dissabte, 31 de maig del 2025

Rojos apesebrados

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/rojos-apesebrados

El diputado de Vox Álvaro Luis Sánchez-Ocaña Vara insulta a parte de público asistente al debate sobre la nueva Ley de Concordia pactada por Vox y PP en Extremadura, llamándolos “los rojos apesebrados de la tribuna”.



El diputado de VOX Álvaro Luis Sánchez-Ocaña Vara, quien comenzó su discurso dando la bienvenida “a los rojos apesebrados de la tribuna”. Fotografía: Fb Álvaro Luis Sánchez-Ocaña Vara.


Quienes asistimos el jueves 29 de mayo, como invitados e invitadas, a la tribuna de público de la Asamblea de Extremadura, durante la sesión plenaria en la que se debatía la propuesta de Ley de concordia que han pactado PP y Vox, fuimos insultados, despreciados y ridiculizados por quienes, se supone, deben ser garantes de los principios de tolerancia y respeto que se debe a cualquier persona que acuda a esta institución para asistir a un ejercicio supuestamente de diálogo y, en este caso, poca concordia.

La intervención más violenta y despectiva fue la del diputado de Vox Álvaro Luis Sánchez-Ocaña Vara, quien comenzó su discurso frente al atril sin dar las gracias a la presidenta de la cámara por cederle la palabra, pero sí dando la bienvenida “a los rojos apesebrados de la tribuna”. Su situación de privilegio y poder como actuante en el hemiciclo, sin riesgo de réplica desde la tribuna injuriada, le permitió despacharse a gusto soltando una serie de groserías, insultos y vejaciones más propios de un chulo de tres al cuarto que de un representante de la ciudadanía.

No contento con sus exabruptos iniciales, continuó llamando a parte del público “miserables morales e intelectuales”, para extenderse después en un discurso revisionista, falto de rigor histórico, fundamentado en fuentes ya obsoletas para el estudio historiográfico, con referencias a Ramón Salas Larrazábal, supuesto historiador franquista que participó en la sublevación militar golpista de 1936 primero y luego como piloto en la escuadrilla azul, junto a la Luftwaffe de la Alemania nazi. Toda una perla como referencia bibliográfica.

Al más puro estilo bronca y de matón, acusó a quienes estábamos en la tribuna, junto a los partidos de izquierda de la Asamblea, de “haber asesinado a cuatro presidentes del Gobierno español: Cánovas del Castillo, Canalejas, Eduardo Dato y Carrero Blanco”. Solo le faltó acusarnos de haber matado a Franco de viejo.

Su manido repertorio incluyó las ya acostumbradas referencias a la quema de conventos, el Paracuellos de Carrillo, los asesinatos de ETA y demás perorata neofranquista, puramente nostálgica de aquellos tiempos en los que no existían libertades, ni Asamblea donde discutirlas, con un claro lenguaje revelador de la sustancia fascistoide de su discurso, colándose en cierto momento palabras como “alzamiento” para referirse al golpe de Estado de 1936 y la “Nueva Extremadura” que estaba por llegar bajo la égida de su partido y sus cómplices, los del PP, remedo de aquella “Nueva España” que se impuso a base de ejecuciones, torturas y violaciones. En otro tiempo, tan añorado por su Señoría, habría acabado su discurso con un “¡Arriba España! ¡Viva Franco!”.

Al más puro estilo bronca y de matón, acusó a quienes estábamos en la tribuna, junto a los partidos de izquierda de la Asamblea, de “haber asesinado a cuatro presidentes del Gobierno español: Cánovas del Castillo, Canalejas, Eduardo Dato y Carrero Blanco”

Fue tal el aguacero de insultos, con aplauso de la bancada pepera, que solo rebajó el tono de humillación que sufrimos el agradecimiento que la presidencia de la cámara y los partidos que presentaron enmiendas a la totalidad, PSOE y Unidas Podemos, hicieron a las asociaciones memorialistas por asistir. En aquella tribuna estábamos rojos, sí, y orgullosos de serlo, pero no “apesebrados”, porque siempre supimos quiénes fueron los dueños del pesebre. También asistieron familiares de las víctimas, quienes no se definen ni de uno ni de otro color. Solo estaban allí para llorar a los ausentes.

Pero lo que más sorprendió de la intervención del diputado de Vox no fue su agresiva y grosera verbosidad, animada por sus socios del PP en esta Ley de concordia que pretende acabar con el derecho de las victimas —de todas las víctimas— , sino su vanidad, su vanagloria y pimpolleo a la hora de alardear sobre su profesión como profesor de Historia, labor hace tiempo abandonada por el señor Sánchez-Ocaña Vara, para dedicarse a esta otra de salvar a los extremeños (no a las extremeñas, a quienes no menciona en ningún momento) de sus yerros y pecados.

