Buscan los cuerpos de siete hombres asesinados en septiembre de 1936: cuatro vecinos de Porriño, uno de Mos y dos de Randufe (Tui)

Fernando Serrulla y Eduardo Breogán, a la derecha de la alcaldesa, Loli Castiñeira, en el lugar del atrio de Soutelo donde se excavará una fosa común. / Anxo Gutiérrez
El Concello de Salceda y la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica do Baixo Miño, O Condado e A Louriña han iniciado un nuevo proceso de reparación de las heridas abiertas durante el golpe de Estado de 1936. «Fuimos una zona especialmente castigada», recalcó la alcaldesa salcedense, Loli Castiñeira, en el acto celebrado ayer en el atrio de la iglesia de Soutelo, donde este viernes , donde se espera encontrar los restos de cuatro vecinos de Porriño y uno de Mos «paseados» el 1 de septiembre de 1936 y otros dos de As Bornetas (en la parroquia tudense de Randufe) que corrieron la misma suerte, 17 días después.
Se trata de la primera fosa que se va a levantar en el término municipal de Salceda, cuyos trabajos se financiarán, en parte, gracias a una subvención de cerca de 7.000 euros aportados por la Federación Española de Municipios y Provincias. Las excavaciones comenzarán la próxima semana, en un área de 3x3 metros, ampliables, bajo la dirección del arqueólogo Eduardo Breogán y el antropólogo forense Fernando Serrulla.
La hipótesis inicial, tras un profundo trabajo de investigación de Xosé Ramón Paz Antón y de Helena Pousa, de la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica, apunta a que en el atrio de la iglesia de Soutelo están enterrados Antonio Dalmiro Domínguez González, Manuel Fernández Diz, Modesto Barreiro Cubillos, Leoncio Muíños Rey, Ramón Pérez Cabaleiro, José Cordal Yánez y Severo Boente Rodríguez.
Fue la familia de este último la que promovió dicha exhumación. Su sobrino nieto, Cándido Boente, participó ayer en este acto de memoria histórica y explicó que, tal y como contaba su abuela, a quien fueron a buscar aquel 1 de septiembre de 1936 fue a su abuelo, pero como había recibido un chivatazo pudo escapar, y en su lugar se cobraron la vida de su hermano.
Del resto de víctimas poco se sabe, pues, a pesar del empeño de la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica do Baixo Miño, O Condado y A Louriña, no han podido localizar a sus familias, bien porque algunos fueron asesinados jóvenes y solteros, o bien porque los descendientes de otros emigraron a América. En este sentido, esperan que al hacerse públicos sus nombres aparezca algún familiar que pueda identificarlos.
Trabajos arqueológicos abiertos al público
Los trabajos arqueológicos comenzarán el próximo lunes, en horario de 8.00 a 15.00 horas, y estarán abiertos al público, con el fin de dar a conocer la historia y poder recabar nuevos datos que ayuden a completarla.
En caso de que aparezcan los cuerpos, estos serán exhumados para que el antropólogo forense Fernando Serrulla los analice en el Instituto de Medicina Legal de Galicia, donde se intentará extraer ADN para cotejarlo con la familia de Cándido Boente. El otro cuerpo que podría ser identificado es el de Leoncio Muíños, pues se sabe que era cojo a consecuencia de un grave accidente que le fracturó las dos piernas.
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