Actos de homenaje a las víctimas de la masacre fascista en la ctra. de Málaga-Almería
25 de enero de 2017
- Acto público "Arte, Justicia y Memoria"
- Organiza Málaga Republicana
- Lugar: La Cochera Cabaret
- Hora: 20:30 horas
- Actuación: El colectivo de teatro "El Gallo Rojo" interpretará el romance de "El Aguaucho"
- Enlace evento: https://www.facebook.com/events/1184660184946470/
4 de febrero de 2017
- Marcha por las víctimas de la masacre en la Ctra. Malága-Almería
- Organiza Málaga Republicana
- Salida a las 10:00 horas desde la Plaza del Obispo (Málaga)
- Llegada a las 14:00 horas Peñón del Cuervo
- Enlace evento: https://www.facebook.com/events/1527770877239345/
7 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 1ª Etapa. Plaza de la Marina (Málaga) - Rincón de la Victoria (Málaga)
- 14:00 horas
8 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 2ª Etapa. Rincón de la Victoria (Málaga) - Vélez-Málaga (Málaga)
- 08:00 horas
9 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 3ª Etapa. Vélez-Málaga (Málaga) - Nerja (Málaga)
- 08:00 horas
10 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 4ª Etapa. Nerja (Málaga) - Almuñecar (Granada)
- 08:00 horas
11 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 5ª Etapa. Almuñecar (Granada) - Motril (Granada)
- 08:00 horas
12 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 6ª Etapa. Motril (Granada) - Castell de Ferro (Granada)
- 08:00 horas
13 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 7ª Etapa. Castell de Ferro (Granada) - La Rábita (Granada)
- 08:00 horas
14 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 8ª Etapa. La Rábita (Granada) - Adra (Almería)
- 08:00 horas
15 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 9ª Etapa. Adra (Almería) - Almerimar (Almería)
- 08:00 horas
16 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 10ª Etapa. Almerimar (Almería) - Roquetas de Mar (Almería)
- 08:00 horas
17 de febrero de 2017
- I Marcha de senderismo de "La Desbandá" 2017
- Organiza Federación Andaluza de Montañismo
- 11ª Etapa. Roquetas de Mar (Almería) - Almería
- 08:00 horas
I MARCHA SENDERISTA LA DESBANDÁ
07/02/2017
MÁLAGA
ALMERÍA
https://www.facebook.com/ClubAireLibreTreparriscos/posts/1350333828319889:0
‘La Desbandá’ 2017
Inscripciones abiertas para la I Marcha Senderista ¨La Desbandá¨
El 7 de febrero de 2017 se cumplen 80 años de la mayor tragedia de la Guerra Civil de España. Un hecho que se produjo en Andalucía, en las provincias de Málaga, Granada y Almería concretamente. Un 7 de febrero de 1937, más de 150.000 personas salieron de Málaga hacia Almería por la carretera de la costa. A ellas se unieron personas de todas las poblaciones por las que pasaban. Huían de las tropas franquistas. La huida de familias enteras, mujeres, ancianos y niños, desde Málaga hasta Almería, aterrorizados por la cruel represión franquista en la capital, hizo que miles de personas emprendieran andando el camino de la vieja carretera que unía amabas capitales. Un éxodo masivo, un "viaje a ninguna parte" plagado de sangre, frío y hambre al que se le dio el nombre de la "Desbandada", popularmente conocida como la "Desbandá".
La Federación Andaluza de Montañismo pretende con esta actividad ofrecer un homenaje a todas esas personas y propone una serie de rutas a realizar durante las fechas en las que se produjo este acontecimiento histórico.
11 ETAPAS
MARTES 07.02.17: MALAGA – RINCON DE LA VICTORIA, 14, 90 KM
MIERCOLES 08.02.17: RINCON DE LA VICTORIA – VELEZ MALAGA, 24,70 KM.
JUEVES 09.02.17: VELEZ MÁLAGA - NERJA 28,70 KM
VIERNES 10.02.17: NERJA - ALMUÑECAR 23,50 KM
SABADO 11.02.17: ALMUÑËCAR – MOTRIL 23,50 KM
DOMINGO 12.02.17: MOTRIL – CASTELL DE FERRO 24,40 KM.
LUNES 13.02.17: CASTELL DE FERRO – LA RABITA 22,60 KM
MARTES 14.02.17: LA RABITA – ADRA 19,40 KM
MIERCOELS 15.02.17: ADRA - ALMERIMAR 26,50 KM.
