Introducción
Jaime Sorolla acaba de presentarnos los esfuerzos realizados en España durante los primeros decenios del siglo XX para hacer progresar la instrucción pública en el país.
Ahora vamos a bajar un escalón para ocuparnos más directamente de los niños, de los que van a convertirse en los futuros ciudadanos.
En práctica ellos son los receptores, las últimas ruedecillas del engranaje de la escuela, aunque sean las más importantes: arriba están las leyes, los decretos, las reglas creados por los políticos, los ministros, los inspectores…, éstos deberían ser asesorados por los pedagogos, los filósofos, los especialistas científicos de las varias ramas del saber y los que deberían conocer la forma más adecuada de transmitir este saber.
Eso es lo que se intentó hacer también en la escuela republicana.
Entre los objetivos fundamentales de la instrucción pública la República se proponía la lucha contra el analfabetismo, en la escuela y fuera de la escuela (las Misiones pedagógicas, la educación de los adultos y luego de los soldados en el frente, la creación de bibliotecas, etc.).
No es fácil cuantificar la evolución del analfabetismo, entre otras cosas porque el concepto mismo se presta a interpretaciones ambiguas. Hay dificultades para definir las franjas de edad que analizar, además, la medida del analfabetismo ¿es saber firmar?, ¿saber leer y/o escribir? ¿Cómo se evalúa el analfabetismo de retorno? Si una persona fue un poco a la escuela y luego ya no utiliza sus capacidades puede perderlas.
Veamos algunos datos disponibles a nivel nacional, regional (Aragón), provincial, comarcal y local, a comienzos de los años Treinta.
El cuadro de la instrucción pública no es bueno: según L. Germán, la tasa global de analfabetismo en Aragón es del 40,9% frente al 42,3% nacional.
Según el Censo de la población de 1930 de la provincia de Teruel sólo el 53% sabe escribir (pero únicamente el 42% de la hembras)[1]. ¿Significa saber firmar?
Entre las comarcas más desatendidas en este aspecto está la de Valderrobres (51,23%)[2].
Si para el caso de Cretas queremos tener una idea del trabajo realizado durante la República en este sector, podemos comparar las cifras de un recuento de la población hecho por el Ayuntamiento del pueblo en 1938 con los datos de 1930. El inconveniente de los datos de 1930 es que contabilizan como analfabetos también a los niños menores de 6 años, o sea aún no escolarizados.
Para intentar realizar la comparación hemos hecho lo mismo con los datos de 1938, contabilizando también a los niños no escolarizados, obteniendo las cifras siguientes:
en 1930, hay en Cretas 1.000 “analfabetos” sobre 1.600 personas, o sea el 62%;
en 1938 hay 523 sobre 1.320 habitantes, o sea menos del 40%.
La labor realizada por la República es evidente.
Para verificar si existe una diferencia de clase a este nivel, hemos tomado en consideración a los cabezas de familia que trabajan diariamente la tierra: los labradores propietarios y los jornaleros.
Observamos así que entre los primeros el porcentaje de analfabetismo es inferior: 43% contra 73%. Para sus hijos (labradores o jornaleros) la situación es mejor: 8% contra 34,4%, pero la diferencia sigue existiendo. En conclusión, más allá de una primera diferencia entre la ciudad y las zonas rurales, había entonces una triple discriminación: de género, de clase social y de generación, aunque se fuera reduciendo.
Volvamos ahora a la realidad escolar local, y a las fundamentales relaciones entre maestro y alumno, recordando que bajo la República inspectores y maestros se convierten en los nuevos apóstoles de los valores republicanos.
Es muy difícil, desde fuera, saber lo que ocurre dentro de un aula de clase, el laboratorio donde se transmite el saber: la vida en la escuela queda depositada en la memoria de los maestros y de los alumnos. Pero la memoria falla, y con el pasar del tiempo cada vez más, hasta que desaparece al fallecer el protagonista. Además un niño aplicado tendrá recuerdos muy diferentes de uno díscolo y vago, cada cual recordará al maestro de manera distinta y podrá crear su versión personal de la escuela ya que la memoria es selectiva.
De todos modos, para conocer y comprender la realidad de la escuela del pasado, pueden ser muy útiles las narraciones directas de los testigos, de los niños que vivieron en aquellos años, si se llega a tiempo de oírlas, compararlas, estudiarlas. A veces esto es imposible hacerlo ya, como nos sucede ahora. Los estudiosos del tema deben referirse a las leyes, los decretos, las reglas que hemos mencionado antes, pueden visitar y analizar los edificios escolares, las aulas, el mobiliario, los accesorios didácticos conservados que tenían a disposición los alumnos, la decoración existente; pueden ver las fotos, las caritas de los niños, la ropa que usaban, como se puede observar en el estupendo Museo Pedagógico de Aragón en Huesca. Y para el caso de Cretas en la copiosa colección de materiales recopilados gracias a la iniciativa de un grupo de personas muy motivadas y a la aportación entusiasta de documentos de parte de todos los vecinos.
Los investigadores pueden, desde arriba, ir acercándose al niño, al granito de arena más bajo de la pirámide “escuela”.
Según nuestra experiencia con las personas que hemos logrado entrevistar, lo que recuerdan sobre todo de su vivencia educativa es quién era su maestro y quién su compañero de banco, dónde estaba sentado, quién era el primero de la clase, quiénes sufrían las burlas de los demás, qué había en el aula, alguna diablura cometida y el castigo recibido… y poco más. Y fuera de la escuela el estudio de la doctrina y el día de su Primera Comunión, con el lugar ocupado en la fila, en la memorable ocasión.
¡Qué emoción se siente, entonces, al encontrar el cuaderno de un niño del pasado!
En un cuaderno queda consignada para siempre una buena parte del trabajo que se realizaba entre las cuatro paredes del aula: no importa que la memoria falle, no importa que esté mejor o peor escrito, mejor o peor corregido.
El cuaderno escolar constituye un testimonio, un documento impagable para acceder al estudio, desde abajo, de la institución escolar. El cuaderno de un niño de un pueblecito remoto de España asume un gran valor, tanto o más que toda la lista de teorías, de reglamentos, de suposiciones alrededor del tema “escuela”. Tanto es así que en el museo de Huesca se comienza la reimpresión en edición facsímil de muchos documentos de este tipo.
A través de su cuaderno, un niño tiene a veces la posibilidad de expresar su versión personal de la escuela de su tiempo: se va a ver reflejada en su caligrafía, en su orden y cuidado, en sus dibujos, en las raras ocasiones en que puede crear libremente un pequeño texto, una redacción, una carta… Y en su cuaderno queda, en filigrana, el retrato de su maestro y de toda una época que lo van a marcar para siempre.
!Y cuántos cuadernos quedan todavía en las buhardillas que merecerían ser valorizados!
Aunque esta presentación sirviera sólo a salvar unos cuantos cualquiera podría sentirse satisfecho.
Entonces, si alguien conserva viejos, o mejor dicho, “antiguos” cuadernos, es mejor que no los tire, que los guarde para el archivo que se va creando, pues constituyen un tesoro insustituible para completar el estudio sobre la escuela del pasado.
