diumenge, 15 de setembre del 2013

La Memoria Histórica y el día de la marmota. Jordi Carreño Crispín Vicepresidente de la A.I. La memoria Viv@


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La Memoria Histórica y el día de la marmota.

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Van pasando los días, meses y años, así hasta sumar los setenta y siete años, un mes y quince días en el que el tiempo se detuvo en el reloj republicano español desde aquel maléfico 18 de julio de 1936 en que un grupo de “salvapatrias” se levantaron en armas y con fuego y sangre impusieron su supremacía fascista ante sus propios hermanos escribiendo así las páginas más negras de nuestra historia hasta nuestros días.
 El tiempo pasa inescrutablemente y las gentes y los paisajes cambian, pero la memoria y el olvido siguen igual. Anclados en el tiempo de la vergüenza y la represión, el tiempo del asesinato impune, de la injusticia impuesta por los símbolos de Dios, la patria y el Caudillo; del exilio y la separación; de las persecuciones y las vejaciones; de los paseos nocturnos y los desaparecidos; de las cunetas, fosas y cementerios esparcidos por toda la tierra de los hijos de la piel de toro; del tiempo del silencio y el miedo; del olvido a la fuerza y la desmemoria histórica. El tiempo de borrar el pasado como si nada hubiera sucedido, como si las vidas no hubieran existido y como si todo aquello estuviese a años luz de las nuestras.
 Pero la realidad es muy diferente pese al tiempo que ha pasado, porque la sangre de aquellos que fueron vencidos sigue derramándose cada día en la memoria de sus predecesores, el dolor pasa de generación en generación, de padres y madres a hijos, y de estos a los suyos y así sucesivamente como la única herencia que pueden dejar aquellos que ya no están. Solo pueden dejarnos la memoria y la dignidad perdida por los que se marcharon, desaparecieron, perdieron todos sus bienes y la libertad o murieron defendiendo la legalidad rojigüalda y morada.
Seguimos levantándonos cada mañana viendo la soga del pasado en nuestro presente con la presencia de las reminiscencias plantadas en el sistema por el franquismo, por el silencio de los gobiernos en democracia que han obviado hacer memoria mirando hacia otro lado y a base de eufemismos, con una cobardía supina que solo es merecedora del desprecio y descrédito que el pueblo siente por unos gobernantes preocupados más por sus sillones y cuentas bancarias que por sus propios electores. Y así llegamos a los capítulos donde cualquier acto que implique el reconocimiento o la reparación del daño causado es cercenado por esos dirigentes zafios y ladinos, cobardes e hipócritas que nos mantienen la memoria anclada en el mismo día que todo empezó. Y nos despertamos una y otra vez en el mismo lugar, como si tratáramos de despertar el día de la marmota para repetir una y otra vez los mismos errores: la injusticia del olvido, la injusticia del derecho y la injusticia de la mentira y la injusticia de la impunidad.
Y así es como los memorialistas revivimos cada día nuestro particular día de la Memoria Histórica y particular día de la marmota, intentando cambiar pequeñas cosas que nos permitan despertar finalmente de la pesadilla del olvido y así podamos de una vez pasar página haciendo justicia y honor a la historia con la verdad completa y no capada por el águila imperial o el yugo y las flechas como nos han recordado estos días. Pasar página para perdonar y sin olvidar nunca lo acontecido continuar con nuestras vidas hacia un futuro diferente sin tener que repetir un día tras otro esos anhelos de “Verdad, justicia y reparación”; para seguir caminando por una España moderna.
 Jordi Carreño Crispín
Vicepresidente de la A.I. La memoria Viv@
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