JUEVES 16.02.17: ALMERIMAR - ROQUETAS DE MAR 23,00 KM
VIERNES 17.02.17: ROQUETAS DE MAR - ALMERÍA 21,50 KM
MARTES 07.02.17: MALAGA – RINCON DE LA VICTORIA, 14, 90 KM
MIERCOLES 08.02.17: RINCON DE LA VICTORIA – VELEZ MALAGA, 24,70 KM.
JUEVES 09.02.17: VELEZ MÁLAGA - NERJA 28,70 KM
VIERNES 10.02.17: NERJA - ALMUÑECAR 23,50 KM
SABADO 11.02.17: ALMUÑËCAR – MOTRIL 23,50 KM
DOMINGO 12.02.17: MOTRIL – CASTELL DE FERRO 24,40 KM.
LUNES 13.02.17: CASTELL DE FERRO – LA RABITA 22,60 KM
MARTES 14.02.17: LA RABITA – ADRA 19,40 KM
MIERCOELS 15.02.17: ADRA - ALMERIMAR 26,50 KM.
JUEVES 16.02.17: ALMERIMAR - ROQUETAS DE MAR 23,00 KM
VIERNES 17.02.17: ROQUETAS DE MAR - ALMERÍA 21,50 KM
La Desbandá: cerco y muerte de Málaga a Almería
Este año y con motivo del 80 aniversario del comienzo de la Guerra Civil Española y dentro del especial de Témpora hablaremos de uno de los episodios más dramáticos vividos durante la Guerra.
“Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos. Imaginaos ciento cincuenta mil hombres, mujeres y niños que huyen en busca de refugio, temerosos del ejército nacionalista del general Queipo de Llano. No hay más que un camino. No hay más vía de escape. La ciudad que buscan es Almería, y hay que andar hasta allí cerca de doscientos kilómetros… huyendo entre declives de más de treinta metros. Un camino encajonado entre los altos picos de la Sierra Nevada y el mar… hay que andar cuarenta o cincuenta kilómetros al día, una caminata de cinco días con sus noches… Y no encontrarán alimento en los poblados por donde pasan, ni medios de transporte. Tienen que caminar, caminar, mujeres, ancianos y niños… tambaleándose, tropezando, abriéndose los pies en los pedernales polvorientos, mientras que los fascistas los bombardean sin piedad desde los aviones y los cañonean desde el mar.”
Con estas palabras el medico canadiense Norman Bathune que se destacaría dentro de los brigadistas en el traslado de decenas de personas, relata lo vivido durante aquellos días de la guerra.
En este artículo vamos a hacer referencia al cerco que se produjo durante la guerra en la ciudad de Málaga así como la dramática huida ocurrida durante los primeros días de febrero de 1937 que llevó a que unas 150,000 personas tuvieran que abandonar la ciudad a pie. Este episodio es uno de los mayores genocidios provocados por los sublevados durante el conflicto ya que se trataba en su inmensa mayoría de población civil que buscaba ponerse a salvo.
Entre el 17 y 18 de julio daba comienzo la Guerra Civil a manos un grupo heterogéneo de sublevados cuyo denominador común era encontrarse en el arco de la derecha y la extremada derecha y que desafiaron al legítimo gobierno de la república. Tras el fracaso del Golpe daba comienzo la guerra que duró tres años, tiempo durante el cual hubo muchos puntos geográficos que se convirtieron en frontera del conflicto. En este caso Málaga no fue una excepción y entro de lleno dentro de las zonas de guerra por su estratégica situación y su puerto.
Pese al apoyo inicial el 18 de julio en la capital de algunos militares y grupos fascistas al golpe, éste no tuvo especial éxito. Destacaron en la organización de la defensa de la república la autoridades civiles, milicias obreras (socialistas, anarquistas y sindicatos) la Guardia de Asalto y la Guardia Civil. Tras el alzamiento y pese al mantenimiento de la legalidad por parte del Gobierno Civil la justicia popular comenzó a atacar los negocios y propiedades de la derecha en Málaga. La ofensiva para conquistar Málaga fue en febrero de 1937, aunque tiene agosto de 1936 como fecha de inicio ya que desde un primer momento se empezaron a conquistar los municipios más importantes de la provincia para crear un gran cerco en torno a la ciudad. La conquista de la misma era de gran valor estratégico ya que la suponía además de controlar su puerto, poder bloquear el acceso a recursos de la Andalucía oriental. La coincidencia por esas mismas fechas de la defensa de Madrid unido a que las fuerzas sublevadas triplicaban en número a las republicanas hicieron que la ciudad fuese abandona a su suerte.
