"Lo primero que hizo la vanguardia falangista cuando entró en València fue ir a los estudios de Radio Valencia a buscar a Carceller y algunos de sus compañeros para fusilarlos", explica el periodista Ricardo Macian, autor del documental Carceller, el hombre que murió dos veces, que tiene prevista la estrena en las próximas semanas. La anécdota –por llamarlo de algún modo- que relata Macian ejemplifica hasta qué punto el editor de La Traca llegó a convertirse en enemigo personal de Franco y Queipo de Llano, quienes, después de la victoria fascista, hicieron todo lo posible para extirpar cualquier recuerdo de la revista y sus principales responsables.

Hay que reconocer que la inquina era mutua y que los retratos de Franco –siempre afeminado– y Queipo de Llano –un alcohólico siempre borracho– que ilustraban en La Traca los dibujantes Bluff y Tramús eran totalmente destructivos. La inmensa tirada de la revista, que llegó a los 500.000 ejemplares semanales, la convirtió en objetivo primordial por parte de los franquistas. Queipo de Llano le dedicó a Carceller algunas de sus famosas arengas radiofónicas, a las que el editor respondió que "le esperaba en València con un barril de vino". Con Franco "prácticamente llegarían a tener una relación epistolar" –a base de amenazas y editoriales de réplica– explica Macian.

La represión fascista sería especialmente terrible para Carceller y Bluff –pseudónimo con que firmaba Carlos Gómez–, que fueron detenidos y torturados para que revelaran la identidad de Tramús. Al editor le harían comerse un ejemplar de su revista. Pero el silencio que guardaron ambos salvaría la vida de Enric Pertegàs, uno de los ilustradores valencianos más avanzados de su tiempo, famoso por sus desnudos femeninos, y que viviría hasta el 1962.

'La Traca': humor salvaje y con intención

Con la victoria fascista de 1939 se ponía punto y final a la revista satírica que ha tenido más tirada en España. Para poner en contexto el medio millón de ejemplares que vendía en los años treinta, las revistas Mortadelo El Jueves –en los 80 y 90 respectivamente– fijaron sus récords en los 200.000.

Ilustración de Franco en 'La Traca'
Ilustración de Franco en 'La Traca'.  Archivo

Fundada el 1884 en València, fue editada inicialmente en valenciano y pasó por diferentes épocas y cierres, muy a menudo por orden gubernativa, puesto que su humor salvaje e irreverente, especialmente ácido con la Iglesia, le comportó muchos problemas con la censura a lo largo de toda su existencia. El 1908 tomaba el timón de la editorial Vicent Miguel Carceller, periodista y escritor –autor de una docena de obras tanto en castellano como en valenciano– muy próximo a las ideas blasquistes. De hecho, el mismo Blasco Ibáñez colaboraría con La Traca, así como otros intelectuales y poetas de la época orden, como Carles Salvador o Maximilià Thous.

Pero el legado más importante de Carceller fue como editor. Propietario de la Editorial Carceller, impulsaría todo tipo de publicaciones especializadas en teatro –El Conte del Diumenche Nuestro Teatro-, eróticas –Bésame El Piropo-, falleras –El Fallero- o incluso taurinas, como El Clarín. Pero serían sus revistas satíricas –La Chala y la misma La Traca– las que lo harían famoso y le comportarían más problemas con la justicia. El primero ya el 1912, cuando acabaría encarcelado por publicar una caricatura de Alfonso XIII.

"La Traca forma parte de un género periodístico muy común a Europa y en los EE.UU. desde finales del siglo XIX hasta muy entrado el XX –explica Macian– que a diferencia de los primeros diarios, ya no busca su público entre la gente acomodada, sino en la población más humilde. En todos los países, estas publicaciones tuvieron un gran éxito gracias a ser una prensa muy barata y defender los intereses de su público". Su tono satírico no escondía una toma de posición política radical y explicada de forma sencilla y directa. En el caso de La Traca se plasmaría en un profundo republicanismo, anticlericalismo y valencianismo.

Con todo, Carceller, que era también un empresario sagaz, empezó a editar La Traca en castellano a partir del 1931 –cuando la pudo reabrir tras la dictadura de Primo de Rivera- para aprovechar su popularidad. Fue entonces cuando extendió su influencia a toda España, aprovechando para hacer campaña en favor de los estatutos de autonomía, el Frente Popular y en contra de los sublevados. Fue en esta época cuando su humor se haría todavía más crudo y político.

Una lenta reivindicación

La extrema represión que sufrió La Traca y su equipo prácticamente la hicieron desaparecer de la memoria colectiva valenciana. Solo los últimos años se han acometido algunas iniciativas para recuperar la memoria de la fructífera tradición de ilustración satírica valenciana que se encontraba entre las más avanzadas de su tiempo, hasta que la dictadura la suprimió de golpe. A la biografía de Carceller publicada por Antonio Laguna y una exposición organizada por la Universitat de València por el 75.º cumpleaños del cierre de La Traca, habrá que sumarle ahora un nuevo documental.