Así lo ha concretado este sábado en declaraciones a los medios la técnica arqueóloga de ArqueoAntro -empresa arqueológica a cargo de las labores de identificación- Inés Blay Gil, antes de la presentación de los avances conseguidos en los trabajados de exhumación de las fosas del cementerio de Llíria.

Blay ha detallado que cuatro de los cuerpos exhumados se encontraban en ataúdes y todos ellos "presentaban signos evidentes de violencia, como fracturas perimortem o proyectiles asociados". "Estos ataúdes nos hacen pensar que no se trate de una fosa común, sino de fosas individuales, por lo que es posible que en el momento de enterrar los cuerpos algunos familiares llegaran a tiempo de rescatar a las víctimas y enterrarlo aparte", ha explicado.