En enero de 1937 se realizaron una serie de ataques que pretendían rodear la ciudad dándose la ofensiva final en los primeros días de febrero, apoyada por más de 10,000 militares, más 13 batallones italianos y la marina y la aviación italiana, más los regulares marroquíes. En total más de 25,000 sublevados. La penetración se iba a producir desde cuatro puntos: Alhama-Vélez Málaga, Loja-Colmenar, Antequera-Torcal- Valle de Abdalajís, y Marbella-Mijas y Torremolinos quedando con estas cuatro columnas la población de Málaga estaba cercada por todos lados.
La huida se caracterizó por una gran desorganización ya que como comentamos anteriormente la ciudad había sido abandona por el gobierno central que por aquellas fechas centraba más sus esfuerzo en la zona norte y la capital. La gran masa de gente también estaba compuesta por todas aquellas familias que habían logrado escapar de las matanzas que iban cometiendo los sublevados por aquellos pueblos que pasaban, ya que los milicianos forzaban a la población a escapar. A esto había que sumar la propia población malagueña. La represión hacia la población que permaneciera en la ciudad no se iba hacer esperar.
En palabras de Melero Vargas:
“(…) los testimonios orales hablan de cómo en la huida por la carretera se mezclan civiles y militares, con la intención común de salvar la vida, pero unos buscándola de los nacionalistas y otros la oportunidad de poder reagruparse en otras compañías y batallones y continuar la lucha contra los sublevados, estableciendo nuevos escenarios militares, en Andalucía y fuera de ella “.
La situación de las personas que huían era deplorable, sin medios, apenas medicamentos y atención medica así que muchas personas murieron también durante el trayecto. Si la mayoría optó por la carretera, un buen número lo hizo por los caminos paralelos que iban por los pequeños montes que atraviesan toda la zona. A toda esta circunstancia se unía también la falta de alimentos que era paliada con lo poco que habría en la zona (limones y caña de azúcar) y con la poca solidaridad de las personas que se prestaron a ayudar a los exiliados, ya que existía un miedo generalizado de ayudar a los republicanos dado las represalias de los golpistas.
El 7 febrero 1937 la población salía de Málaga ante la inminente toma de ésta por los sublevados. Por delante quedaban unos cinco días de camino hasta la ciudad Almería a más de 200 km. Con un importante hándicap ya que en a evacuación no se produjo como en Madrid con autobuses o camionetas y tren sino que se hizo a pie o con animales. Los recursos de los cuales disponían las personas huidas eran lo que habían podido sacar en el momento ya que lo que se conoce como “la desbandá” pilló a la población con lo puesto. Estas personas no tenían nada, los más afortunados podían haber cargado todo en mulas, llevaban algunas gallinas, etc, pero la mayoría iba sin nada. Es decir, personas descalzas y con los pies y las piernas destrozados.
Así y para entender la desesperación de las personas que intentaban escapar, en palabras de Morales Muñoz:
“(…) en la zona que controlaban los insurgentes la maquinaria represiva se puso en marcha al amparo de la conocida instrucción reservada número 1 por el general Mola del 25 de mayo de 1936. Una instrucción que fue redactada incluso antes del asesinato de Calvo Sotelo, negando así la causalidad establecida entre este y el levantamiento militar, según la cual debía ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo. Con tal fin, todos aquellos que habían hecho de su causa la defensa de la República, padecieron la represión sistemática, fría y calculada que emprendieron los sublevados”.
El 8 de febrero la columna de Antequera entraba por la mañana en la ciudad. Toda la población se empezó a agolpar en el barrio de El Palo. Daba comienzo el exilio hacía Almería formado por entre 100,000 y 140,000 personas, según la fuente. Una huida caracterizada por el temor, el haber perdido todo, la desestructuración familiar por la propia división sexual existente en la guerra, con lo cual el número de mujeres, ancianas, ancianos y niños era muy elevado, estos últimos superaban los 5,000 a su llegada a Almería. Además por otro lado la carretera estaba entre la montaña y a una media de 500 metros sobre el nivel del mar. Un éxodo de muerte, pérdidas familiares y materiales. La marina fascista era apoyada además por los buques Baleares, Canarias y Almirante Cervera, todos los cuales daban los cañonazos que iban dirigidos en la mayoría de los casos a las montañas para provocar desprendimiento de tierra, caos y miedo.