Sorprende porque la labor de profesor, en la que quien esto escribe lleva ya casi 30 años, siempre en la pública y para la pública, supone educar para la tolerancia, sin que ello signifique permisividad o pasividad ante la injusticia y la violación de los derechos humanos. La tolerancia no es solo el respeto a las ideas, creencias o prácticas ajenas cuando no coinciden con las propias, sino la capacidad de saber refutarlas sin caer en la descalificación personal, manejar los mecanismos de la retórica y, en definitiva, convencer al contrario más que vencerlo, algo que ya dijo alguien en un momento mucho más difícil de la historia a quienes hoy quieren de nuevo revertirla y falsearla.

Vanidad, grosería y matonismo son rasgos de aquella España violenta que en su día llevó a una guerra civil. Los Gil Robles, Ledesma Ramos, José Antonio y demás conspiradores no tienen nada que envidiar a la intervención del Señor Sánchez-Ocaña Vara en la Asamblea de Extremadura, quien deja mucho que desear tanto como anfitrión como docente de historia. Es de esperar que, si alguna vuelve a la docencia ¡ay del alumnado!— no lleve a su clase a visitar la Asamblea. Deberán estar en la tribuna de invitados, a la que tantos insultos suele dedicar.

Las chabolas de piedra de la mano de obra roja del franquismo

 https://elpais.com/espana/2025-05-29/las-chabolas-de-piedra-de-la-mano-de-obra-roja-del-franquismo.html

El Gobierno declara 11 antiguos destacamentos penales como lugares de memoria y contactará con empresas que se beneficiaron de trabajos forzados para reparar a las víctimas




La actriz Balbina Miño-Gómez interpreta, en el antiguo destacamento penal de Garganta de los Montes, en Lozoyuela (Madrid) a una de las mujeres que vivían en chabolas de piedra mientras sus maridos presos trabajaban en la construcción del ferrocarril Madrid-Burgos.Rafael Bastante (Europa Press)

La madre de Lucía Díaz dio a luz entre unas piedras. Por aquel entonces, en plena dictadura franquista, eran su casa. Como tantas otras mujeres en la España de Franco, tuvo que abandonar su hogar para poder estar cerca de su marido, uno de los cerca de 6.000 presos que, para “redimir” su condena, trabajó en uno de los 11 destacamentos penales en los que los vencidos de la Guerra Civil levantaron la línea ferroviaria Madrid-Burgos. En los restos que quedan en pie del de Lozoyuela (Madrid, 1.500 habitantes), acompañado por el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez; el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, alcaldes de municipios cercanos y un grupo de estudiantes de bachillerato, el profesor de historia Sergio Riesco recordaba este jueves: “Las familias de los represaliados eran las vallas del destacamento. Vivían en estas chabolas de piedra, de dos metros por dos metros, con un lugar para encender la lumbre y un jergón. Y pasaron mucha hambre que, como sabemos, es otra arma de guerra y humillación”.

La visita tiene lugar el mismo día que el BOE publica el acuerdo para incoar la declaración de estos destacamentos penales como “lugares de memoria democrática”, la distinción que servirá para colocar paneles explicativos que permitirán a las futuras generaciones conocer que esas piedras colocadas de forma extraña en el monte fueron un día viviendas para los represaliados del franquismo. El calor aprieta, pero a sus 89 años, apoyándose en su bastón, Francisco Corella sube la ladera detrás de las autoridades. Conoce bien este paraje. “Mi padre estuvo preso aquí, y mi madre, mis dos hermanos y yo, vivíamos en una de estas chabolas”, relata, muy emocionado. Llegó con seis años, pasó tres en el destacamento y terminó siendo alcalde socialista del pueblo. La expedición incluye a Benita Navacerrada, de 94 años, que sigue buscando a su padre, confiando en que pronto sea uno de los identificados en las fosas comunes de Colmenar Viejo, y que este jueves ha querido participar en el homenaje a los que compartían ideas y penas con Facundo Navacerrada, ejecutado en mayo de 1939. A Remedios Jiménez también se le escapa alguna lágrima cuando una actriz, Balbina Miño-Gómez, del proyecto Liberta, interpreta en la montaña a una de las mujeres de los presos: “Tengo que contarle a Esteban, mi marido, que su cuñado ha muerto de avitaminosis. Me dicen que ya no está en este destacamento, pero sé que está en la enfermería porque se cayó mientras trabajaba”. Los presos, como recuerda el BOE, “trabajaban en las obras de mayor complejidad y peligrosidad, como la extracción de piedra o la perforación de los túneles, en situaciones penosas ante la falta de elementos de protección”. El ferrocarril directo entre Madrid y Burgos fue inaugurado el 4 de julio de 1968. La vía ya no se utiliza hoy.

