dissabte, 15 de novembre del 2025

En Galicia hay un total de 106 fosas comunes localizadas por investigadores

 



En Galicia hay un total de 106 fosas comunes localizadas por investigadores que, medio siglo después de la muerte del dictador Francisco Franco --el 20 de noviembre de 1975--, se dedican a la búsqueda e identificación de víctimas del régimen. Así lo ha explicado, en una entrevista concedida a Europa Press, el decano de esta facultad, Antonio Míguez Macho. El doctor y profesor de Historia Contemporánea ha afirmado que la primera de las investigaciones es el "plan de exhumaciones de fosas comunes en la Comunidad gallega" o, según la coordinación del grupo, el "Plan de Memoria Democrática". Puedes leer la noticia en: https://www.europapress.es/galicia/

Campo de concentración de Albatera: las excavaciones que sacan a la luz el horror que el franquismo se empeñó en enterrar

 https://www.informacion.es/vega-baja/2025/11/15/campo-concentracion-albatera-excavaciones-franquismo-123650981.html


Los últimos hallazgos de la quinta campaña arqueológica arrojan más datos sobre un lugar en el que acabaron 14.000 represaliados tras la Guerra Civil

Loreto Mármol

Loreto Mármol

Con octubre en los hombros, se recorta, velada, una tragedia de aglomerados rojos, escribió Miguel Hernández, rojos zares, con un tic-tac en plenilunio, abiertos, como revoluciones de los huertos, granadas con la herida, dátiles con tu esbelta ternura sin retorno.

Entre bancales con granados y palmeras, escarban la tierra para recoger los frutos de la memoria y desenterrar historias que están llenas de barro, lluvia, intemperie, pedregales, frío y desconsuelo. Una tierra salada, a ratos inhóspita, marcada por el dolor y la violencia, y también un lugar embrujado en el que hay algo enquistado.

En el municipio de San Isidro, en la comarca de la Vega Baja, al sur de la provincia de Alicante, se encuentra el campo de concentración de Albatera, uno de los más aterradores que el franquismo diseminó por todo el país, y es también de los más desconocidos: entre finales de 1939 y principios de 1940 lo desmantelaron y arrasaron hasta sus cimientos con el objetivo de no dejar rastro. Solo quedaron algunos escombros. Aparentemente, porque un equipo de arqueólogos trabaja sobre el terreno desde 2020 para reconstruir lo que el régimen quiso silenciar, y lo que están encontrando constata el horror que describieron quienes consiguieron salir con vida.

Historia oficial

Hasta ahora la historiografía dice que solo murieron diez personas entre el 6 de abril y el 26 de octubre de 1939, las fechas en las que Franco mantuvo abierto el centro de reclusión: ocho fusilados -anotados como muertes "por herida de arma de fuego"-, uno por enfermedad y otro al que encuentran asesinado en la carretera.

Mari Cruz García Martínez guarda como oro en paño una carta desgajada y amarillenta. Con fecha del 22 de junio de 1939, el cura de Albatera, Manuel Serna, le escribe al párroco de Antequera, Pedro del Pozo, para informarle de que Francisco García Parejo "ha sido ejecutado en el campo de concentración" por "haberse fugado hace un mes", con el fin de que como sacerdote y tío político del fallecido le comunique la noticia a la familia "del mejor modo posible para que les sea menos dolorosa".

Fusilados

Una misiva "bastante significativa", a juicio del arqueólogo e historiador Felipe Mejías, porque "es una prueba de cargo que está confirmando que hubo fusilamientos antes de los que se registraron oficialmente a partir del 1 de julio, tal y como dicen los prisioneros y como era lógico pensar", añade, al tiempo que insiste en que "no todo sale en los papeles, sino que a veces los testimonios son importantes para confirmar este tipo de cosas".