Un punto importante dentro de la huida se produjo en Torre del Mar, a la infantería que le venía pisando los talones a la población civil se le unión un desembarco por esta ciudad que tenía como objetivo impedir la huida de la población hacia refugios más seguros. La población que había podido escapar antes llegó el 9-10 de febrero hasta aquí pero ante el desembarco muchos optaron por volverse a sus pueblos por el interior. De Torre del Mar se pasó a Motril, ya que aquí o se volvían a sus puntos de origen, o partían hacia Almería. Además el puente que cruzaba el río Guadalfeo hacia Motril estaba destruido. A esto se unía ademas que las lluvias ocurridas en enero habían desbordado el cauce. Muchas personas murieron intentando cruzarlo, familias enteras lo cruzaron y solo llegaron a la otra parte la mitad de los miembros.
La muerte se iban extendiendo cada vez más, pero cabe destacar el papel de Norman Bathune y sus ayudantes Hazen Sise y Thomas Worsley, que fue fundamental. A su llegada a Almería desde Valencia y tras recibir las noticias de lo que había ocurrido en Málaga se dispusieron a realizar el traslado de las personas más necesitadas en su ambulancia, hasta que llegaron a un punto a unos kilómetros de Motril donde no pudieron avanzar más. Sus viajes fueron incesantes durante los días que duró la huida trasladando hasta 30 personas por viaje, con un panorama desolador en el cual era muy difícil discernir quienes eran los más desfavorecidos. Sus testimonios escritos y el testimonio oral de los supervivientes han sido fundamentales para la reconstrucción de los hechos. En Almería se encontraba el hospital del Socorro Rojo Intencional. A la ciudad solo llegaron unos 40,000. Pero la masacre no acabaría ahí ya que la aviación fascista atacó de la ciudad, no atacando el puerto, donde había barcos del gobierno sino el centro de la ciudad ya que sabían que allí estaba la mayoría de la población civil cayendo al menos 10 bombas en la zona.
Se calcula que el número de víctimas oscila entre las 1,000 y las 3,000 aunque eso no contabiliza ni a las personas desparecidas ni a las que pudieron ser enterradas en los pueblos por donde iban pasando.
Citando de nuevo a Morales Muñoz:
“Sin embargo, la mayoría de los huidos empezó a volver a partir de 1939. Entonces para muchos la cárcel sustituyo al exilio. Contraviniendo las más elementales formas de Estado de derecho, los sublevados incriminaron a aquellos cuyo único delito fue el de mantener la fidelidad a la legalidad existente. De la noche a la mañana todos ellos quedaron incursos en el delito de rebelión.”
Una generalidad que se produjo fue el rechazo de los “rojos” donde llegasen, el desprecio a los huidos y a las consecuencias de acogerlos ya bien por posibles futuras represalias o porque llegaban sin nada, enfermos y hambrientos, esto se repitió en Valencia, Cataluña y Francia donde acabarían en campos de concentración en 1939.
Ante el avance de las tropas y por la enorme cantidad de presos se fueron construyendo campos de concentración y cárceles nuevas como por ejemplo en Antequera, Ronda, Alhaurín el Grande y Torremolinos. En la capital además de la plaza de Toros, se reutilizaron diversas industrias para este fin. También el sistema educativo fue de los primeros elementos modificados por los sublevados, ejemplo de ellos es la depuración de maestros en Málaga entre 1937 y 1942. De 270 fueron depurados 41, el 17 por ciento. Además del cierre de escuelas sobre todo en barrios populares. A esto se une el cese de trabajadores de la administración pública, pues un total de 316 fueron cesados de su cargo. Otro ejemplo de la represión del nuevo poder fueron las expropiaciones, 1571 en los primeros meses bajo las leyes de la Comisión Provincial de Incautación de Bienes. También se producían condenas después de los asesinatos.
La situación en la que se vieron los niños fue realmente deplorable. En las calles de la ciudad había unos 5,437 mendigando. Para ahondar más en la humillación se crearon un sería de reformatorios, casa de acogidas y hospicios, donde las madres viudas sin capacidad para mantener a sus hijos se veían obligados a dejarlos. Recibían comida, duros castigos y una educación acorde a la moral nacional-católica.
Las imágenes de muerte aún permanecen en la memoria de las víctimas, niños y niñas muertos con madres destrozadas, madres muertas con niños cogidos en brazos llorando, solos a su suerte, personas aplastadas por los tanques, milicianos ahorcados ante el miedo de las represalias. Familias que jamás volvieron a verse o encontrase. Ejemplo de todo este relato es que los sublevados nunca se conformaron con vencer en la Guerra que ellos habían iniciado, el fin último era destruir y hacer como si nunca hubiera existido la II República, bajo toda esta muerte y destrucción se asienta nuestra actual democracia.