A finales de los años Veinte y durante la República ejercieron en Cretas varios maestros y de algunos de ellos, desdichadamente, no conocemos ni los apellidos ni el tiempo exacto en que estuvieron aquí. Doña Ernestina y Doña Josefina estuvieron poco tiempo en los años 1929-1930; Don Felipe estuvo más o menos de 1930 a 1933. Otros testigos recuerdan a Don José Bonfill de La Codoñera y a Doña Luisa de Mazaleón.
En épocas de escasez de maestros, como va a ocurrir durante la República y sobre todo durante la Guerra Civil, no se desdeñaba utilizar sustitutos no titulados con tal de que supieran los rudimentos del oficio. Por ejemplo, Doña Adela Mulet sustituía durante la República a Doña Pilar cuando ésta daba a luz. Y durante la guerra un pastor del mas de Jasanada dio clases también durante un tiempo.
En efecto, sólo en el Aragón republicano, a finales de abril de 1937 faltaban maestros en un centenar de ayuntamientos: en nuestra comarca en Torre de Arcas y Mazaleón. Fueron pues nombrados, con carácter transitorio maestros no titulados que cobraban un salario de 250 ptas. mensuales, (el sueldo mínimo para los diplomados era de 4.000 ptas anuales). También en la lindante provincia de Tarragona la lista, publicada el 1 de mayo de 1937 en Solidaridad Obrera por la Inspección de primera enseñanza, enumera unos 90 pueblos (entre los cuales Arnes, Horta, Bot, El Pinell de Brai, Gandesa), que solicitaban “auxiliares para la lucha contra el analfabetismo”.
En vísperas de la Guerra Civil los maestros de Cretas eran: Doña Pilar Gargallo Valero, esposa de Don Liborio Cases Molina, Doña Paquita Leandro Esteban y Don Santiago López Pelarda, (que entre otras cosas dirigía el grupo de teatro de los jóvenes del pueblo).
En esa época en Cretas existía ya una biblioteca: el médico y diputado Vicente Iranzo, de Teruel, había ofrecido al pueblo una serie de libros para instituir una biblioteca pública, realizando así el principio decretado el 7 de agosto de 1931 por Marcelino Domingo, de Tortosa, ministro de Instrucción pública, que “todas las escuelas primarias debían contar obligatoriamente con una biblioteca”. Esta se instaló en la escuela y la gestión era confiada a un maestro que la mantenía abierta dos días por semana.
I. El conjunto de los cuadernos
Disponemos de dos series de cuadernos: 8 de un niño nacido en 1920, que abarcan desde junio de 1932 a finales de febrero de 1934, con numerosos fallos temporales entre ellos; 13 de una niña nacida en 1924, de los cuales 8 abarcan casi todo el año 1937.
Otros cuadernos de otros dos niños de la época de la Colectividad constituyen un caso especial del que conviene ocuparse por separado.
Las fechas aparecen en la tapa o de forma irregular en el interior. En algunos cuadernos no aparecen los colores y hay ausencia de dibujos y títulos vistosos; en otros se nota una gran riqueza de los mismos, debido probablemente a la llegada de lapiceros de colores a manos de los niños. Ciertas veces se escribe en lápiz, tal vez por falta de tinta. En algunos casos se notan cambios en la organización de los contenidos de las lecciones, en el orden y la pulcritud de los cuadernos y pueden deberse a un cambio de maestro o a la posible escasez de maestros, debida sobre todo a la guerra.
En general los cuadernos presentan una caligrafía bastante esmerada, con algunas dificultades ortográficas que los alumnos encuentran, sobre todo en los textos dictados por el maestro, donde a veces faltan incluso algunas letras o palabras que llegan a dificultar la comprensión del contenido.
Los cuadernos generalmente no están corregidos por el maestro: los numerosos alumnos por clase y los grupos de diferente edad y nivel obstaculizaban probablemente la tarea de corrección. Según el secretario del Ayuntamiento, Don Bruno Serrano, a finales de los años Veinte había en Cretas entre 110 y 125 alumnos de cada sexo. Durante la República la escolarización funcionaba más regularmente que antes, con cuatro maestros para más o menos 200 alumnos. Pero la asistencia efectiva a las clases debía estar más próxima a los 150 escolares, sobre todo por la ausencia de los niños que vivían en las masías, por los que no frecuentaban la escuela para ayudar a sus padres en el campo, y por la precoz emigración hacia Cataluña.
Es difícil conocer con exactitud qué libros utilizaban en clase los alumnos, pues los recuerdos de los testigos son bastante borrosos. Entre los que aún se conservaban en algunas buhardillas destacan la Enciclopedia Camí, de J. Udina, editado varias veces y El primer manuscrito de J. Dalmau Carles, ambos de proveniencia catalana. Pero ninguno de los dos contiene textos que se hallen en los cuadernos analizados. Algunos dibujos, por el contrario, están directamente inspirados en los del librito Lecturas y dibujos de J. Sancho Castro. Otro libro conservado es El niño Republicano, de J. Seró Sabaté.
Lo que está fuera de duda es que numerosos temas tratados en clase procedían de un manual de lectura: eso aparece con evidencia cuando un mismo texto se repite tal cual (incluso tres veces) a distancia de meses, semanas, o sólo unos pocos días. Probablemente algunos alumnos podían copiar libremente, o bajo indicación del maestro, de un libro a su disposición, mientras él se ocupaba de otro grupo de niños de diferente nivel.
En sintonía con la escuela pública laica, se observa en todos los documentos analizados la total ausencia de referencias a la religión católica; no hay tampoco ataques a la misma en cuanto la religión se consideraba un hecho privado, personal.
II. Cuadernos de la época de la República
Hay que precisar que se han elegido sólo los textos más significativos para la época.
En los cuadernos hay que buscar detenidamente para encontrar los mensajes sobre los ideales de la República, pues no es fácil encontrarlos en una primera lectura.
Y es inútil la búsqueda de ataques contra la religión, contra los enemigos de la República o de odio y rencor contra los sublevados (en los cuadernos de la guerra), porque no los hay.
El posible mensaje ideológico es muy sutil y moderado: las lecciones sobre el nuevo rumbo del país aparecen con poca frecuencia, mezclados entre los textos de geografía, historia, ciencias, aritmética, gramática. Son de otro tipo los mensajes y se hallan en la manera de tratar las asignaturas en clase, según los ideales que inspira la nueva pedagogía, el nuevo concepto de la escuela.
Confieren una notable particularidad a los cuadernos la presencia de textos y dibujos de temas muy variados entre los que sobresalen algunos que hacen referencia directa al mundo de los niños, a su entorno inmediato. Se habla de problemas del pueblo, de agricultura, de fiestas, de hechos narrados inmediatamente después de haber ocurrido. O sea que en la escuela entra la actualidad, el niño ve allí reflejado aquello de que se habla también en casa o con los vecinos, lo que le ocurre en el campo a su padre campesino. Estas pinceladas de realidad aparecen bajo varias formas: cartas, dictados, clases de ciencias, pequeñas redacciones… y se intercalan con extrema naturalidad con el resto de los temas más estrictamente escolares y más distantes para el niño.