Cuenta también el cura que ha estado a su lado en sus últimos momentos, que han sido "de sincero arrepentimiento", y la envía junto con la cartera que el ajusticiado le entregó antes de morir, su carné de ferroviario, una fotografía de sus hijos y 33 pesetas en papel.

Fragmento de la carta que informa del fusilamiento de Francisco García Parejo

Fragmento de la carta que informa del fusilamiento de Francisco García Parejo / Información

Además, le hace saber que ha sido enterrado "en el cementerio de esta parroquia", algo que, según Mejías, ratifica que en el antiguo camposanto de Albatera, actualmente oculto bajo un parque, existe una fosa común que no se trasladó al nuevo.

Tanto los testimonios de los prisioneros como la munición hallada en la zona da una pista de que "el franquismo ocultó muchas muertes más", prosigue el historiador, que no se rinde en la búsqueda de los desaparecidos.

Entre la vía del ferrocarril, a unos cien metros, y el campo están apareciendo proyectiles que corresponden a armas que no son reglamentarias del ejército, sino de civiles. "Es fundamental poder documentar esto, porque coincide con los testimonios de los prisioneros que dicen que se hacen sacas diarias por parte de falangistas -mayoritariamente-", apunta. Es decir, "no los mataban de forma sistemática en el palmeral, pero seguramente se dieron casos de asesinatos porque esa munición aparece disparada" y lejos de las alambradas.

El campo está sembrado de munición. En cambio, la del ejército, también disparada, está normalmente dentro del perímetro. Es toda de fusil Máuser, muy moderna, que está llegando desde Alemania para suministrar al ejército franquista.

García Parejo, que nació en Fuente de Piedra (Málaga), con la lucha obrera por bandera, se fue en 1937 al frente para combatir por la República. Su familia le perdió el rastro hasta que acabó preso en Albatera, hasta donde fueron a visitarle su mujer, Teresa, y el menor de sus cuatro hijos, que entonces tenía cuatro años, el padre de Mari Cruz.

Visitas

Era habitual que las mujeres intentaran ver desde la valla a sus hermanos, padres o esposos. Así, los arqueólogos han hallado un broche de piedras preciosas para coger un chal o un moño, además de piezas de plomo circulares que son pesas que se llevaban en los dobladillos para que los vestidos no se levantaran. También se han encontrado gemelos, cadenas de plata, relojes -como uno suizo de bolsillo Movado Ermeto que detuvo su marcha a las 8.30 horas- y hasta un anillo infantil de oro, que apareció en el relleno de una arqueta de las letrinas.

Muchos reclusos entraron con objetos de valor que habían podido sacar de sus casas con la idea de usarlos como moneda de cambio hacia el exilio. Nada más ingresar en el campo, los militares les obligaron, bajo amenaza de muerte, a entregarlos, aunque muchos, jugándose la vida, prefirieron ocultarlos o directamente tragárselos antes que entregarlos, como acto de resistencia o con la esperanza de poder recuperarlos más adelante.

Apresados en el puerto

Hasta allí llegaron, entre otros, los que al finalizar la guerra no pudieron exiliarse en el Stanbrook, uno de los últimos barcos que partió desde el puerto de Alicante, el último reducto republicano.

Teresa Carrasco Montiel recuerda a su abuelo paterno, Jesús Carrasco Martínez, que fue el alcalde de Abarán, en la Región de Murcia, durante la Guerra Civil: "Después se lo cargaron" a sus 33 años. Intentó huir por Alicante. Lo apresaron en el puerto. Primero lo encerraron en la cárcel de Orihuela y después lo llevaron a Albatera. Teresa conserva dos cartas que envió desde allí, contando que estaba muy bien, que iba a salir muy pronto. Decía que en su pueblo le debían favores, por lo que tenía la esperanza de que alguien lo ayudaría. "Había salvado montones de vidas, mediando entre bandos durante la guerra", rememora Teresa.