Bibliografía|
PRIETO BORREGO, L ; BARRANQUERO TEXEIRA, E.: Población y Guerra Civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio, Málaga: Servicio de Publicaciones-Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2007.
MORALES MUÑOZ, M, “Entre el cielo y la tierra. La represión franquista en Málaga”, Baetica. Málaga: Universidad de Málaga, 2008.
MALDONADO, E.: ”Memoria, huída y muerte“, Málaga: Periódico Malaga Hoy. 2009. http://www.malagahoy.es/article/malaga/594653/memoria/huida/y/muerte.html (Consultada el 1 de julio de 2016)
“El crimen de la carretera Málaga-Almeria (Febrero del 1937)“, Madrid: Club de Amigos de la Unesco, 2005. http://www.caum.es/CARPETAS/cuadernos/cuadernospdf/libro3/malaga.pdf
MELERO VARGAS, M.: Guerra Civil. Conflicto y exodo en la memoria malagueña. Málaga. http://www.academia.edu/4744480/GUERRA_CIVIL_Y_%C3%89XODO_EN_M%C3%81LAGA
CENIZO, N.: ” Málaga-Almería, febrero del 37.`La desbanda´, el infierno en el camino“, Madrid: Periódico El Diario.es , 2014 http://www.eldiario.es/andalucia/infierno-camino_0_226777422.html (Consultada el 1 de julio de 2016).
La Desbandá, la mayor tragedia de la Guerra Civil, encerrada políticamente
La masacre de la carretera de Málaga a Almería cayó en el olvido por ser una vergüenza tanto para el Franquismo como para la República
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DAVID BOLLERO
La masacre de la carreta de Málaga a Almería, conocida como la “Desbandá”, es la gran olvidada de la Guerra Civil española, a pesar de ser la peor matanza vivida durante la contienda. “Los muertos, muertos son, pero mientras que el bombardeo de Guernica, con 250, es conocido internacionalmente, el de la carretera de Almería, con 5.000 asesinados, siempre se ha ocultado porque fue una vergüenza para todos”, afirma el historiador Miguel Alba.
Si en Guernica las bombas fascistas cayeron sobre 5.000 vascos, en la Desbandá más de 150.000 malagueños, en su mayoría mujeres y niños, tuvieron que huir de la ciudad a pie, descalzos incluso, mientras eran bombardeados desde el aire por aviones alemanes e italianos y desde el mar por buques nacionales. Narran las crónicas de la época, según recuerda la historiadora Lourdes Peláez, “cómo los barcos franquistas acompañaban tranquilamente en paralelo y por el flanco derecho la huida de la población, que dejaba atrás Málaga por la única carretera posible, esculpida en la roca encima del mar, mientras los bombardeaba”.
Si en Guernica las bombas fascistas cayeron sobre 5.000 vascos, en la Desbandá más de 150.000 malagueños, en su mayoría mujeres y niños, tuvieron que huir de la ciudad a pie, descalzos incluso, mientras eran bombardeados desde el aire por aviones alemanes e italianos y desde el mar por buques nacionales. Narran las crónicas de la época, según recuerda la historiadora Lourdes Peláez, “cómo los barcos franquistas acompañaban tranquilamente en paralelo y por el flanco derecho la huida de la población, que dejaba atrás Málaga por la única carretera posible, esculpida en la roca encima del mar, mientras los bombardeaba”.
A los 5.000 muertos de aquella huida habría que sumar muchos más en Málaga una vez que cayó el 8 de febrero a manos de los sublevados. “Las informaciones de diarios de la época como El Centinela describen como Málaga ya no era una ciudad, era una carnicería, con mujeres saltando por la ventana, olor a carne quemada o los fascistas tiroteando por las calles indiscriminadamente a gente indefensa”, explica Peláez.
A pesar de esta tragedia innegable, incluso ahora que se cumple 79 años de los sucesos, continúa siendo la gran olvidada de la Historia de España, especialmente al norte de Despeñaperros. Alba ofrece la respuesta a esta amnesia histórica: “La Desbandá ha estado políticamente encerrada porque la política siempre quiere llevar a la Historia de la mano. No se ha hablado de esta matanza porque fue una vergüenza para todos, tanto para los fascistas, que fueron los ejecutores, como para la República”.