El planteamiento parece reflejar, a veces, algunas prácticas pedagógicas innovadoras.
Tal vez alguno de los maestros de Cretas en aquella época estaba enterado de las innovaciones que se pretendían llevar a cabo en la escuela de la República, como nos ha presentado antes Jaime: por sus propios estudios, o por haber leído algo en alguna revista de pedagogía o por haber asistido a una conferencia… El caso es que aunque estuviera ejerciendo en un pequeño pueblo del campo intentaba experimentar nuevos métodos pedagógicos para interesar a sus alumnos y acercarse a ellos. En algunos de los cuadernos observados hay, en efecto, intentos de ampliación de un tema a otras asignaturas, de abertura de horizontes y de estímulos creativos para los niños, como lo demuestran los bonitos dibujos y la presencia de numerosos poemas.
He aquí algunos temas recurrentes presentes en estos valiosos documentos.
Ciertas problemáticas políticas de la fase republicana sobresalen con claridad en los pocos textos de educación cívica, trascritos probablemente bajo dictado:
la Constitución, con el famoso art.1, la igualdad política entre hombre y mujer (con la extensión del derecho de voto) y valores como la democracia representativa, el trabajo, la libertad.
“La misión del voto. Todos los ciudadanos Españoles, hombres y mujeres, [de cualquier] posición económica y mayores de edad, tienen derechos a votar para elegir representantes que administren los intereses del Ayuntamiento y la Diputación provincial y lo mismo en la elección de Diputados a Cortes en una palabra, en ellos eligen directamente a los que han de gobernar. Por esto se dice que España es una democracia (Gobierno del pueblo para el pueblo) y que los españoles constituyen un pueblo libre.
Artículo 1° de la Constitución: España es una República democrática [de] trabajadores de todas clases, que se organiza [en] régimen de justicia y libertad” (10.12.1932, cu. 3).
El concepto de patria expresa sobre todo un común sentimiento de pertenencia y la conducta de un ciudadano al servicio de sus semejantes:
“España mi Patria es el país o nación donde se ha nacido. Patriotismo es el amor a la patria […] El patriotismo se demuestra sacrificando las comodidades, los bienes y la vida si es preciso por defender y enaltecer a la patria. Se sirve a la patria de muchas maneras distintas así vemos al soldado que la defiende con las armas en la mano exponiendo [su vida] a la patria.
El comerciante (…) que perfecciona sus géneros; el labrador que hace producir más a las tierras; el niño que es estudioso trabajador y obediente pues cuando sean mayores podrán ayudar a sus padres y el niño que así haga podrá decir con orgullo: yo aunque pequeño soy un gran patriota porque cumplo mis deberes” (25.2.1934, cu.7).
“Nuestro pueblo, como todos los demás, necesita una administración, como la necesitan una casa, una fábrica, una sociedad particular, y la necesita la provincia y la nación; el pueblo necesita escuelas, hospitales, asilos, fuentes, arreglar y limpiar las calles; necesita médico y farmacéutico, facilitar la vida de los vecinos. Necesitando funcionarios y empleados, alguacil, guarda municipal, barrenderos, etc. que cobran por su trabajo un sueldo. Los ingresos son los consumos y las contribuciones (…)” (9.12.1932, cu.3).
El esfuerzo de la República en el campo de la instrucción pública, como hemos visto ya, es evidente en el empeño de construir nuevos centros educativos, dotados de un adecuado mobiliario.
En un cuaderno aparece un dibujo de modernos edificios, rodeados de un paseo con altos árboles, con la anotación “Escuela moderna”.
A continuación vemos el plano, muy detallado y visto desde arriba, de una escuela con dos salas de clase, un vestíbulo, una galería cubierta y un patio de recreo, y un poco más adelante se dibuja también el mobiliario escolar.
“La mesa y sillón para el Sr. Maestro ha de estar en lugar elegido para ver toda la clase y todos los alumnos […]. Mesa banco para los niños: el tablón es horizontal para poder dibujar: el niño debe cuidar de no echar manchas de tinta ni rozar la madera etc.” (11.9.1933, cu. 6).
Más que una realidad de hecho, el dibujo parece representar la soñada escuela, cuya construcción empezará en Cretas sólo en 1935.
Otro texto habla exclusivamente del valor de la escuela y del estudio
“Tengo amigos cuya sociedad me es en extremo agradable. Son de todas las edades y de todos los países. Se han distinguido en el campo de batalla y en el silencio del gabinete y han obtenido grandes honores con sus conocimientos de las ciencias. Es fácil llegar a ellos, porque siempre están a mi servicio y los admito a mi lado, o los despido cuando me place. Algunos me refieren los hechos de otros tiempos, otros me revelan los secretos de la naturaleza. Estos me enseñan a vivir, aquellos a morir. Unos con su jovialidad destierran mis cuidados alegran mi espíritu; otros me dan la fuerza del alma y me enseñan la importante lección de no contar sino conmigo mismo. Estos son los libros, nuestros mejores amigos” (14.10.1933, cu. 6).
Las exiguas redes de comunicación aparecen también en el trabajo escolar.
“Nuestro pueblo tiene regulares vías de comunicación si bien una vez terminado el ferrocarril Val de Zafán a San Carlos de la Rápita ahora en construcción vendrá a completar los grandes factores de la importación y exportación de la agricultura, industria y comercio, base de la riqueza y bienestar del pueblo. Tenemos carretera de Valderrobres a Calaceite cuya distancia es de 23 Kilómetros, pasando auto correo de Tortosa a Valderrobres […] . Camino vecinal de 8 kilómetros a Lledó. (…) Camino vecinal de 11 km. de extensión para ir a los Calapatanes”(12.12.1932, cu. 3).
¡Qué hermosa tentativa la de dibujar las carreteras de Cretas y la vía del tren como en un mapa!
En las ciencias naturales alcanzan un relieve particular los fenómenos astronómicos como por ejemplo la lluvia de estrellas.
“Lluvia de estrellas fugaces en la noche del 9 al 10 de este mes (octubre 1933). Visto en Cretas.
Era la noche del 9 al 10 día de fiesta en Cretas cuando las gentes iban a cenar se dieron cuenta de que había [en] un cielo despejado como en muchos lugares de España y también en otras naciones extranjeras una lluvia inesperada de estrellas fugaces. De ello hablan los periódicos y las gentes. Constituye por lo tanto un asunto de interés para una lección ocasional. Y el Señor Maestro nos ha dado una explicación sobre este fenómeno astronómico diciendo: hay épocas del año en que son más abundantes estas lluvias de estrellas. Una de estas fechas es el 10 de agosto o el 10 de octubre. A esta lluvia se le llama lágrimas de S. Lorenzo por ser el día 10 de agosto. En 4 horas, un solo observador llegó a contar más de 1000 estrellas fugaces. Cada 33 años dicha lluvia suele ser muy grande y puede darse el caso que sea este año el que hace 33 y por eso se ha visto con más intensidad. La radio de Barcelona la misma noche dio la explicación por haber gentes ignorantes que tenían miedo” (14.10.1933, cu.6).
