divendres, 4 de novembre del 2022

Franco y Queipo están fuera: ¿dónde están enterrados otros generales golpistas?

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La ley de memoria  obliga a que los restos de los dirigentes del golpe militar de 1936 contra  la República no puedan estar en lugares "preeminentes de acceso público, distintos a un cementerio".


Franco y Mola junto con otros generales sublevados contra la Segunda República.
Franco y Mola junto con otros generales sublevados contra la Segunda República.  WIKIPEDIA

La ley de memoria que ha llevado este jueves de madrugada a la exhumación del golpista, instigador de miles de asesinatos, Gonzalo Queipo de Llano, de la tumba en la que estaban sus restos, en la hermandad de la Macarena, obliga a que los cadáveres de los dirigentes del asonada militar de 1936 no puedan estar en lugares "preeminentes de acceso público, distintos a un cementerio".

Es decir, todos los generales golpistas, si están en lugares que no sea cementerios y puedan "favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra o la Dictadura" deberán ahora salir fuera del lugar en el que estén enterrados.

Una alfombra cubre las zonas donde estaban las sepulturas de Queipo de Llano y su esposa en la Basílica de la Macarena.
Una alfombra cubre las zonas donde estaban las sepulturas de Queipo de Llano y su esposa en la Basílica de la Macarena.  María José López / EUROPA PRESS

Muchos de ellos, están ya en cementerios, por lo que la ley no se les aplicaría. Así, actores principales del golpe de Estado, como el propio dictador Francisco Franco y los generales Mola y Sanjurjo, ya han sido exhumados; el primero, del Valle de los Caídos, en el año 2019, y los otros dos de una cripta del así llamado monumento a los caídos en Pamplona en el año 2016.

Mola y Sanjurjo, exhumados

El general Emilio Mola fue decisivo en el impulso al golpe de Estado contra la Segunda República. Así describe su papel en el inicio del golpe el historiador Hugh Thomas, que lo llama El director: "Mola dio una fecha definitiva para el alzamiento: sus telegramas decían: 'El pasado día 15, a las 4 de la mañana, Elena dio a luz un hermoso niño'. Esto significaba, una vez interpretado, que el alzamiento empezaría en Marruecos el 18 de julio a las cinco de la mañana".

Mola, como Queipo, buscó generar de inmediato una represión organizada y un clima de horror. Así, el 19 de julio de 1936, Mola dio una directiva: "Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado". 

Tanto Mola como Sanjurjo murieron en sendos accidentes aéreos. Sanjurjo era quien debía tomar el control del país tras el golpe. Así lo afirma Hugh Thomas: "Sanjurjo acudiría en avión desde Portugal para asumir el mando en Burgos". Pero la hélice de la avioneta, una Puss Moth, en su despegue desde Portugal, el 20 de julio, "tropezó con las copas de los árboles y el aparato se incendió". Sanjurjo murió "carbonizado", según Thomas. Los restos de Sanjurjo están hoy en el cementerio municipal de la Purísima Concepción de Melilla, en el panteón de regulares número dos.

El 3 de junio de 1937 la avioneta en que viajaba Mola hacia el frente de La Granja, un Airspeed Envoy,se estrelló en una colina cerca de Alcocero (Burgos).

Cuelgamuros: Primo de Rivera

Un caso especial es del José Antonio Primo de Rivera, un mito franquista, fundador de Falange, que está enterrado en el Valle de los Caídos, frente al altar. Su familia ya ha solicitado su exhumación.

La Ley de Memoria pretende transformar el lugar y resignificarlo por completo. Para empezar, por la vía de cambiarle el nombre: ahora será el Valle de Cuelgamuros. La norma recoge lo siguiente: "Las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil. En el Valle de Cuelgamuros solo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra, como lugar de reconocimiento, conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas allí inhumadas. Asimismo, se procederá a la reubicación de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto". Por tanto, sus restos, de acuerdo con la familia, en virtud de este artículo, deben salir de ahí.

Primo de Rivera también jugó un papel en el golpe de Estado y presionó todo lo que pudo a Mola para que se pusiera en marcha la operación, aun en los días previos al 18 de julio. Así lo recoge Thomas: "José Antonio había enviado un mensaje […] diciendo que si Mola no actuaba dentro de las 72 horas siguientes, empezará él mismo la rebelión con la Falange en Alicante".

El Alcázar de Toledo: Moscardó

El general José Moscardó y el teniente coronel Jaime Milans del Bosch están enterrados en el Alcázar de Toledo. La tumba, según la agencia EFE, está en una cripta junto a otros militares y civiles que defendieron el Alcázar durante el asedio que se llevó a cabo del 21 de julio al 27 de septiembre de 1936, un espacio que es únicamente visitable por sus familiares con autorización previa.

