divendres, 13 de gener del 2017

UNA CARTA ANONIMA DESTAPA UNA FOSA EN FONTANOSAS.

https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2017/01/13/una-carta-anonima-destapa-una-fosa-en-fontanosas/



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La confesión de un soldado ejecutor localiza los restos de 7 fusilados en 2006.

Jesús Pablo Domínguez Varona & Aiyoa Arroita Lafuente.


LA CARTA, 65 AÑOS DESPUES.
Era abril de 2004 cuando Emilio Valiente Jiménez, alcalde pedáneo de Fontanosas, miraba la correspondencia diaria llegada a su domicilio. Entre las variadas cartas una destacaba entre todas las demás, una sin remitente, anónima, dirigida al Excmo. Sr. Alcalde de Fontanosas.
En ella se decía:
“ Distinguido Señor. En estos tiempos en que se esta poniendo de actualidad la localización de cadáveres de víctimas derivadas de nuestra Guerra Civil, me permito poner en su conocimiento de un hecho acontecido del que un servidor de Vd. fue protagonista obligado, como puede suponer, y que voy a exponerle a continuación.
Encontrándome prestando el servicio militar en un Regimiento de Caballería de Alcalá de henares, fue destinada dicha Unidad a esa zona bajo la denominación de “persecución de huidos en la Sierra”. Ello ocurría en el año 1941, cuando en la fecha 1º de Julio fue obligada la Sección en que yo militaba a realizar una ejecución de 7 personas, entre ellas un menor de 15 años, procedentes del penal de Almaden. Después de ejecutado este execrable acto nos mandaron hacer unas fosas a la entrada de ese cementerio, en la parte interior, y enterrar allí los siete desgraciados.
Comunico este hecho por si permite proceder a la inhumación de los cadáveres por parte de las respectivas familias, en el supuesto que sean localizables.
Perdone, Sr Alcalde, que exponga este caso de forma confidencial y anónima por los motivos que puede suponer.
Con afectuosos saludos, y deseándole una afortunada gestión, le saluda atentamente su s.s.”
En ese momento todo cambió para Emilio Valiente, según sus propias palabras:
… Leí la carta una y otra vez y llegaba a ver al soldado con el fusil en las manos…qué locura, pero es cierto. Lo veía con aquellos tres cuartos largos, anchos y muy grandes. Vestido de caqui, con botas negras y desgastadas…”.
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Carta anónima recibida. Fontanosas, 1941-2006. Memoria de Carne y Hueso”
HECHOS Y SITUACION DE LA FOSA.
La localidad de Fontanosas pertenece al municipio de Almodóvar del Campo, en Ciudad Real (Castilla- La Mancha).
En el “Mapa de Fosas” del Ministerio de Justicia del Gobierno de España hay una escueta ficha con el número 1373/2009 CIRE que nos informa sobre esta fosa:
Según la entidad informante la fosa data de julio de 1941. Las personas fusiladas en Fontanosas fueron detenidas tras ser acusadas de colaborar con el maquis. Estuvieron detenidos en Almadenejos y después en la propia cárcel de Almadén. Desde allí, fueron trasladados a Fontanosas para ser fusilados en una quebrada que se encuentra a unos doscientos metros de la entrada del pueblo por la carretera de Caracollera. El fusilamiento se hizo de madrugada, antes del amanecer. Luego fueron trasladados en parihuelas por algunos vecinos del pueblo al cementerio y enterrados. La fosa estaría situada en la parte interior derecha de la puerta de entrada del antiguo cementerio, que en la actualidad es una propiedad privada. Este cementerio fue desmantelado en 1948, cuando se construyó uno nuevo en las afueras del pueblo. La exhumación tuvo lugar en febrero de 2006 y se recuperaron los restos de 7 víctimas”.