“Todas las conversaciones con mi padre”, relata Remedios, “terminaban siempre en este lugar y me encantaría que hoy pudiera verme aquí. Una vez, con un cincel, marcó en la piedra sus iniciales. Mi abuelo estaba en el destacamento y las condiciones de vida eran terribles. Vivían en Granada, pero al trasladarlo aquí, mi abuela y mi padre se instalaron en la nada, en una de estas chabolas”. Era el precio a pagar por pasar algún minuto al día cerca del preso. Nicasio Jiménez hijo contaba el tiempo de condena en estaciones: cuántos inviernos y cuántos veranos, ambos igual de duros en este paraje escarpado. Nicasio Jiménez padre apenas vivió tres años más cuando por fin obtuvo la libertad. “Había salido muy débil y enfermo, tuvo una peritonitis y cuando le dieron el salvoconducto para ir al hospital ya no pudieron hacer nada por él”, explica su nieta.

Cerca de 6.000 presos trabajaron entre 1941 y 1955 en estos 11 destacamentos penales y se calcula que en total, en distintas obras repartidas por todo el territorio nacional, fueron cerca de 50.000. El Régimen había condenado a muchos de ellos a muerte, pero Franco necesitaba mano de obra para reconstruir el país devastado por la guerra —carreteras, puentes, túneles, vías de tren...— y conmutó las penas de hombres jóvenes y sanos castigados, en aquella justicia al revés, por el delito que solo los franquistas habían cometido: adhesión a la rebelión. Lo hizo a través del llamado Sistema de Redención de Penas por el Trabajo del Patronato de la Merced. El verbo empleado, “redimir”, subraya el secretario de Estado de Memoria Democrática, “tenía un componente religioso, porque el Régimen entendía que habían pecado, pero fue un método de venganza más contra quienes compartían ideas democráticas”.

De aquellos trabajos forzados se beneficiaron empresas públicas y privadas que hoy son grandes constructoras. La ley de memoria democrática (2022) establece que la Administración General del Estado elaborará “un inventario” de las obras realizadas por presos durante el franquismo, así como un “censo” de las organizaciones que se beneficiaron de esa mano de obra para “impulsar iniciativas” de reparación. Preguntado por el estado en que se encuentran ambas medidas, Martínez explicó que un equipo especializado trabaja en el inventario, “muy extenso”, y que contactarán con algunas de esas empresas. “En Alemania se dieron a conocer todas las organizaciones que se beneficiaron de los trabajos forzados en campos de concentración nazis. Siemens, por ejemplo, aportó a los procesos de reparación, y aquí también vamos a hablar con las empresas para que nos ayuden a reparar a las víctimas”.

En el interior del antiguo destacamento, el arqueólogo Fernando Colmenarejo explica las penosas condiciones en las que vivían los presos (hambre, miseria, plagas de chinches...), y un grupo de estudiantes, acompañados por la Joven Orquesta Sierra de Madrid, se dirige al público. Tienen entre 16 y 17 años y estudian en el Instituto La Cabrera, donde Riesco, acompañado por otros profesores, diseñó una asignatura optativa sobre memoria, convivencia y derechos humanos. El primer año se apuntaron 15 alumnos y este, que es el tercero, ya son 45. “Es una forma”, explica una de ellas, “de poner en valor el sistema democrático, nuestros derechos y libertades, y somos nosotros, los jóvenes, los que tenemos la capacidad de cambiar el futuro, dignificando el pasado y transmitiéndolo a las nuevas generaciones”. Valentín Sánchez, de 16 años, relata que el curso pasado, un antiguo preso del franquismo les relató las torturas que había sufrido en la Dirección General de Seguridad, actual sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. “Me impactó muchísimo. No me imaginaba que en ese sitio podía haber ocurrido algo así”. Al igual que con estos 11 destacamentos penales, el Gobierno incoó un expediente para declarar el edificio lugar de memoria democrática, lo que comporta colocar una placa en la Puerta del Sol para recordar lo que ocurrió durante la dictadura en ese inmueble. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, trató de impedirlo modificando la ley del Gobierno y Administración de la Comunidad de Madrid, pero el Tribunal Constitucional ha suspendido tales preceptos por considerarlos contrarios a la Ley fundamental. “¿Qué importancia tiene que se considere este lugar como un espacio de memoria?”, pregunta Valentín en el destacamento penal de Lozoyuela. Y se responde: “Conocer las situaciones de abuso y violaciones de derechos humanos nos convierten en personas conscientes. Y recordar a quienes sufrieron en silencio no solo nos ayuda a reflexionar, sino a no repetir lo que jamás debió ocurrir”.