Pero también los sucesos dramáticos causados por un rayo que acaba de provocar un tragedia en una familia del pueblo quedan documentados en los cuadernos escolares y dan origen a una redacción.
“Qué es el rayo? Dónde van a para los rayos? Desgracias que pueden causar la tristeza de la familia. Amor al prójimo. Los rayos pueden causar desgracias y hacen muy mal y siempre van a parar en los puestos más altos y siempre causan muchas desgracias y ayer estaron el matrimonio trabajando en la masía y se puso a llover y ellos fueron a retirarse de la lluvia y cayó un rayo. Y mató a la mujer muerta y el hombre muy desgraciado y la caballería muerta. Y toda la familia muy triste y muy desconsolados ya se han quedado sin madre y su padre muy desamparado.
Rayo es una chispa eléctrica que va de una nube a otra y (…) se forma el rayo.” (27.9.1933, cu 5).
Afortunadamente no hay sólo acontecimientos tristes. Aparecen con frecuencia referencias a diversiones y fiestas, a nuevas formas de distracción que atraen el interés de los jóvenes.
“Ayer era jueves fuimos de paseo y a divertirse todos los niños jugando al fútbol y se divirtieron mucho jugando a todas las clases de juegos para entretenerse, jugaron y cantaron cantos muy bonitos que les enseñó el maestro nuevo. Y los niños se cansaron de jugar y se marcharon de allí y fueron al pueblo a descansar todos los niños y niñas y maestros porque se hacía tarde y Don Santiago nos enseña a cantar cantos muy bonitos y hoy los hemos escrito para aprenderlos de memoria para cantarlos en medio de la plaza cuando sea la fiesta del árbol”[3](21.10.1933, cu. 6).
Este es el único caso en que se cita a un maestro.
Y en vísperas de las fiestas del pueblo, ocasión de regreso para muchos paisanos, se descubre la importancia de saber escribir una carta, de mantener una correspondencia con los parientes lejanos, lo cual recuerda a los niños que viven en un contexto social rural donde existe una significativa emigración hacia Cataluña.
“Cretas día 4 de octubre de 1933.
Querido amigo: Me alegraré de verte cuando subas a las fiestas que ya se están acercando que son el Domingo. Y si subes nos divertiremos mucho bailando, jugando, etc. y también te invitaremos para estas fiestas a comer y sólo hacen dos días de fiestas y también de música que para divertir es muchas pocas fiestas y para bailar también pocas que casi no aprenderemos de bailar la jota. Y en la carretera harán corridas de caballerías mayores y menores y bicicletas y sólo harán las fiestas del pueblo que la de los casados no la hacen y la de los mozos tampoco así es que harán sólo dos fiestas” (4.10.1933, cu. 5).
La llegada de la feria con los tan esperados caballitos constituye un momento de particular atracción para todos.
“Los caballitos sirven para juegos a los niños para divertir y después los niños suben a los caballitos y hay dos niños que los hacen correr y después tocan un piano y también hay barcas y estas fiestas hará dos años que hay caballitos y se divierten mucho y allí a los caballitos suben hombres y mozos y mujeres y niñas y el precio vale quince céntimos. Y el otro año vinieron un hombre y una mujer y también tenían caballicos y un piano y lo tocaban” (26.9.1933, cu. 5).
¡Qué tesoro de información son estos breves textos, llenos de detalles sobre la vida cotidiana, que probablemente desaparecerían del recuerdo para siempre, mientras que así quedan consignados en los cuadernos!
El planteamiento didáctico, más allá de la elección de los temas, parece dictado por un enfoque que gira alrededor de “Centros de interés”, donde se privilegia el contacto entre lo puramente escolar y las situaciones que se viven en el pueblo en un dato momento: la realidad entra en el aula.
Un cuaderno que lleva en la tapa la indicación “Centro de interés” (mayo- junio 1933, cu 4) está completamente dedicado a las cuatro estaciones del año.
La agricultura con sus productos principales, siguiendo el calendario agrícola, goza de un papel privilegiado: la producción de cereales, de aceitunas, de patatas y remolachas, el trabajo de la viña.
Los cultivos principales constituyen, en efecto, el eje de los temas tratados que se desarrollan a través de ejercicios de aritmética, de gramática, y se prolongan también hacia las ciencias, la geografía económica e incluso la poesía (hay 9 en el cuaderno, elegidas cuidadosamente según el tema) que conllevan la educación estética al buen gusto, al placer de recitar.
El cuaderno empieza con el invierno y, con algunas alternancias entre las estaciones, se concluye con el otoño. En cada argumento tratado los problemas aritméticos o los ejercicios de gramática tienen relación directa con el tema mismo. Todo va acompañado de bonitos dibujos.
El tema sobre el invierno, que se abre con un dibujo de un paisaje nevado, contiene una lección sobre el aceite de oliva y su fabricación, con riqueza de detalles, que el alumno ha podido observar, tal vez acompañando a su padre al molino.
“El aceite se fabrica del siguiente modo. Se muele la aceituna y la prensan en la almazara y fluye de ella el aceite. Luego se vierte agua hirviendo sobre los capachos, se vuelve a prensar y se obtiene más aceite que nada en el alpechín o agua sucia.Lo que queda dentro de los capachos puede utilizarse como combustible o como alimento a las aves. Para conservar el aceite hay que evitar el contacto del aire pues se volverá rancio. El aceite de las olivas es el mejor como comestible; se obtiene también aceite de colza, de almendra de nueces de coco de semillas de algodón y de linaza. Estos aceites se emplean como lubrificantes de los ejes”.
En otro cuaderno no faltan referencias ni consideraciones sobre la extensión del olivar, la producción y el valor del aceite, al eje de la economía Bajo Aragonesa, con datos sobre su importancia en España respecto a algunos países extranjeros (23.2.1934, cu. 7).
También se habla del frío y aparece un texto sobre la calefacción.
“Para guardarnos del frío calentamos las habitaciones haciendo arder leña en la chimenea, carbón en la estufa o con caloríferos o tubos de agua caliente. La chimenea calienta poco la estufa caldea. El brasero es peligroso por los gases venenosos que de él se desprende, los caloríferos son prácticos pero muy caros.
La madera y los carbones sirven para la calefacción”.
El texto va precedido por un dibujo con una estufa y un brasero y más adelante tenemos la interesante indicación “Una estufa vale 210 ptas.” .
En otro cuaderno se precisa: “El carbón vegetal se hace en el campo quemando con poco aire la leña de los árboles” y hay un dibujo de una carbonera como las que se hacían en el pueblo en aquella época (5.12.1933, cu. 6).
El tema invernal va acompañado de un dulce poema de Ezequiel Solana (maestro de las escuelas de Madrid) [4]
La madre y la niña
Madre al caer la nieve
tan blanca y tan pura
¿qué hechizos habrá en ella
que me subyugan?
No hay más hechizos niña
si bien se juzga
que el ser la nieve imagen
del alma pura.