A pesar de esta tragedia innegable, incluso ahora que se cumple 79 años de los sucesos, continúa siendo la gran olvidada de la Historia de España, especialmente al norte de Despeñaperros. Alba ofrece la respuesta a esta amnesia histórica: “La Desbandá ha estado políticamente encerrada porque la política siempre quiere llevar a la Historia de la mano. No se ha hablado de esta matanza porque fue una vergüenza para todos, tanto para los fascistas, que fueron los ejecutores, como para la República”.
El periodista e historiador Antonio Somoza amplía el argumento de Alba, indicando que “Málaga, por su ubicación, era muy fácil de defender, pero la República la abandonó”. Tal y como expone Somoza, la capital malagueña sólo tenía una acceso por carretera y por el resto de los flancos estaba rodeada por mar y montaña, “por lo que con los recursos de entonces no presentaba grandes dificultades para ser defendida”.
Sin embargo, desde Madrid, “la República no terminaba de fiarse de Málaga [conocida como Málaga La Roja], porque había demasiados comunistas y anarquistas y no le prestó el apoyo debido”. Somoza relata cómo ni siquiera envío armas suficientes, de manera que los más de 12.000 milicianos que se quedaron en la ciudad estaban indefensos, con apenas 8.000 fusiles y con escasa munición.
“Málaga cayó como un castillo de naipes”, afirma Somoza, al tiempo que la historiadora Peláez se apoya en crónicas de la guerra del periodista húngaro Arthur Koestler, encarcelado por los franquistas tras la caída de Málaga, para ilustrar cómo “ya el 25 de enero se veía la carnicería en que se convertiría la ciudad, indefensa, con bombardeos iniciándose hacia el 5 de febrero y ni una sola réplica republicana”.
79 años después, Málaga Republicana acaba de realizar una reclamación ante el consulado alemán denunciando “los crímenes cometidos por las tropas alemanas, el bombardeo y ametrallamiento de la columna de civiles”, según apunta Máximo de Santos, portavoz de esta organización, que hoy organiza una marcha reivindicativa por la carretera de Málaga a Almería. Una reclamación, por otro lado, que exige al Gobierno español y al Congreso que asuman como propia, si bien se antoja más simbólica que efectiva, pues ya en 1979 Alemania se negó a asumir cualquier tipo de reparación por los bombardeos de Guernica por parte de la Legión Cóndor.
Sin embargo, desde Madrid, “la República no terminaba de fiarse de Málaga [conocida como Málaga La Roja], porque había demasiados comunistas y anarquistas y no le prestó el apoyo debido”. Somoza relata cómo ni siquiera envío armas suficientes, de manera que los más de 12.000 milicianos que se quedaron en la ciudad estaban indefensos, con apenas 8.000 fusiles y con escasa munición.
“Málaga cayó como un castillo de naipes”, afirma Somoza, al tiempo que la historiadora Peláez se apoya en crónicas de la guerra del periodista húngaro Arthur Koestler, encarcelado por los franquistas tras la caída de Málaga, para ilustrar cómo “ya el 25 de enero se veía la carnicería en que se convertiría la ciudad, indefensa, con bombardeos iniciándose hacia el 5 de febrero y ni una sola réplica republicana”.
79 años después, Málaga Republicana acaba de realizar una reclamación ante el consulado alemán denunciando “los crímenes cometidos por las tropas alemanas, el bombardeo y ametrallamiento de la columna de civiles”, según apunta Máximo de Santos, portavoz de esta organización, que hoy organiza una marcha reivindicativa por la carretera de Málaga a Almería. Una reclamación, por otro lado, que exige al Gobierno español y al Congreso que asuman como propia, si bien se antoja más simbólica que efectiva, pues ya en 1979 Alemania se negó a asumir cualquier tipo de reparación por los bombardeos de Guernica por parte de la Legión Cóndor.
“Suelta a la niña y corre”
Dolores García tenía 7 años cuando se unió con su familia a la Desbandá. Hoy, ya con 86 años y un exilio de 40 años en Suiza a sus espaldas, recibe un homenaje en Rincón de la Victoria (apenas a 15 kilómetros de Málaga), que tras cuatros años de Gobierno del Partido Popular, ha retomado ahora con un equipo de Gobierno progresista (PSOE, Ahora Rincón, IU y PA) sus jornadas de Memoria Histórica.
Durante la colocación de una placa conmemorativa por la masacre de la carretera de Málaga a Almería en uno de los túneles donde cayó un obús, García ha recibido esta mañana el homenaje como víctima de aquella huida en la que perdió a su familia. “Me quedé dormida, junto a mi madre, porque estaba muy cansada”, recuerda, “y mi padre, mi hermano y mis tíos continuaron caminando, quedando en encontrarnos en Almuñécar”.
