en otros lugares donde el
Ayuntamiento cree que puede estar la fosa”, insistió Gonzalo Domínguez en el
Centro Social de la localidad, donde la asociación ha estado haciendo
pedagogía de la memoria histórica en unas jornadas en las que también ha
participado el alcalde.
García Márquez identifica en su investigación
a 139 personas represaliadas en el pueblo, 80 de ellas fusiladas. “A mi abuelo
lo mataron el 25 de agosto de 1936. A mi abuela le quitaron la casa y a los dos
años se murió. Mi padre, que no hablaba de estas cosas, sólo me dijo que ella
se había muerto de pena”, cuenta Teresa Rodríguez, que tampoco vive en El
Castillo de las Guardas. Su abuelo se llamaba Manuel Rodríguez Campos y le
decían el cantaor. Joaquín Romero García murió de viejo, pero
también sufrió la represión en sus propias carnes: “Sirviente de ametralladora,
fue uno de los 11.000 republicanos que cogieron en Alicante. Pasó por el campo
de concentración de Albatera y luego lo trajeron a Sevilla”, afirma José María
Pérez, su nieto, que vive en Sevilla.
“Ellos son tan castilleros como vosotros”,
concluyó María Dolores ante medio centenar de vecinos, que asistieron inmóviles
a la intervención del equipo arqueológico que desarrollará los trabajos. “Verán
imágenes duras -advirtió Juan Manuel Guijo- pero necesarias para comprender qué
nos vamos a encontrar”. A través de fotografías en un proyector mostró
distintos enterramientos a lo largo de la historia para evidenciar la impunidad
con la que fueron arrojados a un agujero las víctimas del franquismo.
Cuerpos bocabajo, con las manos atadas, amontonados… Imágenes reales de fosas
exhumadas en La Puebla de Cazalla (Sevilla), Encinasola (Huelva) y El Marrufo
(Cádiz). “Así no se entierra a nadie”, enfatizó el arqueólogo.
Los arqueólogos explican a los vecinos cómo es
una exhumación. // O. C.
Guijo insistió en el rigor científico:
“Tenemos que ser imparciales, basarnos en las pruebas que tenemos. No se puede
decir barbaridades a las familias como a veces se ha hecho”. El arqueólogo
explicó cómo determinadas posiciones de los cuerpos permiten averiguar los
últimos movimientos de los verdugos, o cómo se puede saber la trayectoria de
los disparos en función de los orificios de entrada y salida de los
proyectiles. Pero lo que más suele impactar durante el proceso -trasladó Guijo
a los asistentes- son los objetos personales hallados junto a los restos:
botas, lápices, medallas, agujas, dedales, encendedores… Fue rotundo ante los
vecinos: “Si no llega a ser por las investigaciones históricas no se habría
abierto ninguna fosa. Ni las administraciones ni el mundo académico han
cumplido”, resumió el arqueólogo, que defendió también la transparencia: “Cuesta
mucho convertir en documento público los informes de las exhumaciones, y las
familias tienen que controlar el proceso”. Puso como ejemplo el caso de La
Puebla de Cazalla, donde los familiares han participado tanto en tareas de
excavación como en el laboratorio de manera “ejemplar”.
Los vecinos prestaron especial atención a la
intervención de Bárbara Carrasco, también integrante del equipo arqueológico
junto con Elena Vera. Carrasco trató de hacerles ver la importancia de los
datos que puedan aportar los familiares para una posterior identificación.
Entre otras cuestiones, la arqueóloga expuso cómo se puede leer a través de los
huesos el sexo, la edad o la estatura de una persona, o cómo determinadas
lesiones, piezas dentales, etc… pueden ayudarles a identificar esos restos.
“Aunque no sean determinantes, pueden servir de orientación”, afirmó.
Las jornadas, que han servido también para
llevar al pueblo la reconocida exposición Todos (…) los Nombres,
observada con atención por numerosos asistentes, concluyeron con la proyección
del documentalGuillena 1937, dirigido por Mariano Agudo, en el que se
narra la lucha por la recuperación de los restos de las conocidas como 17
rosas. “Ellas consiguieron un entierro digno. A ver cómo termina nuestra
lucha”, cerró Mariló, quien de momento ya ha logrado que a su madre, aquella
niña de tres años, se le quite el pánico que hace sólo unos meses, con 78,
sintió al ver una bandera republicana.
Asociación Memoria Histórica y
Justicia de Andalucía
Avda. Blas Infante 4, 8ª planta
41010 Sevilla
Avda. Blas Infante 4, 8ª planta
41010 Sevilla
www.todoslosnombres.org
Tfnos: 647356571 / 619047369
Tfnos: 647356571 / 619047369
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