¡Y hoy es un alma de ángel
el alma tuya!...
La primavera comienza con un esmerado dibujo donde además de una zona de hierba con un árbol florido y algunas plantas verdes vemos dos regaderas y una carretilla. Más adelante hallamos un fragmento de un poema del Romancero General[5].
Ya cubre la primavera
con mil flores la campiña,
y deja atrás el invierno,
que abrasa cualquier planta:
ya cual de fiero enemigo
huye volviendo la cara,
temerosa del rigor
de la nieve y de la escarcha:
ya se conoce el rocío
apacible a las mañanas;
ya corren las fuentecillas,
con regalada templanza. (…)
Luego otro dibujo presenta un esquema de la germinación con el siguiente texto:
“Desde que la semilla se hincha hasta que ha salido la nueva planta pasan unos días. Durante este tiempo se dice que la semilla germina es decir se desarrolla una nueva planta. Mientras germina la planta consuma la fécula de los cotiledones. Realizada la germinación se nutre de la tierra por las raíces y del aire por las hojas.”
Un ejercicio de análisis gramatical se hace sobre la frase:
“Las semillas de trigo, centeno y avena encierran la harina que sirve para fabricar el pan.”
Tras otro dibujo de raíces comestibles tenemos el poema “A Valencia” de E. Pérez Escrich[6].
Entre naranjos y limoneros
crecen fecundos tus arrozales,
y son alfombra de tus senderos
las madreselvas y los rosales.
¡Patria adorada!
Yo no te olvido.
Y hoy, que el invierno mi frente inclina
recuerdo siempre dónde he nacido,
como recuerda la golondrina
su amante nido.
El próximo tema habla de los nidos. Hay que notar la sutileza y la sensibilidad del maestro al unir los dos últimos versos del poema precedente al tema de los nidos y las golondrinas. O quién sabe si la idea no le vino a algún niño, que se sintió estimulado al oír hablar de nidos, que él mismo había observado decenas de veces y había buscado en el campo.
El escrito es de interés por las observaciones que parecen sacadas de una imagen del pueblo mismo:
“Los nidos los hacen de plumas, de barro, paja, plantas y lana siendo verdaderas maravillas. (…)
Los pájaros son sumamente útiles: destruyen los insectos y orugas que destruyen nuestras plantaciones. La golondrina hermosa y simpática huésped de nuestras viviendas. Construye con tierra su nido en los aleros de los tejados y a veces en el interior de las casas. Es ágil, vivaz y graciosa. Revolotea alegremente por encima de las poblaciones y aun por el interior de nuestras calles. Se alimenta de pequeños insectos que caza volando. Hacen el menor daño en el campo. Por eso se la recibe con alegría, se la respeta y se la quiere. En otoño se marcha a África donde se pasa el invierno”.
Casi todo el texto puede ser fruto directo de la experiencia del niño.
Tras una serie de problemas, ejercicios de gramática, observaciones de ciencias y refranes hallamos
un poema de Ramón de Campoamor (1817-1901):
El mancebo y los pájaros
Vio Gil de un árbol caer
cinco pájaros, y todos
corriendo por varios modos
los quiso a un tiempo coger.
Deja buen Gil de correr,
pues no cogerás ninguno.
¿A qué tras cinco ¡importuno!
A un tiempo vas con ahínco
si para coger los cinco
tienes que empezar por uno?
No podían faltar unas líneas y un dibujo dedicados a las flores:
“Las flores el encanto de la primavera. Con su jugo nos proporcionamos la miel, con su fragancia una fuente inagotable de perfumes. De sus colores hacemos el símbolo de nuestros afectos, de su verdor el de nuestras esperanzas”.
Y un poema sacado del “Semanario pintoresco español”[7] .
A la rosa
Eres,¡oh de abril la gala!
Eres del prado fuego y rigor.
¿Cuál tu aroma dulce se iguala?
¿Cuál tus matices, cuál tu color?
Eres emblema de la hermosura,
eres sonrisa de un serafín:
cantan alegres tu donosura
los ruiseñores y el colorín.
En el último tema de la primavera aparece la granja, con un bonito dibujo y un fragmento de un poema de la Fábulas Literarias (1782) de Tomás de Iriarte.
(…)El gallo, el cerdo y el cordero
Había en un corral un gallinero
En este gallinero un gallo había
Y detrás del corral en un chiquero
Un marrano grandísimo había. (…)
En verano el tema de la siega y la trilla es muy variado, con hermosos dibujos.
En el primero de los dibujos, que ocupa una entera página se ven arriba: una guadaña, una hoz y un barra de pan; en el centro vemos a un labrador que lleva una gavilla en la cabeza y otra bajo el brazo; abajo hay una gran espiga de trigo.
“Cuando llega el verano se siega el trigo y en la era se trilla, separando el grano de la paja. Puesto en sacos se lleva al molino, donde se muele y queda reducido a harina. Con la harina se hace el pan, la base de la alimentación del hombre”.
La lección se amplía:
- al campo gramatical con verbos que expresan el trabajo del campo en verano:
“La hierba se corta, se seca, se extiende, se revuelve, se amontona, se lleva a casa.
El trigo madura, se siega, se carga, se trilla, se limpia, se guarda en el granero, se lleva al molino, se muele, se convierte en harina”;
- a problemas de aritmética con el mismo tema;
- a las ciencias:“Trigo. Planta graminácea de tallo hueco con muchos nudos, hojas largas y estrechas, flores agrupadas en espiga”;
- a la “Asociación”, o sea a una posible ampliación al sector de la historia de la cosecha del trigo desde los hombres primitivos a Roma, a la Edad Media ...;
- al arte, o sea a la visión de grabados o estampas sobre los trabajos del campo, que tal vez les mostraba el maestro.
El tema de la siega y la trilla se cierra con un fragmento de un poema del poeta andaluz Salvador Rueda (1857-1933).
(…) Calcinados los cuerpos por los calores
con que el cielo los campos rinde y doblega,
van con el hato al hombro los segadores
bajo el caliginoso sol de la siega.(…)
Formadas en hileras van las cuadrillas
ondulando en el trigo que el suelo esmalta,
y cuando derribadas dan las gavillas,
nube de cigarrones pulula y salta.
Las camisas abiertas, y destilando
el sudor por sus torso de roca dura,
mueven los brazos recios como nadando
y enseñan la valiente musculatura.(…)
Y más adelante encontramos aún un ejercicio de análisis gramatical de la frase:
“Hoy 17 de Junio los labradores de Cretas empiezan a segar el trigo”.
Para finalizar la estación del verano hay un pequeño texto sobre el mar, acompañado de un dibujo y otro poema: La tarde en el mar(Barcarola) de Antonio Arnao (Murcia 1828-Madrid 1889).
Ya el sol desciende
tras de los montes
y en fuego enciende
los horizontes.
Boga barquero
corta ligero
las claras ondas del ancho mar.
Boga, que alma
que está sin calma
quiere en los mares libre gozar.
El otoño comienza con el dibujo de una masía.