Jesús Carrasco Martínez, alcalde de Abarán durante la Guerra Civil

Jesús Carrasco Martínez, alcalde de Abarán durante la Guerra Civil / Información

Pero "ya no volvió nunca", prosigue. Lo trasladaron en mayo de 1939 a la cárcel de Cieza. En su expediente, donde debía poner el delito del que se le acusaba dice literalmente "no consta". "El juicio fue una pantomima", describe la nieta. Hasta curas del pueblo declararon a su favor, pero su condena estaba clara de antemano. Lo fusilaron el 6 de junio. "Se dieron prisa", continúa, porque la sentencia de muerte firmada por el caudillo llegó en agosto. Dejando una viuda y dos hijos, el padre de Teresa, de seis años, y una recién nacida de 20 días de vida a la que nunca vio, que pasaron a ser "unos apestados en el pueblo".

Hambre y sed

"Fue un campo de represión cruel y duro donde se les dejaba morir de hambre, sed y enfermedad", recuerda Mejías. José Antonio Urquijo era un chaval de Bilbao que llegó a beber orina de las letrinas para combatir la sed. Consiguió salir de aquel lugar de terror con 22 años recién cumplidos y pesando 32 kilos. Quiso que se le enterrara con un puñado de tierra del campo de Albatera, relata su hijo Enrique.

José Antonio Urquijo, de Bilbao, en el Batallón Otxandiano en 1936

José Antonio Urquijo, de Bilbao, en el Batallón Otxandiano en 1936 / Información

Hacinados, no se podían ni acostar. A la intemperie, sobre un terreno de costra salada y bajo un sol que rajaba la tierra y la piel. O con frío, un año en el que llovió mucho. Solo disponían de la ropa con la que habían entrado, si es que ningún familiar les había podido llevar una muda. La ropa se les caía hecha jirones por la sal, el sol, la humedad o por dormir en el suelo pedregoso. Los prisioneros prácticamente se quedaron desnudos.

Campañas

Mejías y su equipo acaban de concluir la quinta campaña sobre el terreno tras un parón de un año en el que la Generalitat Valenciana, gobernada por el PP y Vox, no convocó subvenciones, interrumpiendo lo que se venía realizando cada año desde 2020. Casi la mitad de presupuesto que ha reducido también a la mitad los trabajos, pero ha aflorado "material muy interesante", describe el historiador, que avanza que "posiblemente sea de las mejores campañas que hemos hecho en los cinco años", porque les ha permitido determinar que los materiales van más allá del campo: "Están apareciendo no solo entre la vía y el campo, sino incluso hacia el camino y la estación".

Al cavar, pertrechados de detectores metálicos, los objetos más habituales son munición, insignias, remaches, herramientas, hebillas o cinturones. En este tiempo también han encontrado dos postes cerca de la puerta y en el sitio exacto por donde pasaba la alambrada. Perfectamente conservados, se aprecian los orificios para enganchar el alambre de espino.

Próximos trabajos

Ya piensan en la sexta campaña para la que van a salicitar una subvención al ministerio para continuar sondeando. A través de la prospección magnética, intentarán dar con la fosa séptica, donde se vertieron todos los desechos de los váteres, que estará a unos dos metros de profundidad.

Pondrán, además, el foco en localizar los vertederos, de los que hablaban tanto presos como vecinos del pueblo. Antiguo campo de trabajo republicano con una capacidad para 1.500 personas, entre abril y noviembre de 1939 el régimen franquista lo usó como centro de clasificación de prisioneros. Al principio fueron cerca de 14.000 y hacia el verano la cifra se redujo a unos 5.000, a los que se les daba una lata de sardinas cada dos día y un trozo de pan para cinco.

La basura, un tesoro

Los desperdicios se sacaban diariamente y se vertían en los alrededores del campo. "La información de los basureros permite reconstruir lo que la documentación no aporta e interpretar la vida del campo", explica el investigador.

Casi sin agua ni alimento, aparecen también restos de medicamentos, sobre todo tubos de pomada para combatir la sarna y otras enfermedades infecciosas.