Emilio Valiente en el capítulo “Instantes” del libro Fontanosas, 1941-2006, Memoria de Carne y Hueso”, narra de primera mano sus indagaciones sobre donde podría estar localizada la fosa en el antiguo cementerio: “Había hablado con muchos vecinos pero las palabras de Pilar si me daban una fiabilidad plena de como estaban enterrados. Nos dijo, yo tenía 9 años, vi cómo los traían en parihuelas desde el lugar del fusilamiento hasta el cementerio. Recuerdo perfectamente que junto a los soldados también mandaron hacer una zanja a algunos vecinos de Fontanosas. Están, según se entraba al cementerio a mano derecha y la zanja la hicieron paralela al muro”.
Con la información conseguida, solo quedó averiguar donde estaba la puerta de entrada al demolido cementerio, algo que pudo verificar con una fotografía antigua en la que aún estaban en pie los muros del mismo.
Las personas asesinadas aquel negro día de 1º de julio de 1941 pertenecían a dos familias de vecinos de Fontanosas muy conocidos por todos.
¿QUIENEN ERAN LAS PERSONAS ASESINADAS HALLADAS EN LA FOSA?
Según los testimonios aportados y recogidos de las víctimas en el libro Fontanosas, 1941-2006, Memoria de Carne y Hueso”, sabemos de ellos lo siguiente:
“FAMILIA ESCRIBANO CARDEÑOSA. (5 miembros)
Mateo Escribano Cardeñosa, Francisco Escribano Mansilla, Manuel Escribano Cardeñosa, Ramón Escribano Cardeñosa y Félix Polo Gavilán, primo segundo de estos. Vivían a unos 8 km de Fontanosas en el paraje conocido como cortijo de los Ligeros, situado en la ladera sur de la sierra de los Barrancones, en las estribaciones de las sierras de Almadén y el Torozo. Su actividad principalmente era la ganadería, ovino y caprino. La labranza, los productos de la huerta el carbón y la caza también generaban sustento a la unidad de las familias. La matanza del cerdo, igualmente proporcionaba alimentación para el año. Por otra parte, trabajaban como jornaleros cuando eran requeridos por los terratenientes de las fincas de la zona.
Mateo Escribano Cardeñosa: Estaba casado con Eufemia Mansilla López y tenía ocho hijos. Francisco (que también fue fusilado), Nemesio, Justiniano, Aquilino, Inocente, José “Joselillo”, Mateo y Victoria. Cuando fue fusilado los hijos tenían edades comprendidas entre 1 año y 21 años. Después de vivir dos años aproximadamente en el cortijo, la madre con sus siete hijos restantes se trasladó a vivir a Fontanosas. Fueron cobijados en casas de amigos y familiares y prácticamente vivían de la caridad y los pocos jornales que lograban la madre y alguno de los hijos mayores. Pasado el tiempo, dentro del casco urbano existía un solar que le llamaban el corral de Concejos. Allí consiguieron hacerse con un chozo de paja y vivieron varios años. No emigraron a otros pueblos o ciudades. Hoy día viven dos de los hijos en Fontanosas, José Escribano Mansilla “Joselillo” y Mateo Escribano Mansilla.
Francisco Escribano Mansilla: Hijo de Mateo Escribano Cardeñosa fue el más joven de los siete fusilados. Estaba soltero.
Manuel Escribano Cardeñosa: Estaba casado con Mª Cruz Leñador Hinojosas y tenía seis hijos: Aniceta, Angeles, Ramón, Carmen y Aurelia. Cuando fue fusilado los hijos tenían edades comprendidas entre los 13 y 31 años. Hasta el año 1955 siguieron viviendo en el cortijo y ese mismo año emigraron a Puertollano. Su nieta Mª Cruz Delgado-Aguilera Escribano, señala que cuando su madre iba a verlo a la cárcel le decía que tenía muchas ganas de salir para poder coger en brazos a su primer nieto que nació el 14 de abril de 1941 (era nieto de su hija Aniceta). Le pusieron por nombre Florentino pero desgraciadamente no llegó a conocerlo. No vive ningún hijo.
Ramón Escribano Cardeñosa: Se casó con Leocadia Resa Culebras y se quedó viudo antes de la guerra. Se casó de segundas nupcias con Eugenia (se ignoran los apellidos) que era de Abenojar. No tuvo descendencia.