Nunca se produjo tal encuentro y desde Almuñécar en adelante, García cuenta cómo “íbamos destapando a los muertos en las cunetas pensando que quizás sería mi padre”, del que finalmente tuvieron noticias de que había llegado a Albacete, donde moriría años después sin que la familia se reagrupara jamás.
Por su parte, Carmen Aguilar tenía 5 años cuando su familia emprendió la huida bajo los bombardeos fascistas. Los 84 años que tiene ahora han hecho mella en su memoria, pero no lo suficiente para olvidar fragmentos que cuando relata le ponen los ojos vidriosos: “corríamos entre la gente, mi madre conmigo en brazos, y las personas le decían 'tira a la niña, tira a la niña', para que pudiera correr más”.
Aguilar no recuerda muy bien cómo terminaron en Lleida, si fue cogiendo un barco en Valencia, de la que le vienen imágenes de naranjas que devoraban exhaustos por el éxodo, pero lo que no puede olvidar es a su madre, “apartándome la cara constantemente de la cuneta para que no viera a los muertos”, o la noche que “tuvimos que dormir metidas en una calera [donde se elaboraba la cal], mientras seguían cayendo las bombas”.
Tampoco se ha borrado de su memoria cómo durante la travesía hacia Lleida cayó enferma de sarampión y el médico recomendó que no ingiriera ningún alimento por temor a que ello empeorara su estado. Tan al borde de la muerte estaba que sus padres quisieron que al menos comiera algo, sin temor ya a nada que perder. “Mi madre quiso asar una pata de conejo en una estufa y ni siquiera le dio tiempo a recalentarla, estaba tan hambrienta que prácticamente me la comí cruda”, relata. Su estado mejoraría y, desde ese momento y fruto de la promesa de su padre a la Virgen del Carmen si vivía, dejó de llamarse Antonia –como todavía a día de hoy figura en todos los papeles oficiales- y pasó a ser conocida como Carmen.
Nunca se produjo tal encuentro y desde Almuñécar en adelante, García cuenta cómo “íbamos destapando a los muertos en las cunetas pensando que quizás sería mi padre”, del que finalmente tuvieron noticias de que había llegado a Albacete, donde moriría años después sin que la familia se reagrupara jamás.
Por su parte, Carmen Aguilar tenía 5 años cuando su familia emprendió la huida bajo los bombardeos fascistas. Los 84 años que tiene ahora han hecho mella en su memoria, pero no lo suficiente para olvidar fragmentos que cuando relata le ponen los ojos vidriosos: “corríamos entre la gente, mi madre conmigo en brazos, y las personas le decían 'tira a la niña, tira a la niña', para que pudiera correr más”.
Aguilar no recuerda muy bien cómo terminaron en Lleida, si fue cogiendo un barco en Valencia, de la que le vienen imágenes de naranjas que devoraban exhaustos por el éxodo, pero lo que no puede olvidar es a su madre, “apartándome la cara constantemente de la cuneta para que no viera a los muertos”, o la noche que “tuvimos que dormir metidas en una calera [donde se elaboraba la cal], mientras seguían cayendo las bombas”.
Tampoco se ha borrado de su memoria cómo durante la travesía hacia Lleida cayó enferma de sarampión y el médico recomendó que no ingiriera ningún alimento por temor a que ello empeorara su estado. Tan al borde de la muerte estaba que sus padres quisieron que al menos comiera algo, sin temor ya a nada que perder. “Mi madre quiso asar una pata de conejo en una estufa y ni siquiera le dio tiempo a recalentarla, estaba tan hambrienta que prácticamente me la comí cruda”, relata. Su estado mejoraría y, desde ese momento y fruto de la promesa de su padre a la Virgen del Carmen si vivía, dejó de llamarse Antonia –como todavía a día de hoy figura en todos los papeles oficiales- y pasó a ser conocida como Carmen.
http://www.lamarea.com/2016/04/01/83900/
Sociedad
Los 300.000 refugiados malagueños que huyeron de la guerra y el hambre
Una investigación realizada por el arqueólogo Andrés Fernández y la historiadora Maribel Brenes sobre el éxodo andaluz en 1937 duplica el número de personas que tuvieron que andar el camino de Málaga a Almería, la carretera de la muerte.
El médico Norman Bethune fotografió la 'desbandá'.