Descubren la estructura de un barracón de 60 metros en el campo de concentración de Albatera

Tony Sevilla

Seguirán documentando su existencia, dicen con el tesón de quienes tienen la dificultad de sondear un terreno que ocupa 14 hectáreas, en donde también han hallado la estructura de una de los barracones que podría albergar un Centro de Interpretación de la Memoria, convirtiéndose en el primer campo de concentración en poder visitarse en España. Sin embargo, este proyecto se malogró con el cambio de Gobierno autonómico hasta el punto de que a finales de 2023, durante la cuarta campaña, tuvieron que tapar la estructura, ya que había que reintegrar el terreno a su estado original.

Con esa expectativa, Mari Cruz, que desde pequeña había escuchado la historia de su abuelo y de más mayor leyó a Max Aub, Eduardo de Guzmán y Jorge Campos, buscó a Mejías para que esa carta que recibió casi a modo de herencia se pueda depositar en el futuro museo.

"Alguna vez se hará", confía la nieta de aquel ferroviario fusilado, para que la misiva "se conserve y vuelva al sitio del que salió", expresa la que hace un año visitó el lugar para ver lo que su abuelo había visto por última vez. Le contaron que quiso morir sin que le vendaran los ojos.

Muerto que te derramas, muerto que yo conozco, decía el poeta oriolanoEn memoria de todos ellos se alzan dos vigas de hierro con unas cadenas rotas en mitad de un vasto campo con la sierra a lo lejos.

Las víctimas de Franco en el Parlamento Europeo ante los 50 años de impunidad del franquismo: “Tener esperanza es revolucionario”

 https://www.eldiario.es/sociedad/victimas-franco-parlamento-europeo-50-anos-impunidad-franquismo-esperanza-revolucionario_1_12766522.html

Bruselas (Bélgica)
Europarlamentarios en las décimas jornadas de Memoria Histórica en Bruselas.
13 de noviembre de 2025 22:38 h

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“¿Cómo es posible que no sepamos dónde están nuestros hijos?”, dicen las madres de bebés robados. “Y nuestros muertos”, apuran quienes tienen desaparecidos en fosas comunes. Las víctimas de Franco han denunciado en el Parlamento Europeo los 50 años de impunidad del franquismo y cómo la desmemoria atraviesa la Querella Argentina, Cuelgamuros, los presos políticos, el expolio a los derrotados… Y han cedido, también, un remedio: “Tener esperanza es revolucionario”.

Los diez años para “europeizar” la Memoria Histórica en Bruselas (Bélgica) rozan el 50 aniversario de la muerte del dictador español. Y los testimonios vitales han puesto rostro a las víctimas de Franco en la decena de jornadas organizadas por el Grupo de Memoria Democrática Antifascista en la Eurocámara desde 2015.

“La impunidad de los crímenes del franquismo es el pilar fundamental de la Transición sangrienta y del olvido impuesto”, sostiene Rosa García, que recibió torturas del policía Billy el Niño en la sede de la Comunidad de Madrid, el ‘kilómetro 0’ de la violencia franquista. “La ley de Memoria”, continúa, “no ha resuelto ese problema, son 50 años de impunidad”.

Las declaraciones de las víctimas evidencian la rareza española en la gestión de su “trágico” pasado reciente. “¿Cómo es posible que haya miles de personas que no conocen su identidad? ¿Cómo es posible que la ley de bebés robados no esté aprobada?”, tercia Soledad Luque, de la Asociación 'Todos los niños robados son también mis niños'. “La única respuesta posible es que importamos poco”, al Estado español, señala.

El legado del olvido

La última cita memorialista en el Parlamento Europeo, que coincide en el diagnóstico de las víctimas, ha sido convocada bajo el título ‘Franquismo sin Franco’, legado autoritario, impunidad y olvido’. El encuentro afina un doble análisis, entre la “anomalía democrática” de España y el “avance del neofascismo” en el mundo. Y ha dado de sí para combatir los “monstruos del pasado”.

