´Ni olvidamos ni perdonamos´
Dos hijas de represaliados del franquismo cuentan al juez la triste infancia que vivieron tras el asesinato de sus respectivos padres durante los años de la Guerra Civil
21.06.2014 | 00:41
Las dos mujeres mantienen que nunca se ha hecho justicia por el asesinato de sus respectivo padres. M. Mielniezuk
J.F. Mestre. Palma No pretenden que se juzgue a los asesinos de sus padres, se conforman en localizar sus cadáveres. Catalina Moyá y Francisca Mas son hijas de dos políticos mallorquines que fueron asesinados durante la Guerra Civil. Han pasado más de 70 años desde entonces y ayer, por primera vez, pudieron contar su triste historia en un juzgado. Las dos mujeres respondieron a las preguntas que por exhorto les planteó la magistrada argentina María Romilda Servini de Cubría, que investiga una denuncia formulada por los familiares de las víctimas asesinadas durante el franquismo.
Acompañados por representantes de la asociación Memòria de Mallorca, de Esquerra Unida y del movimiento Podemos, ambas mujeres declararon en el juzgado de Manacor. Catalina Moyá, de 80 años, tenía dos años cuando su padre, un militante del Partido Socialista de Capdepera, fue asesinado, posiblemente junto al cementerio de Porreres, si bien su cuerpo no ha aparecido nunca. La mujer explicó que, aunque no se acuerda de su padre, Baltasar Moyá, llegó a conocerlo a través de las historias que le contó su madre. "Vinieron cuatro fascistas a buscarle a casa. Primero estuvo un mes en el barco Jaume I. Después lo encerraron varios meses en la cárcel de Can Mir, en Palma. Más tarde lo asesinaron". Mientras intenta controlar sus emociones, recuerda los duros momentos familiares. "Tuve una infancia muy triste. Mi madre, que quedó viuda, tuvo que trabajar día y noche para sacar a sus dos hijos adelante. Apenas tenía ayuda, porque también detuvieron a dos de sus hermanos y asesinaron a su cuñado".
Catalina recuerda que toda su vida ha quedado marcada por el brutal asesinato de su padre. "Nos llamaban rojos cuando íbamos por la calle y no nos dejaban entrar en según qué sitios". La mujer, que lleva toda su vida buscando el cadáver de su padre, asegura: "Ni olvido, ni perdono". No exactamente donde enterraron a su progenitor, pero hace pocos años le dijeron que posiblemente lo mataron en Porreres y que metieron el cadáver en la fosa común, junto a otros represaliados.
Pese a la tragedia familiar que supone perder a un padre a tan pronta edad, Catalina afirma que logró superarlo, pero aún recuerda la triste y dura vida que vivió su madre. "No solo le mataron a su marido, sino que le obligaron a cantar las canciones del Movimiento". Su madre hace años que murió, pero recuerda que en sus últimos meses, cuando ya le habían diagnosticado una demencia, solo escribía papeles donde anotaba la frase: "Fascistas asesinos".
Francisca Mas, la otra familiar de un represaliado que declaró en el juzgado de Manacor, tiene 89 años y vive en Montuïri. Su padre, Joan Mas Verd, militante de Esquerra Republicana, fue el último alcalde republicano de este municipio. Fue detenido en su domicilio. De allí lo llevaron a Palma. En el mes de septiembre de 1936 fue asesinado. Su cuerpo lo enterraron en las fosas comunes del cementerio de Palma. Francisca era la mayor de cuatro hermanos, que de pronto se quedaron sin padre, que siempre se mantuvo fiel a sus ideas. Su vida también quedó marcada por el asesinato de su padre. Al igual que Catalina, Francisca Mas está personada como acusación en la querella que se instruye en un juzgado de Argentina, después de que la Audiencia Nacional hubiera archivado el caso, que empezó a instruir el juez Baltasar Garzón antes de ser inhabilitado.
Maria Antònia Oliver, la portavoz de la asociación Memòria de Mallorca, destacó que por primera vez una víctima de la represión pudo dar su explicación ante un juzgado de España.
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