En agosto de 2018, el Gobierno consideró entonces que no existía "exaltación pública relacionada con los militares allí enterrados, pues dicha cripta es un espacio no incluido en el discurso museológico del Museo del Ejército, por lo tanto su consideración es privada al no ser visitable por el público en general, existiendo un procedimiento de visitas solo para familiares de los enterrados, que pueden acceder a la cripta los días en los que el Museo está cerrado al público".

Todo esto no evita que se le sigan haciendo homenajes. Para el presidente de la asociación Manuel Azaña, Isabelo Herreros, el caso del Alcázar de Toledo es comparable con el Valle de los Caídos, que sí se menciona expresamente en la nueva ley de memoria democrática y afirmó a Efe: "Que me cuenten cuáles son las diferencias".

"Es un lugar público y la cripta no es un lugar escondido" y, aunque no se puede acceder a ella, sin embargo, sí se puede ver perfectamente durante el recorrido de la visita al Museo, que, además, conserva igualmente intacto el despacho del general Moscardó.

Yagüe, Varela, Kindelán, Saliquet, en cementerios

El general Juan Yagüe, conocido como el carnicero de Badajoz, está enterrado en el cementerio de San Leonardo de Yagüe, en la provincia de Soria y allí , en su tumba, se celebran homenajes.

Yagüe protagonizó diversos actos de crueldad. Su apodo viene de la matanza de unas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de dictadura, según los datos del historiador Francisco Espinosa, autor de la obra La columna de la muerte.

Su modo de proceder quedó recogido en la prensa de la época. Así, el periodista estadounidense John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, preguntó al general sobre la suerte que habían corrido los presos y Yagüe contestó: "Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?".

Y el periodista Jay Allen describió para el Chicago Tribune lo que vio en Badajoz: "Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el hediondo patio de la Pensión Central (…). Miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad. Desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la policía internacional portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes".

Mismo patrón

El general Enrique Varela se sublevó en Cádiz el mismo 18 de julio, tras ser liberado de la prisión en la que se hallaba por conspirar contra el Gobierno. Los golpistas se hicieron con el control de la ciudad y tuvieron escasa resistencia popular. En Andalucía occidental apenas hubo guerra, lo que existió fue lisa y llanamente represión. Hoy día, los restos del general Yagüe descansan en un panteón-capilla situado en el cementerio de San Fernando de Cádiz donde fue enterrado tras su muerte en 1951.

Así lo cuenta el investigador Juan Luis Martínez Muñoz-Cruzado: "Los primeros asesinatos en San Fernando tuvieron lugar el 21 de julio de 1936. […] Los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes; la única localizada hasta el momento se encuentra en el cementerio, siendo probable que el resto se encuentren diseminadas por el término municipal, sobre todo en terrenos militares, y más específicamente dentro del Arsenal de La Carraca. Hoy por hoy se ignora el número de cuerpos que alberga la gran fosa común del cementerio isleño, pero testimonios orales hablan de varios centenares".

Este es un patrón que se repite una y otra vez allá donde triunfa el golpe: represión, asesinatos e impunidad. Escribe Hugh Thomas: "[El golpe] empezó en Melilla. […] Se ocuparon todos los edificios públicos de Melilla en nombre del general Franco, cerraron la casa del pueblo y los centros izquierdistas y detuvieron a los dirigentes de los grupos republicanos o de izquierdas. […] Cualquiera del que solamente se supiera que había votado por el Frente Popular en las elecciones de febrero estaba en peligro. […] Esta forma de insurrección fue el modelo que se siguió en el resto de España".

Los restos de otro de los golpistas, el general Saliquet están también en un cementerio, en este caso el de Santa María de Madrid. Saliquet formó parte de la primera junta, que manejaba el general Mola, una especie de primer gobierno en la zona controlada por los golpistas e impulsó el ataque a la república en Valladolid.

Saliquet fue uno de los treinta y cinco altos cargos franquistas a los que la Audiencia Nacional en un auto laborado por el magistrado Baltasar Garzón acusó por la vía de declarar extinguida su responsabilidad penal por fallecimiento de los presuntos delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad.

El general Alfredo Kindelán, que participó activamente en las conspiraciones contra la II República desde 1934. Sus restos mortales están en Madrid, ciudad donde murió. Este fue el máximo responsable de las fuerzas aéreas del ejército franquista. Fue uno de los responsables de los bombardeos sobre la población civil que habitaba la España controlada por el Gobierno de la República, como aquí recoge el historiador Ángel Viñas. La Guerra Civil española fue un escenario bélico en el que las ciudades, como Gernika, se convierten en objetivo militar de los bombarderos.

En el año 2017, hace apenas cinco años, el Congreso aprobó suprimir los honores militares a Kindelán, así como eliminar su nombre de una cátedra de estudios militares.