“En el campo se recogen las patatas y la remolacha. Terminada la recolección, empieza la caza. El cazador armado con su escopeta se prepara, ayudado por los perros, para perseguir a los conejos, liebres y perdices y otros animales. Las flores desaparecen. Los pájaros emigran”.
Hay dibujos sobre la poda de los árboles, los injertos y las enfermedades de la vid.
“Sulfato a la viña 3 veces 2 kgr de sulfato de cobre 2 kgr de cal con 100 litros de agua”.
Los sucesivos dibujos de las hojas y del racimo de la vid llevan las indicaciones:
“Manchas grises, granos agrietados oidium” (se ve un grano ampliado con el detalle de la grieta), y a continuación otras ilustraciones de hojas:
“Cara inferior manchas blanquecinas, cara superior manchas pardo-amarillas”, y en el fondo de la página: “Mildeu. Enfermedad este otoño en Cretas”.
En la hoja sucesiva aparecen aún tres dibujos:
“Raíz atacada por la filoxera, Filoxera muy aumentada, Rama atacada por la filoxera”.
La lección concluye con texto de una canción popular sobre la vendimia.
Se cavaron las viñas
y los majuelos,
descansan a la sombra
ya los braceros.
Cuando lleguen las siegas
y los calores,
venid a la vendimia,
vendimiadores.
La vendimia está hecha,
¡Vivan los campos,
y los vendimiadores
que la lograron!
En la última página se habla de la siembra: el ciclo agrícola recomienza.
“En pleno campo un labriego avanza lentamente. Atado a la cintura lleva un capazo adelantado a manera de saco lleno de trigo. Coge un puñado y arroja con violencia la semilla que se desparrama por el suelo. Ese labriego es el sembrador, que con su trabajo hará producir a la tierra montones de trigo, base del cotidiano alimento”.
Este cuaderno es un modelo extraordinario de cómo se amplían y acoplan los temas tan cercanos al mundo del niño al resto de las actividades y a las demás asignaturas que hay que tratar en clase.
III. Cuadernos de la Guerra Civil
La escuela sigue instalada en el edificio del cine. La labor principal del Comité es la de asegurar a todos los alumnos una instrucción permanente y en este sector le asiste una comisión especial.
De los cuatro maestros presentes antes de la guerra, dos huyeron en el momento de la llegada de las fuerzas anarcosindicalistas; se trata pues de reemplazarlos, lo cual no resulta fácil.
Al fin se encuentran dos sustitutos, pero cuando uno de ellos falta, es necesario recurrir a un pastor del mas de Jasanada que, gracias a su perseverancia, ha logrado aprender los rudimentos del oficio. También da clases en cretas Don José Bonfill de la Codoñera, que además hacía repaso a los jóvenes libertarios, transmitiéndoles la pasión por el teatro.
Las consignas que el responsable de la instrucción da a los maestros son:
tratamiento igual para todos los alumnos y prohibición de maltratarlos.
De vez en cuando el secretario hace una visita a las escuelas.
La misma impresión emerge en el vecino pueblo de Calaceite donde los anarquistas no intentan imponer cambios de currículo ni normas nuevas o revolucionarias.
Es sólo a partir de este momento, y hasta la llegada de los “nacionales”, que se introduce la coeducación: cada alumno tiene ahora una niña a su lado y cada uno de los jóvenes protagonistas se acordará durante toda la vida de su compañera o compañero de pupitre.
Los cuadernos de alumnos de Cretas durante la Guerra Civil nos permiten esbozar algunas consideraciones sobre el desarrollo de la escuela en aquel periodo.
De una niña nacida en 1924 hay 13 en total desde 1933 a noviembre de 1937, pero aquí vamos a tomar en consideración los 8 que abarcan casi por completo el año 1937. Hay una serie de 6 libretas que van del 14 de enero a principios de septiembre, lo cual significa que hubo clase durante todo el verano.
En efecto en julio de 1937 un decreto anuncia que durante el verano las vacaciones escolares quedan suspendidas: durante el mes de agosto los deberes escolares tienen que dejar lugar a los ejercicios físicos, a la narración, a la lectura, a la recitación y al canto[8].
A lo largo del año aparecen algunos cambios en la organización de los contenidos y en la riqueza y variedad de los títulos y los bonitos dibujos de las lecciones. El cambio es verdaderamente notable a finales de marzo y podría deberse, en nuestra opinión, a la presencia de un nuevo maestro, pues se pretende mayor orden y rigor en las presentaciones de los contenidos de la enseñanza.
A partir de finales de agosto de 1937 se notan por el contrario numerosas negligencias que se deben probablemente a una falta de maestros cualificados en aquel momento: los títulos son muy sencillos, no hay dibujos y se percibe un cierto desorden en los cuadernos
Con frecuencia esos textos contienen una moraleja laica, una lección de vida, ejemplificada con historias de personas o animales, donde no aparece en absoluto la amenaza de un castigo divino,
sino la condena social, el aislamiento, la falta de amigos.
Algunos de esos mensajes morales son presentados como prohibiciones: no maltratar a las personas, a los animales, a las plantas, no explotar a los más débiles, no hacer trampas, no mentir, no robar, no ser egoístas ni ambiciosos, no burlarse de los humildes y desgraciados, no ser envidiosos, ni desobedientes, ni orgullosos, ni golosos, no acusar injustamente, no insultar ni provocar.
Otros incitan a practicar el bien, aparecen como estímulos positivos para convertirse en hombres de provecho: ser respetuosos, generosos, honrados, previsores, estudiosos y aplicados, trabajar en la escuela, escribir bien, querer progresar, apreciar lo que se tiene, conformarse, saber resistir a las tentaciones, sacrificarse por los demás, hacer ejercicio para mantener la salud, ser limpios y ordenados.
“La moral es la ciencia de las buenas costumbres. Trata del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Nos enseña a hablar y hacer el bien, así como a detestar el mal y a combatirlo. Es preciso hacer el bien por el simple hecho de que es el bien. Es necesario creer en el bien para poder hacerlo. Quien no siente amor por el bien y horror al mal no puede preciarse de ser hombre. Los consejos de nuestros padres y de las personas que nos enseñan a ser un buen niño, un excelente escolar, un amante de la verdad, de la bondad, de la justicia etc. son recolección del año. El mejor libro de moral es nuestra propia conciencia” (28.10.1937, cu. 12).
Este ejemplo nos demuestra claramente el completo laicismo de la escuela.
Sólo en raras ocasiones se hace referencia a algo realmente ocurrido a su alrededor, como se observa en los dos breves textos a continuación:
“Esta noche ha llovido mucho y ha sido muy conveniente para las frutas y para la uva y para las olivas. Y estoy muy contenta (…) porque las frutas lo encontraban muy en falta porque hacía mucho tiempo que no llovía” (2.9.1937, cu. 11).
“Las setas son muy buenas y como nos ha llovido se encuentran muchas y se crían por debajo de los pinos y de las carrascas. Y también se encuentran muchos robellones” (6.10.1937).
