Antonio Escobar Huerta vuelve a ser, oficialmente, General de Brigada. El militar y Guardia Civil fue fusilado en 1940 por mantenerse fiel al Gobierno republicano durante el golpe de Estado de 1936 y la Guerra Civil. Tenía 61 años. La Guardia Civil de la Región de Murcia ha entregado el título con carácter honorífico a uno de sus descendientes, José Luis Escobar.

Con este reconocimiento póstumo se acredita que Antonio Escobar (Ceuta, 1879) fue víctima de una persecución y de violencia por razones políticas e ideológicas durante la contienda y la dictadura, y se subraya que fue también un "fiel reflejo de los valores democráticos de respeto a la legalidad y neutralidad política que distinguen a la Guardia Civil, un militar clave que antepuso la lealtad al Gobierno a su propia vida".

Escobar siguió los pasos de su padre, comandante de infantería que murió durante la guerra de Cuba. Su hermano y sus hijos también hicieron carrera militar, aunque el menor era falangista y combatía en el bando contrario. El 18 de julio, cuando se produjo el golpe militar, estaba destinado en Barcelona, ciudad en la que jugó un papel decisivo en la derrota de la sublevación.

Pese a sentirse profundamente afectado por la quema de conventos y el asesinato de religiosos -era católico, algo que tuvo que ocultar, y padre de una monja adoratriz-, mantuvo su compromiso con el gobierno de entonces, y se ganó la confianza del presidente Manual Azaña.

Gravemente herido

Fue gravemente herido dos veces: cuando luchó en Madrid para frenar el avance de las tropas y en Barcelona, donde fue víctima de un atentado anarquista en 1937. Asimismo, dirigió la última ofensiva del Ejército Popular de la República, la de Valsequillo. Después se uniría al coronel Casado en la sublevación contra el gobierno de Negrín (apoyado por los republicanos y con la resistencia de los comunistas).

Al concluir la guerra se le ofreció el exilio -de todos los generales del Ejército Popular tan solo él continuaba en el país-, pero el militar decidió quedarse en España, a pesar de que podía prever cuál sería su final. Murió ejecutado en el castillo de la ciudad Condal de Montjuic tras ser juzgado por rebelión militar. De nada sirvió que altos representantes de la Iglesia solicitaran su indulto. Nunca se le reconoció el grado de General obtenido durante la guerra, hasta la aprobación por parte del Consejo de Ministros este año.

El pasado mes de marzo se expidió la declaración de reconocimiento y reparación personal en favor del guardia civil, en virtud de la ley de Memoria Democrática. En mayo, la Dirección General de la Guardia Civil dio luz verde para la entrega del título de reconocimiento del empleo de General de Brigada, que se ha hecho efectivo este viernes en la sede de la Comandancia de Murcia. Sus restos descansan en el cementerio de Montjuïc en Barcelona.