“Hace años clamábamos en el desierto, hoy la Memoria ha permeado en la gente”, destaca Rosa García, víctima de Billy el Niño –el torturador franquista que murió condecorado y sin ser juzgado– y presidenta de La Comuna, Asociación de Presxs y Represaliadxs del Franquismo. “Éramos muy jóvenes (dice de cuando sufrió torturas policiales), fue una experiencia difícil, pero hoy la gente joven debe saber lo que significa vivir en una dictadura”, para no caer en la “trampa” de los discursos de odio“, explica.

“Siempre que hubo represión es porque hubo lucha”, asume. Y el presente, enlaza, es “uno de esos tiempos en la historia en que tener esperanza es revolucionario”. Una pugna contra el legado del olvido en el que hay quienes se sienten doblemente desamparadas. “Las víctimas de bebés robados todavía esperan reencontrarse con sus familias y recuperar su identidad”, reclama Soledad Luque.

La desaparición forzada de menores es “un crimen atroz de quienes tenían el poder contra quienes no lo tuvimos nunca” y unos delitos que corresponden al franquismo “y con su herencia, hay que tocar la Transición y primeros años de democracia”, extiende. La razón, entiende, o una de ellas, del desamparo que sufren al quedar incluso fuera de la Ley de Memoria. “La ley de bebés robados no sale por la ausencia de voluntad política para llevarla adelante, es una vergüenza para España”, sostiene.

Las víctimas del franquismo llevan su voz al Parlamento Europeo.

Impunidad del franquismo

Porque la impunidad de los crímenes del franquismo “no tiene explicación en un estado democrático”, en palabras de Carlos Babío, uno de los investigadores que propicia la recuperación pública del Pazo de Meirás, del que se apropió el dictador y que regresó al Estado tras 82 años de ocupación franquista y una histórica sentencia, y es un símbolo de la lucha memorialista: “fue la primera vez que conseguimos sentar al franquismo, y debatir sus crímenes, en un juzgado”.

El emblemático palacio es la punta de iceberg de la larga lista de “bienes expoliados” que siguen “en manos de los golpistas” y sus herederos, con ejemplos repartidos por todo el país. El propio Grupo de Memoria Democrática del Parlamento Europeo visitó el Pazo de Meirás –con un guía que admitía ser admirador de Franco, año 2018–, las fosas del franquismo desde Andalucíarespalda la Querella Argentina y denunció, con ocho europarlamentarios de diferentes países, el entonces Valle de los Caídos como “un insulto a las víctimas y Europa debe conocer este problema”.

“Somos la voz de las víctimas del franquismo en Europa”, señala la eurodiputada Ana Miranda (BNG). Los crímenes de lesa humanidad de Franco “no fueron juzgados” y por eso, recuerda, “la lucha continúa”. El Grupo de Memoria Democrática en el Parlamento Europeo –formado por eurodiputados de diferentes sensibilidades políticas de los grupos parlamentarios de S&D (Socialistas y Demócratas), Verdes/Alianza Libre Europea (Greens/EFA), Renew Europe y La Izquierda (The Left)– ha ido colocando esos hitos en el mapa de la impunidad del franquismo.

Las décimas jornadas en Bruselas han servido para reconocer el trabajo de exparlamentarios europeos presentes en la cita memorialista, como Miguel Urbán, uno de los artífices del Grupo. Y la cita ha sumado, además, el homenaje a quienes ya no están, víctimas que “europeizaron” la Memoria Histórica con su testimonio. Como José María ‘Chato’ GalanteFelisa Echegoyen ‘Kutxi’ o el abogado Carlos Slepoy. La impunidad está vigente pero la lucha sigue, sostienen. Como decía Chato Galante, y se enarboló en Bruselas: “Aquí no se rinde nadie”.