Contrariamente a lo que hemos notado en los cuadernos del niño de antes del comienzo de la guerra, donde se hablaba de lo que acababa de suceder en el pueblo o de lo que iba a acontecer en un futuro cercano, aquí ha desaparecido ese aspecto tan novedoso y particular ya que raramente se sale de un libro de texto como referente esencial para el desarrollo de las clases.
Hay que precisar que, aunque en el pueblo se esté viviendo en régimen de colectividad, casi no hay referencias directas a la misma o a la guerra.
El único caso encontrado habla de una iniciativa de las Juventudes Libertarias.
“La comedia será muy bonita. Saldrán con unos trajes muy bonitos. Los de Arnes han venido aquí. Nos harán reír mucho. Esta noche iremos a la comedia. La harán las Juventudes. Hay un escenario muy arreglado. Representarán la función en la escuela de los mayores. Habrá mucha gente. Han venido con un camión muy grande” (16.4.1937, cu. 8).
(Se trata tal vez de la obra “Los caballeros de la libertad” de José Fola Igúrbide que sabemos que se representó en el pueblo durante la Colectividad).
Otros elementos que reflejan más de cerca la realidad política aparecen en cartas en que la niña se dirige a parientes o amigos concretos y utiliza expresiones “salud”,“salud camarada”.
Y pueden notarse también en deberes aparentemente inocuos: en un ejercicio de buscar palabras con la A encontramos términos que nos muestran el nuevo lenguaje a que se ve confrontado el alumno:
“amenaza, arrojo, ametralladora, artillero, acombatir” (sic!).
Notables ejemplos que indican claramente la situación que se vive en el pueblo son dos dibujos:
El uno representa una camioneta que lleva marcadas las iniciales CNT-FAI, acompañando un texto sobre los medios de transporte en general. La imagen reproduce algo de que la niña tal vez ha oído hablar en casa pero que aquí no se nombra. ¿La habrán dibujado otros niños también o se trataba de un dibujo libre? (Aquí se comprende la importancia de tener otros cuadernos para poder confrontar).
El dibujo constituye una notable página de historia desde abajo, porque procede de la espontánea mano de una niña, que reproduce una escena 2 o 3 meses después de que haya ocurrido.
Seguramente ella quedó marcada por el acontecimiento y lo comunica a través de su dibujo.
Toda la gente del pueblo quedó impresionada por lo que pasó aquel 25 de julio de 1936 cuando los sublevados dispararon contra una ambulancia en el Km. 10 (como se ve marcado en la piedra miliar del dibujo), causando tres muertes y que legitimó, con otros factores, la violencia de los primeros días de la revolución: algunos lo contaron de su viva voz, la niña con su dibujo que es digno de figurar en un libro de historia. Y lo que es más notable aún: el maestro o maestra no utilizó el hecho sucedido para hacer una clase contra los sublevados, pues no aparece en el cuaderno ningún ataque, no se usa aquel suceso para adoctrinar a los alumnos.
La otra imagen representa una estrella de 5 puntas, pintada en rojo con las letras UGT, la hoz y el martillo, que indica posiblemente la instauración de la Gestora en el pueblo en aquel momento, y que meses antes la niña no habría podido pintar.
Un texto de carácter pacifista aparece copiado en dos ocasiones pero, naturalmente, no guarda una relación directa con el entorno de la alumna, pues procede de algún libro de lectura:
“El padre de paquito un compañero mío muy bueno es ciego. Se quedó ciego en la guerra. Muchos hombres pierden en la guerra un sentido tan importante como es la vista. Otros pierden los brazos las piernas la salud y la vida. Desde que supe que en la guerra se destrozan los hombres unos a otros de esta manera no he vuelto a jugar a los soldados (…)” (15.1.1937, cu. 5).
El tema patriótico aparece en raras ocasiones:
“Yo vivo en un pueblo llamado Cretas de la Provincia de Teruel, partido de Valderrobres. Este pertenece a la región de Aragón por lo tanto somos todos aragoneses. Mi región es de una nación llamada España y yo como buen español he de querer de todo corazón a España y procurar su engrandecimiento. Mi pueblo tiene un campo muy hermoso y en él se coge toda clase de frutas cereales legumbres y sobre todo se cosecha el mejor aceite del mundo.”(29.3.1937, cu. 8).
Y en otro texto:
“No hurtaré a España el tiempo que deba dedicar al estudio y al trabajo. (…)No cometeré malas acciones y me hagan indigno de llamarme Español. (…)y procuraré que como yo se esfuercen todos para hacer de la tierra de mis mayores de mi adorada España es el más grande el más bello el mejor de los países del mundo” (30.3.1937, cu.8).
A propósito de la República, bajo el título “Los colores de nuestra bandera” leemos:
“El día 14 de Abril de 1931 quedará en los anales de nuestra Historia como una fecha memorable porque en ese día el pueblo español recobró la plenitud de su soberanía al proclamar la segunda República Española” (23.4.1937, cu. 8).
La importancia de la escuela y de la instrucción está presente varias veces. A este tema se pueden acercar otros aspectos que conciernen directamente a la elaboración de un proyecto de vida, al estudio y a la importancia de los libros, a la creación de una propia cultura del niño.
“A parte el factor personal vuestro, la escuela donde asistís ha de influir mucho en vuestro porvenir. En ella estáis acabando de formaros, terminado de recibir vuestra educación y de lo que en la misma hayáis aprendido dependerá también vuestro futuro éxito en la vida. Mostraos siempre muy contentos de poder asistir asiduamente a vuestra clase: entrad en ella todos los días alegremente y con un afán intenso de saber, con unas ganas enormes de superaros cada día más.(…) preguntad siempre lo que no comprendáis y poned todas vuestras energías al servicio de conseguir la mayor atención a las explicaciones de vuestro maestro” (16.5.37, cu. 9).
También cobra cierta importancia el tema de la colaboración y la solidaridad.
“Examinando atentamente una cuerda de cáñamo podemos llegar a interesantes conclusiones. La cuerda está formada por la unión infinita de hilos muy finos. Cada uno de estos hilos, aislados de los demás se rompen fácilmente. En cambio, bien tejidos resisten grandes tirones. De igual manera, los niños han de ayudarse, unos a otros. A esa ayuda mutua se llama cooperación y solidaridad, cuyo lema es: uno para todos y todos para uno” (hacia 25.3.1937, cu. 8).
“La ayuda mutua es la base sobre la que se ha de asentar toda la sociedad. Para que esta viva y prospere es preciso que cada uno de sus miembros más que el bien propio busque el bien de los otros. De esta manera estos mirarán por el suyo y se cumplirá el lema de la solidaridad (…). Desde pequeños debemos acostumbrarnos a prestar a los demás cuantas ayudas necesiten. Lo contrario es ser un egoísta despreciable. ¿Qué pensaríamos de un muchacho que en la escuela se aprovecha del borrador de otro y después no quiere dejarle un momento el lapicero encarnado para retocar un dibujo? ¿Y qué pensaríamos también de un muchacho de familia acomodada que no quisiera ayudar con su compás a otro de familia humilde?” (26.8.1937, cu. 11).