La Cárcel de Huelva: lugar de represión y olvido

 https://cadenaser.com/andalucia/2025/05/29/la-carcel-de-huelva-lugar-de-represion-y-olvido-radio-huelva/


La antigua cárcel de Huelva fue un espacio de represión para el colectivo LGTB durante la dictadura franquista y, a día de hoy, permanece en un estado de abandono

"La cárcel de Huelva fue un lugar de represión"

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Huelva

La antigua prisión provincial de Huelva, ubicada en el barrio de Isla Chica y utilizada durante el franquismo para internar a personas homosexuales y transexuales, fue declarada en 2013 Lugar de Memoria Histórica por la Junta de Andalucía. Sin embargo, lejos de convertirse en un espacio de homenaje y reconocimiento a las víctimas de la represión, el edificio ha sufrido un profundo abandono institucional y social, deteriorándose hasta quedar reducido a un lugar olvidado. Así lo denuncia el estudio de la Universidad de Sevilla Lo que la memoria no quiere recordar.

Construida en 1930, la cárcel fue empleada en los años sesenta y setenta como centro de reclusión para personas condenadas por su orientación sexual, en aplicación de leyes como la de Peligrosidad y Rehabilitación Social, ha explicado el autor del estudio, Daniel Ramos. En estos centros usados durante la dictadura franquista, como cuentan fuentes del estudio, se documentan episodios de abusos, tratamientos psiquiátricos forzosos y una segregación penitenciaria sistemática.

"La cárcel de Huelva fue un lugar de represión"

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La declaración como Lugar de Memoria no vino acompañada de un proyecto de recuperación. La placa conmemorativa, incluso, está deteriorada, y las mociones aprobadas en el Ayuntamiento para convertir el edificio en un espacio memorialístico no se han ejecutado, ha señalado Ramos. Según el autor del estudio, ni el movimiento memorialista ni las instituciones han asumido con fuerza esta parte de la historia democrática.

"Existe un abandono institucional y social"

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Como ha denunciado Daniel Ramos, aunque nunca se podrá reparar del todo el sufrimiento que vivió el colectivo LGTB, es imprescindible recordar y poner en valor su historia, porque lo que no se cuenta se olvida, y lo que se olvida está condenado a repetirse.

"Es imprescindible recordar y poner en valor su historia, porque lo que no se cuenta se olvida"

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divendres, 30 de maig del 2025

El Gobierno español prepara una lista de empresas con trabajo forzado durante la dictadura

 https://www.infobae.com/america/agencias/2025/05/29/el-gobierno-espanol-prepara-una-lista-de-empresas-con-trabajo-forzado-durante-la-dictadura/


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Madrid, 29 may (EFE).- El Gobierno de España prepara un inventario con empresas públicas y privadas que se beneficiaron de trabajos forzados durante la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975), para que puedan participar en un proceso de reparación de las víctimas, al menos unas 50.000, como sucedió en Alemania tras el nazismo.

El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, informó este jueves de la elaboración de este listado durante un acto en recuerdo a los presos políticos que trabajaron durante el franquismo como mano de obra forzada en la construcción de un ferrocarril.

Según explicó, la Secretaria de Estado lleva tiempo trabajando en este asunto, al que hace alusión la ley española de memoria democrática, y ahora hay un grupo de especialistas encargado de definir los criterios sobre el trabajo forzado y de concretar el listado de empresas.

El objetivo es hacer público este inventario, como asegura que hizo Alemania con empresas que fueron beneficiarias de trabajos forzados en los campos de concentración nazi, pero todavía no hay plazos previstos.

No obstante, el Gobierno, una coalición de izquierda, prevé dar a conocer en primer lugar una parte del listado y más adelante, cuando esté completo, la totalidad.

"Hablaremos con las empresas para que nos faciliten también información, que seguro que tienen, y después para que nos ayuden a hacer reparación con las víctimas", señaló.

La intención, añadió, no es señalar a las empresas, sino hacer un "planteamiento integrador" sobre la memoria democrática en España, donde señaló que alrededor de 50.000 personas hicieron trabajos forzados, aunque "posiblemente sean muchos más".

Respecto al tipo de reparación que las empresas podrían hacer a las víctimas, comentó que puede ser de formas muy diversas y citó como ejemplo la empresa alemana Siemens, que donó "una gran cantidad" de dinero para este tipo de procesos. EFE