Félix Polo Gavilán: Estaba casado con Rosina Serena Fernández y tenía un hijo con siete meses, Félix Polo Serena. Vivió hasta el año 1955 con su hijo en el cortijo y en ese mismo año se trasladó a vivir a Puertollano en donde contrajo matrimonio de segundas. Su hijo Cándido Polo Serena vive en Puertollano.
FAMILIA DEL ALAMO TURRO. (2 miembros).
Leoncio del Alamo Turro y Julián del Alamo Turro vivían a unos 4 km. De Fontanosas en el paraje conocido como cortijo de los Centeneras, así les apodaban. En la misma situación geográfica, solo que 4 km antes de llegar al cortijo de los Ligeros. La actividad era la misma que la familia Escribano Cardeñosa.
Leoncio Del Alamo Turro: Estaba casado con Eloisa Vargas Sánchez y tenía cuatro hijas: Libertad, Florencia, Matea y Leonidas. Cuando fue fusilado las hijas tenían edades comprendidas entre los 3 y 9 años. Posteriormente al fusilamiento se trasladaron a vivir a Fontanosas y después de dos años emigraron a Brazatortas, pueblo natal de Eloisa Vargas Sánchez, hasta que en 1954 definitivamente emigraron a Barcelona. Hoy en día viven tres hijas: Florencia, Matea y Leonides.
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Leoncio Del Alamo Turro. Imagen “Fontanosas, 1941-2006. Memoria de Carne y Hueso”.
Julián Del Alamo Turro: Estaba casado con Priscila del Olmo García y tenía una hija llamada Juliana ya fallecida. Queda una cuñada y un nieto (Juan Jesús Díaz del Alamo).
FONTANOSAS DURANTE LA REPUBLICA, GUERRA CIVIL Y POSGUERRA.
La República entra en Fontanosas con la alineación del pueblo a favor de la República: 139 votantes de los 311 electores de Fontanosas votaron mayoritariamente a los candidatos del Comité Republicano de Almodóvar (71 votos) pero muy cerca estuvieron los resultados de los candidatos monárquicos que obtuvieron 68 votos.
Las avances sociales republicanos se hicieron notar en el pueblo, entre ellos el reparto de tierra que propulgaba la reforma agraria, que se paralizó nuevamente en 1934 con la victoria de la derecha republicana. La mayoría del pueblo no tenía recursos económicos ni tierra en propiedad, eran gentes muy humildes donde la pobreza social estaba muy arraigada.
Durante la República y hasta el estallido de la Guerra Civil, Fontanosas siguió siendo un pueblo de jornaleros humildes, la mayoría del pueblo subsistía con lo poco que daba la tierra.
Antes del golpe fallido del 18 de julio, hubo varios sucesos que comenzaban a ennegrecer el ambiente. El primero fue una especie de gamberrada, mal encarada por la derecha y la Iglesia local, en la que un grupo de jovenes penetraron en la iglesia, y haciendo añicos la puerta de la sacristía, entraron en ella para una vez allí dirigirse a una imagen de la Virgen con palabras soeces y groseras.
Julian López Garcia, en su capitulo “rescoldos” del citado libro Fontanosas (1941-2006) Memoria de carne y hueso, escribe sobre ello:
Gamberrada o acto de anticlericalismo, en todo caso era la prueba de que la situación socio política se iba tensionando la tenemos en que un mes después de este suceso, el alcalde pedáneo y el alguacil solicitaban permiso de armas, “por si en un momento dado se viera uno comprometido y más en estas aldeas que no tiene uno fuerzas de ninguna clase ni teléfono para un momento dado; como también desearía de v. me mandara una gorra de reglamento para el alguacil porque sin ninguna insignia parece que no es nada…”
A partir de ese momento los incidentes se multiplican. Es nuevamente Julián López el que nos cuenta:
Los enfrentamientos personales con ese panorama se iban haciendo visibles y lo apreciamos en esos conflictos por el nombramiento de alguacil. En enero del 34 Fernando Cuervo había pedido la destitución de su alguacil Severo Fernández por desobediencia y seguramente por divergencias políticas, el nombramiento de Saturnino Resa no se hizo efectivo y el que finalmente se nombrará en octubre de 1934, Blas Jiménez, acabará también en divergencia con el alcalde. Pero sobre todo la tensión en el campo se iba haciendo más intensa.
