La Societat Bibliogràfica Valenciana Jerònima Galés atesora decenas de cartas recibidas o enviadas entre 1940 y 1945 desde la cárcel Modelo y la Prisión Provincial de Mujeres
Rafael Solaz | Valencia 12.11.2016 | 00:51
Cartas de presos en la posguerra desde dos cárceles de Valencia
El archivo de la Societat Bibliogràfica Valenciana Jerònima Galés incluye entre su valiosa documentación decenas de cartas de presos de la Cárcel Modelo y la Prisión Provincial de Mujeres enviadas o recibidas durante los años 1940-1945, que reflejan la angustia e indefensión en un momento de máxima represión.
En nuestro archivo poseemos un triste pero interesante conjunto epistolario, decenas de tarjetas postales recibidas o enviadas durante los años de 1940-1945 desde la Cárcel Modelo y la Prisión Provincial de Mujeres. Sin duda enviadas o recibidas por personas que fueron privadas de libertad por motivos políticos e ideológicos, en unos momentos de máxima represión en que presos y familiares se cartean ocultando su angustia e indefensión, ya que este tipo de correspondencia pasaba por la censura preceptiva y, por ello, no se podía expresar la inquietud ni el dolor de la situación que se vivía.
Se debía de escribir preferentemente en este tipo de tarjetas postales para su fácil examen por parte de la censura y se comprimía la letra con el fin de que cupiera más texto. Hemos visto algunas tarjetas escritas a lápiz, otras en una letra diminuta, pero legible. En ocasiones apreciamos algunas frases sin coherencia que seguramente eran mensajes ocultos.
Destacamos algunos de estos lastimosos textos. Pascual dirige unas letras a su esposa diciendo «os escribo para que la madre y los chicos lean mi tarjeta y sepan que estoy bien. Envíame limones, un tubo de pasta dentífrica y bicarbonato. Me ponéis demasiado pan y me da pena pensar que a mí me sobre y os falte a vosotros». En otra de las tarjetas Pascual escribe unas notas muy entrañables: «Los niños ya estarán crecidos, diles que tengo ganas de verlos y que pronto estaré con ellos». La esposa le contesta: «Querido Pascualet, te mando las fotografías de los nenes en el saquito de la ropa. Te alegrarás mucho de verlas pues parece que han salido bien. Pascualet le dices a Fernando de mi parte que coma, la última vez lo vi muy desmejorado y estamos preocupados». Días más tarde: «Supongo que te entregarían el paquete y ya te habrás fumado el puro que le acompañaba. Nos han enviado una botella de aceite de Alginet. Don Rafael (su letrado) dice que te cuides mucho pues cada vez que va a verte te encuentra más delgado».
Una tal Lola se dirige a su abogado diciéndole: «Ruego se digne a pasar por esta prisión para ponerme al corriente del resultado de mi juicio pues desde que se celebró nada he sabido. Mi impaciencia es grande?» Victoria también reclama al mismo letrado: «Vuelvo a molestarle rogándole de pase lo antes posible por aquí y hablemos sobre lo mío?» Angelita escribe a su hermano: «La semana pasada te entramos el abrigo viejo. Hoy ha venido el dueño a cobrar el alquiler? he pensado en cambiarnos de casa. Los niños ya se han acostado». Antonio pide a su familia perborato, dos mudas y jabón. Se lamenta no haber recibido el último envío, seguramente «requisado» por la autoridad.
También lamentable es el caso de Antonio que le comunica a su abogado no tener las dos mil pesetas para pagar los honorarios de la defensa: «No dispongo ni de lo más perentorio y tampoco puedo dirigirme a mis conocidos por el índole del delito que se trata, prefiero sufrir lo que sea, esperaré».
Nos ha conmovido la felicitación de Navidad enviada por un preso de la 2ª Galería de la Cárcel Modelo: «Felicidades a mi tío Paco y a mi queridísima mamá y abuelita, os desea vuestro hijo Paquito». Un sencillo texto enviado en las Navidades de 1940 desde la Prisión Celular. En este caso también se estampilló el sello de la correspondiente censura. Todo bajo control.
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