dimarts, 14 d’abril del 2015

El feliz primer Día de la República de Felipe VI


http://www.eldiario.es/juanlusanchez/feliz-republica-podemos-felipeVi_6_376972306.html

Hay que ir al enlace para ver los vídeos tuits. Yo no sé ponerlos.


La abdicación de Juan Carlos y la apuesta de Podemos por dar perfil bajo a su esencia republicana dan tregua a Felipe VI
Las encuestas dicen lo que dicen: el debate sobre la Monarquía no es prioritario para la mayoría
Felipe VI a su paso por Gran Vía 60 / Olmo Calvo
Felipe VI a su paso por Gran Vía 60 / Olmo Calvo
Hoy es el primer Día de la República desde la abdicación del rey Juan Carlos y de la coronación de Felipe VI como su sucesor. Ya nadie da un duro por Urdangarin, la infanta Cristina vive como enmascarada en una mazmorra y las últimas noticias de Juan Carlos de Borbón tienen que ver con una demanda de paternidad aceptada a trámite que siempre fue tabú. La capacidad de los grandes partidos para mantener cerradas las cajas de Pandora está herida y surgen fuerzas políticas que no tienen sentimiento de pertenencia por los pactos de la Transición.
Y, sin embargo, un tiempo que podía ser el más turbulento para los intereses de la Corona está siendo uno de los más amables de los últimos cuatro años. La monarquía que encajaba los golpes acorralada en una esquina del ring ahora recupera fuerzas en el taburete.
El espejismo republicano
Precisamente el 14 de abril de 2012 se inauguró la época de mayor fulgor republicano que se recuerda. Con el accidente del rey en Botsuana y su foto cazando se derribó el tabú y, gracias a la presión ciudadana en redes sociales, los grandes medios de comunicación no tuvieron otro remedio que hablar del tema. Y de Corinna. Y ahí empezó a rodar la ruleta hasta que llegó la abdicación.
El último fulgor republicano se vivió en las manifestaciones posteriores a la abdicación del rey, en 2014. Miles de personas se concentraron en varias ciudades pidiendo la palabra, intentando cortocircuitar el proceso de abdicación con la demanda de un referéndum. Cosa imposible, se sabía. Pero hubo mucha gente. Por un momento parecía que...
Foto aérea de la Puerta del Sol el día de la abdicación de Juan Carlos I. \ Juan Luis Sánchez
Foto aérea de la Puerta del Sol el día de la abdicación de Juan Carlos I. \ Juan Luis Sánchez
Y precisamente aquella primera manifestación espontánea y luego otra convocatoria merecen su capítulo en la intrahistoria de la nueva izquierda española: fue el primer paso del viaje "a la centralidad del tablero" de Podemos.
La centralidad del tablero
Podemos marca la agenda de las reivindicaciones en España desde su eclosión posterior a las elecciones europeas. Desde que se convirtió en fenómeno social, político y mediático no ha habido ninguna manifestación masiva como las que vimos desde el 15M. Bueno, solo una: la que Podemos convocó en su propio apoyo el pasado mes de enero. Por eso, a día de hoy, es determinante la acción u omisión de Podemos para casi cualquier gran causa, incluida la republicana.
La manifestación tras la abdicación de 2014 vino con la resaca electoral de las europeas; la inercia y la lógica hicieron pensar que Podemos participaría. Tanto que algunos de sus miembros fundadores estuvieron casi por inercia en el diseño de la convocatoria junto a representantes de Izquierda Unida o Equo. Pocas horas después, sin embargo, Podemos aclaraba que no participaba en la convocatoria formalmente. En la concentración no hubo ningún grupo con banderas del nuevo partido en auge ni contó con la presencia de las caras entonces reconocibles.
El tiempo ha pasado y este miércoles Pablo Iglesias coincidirá con el rey. Su foto estrechando manos convivirá en los medios con las crónicas de las concentraciones del 14 de abril, en las que Podemos no participará formalmente. No es el primer gesto hacia la Corona que hace desde que las encuestas le dan posibilidades de ganar las elecciones; el cambio de chip es evidente.
Se entiende bien con dos mensajes del propio Pablo Iglesias. Este es de las navidades de 2013, dos meses antes de anunciar Podemos (con guiño al nombre incluido):
Y este tuit es de justo un año después, tras el mensaje del nuevo rey Felipe VI:
Este es Monedero en 2013:
y este es Monedero en 2014:
El tono coordinado de Iglesias o Monedero al referirse al rey es más amable que el que utiliza para referirse a otros que pueda considerar adversarios ideológicos. Hace poco decía Pablo Iglesias que Felipe de Borbón ganaría las elecciones si se presentara a presidente de la República. Sorna, claro, pero no ataque.
Con todo, no se puede decir que Pablo Iglesias haga como hizo el PSOE durante décadas y definirse no como monárquico sino “felipista”. Sin dudas: un hipotético proceso constituyente liderado por Podemos tendría aspiraciones republicanas, pero no van a a hacer campaña por un asunto que les escora ideológicamente, puede asustar a votantes ‘anticasta’ de centro para al final del camino encontrarse un referéndum que no ganarían.
Algo parecido hacen con el Papa. De la misma manera que Pablo Iglesias estrechará la mano este miércoles del rey Felipe en Bruselas mientras que los eurodiputados de IU se salen del hemiciclo, hace unos meses ignoró el plantón de la izquierda al Papa y se quedó para aplaudir fervorosamente el discurso de Francisco I: "Bravo Bergoglio!!!", tuiteó.
Mira, no líes, que suficiente tenemos encima
Y la cosa es que a Podemos, desde el punto de vista de la mercadotecnia política de nichos y oportunidades de crecimiento, no le falta razón. El debate sobre la monarquía no es una prioridad para los españoles, según las encuestas publicadas en las semanas siguientes a la abdicación,  también la de eldiario.es. Lo que dicen las encuestas no es que los españoles sean monárquicos sino que simplemente no creen que con la que está cayendo haya que meterse ahora a hablar del rey, que ya habrá tiempo para eso cuando cambien otras cosas mucho más urgentes.
La reivindicación de la III República ha sido durante décadas una bandera fundamental para la izquierda española. Y, sin embargo, pocas tricolores ondeaban en las plazas del 15M durante las primeras concentraciones más multitudinarias, las más plurales, las que le dieron al movimiento la legitimidad que luego se ha transformado en tantas apuestas tan diferentes.
Algunos autores y activistas dejaban caer que mientras que la izquierda tradicional no disociara las reivindicaciones de memoria histórica de las de la III República no conseguiría convencer a la mayoría del país de que la forma de gobierno más conveniente es la republicana. Es más, añadían: usar la bandera tricolor es apelar al pasado, que debe estar siempre presente y ser juzgado, pero que en ocasiones puede lastrar las luchas del futuro. Dicho de otra manera: va a ser difícil que un votante del PP, liberal y que sea republicano en el sentido formal, apoye la república como modelo de estado si todo el imaginario sobre el que se sustenta su reivindicación es la memoria histórica y el antifranquismo.
Son planteamientos que para la izquierda son difíciles de digerir, son muy injustos, pero están de música de fondo para explicar por qué el republicanismo militante en España es una simpatía general desde el centro a la izquierda pero solo moviliza a un perfil muy concreto de personas.