A pesar de la vecindad con Abenójar, donde la Revolución de 1934 tuvo una gran incidencia, en Fontanosas prácticamente pasó desapercibida aunque sufrió las consecuencias de la clausura de la Casa del Pueblo y la anulación de las actividades de la Sociedad de Trabajadores Socialistas.
Fueron especialmente graves los enfrentamientos que se produjeron en los años siguientes entre jornaleros y terratenientes. Las disputas tenían relación con todo el conjunto de problemas desatados a partir de los intentos de reforma agraria: incumplimiento de la ley de términos, no respetar la intensificación de cultivos, no respetar las bases de trabajo y pagar poco…”
La Guerra Civil se iniciará en Fontanosas con un trágico suceso que será el único que se produzca a lo largo de toda la contienda pero que tendrá una venganza dramática tras la guerra, los asesinatos del dueño de Los Cabriles, Francisco Hinojosas Montañés y de su guarda, Mariano Gallardo Gil. El origen podría estar en alguna cuenta pendiente por impagos de jornales o posiblemente por las animadversiones generadas en anterioridad.
Durante los tres años de guerra no volvió a haber ninguna víctima mortal en Fontanosas aunque si algunos incidentes relacionados con el anticlericalismo y la colectivización de tierras.
Aunque no hay constancia documental, en los primeros días de la guerra se produjo en Fontanosas el episodio conocido de la quema de santos.
Los fondos del archivo militar del Tribunal Territorial Militar de Madrid tiene los documentos del expediente donde se instruyen las causas de las siete personas asesinadas mediante ejecución judicial.
Entre la voluminosa documentación salen datos de gran interés para conocer el suceso. Además se observa que ese mismo día y en ese mismo “juicio” habían juzgado a otros 12 más de Almadenejos y que todos estaban condenados a muerte el mismo día, en las respectivas plazas públicas de las dos localidades. La documentación nos dice que el día 1 de Julio de 1941 los fascistas segaron como mínimo, la vida de 19 inocentes.
En el Archivo Municipal de Almodóvar del Campo apareció una lista que se elaboró en abril de 1941 sobre desafectos al régimen de Franco en Fontanosas. Para esa fecha ya habían sido fusilados los cinco primeros vecinos por acusaciones referidas a acontecimientos sucedidos durante la República y la Guerra Civil, de los cuales hemos comentado antes. Sus nombres son: Tomás Aragón Carrilero (fusilado el 24 de octubre de 1940 en el cementerio de Almodóvar), Bonifacio Minguillán Moreno, Samuel Gómez del Olmo, Simón Solana del Olmo (los tres fusilados el 10 de diciembre de 1940 en el cementerio de Almodóvar) y Grazeliano Ruiz Escribano (fusilado el 15 de febrero de 1941 en el cementerio de Ciudad Real).
En esa lista aparecen cuatro categorías: desafectos al régimen con 32 anotados, desafectos al régimen en prisión, con 14 anotados, desafectos al régimen que se pasaron a Francia, con 3 y desafectos al régimen que estaban cumpliendo el servicio militar también con 3 anotados. En total 52 desafectos al nuevo régimen fascista. El resumen del la represión es el siguiente: fusilados 13, muertos en prisión 2, otros asesinatos por razones políticas 2, encarcelados y apresados que no fueron después fusilados 27 y desafectos al régimen que no pasaron por prisión 30.
La tremenda represión sobre Fontanosas tuvo simples motivos que según el régimen la justificaron. La primera de ellas afectó a la mayoría de los represaliados y tenía relación, como hemos dicho, con acontecimientos y activismo durante la República y la Guerra. Activismo político y participación en ocupaciones de fincas, quema de santos, la muerte del dueño de los Cabriles y su guarda, la ocupación de cargos políticos durante la República y guerra e incluso por haberse alistado como miliciano en la guerra o por haber militado en algún sindicato o por alguna denuncia de participación en actos antireligiosos.