Pero en otras ocasiones, aunque aquí se hable de cooperación y solidaridad, no ha faltado la insistencia sobre el éxito individual pasandodelante de los demás, para mejorar:¿otro maestro ?
“Desde hoy empezaremos a contar las notas sobresalientes de limpieza y faltas de ortografía durante las dos semanas comprendidas del 30 al 14 de febrero próximo. Yo procuraré fijarme mucho para ocupar uno de los primeros lugares de la clase” (30.1.1937, cu. 5).
Aparecen cuatro indicaciones de este género.
Para concluir hemos podido consultar unos cuadernos de dos alumnos que merecen un comentario a parte.
Particularmente cuidados son los cuadernos de un muchacho de 12 años, uno de los mejores alumnos de su clase. Hay en ellos numerosos dictados de historia natural y observaciones científicas, muchas páginas consagradas a la geografía y al cálculo. Alguna lección de historia antigua, una de historia medieval y una dedicada a Napoleón. Dos lecciones de educación cívica reiteran los valores que ya hemos observado: la primera invita a los alumnos al perfeccionamiento continuo, la segunda está destinada a evitar los vicios. La presencia del himno “Hijos del pueblo” es el único explícito referente al régimen republicano.
A la concreta realidad del momento –se trata esta vez de la notable experiencia de un paseo escolar a Arnes– se refiere el relato de otro diligente joven: en su cuidado cuaderno, enriquecido con magníficos dibujos, describe el recorrido de 130 alumnos, subdivididos en 4 clases, hasta la “Palanca”, hermosa poza en el río Algars, y el pueblo de Arnes, donde las mujeres les saludan desde los balcones. Dignos de mención son la visita de los gallineros y del lugar donde se fabrica el jabón, la comida en el sindicado donde les ofrecen dos porrones de vino y, sobre todo, el partido de fútbol con los coetáneos de la localidad catalana, que a la vuelta, fraternalmente, los acompañan hasta cruzar de nuevo el río.
Son notables los maravillosos dibujos realizados por el alumno con la plaza y la entrada del pueblo.
Al analizar los pulcros y cuidados cuadernos, de tapas duras y bastante gruesos de estos dos alumnos, se llega a pensar que probablemente, a menudo, trabajaban por su cuenta, (¿incluso tal vez en casa?) siguiendo las indicaciones de máxima del maestro, que se ocupaba mientras tanto de los demás alumnos.
Conclusión
Durante la República muchos maestros respondieron con entusiasmo al llamamiento de las autoridades porque compartían la fe en la educación y la necesidad de llevar la instrucción y la cultura hasta el último rincón del país.
En el tipo y cantidad de textos tratados en un aula de clase se reflejan los ideales de toda una época:
el niño debe aprender, formarse, volverse un hombre de bien a través de la escuela.
El análisis de los cuadernos de los alumnos de Cretas nos demuestra que nos hallamos de frente a
una escuela digna, al paso con los tiempos, que no intentaba en absoluto adoctrinar a los alumnos.
Tal vez el amor por el pueblo me hace pecar de presunción, pero creo que el espíritu pedagógico de algunos maestros de la escuela de Cretas podría acercarse a una afirmación de Francisco Ferrer Guardia de1907: “La enseñanza racionalista y científica de la Escuela Moderna ha de abarcar el estudio de cuanto sea favorable a la libertad del individuo y a la armonía de la colectividad, mediante un régimen de paz, amor y bienestar para todos sin distinción de clases ni de sexo”.
Anexo 1: Temas de los cuadernos del niño
Historia Geografía Ciencias
Educación cívica Costas y cabos La asimilación
Derecho propietarios Vías comunicación El invierno
El voto El calendario La calefacción
Cristóbal Colón El mar La estufa
La administración El rayo Las olivas
El municipio Viajar en tren La primavera
Los Árabes La casa El ganado
El arte (arquitectura) Lluvia de estrellas La germinación
La patria El telescopio Las semillas
La estratosfera El termómetro
Los ríos Las flores
Mapa ríos Las aves y los nidos
Los valles La botánica
Las fábricas La granja/animales
El hierro/el acero El verano/siega
El otoño/injertos
Enfermedades vid
La siembra
Las carboneras
Mariposa/abeja
Vaca/cabras
Gusanos seda
Las moreras
Las castañas
Conservas pescado
La respiración
Los huesos
Anexo 2: Temas de los cuadernos de la niña
Historia Geografía Ciencias
Hombres primitivos Tierras frías-cálidas Microbios-lavarse
H P inventos progreso El mar Los metales
Napoleón Estados Norte Europa El alcohol
Jaime I Conquistador Capitales Europa Estado cuerpos
El Cid El sol La palanca
Egipto Orientarse Seres naturales
Primeros pob. España Volcanes terremotos Flores frutos
Los Griegos Ríos España Las aves
Sagunto Cabos España Peces reptiles
Los Romanos soldados Cielo firmamento Respiración
Dominación romana Huesca
Educación ciudadanía El rayo
Patria potestad Color del mar
España contemporánea Meses estaciones
La Marsellesa (canción) La lluvia
Pueblos africanos
Estrellas constelaciones
Atmósfera meteoros
Montañas ríos mares
El pueblo: montaña llanura
Animales citados en fábulas, descripciones, utilidad, trabajo, peligros.
Aves, perros, conejos, peces, reptiles, gallina, jabalí, ratón, rana, mulo, gato, cabrito, pulga, burro, cigüeña, golondrina, cerdo, caballo, gorrión, perdiz, lagartija, abubilla, oveja, yegua, animales de ganadería (carne, leche), bichos pequeños, escorpión, lobo, elefante, camello, oso, foca, tigre, pájaro baya (India), fieras.
Cretas, 7.12.2012 Encarnita Simoni Riba
[1] INE, Censo de la población de 1930. Provincia de Teruel. Clasificación de los habitantes por su edad combinada con el sexo, estado civil e instrucción elemental, tomo III. Provincia de Teruel, pp. 16-17.
[2] L. GERMÁN ZUBERO, Aragón…, pp. 44-47 subraya también diferencias de más de 20 puntos entre las comarcas de la misma provincia: si Zaragoza cuenta con el 28,4%, Caspe supera el 49% de analfabetos. Para V. M. Juan Borroy –que adopta probablemente un criterio más selectivo – en la Provincia de Teruel la tasa, con el 36%, es más alta que en Aragón y que en España (32%). La Tarea de Penélope. Cien años de escuela pública en Aragón, Zaragoza, 2004, pp. 59-60.
[3] Desde principios del siglo “se publica en la Gaceta la legislación relativa a la fiesta del árbol. Varios Decretos establecen el sentido y la finalidad de esta celebración, el modo en que habían de proceder los maestros y los ayuntamientos para despertar en los niños el amor al árbol y la necesidad de respetar la naturaleza” (Introducción a la edición facsímil del folleto del maestro nacional aragonés L. ESCALONA Y MONTANER, La fiesta del árbol, Año 1933, Museo Pedagógico de Aragón, Huesca, 2009).
[8] Nuevo Aragón, 15.7.1937.
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