“Imaginaos ciento cincuenta mil hombres, mujeres y niños que huyen en busca de refugio hacia una ciudad situada a cerca de doscientos kilómetros de distancia. No hay más que un camino. No hay más vía de escape. Y este camino, encajonado entre los altos picos de la Sierra Nevada y el mar, cortado en sus mismos tajos, sube y baja, desde el nivel del mar a las montañas, en declives de más de 30 metros”.
Norman Bethune, El crimen del camino Málaga-Almería
“Tengo 91 años, era yo muy niña y no podré decir con mucha precisión cuántos llegaron o cuánto tiempo permanecieron aquí, pero sí tengo claro y nunca olvidaré en qué condiciones llegaron. Los vi entrar por la calle principal donde yo jugaba con otras niñas. De pronto una multitud de personas caminaba lentamente, arrastrando los pies. Había mujeres con niños pequeños en los brazos que apenas podían sostener, otros iban cogidos de la mano o de la falda de su madre, unos pasos rezagados pues casi no podían andar. Algunos hombres portaban pequeños bultos que podrían ser ropa o enseres que no querían abandonar. Pero la mayoría no llevaba nada pues lo que sacaron de sus hogares de Málaga, en la huida, lo fueron dejando en las cunetas de la carretera donde también quedaron muertos o perdidos muchos de sus seres queridos”.
El testimonio de María Teresa López Bervel, de Alhama de Almería, ilustra el horror que, como hoy en las fronteras europeas, vivieron hace 80 años aquellas personas que huyeron de las bombas y el hambre en la conocida como desbandá. El testimonio, escrito por ella misma, está recogido en 1937. Éxodo Málaga Almería, una investigación realizada por el arqueólogo Andrés Fernández y la historiadora Maribel Brenes que aporta un dato hasta ahora inédito: más de 300.000 personas huyeron de la ciudad andaluza y los alrededores, el doble de la cifra aceptada hasta hoy por la historiografía.
“Posiblemente no haya antecedentes de tan ingente cantidad de población civil huida en una guerra. A ello habría que sumarle la escasa o nula alimentación de entonces, muchos comían las cañas de azúcar que encontraban en la carretera”, reflexiona Fernández, que asegura que no habría escrito esta investigación sin su trabajo como arqueólogo de la memoria.
En su trayectoria, ha dirigido la mayor exhumación llevada a cabo hasta el momento en España, en el cementerio malagueño de San Rafael, donde fueron localizados 2.840 cuerpos. Ha participado en una veintena de intervenciones más y otros trabajos de localización por toda Andalucía. Ha escuchado a pie de fosa los lamentos de muchas personas que sólo querían recuperar a sus muertos, saber dónde estaban. Y ha descubierto que detrás de esas montañas de huesos había corazones. Que en cada orificio de bala había una historia perdida. Una vida por contar. “En los testimonios orales siempre salía a relucir la conocida desbandá o carretera de la muerte, y como historiador he leído los trabajos sobre este episodio -por cierto, algunos de excelentes investigaciones-, pero siempre hay preguntas que no tenían respuesta”, afirma.
10.000 refugiados en Almería
Otra de las aportaciones novedosas es el censo de refugiados que se quedaron viviendo en Almería, más de 10.000, y el censo del hospital, que indica las heridas o las condiciones en las que llegaban. “También se hace mención a los miles de huidos que continuaron por el levante. Y le dedicamos un capítulo a las pérdidas materiales, como los proyectos sobre las carreteras y casillas de peones camineros”, indica Fernández sobre el libro, que narra el desarrollo día por día, hora por hora, de toda la ocupación sublevada sobre Málaga.
Los autores iniciaron la investigación hace seis años y se nutre principalmente de archivos militares, provinciales, municipales y estatales. “El acceso a la documentación ha sido facilitado por los archiveros, tanto militares como civiles, que no han escatimado en esfuerzos por contribuir a esta investigación, ayudándonos en todo lo que hemos necesitado y orientándonos para conseguir la información que nos pudiera ser de utilidad para difundir este episodio de la guerra civil”, señala Maribel Brenes. La obra será presentada este viernes en Málaga.
“En estos trabajos se puede ver la capacidad del hombre de llegar al horror en el sentido más estricto de la palabra”, concluye Fernández, que destaca especialmente la ternura de los abuelos y abuelas que sufrieron a lo largo de la vida la pérdida de sus padres, familiares cercanos, la represión, el hambre, la vejación… “Y en la mayoría de los casos -insiste- sólo quieren sacar a sus seres queridos de las fosas”.
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