Y la otra causa es la presencia de la guerrilla de la sierra cercana. Las acciones de los maquis en torno a Fontanosas fueron constantes especialmente entre 1942 y 1944, aunque desde muy pronto tras el final de la guerra operaron por la zona las partida del “Manco de Agudo”,  “Chaquetalarga”, “El Lastras”, “Larete”, “El Madrileño”, “El Colorao” y algunas más. En ese contexto de desconcierto por parte de las fuerzas del orden público y armadas y con el deseo no sólo de detener a miembros del maquis sino de aterrorizar a posibles cómplices y disuadir sus apoyos, hay que inscribir el arresto y posterior fusilamiento de los Escribano, del Álamo y Polo.
Es nuevamente Julián Lopez el que nos relata los pormemores del caso:
Todos ellos fueron acusados de haber participado en una pequeña sustracción de víveres en el Cortijo del Cerro de los Santos, de donde se habrían llevado dos costales de garbanzos, una manta, una chaqueta, unas tijeras, una corneta de metal, dos ovillos de hilo, seis calcetines, media docena de pañuelos y 10 pesetas. Un supuesto botín que valió 17 vidas”.
Y para terminar nos dice:
El fusilamiento de los 17 de Almadenejos y Fontanosas el 1 de julio de 1941 se convirtió en el icono más contundente de la represión no sólo por la cantidad de fusilados sino por el hecho de que no se produjeron como los otros fusilamientos de vecinos de Fontanosas o de Almadenejos lejos del pueblo sino dentro de las comunidades, con todo el pueblo en vela a las 5 de la mañana escuchando las balas que resonarían durante mucho tiempo”.
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La Vega Ancha, lugar donde se produjeron los fusilamiento. Imagen “Fontanosas, 1941-2006. Memoria de Carne y Hueso”.
LA EXHUMACION.
A solicitud de D. Emilio Valiente, Alcalde Pedáneo de Fontanosas, en representación de los familiares y por mediación de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, en febrero de 2006, se realizó la exhumación con un equipo variado como parte de la colaboración que se viene prestando a distintas asociaciones que trabajan por la recuperación del olvido de las muchas personas desaparecidas, fusiladas y ejecutadas durante los trágicos episodios de la Guerra Civil española de 1936 a 1939 y posguerra.
Esta actividad se llevó a cabo con todos los permisos pertinentes y contando con el conocimiento de las autoridades de Ciudad Real, esto es, el Juzgado de Instrucción de Almodóvar, la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Almodóvar del Campo.
El Equipo Técnico que participó en la apertura de la fosa y posterior exhumación es multidisciplinario y contó con varias especialidades científicas. El informe de exhumación de la fosa de Fontanosas nos dice al respecto del mismo:
“Arqueología: Jimi Jiménez (Licenciado en Geografía e Historia, Sociedad de Ciencias Aranzadi), Andrea Alonso (Universidad Autónoma de Madrid); Yolanda Sobrino (Universidad de Castilla-La Mancha).
Antropología y patología forense: Fco. Etxeberria (Profesor Titular de Medicina Legal y Forense, Universidad del País Vasco). Carme Rissech (Dra. en Biología, Universidad Autónoma de Barcelona); Lourdes Herrasti (Licenciada en Geografía e Historia Dpto. de Antropología Sociedad de Ciencias Aranzadi); Luis Ríos (Licenciado en Biología, Universidad Autónoma de Madrid).
Antropología cultural (testimonios y video): Francisco Ferrándiz (Profesor Titular de Antropología, Universidad de Deusto) y Julián López (Profesor Titular de Antropología, Universidad de Córdoba).
Balística: Javier Ortiz Lejarza (Licenciado en Geografía e Historia, Sociedad de Ciencias Aranzadi).
Colaboradores: Vanesa Blanco Gallardo y Julia Valle Pareja”.
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Equipo técnico en plena labor. Imagen propiedad equipo técnico de exhumación. Informe exhumación Fontanosas 2006.
LA AUTORIDAD DIFICULTA LA EXHUMACION.
Los trabajos comenzaron con problemas, era de esperar, aún había muchas personas y autoridades que no les gustan las exhumaciones ni nada que tenga que ver con “desenterrar” cosas del pasado de la guerra civil, dicen que “abre heridas”. Aún no había salido la Ley de Memoria Histórica de Zapatero de 2007 y aunque las inhumaciones estaban a la orden del día en varias comunidades, en muchos lugares se impedía y dificultaba todo lo concerniente a ello.
En este caso concreto de Fontanosas fue el “exceso de celo” o tal vez“desconocimiento” sobre los procesos legales de las exhumaciones, de sus permisos y competencias. También es posible que “alguien” presionase para impedir los trabajos. El caso es que al teniente de la Guardia Civil del Puesto de Almaden no le pareció bien que se harían exhumaciones en tu “territorio” y puso pegas desde el principio. Primero con los permisos del juzgado, que eran innecesarios por haber pasado más de 25 años y la justicia se inhibe bajo la respuesta legal de que es un hecho administrativo. Y como por ahí no pudo tirar más al contar con el permiso de la jueza, puso pegas en el permiso de la Subdelegación del Gobierno, que si patatín, que si patatán. Afortunadamente“alguien” le leyó la cartilla y le hizo ver, muy a su pesar, de que no podía impedir los trabajos. No nos inventamos nada, todo este lio lo relata perfectamente Emilio Valiente en el citado libro “Fontanosas, 1941-2006, Memoria de Carne y Hueso”.
…Cuando me aproximaba al bar Angelvi, en la puerta, vi el vehiculo de la Guardia Civil, dos guardias y un teniente, no conocía a ninguno…Me dirigí a ellos dándoles los buenos días y muy amablemente el teniente se presentó, -buenos días soy el teniente Alvaro jefe del puesto de Almaden nos ha llamado el sargento de Abenojar y nos ha comentado que van a exhumar los restos de siete fusilados de la posguerra- , efectivamente así es; -¿me podría indicar en que van a consistir los trabajos, tienen autorización de las Instituciones?-. Le explique con detalle todo el proceso y las cartas que había enviado a la Subdelegación del Gobierno, al Juzgado,etc. Se quedó un poco pensativo y me preguntó -¿cuando piensan iniciar los trabajos?-, creo que esta tarde o mañana por la mañana…-muy bien por nuestra parte no tenemos nada más que decir-”.
Esa coletilla última del teniente deja entrever una palabra no dicha pero que se lee entre líneas a nuestro parecer… “de momento”.
Esa misma tarde, ya con la maquinaria trabajando y todo el equipo en el solar del antiguo cementerio, es nuevamente la Guardia Civil y no el equipo de exhumación, los protagonistas del día. Nuevamente Emilio Valiente nos relata tan detalladamente los sucesos.
Estaba tan atento que no me di cuenta de que la patrulla de la guardia civil había llegado, me tocaron la espalda y me solicitaron que les acompañase unos metros separados del resto de los presentes.-Traemos ordenes del teniente de parar los trabajos-, ¡no me jodais! les dije, mire usted nosotros cumplimos ordenes-. La verdad es que ha ellos también se les veía apurados pero, otro dicho, el que manda, manda. Se me vino el mundo abajo, le hice una señal a Paco Etxeberria y se acercó a ver que quería. “Paco estos señores traen órdenes de parar los trabajos”… sin pensárselo dijo “hemos vuelto a los años del franquismo, Emilio solicitaste todos los permisos que te indicamos”,“sí, los tengo aquí”… “entonces estos qué quieren”; el tío no se cortaba nada delante de la guardia civil y yo, aparte de estar temblando, trataba de calmar a Paco. Les mostré las solicitudes, hablaron con el teniente y por último les indicó que el asunto estaba ya en el Juzgado y que mientras la jueza de guardia no autorizase, no se podía continuar con el proyecto. Automáticamente tuvimos que parar todo”.
Esa tarde ya no se podía hacer nada así que al día siguiente se presentaron Emilio Valiente, Julián López y Paco Ferrándiz en el Juzgado de Guardia de Puertollano para hablar con la jueza. Es nuevamente Emilio el que nos relata los hechos:
Entramos en el Juzgado y preguntamos por la jueza Decana, nos indicaron el camino y en principio nos atendió una secretaria, nos preguntó que qué deseábamos y le expliqué verbalmente todo el asunto y a continuación le mostré todo el papeleo que llevaba, las solicitudes que había cursado, me cogió los papeles y se pasó para su despacho. En pocos minutos salió la jueza y nos dijo, “al juzgado esto no le compete, hace más de 25 años que esto ocurrió y por lo tanto este asunto es meramente administrativo por mi parte pueden seguir con la exhumación”. Nos miramos los tres y los ojos nos crecieron en ese momento tres centímetros a cada uno. Me dirigí a la jueza y le dije, “Señoría, por favor, puede llamar al teniente y le dice lo que acaba de explicarnos”, “sí, por supuesto ¿tienen su teléfono?”, “sí, sí, se lo marco lo llevo grabado en el móvil”. Rápidamente el teniente le contestó y el tío no daba su brazo a torcer, la jueza le insistió y al final le dijo que si recibía la orden de la Subdelegación del Gobierno por él no había problema en dejar que los trabajos continuasen”.
Por ultimo unas llamadas para tratar de contactar con alguien en la Subdelegación del Gobierno y a esperar mientras regresaban a Fontanosas. Al poco reciben la “esperada llamada”.
Justo cruzando la Aldea de Veredas me sonó el móvil, ¡es el teniente!, ya tenía grabado su nombre en mi móvil, “TENIENTE ÁLVARO”, “dígame, teniente”, y con un tono totalmente diferente, cambiado y mucho más cordial que las anteriores veces que había hablado con él, me dijo, “Emilio ya pueden continuar con los trabajos, ya he recibido la orden o autorización, [no recuerdo exactamente], para que continúen con los trabajos”.
Con la ayuda de una pala mecánica se fue retirando con cuidado y bajo la supervisión de Paco Etxeberría la tierra superior hasta localizar los primeros restos en conexión anatómica. Posteriormente se abrió una amplia zanja periférica con el fin de favorecer las posteriores tareas de exhumación de los restos localizados.
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Movimientos de tierra en el antiguo cementerio. Imagen propiedad equipo técnico de exhumación.  Informe exhumación Fontanosas 2006.
Los enterramientos fueron efectuados en dos fosas paralelas (A y B) separadas 50 cm con una profundidad aproximada de 80 cm y una longitud de hasta 7 m. Los esqueletos se encontraban en conexión anatómica y se hallaban separados entre si y alineados de forma equivalente en el fondo de las fosas en donde fueron inhumados en posición decúbito prono, es decir boca abajo. Esta practica era habitual, la Iglesia ordenaba  que a los fusilados rojos había que enterrarlos de esa forma, así no podrían alcanzar el cielo. De esta forma se les condenaba a esa humillación incluso después de muertos.
La fosa se encontró rápido. Primero aparecieron unas abarcas, una especie de calzado que los más pobres en aquella época utilizaban. Se los fabricaban con ruedas usadas de trozos de neumático de vehículos, principalmente con ruedas de moto. Cortaban la rueda con arreglo a la medida del pié y con “lañas”, grapas metálicas, cosían el cuero para sujetar el pie. Los vecinos del pueblo lo vieron claro: “Tienen que ser ellos, aquí a nadie se le enterraba con calzado de trabajo; siempre con sus mejores zapatos, por muy pobres que fueran, y si no, descalzos. Poco después aparecieron los restos de un hombre boca abajo.
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Restos óseos y “abarcas” aparecen en la fosa. Imagen propiedad equipo técnico de exhumación. Informe exhumación Fontanosas 2006.
Durante el proceso de excavación y exhumación de los restos, los vecinos de Fontanosas colaboraron de manera directa en los trabajos. Todo el mundo echó una mano donde pudo y le dejaron los técnicos. Durante todo el tiempo la zona de exhumación estaba llena de gente, que por ningún motivo quería abandonar ni tan siquiera para comer ni dormir. Los vecinos montaron guardia tanto de día como de noche los restos allí aparecidos y que durante más de 65 años nadie sabía donde estaban. Bueno, alguien seguro que lo sabía, pues se tiene la sospecha de que algunos vecinos ayudaron contra su voluntad a cavar, tapar o trasladar los cuerpos al cementerio desde donde fueron asesinados. Era imposible negarse, podrías ser tú el siguiente.
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Aparición de los primeros restos de un individuo boca abajo. Imagen propiedad equipo técnico de exhumación. Informe exhumación Fontanosas 2006.
Tal vez el recuerdo seguía latente en algún testigo, pero este no salió, salieron las ganas de ayudar, de recuperar los restos y la memoria de los que allí fueron asesinados de manera injusta.
Las conclusiones sacadas de la exhumación de los restos de las personas asesinadas son varias:
Todos presentan fracturas en el cráneo, vértebras o mandíbula a consecuencia de disparos por arma de fuego. Se han recuperado dos proyectiles de arma de fuego correspondientes a pistolas de diferente calibre, una sería del calibre 7 mm y otra del calibre 9mm. No se constatan otras lesiones por arma de fuego en áreas distintas del cráneo y cuello.
En resumen, las evidencias recuperadas y el análisis de conjunto permiten una interpretación de los hechos que concuerda fielmente con las versiones previamente recogidas a través de testimonios, esto es: desaparición forzada, asesinato y posterior inhumación en fosas en el antiguo cementerio.
ENTREGA DE LOS RESTOS.
Después de la exhumación del mes de abril de 2006 los restos óseos se trasladaron de la mano de  Paco Etxeberría al País Vasco para su identificación. Tras unos meses de trabajo en el laboratorio contrastando los ADN familiares los restos ya identificados regresaron nuevamente a su pueblo, para ser entregados a sus familiares. Regresaron 65 años después al pueblo que los vió morir a manos del régimen franquista y donde estuvieron olvidados entre los restos del antiguo cementerio hasta que fueron rescatados por acción de la “carta anónima”. La entrega se realizó en el mes de octubre y a ella fueron tanto los familiares de los asesinados, equipo de exhumación y autoridades varias.
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Entrega de los restos óseos a los familiares. Imagen propiedad Clemente Bernad.“Fontanosas, 1941-2006. Memoria de Carne y Hueso”.
Ser les enterró todos juntos, tal y como habían estado 65 años y se les puso un monolito con la inscripción “VICTIMAS DE LA INJUSTICIA Y EL TERROR, TESTIMONIOS PARA LA PAZ”.

AGRADECIMIENTOS
Este reportaje es un homenaje en primer lugar a los propios fusilados, sus familias, el equipo técnico que participó en la exhumación y como no a los propios vecinos de Fontanosas.

FUENTES CONSULTADAS 
Fontanosas, 1941-2006, Memoria de Carne y Hueso. (Julián López García y Francisco Ferrandiz (coordinadores). Ciudad Real 2010.
Informe relativo a la exhumación llevada a cabo en Fontanosas (Ciudad Real) con el fin de recuperar los restos humanos pertenecientes a siete personas ejecutadas en la Guerra Civil.Fco.  2006. Fco. Etxeberria Gabilondo (Medicina Legal y Forense), Carme Rissech (Unitat d’Antropologia) y Lourdes Herrasti (Dpto. de Antropología. Sociedad de Ciencias Aranzadi).

FOTOGRAFIA DE CABEZERA
Exposición de los restos óseos una vez abierta la fosa de Fontanosas. Imagen Equipo técnico de exhumación. Fontanosas, 1941-2006. Memoria de Carne y Hueso”