diumenge, 18 de gener del 2015

Dulce Chacón y su voz dormida


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En esta ocasión, desde la curiosa mirada de Hipatia les queremos hablar de una escritora española  que consiguió estremecernos con su obra La Voz Dormida (Alfaguara 2002),  les hablamos deDulce Chacón Gutiérrez, escritora, dramaturga y poeta, que nos dejó en diciembre de 2003 a la temprana edad de 49 años a consecuencia de cáncer irreversible. Dulce Chacón (Zafra, Badajoz, 3 de junio de 1954 – Brunete, Madrid, 3 de diciembre de 2003) siempre será recordada como una escritora comprometida políticamente, con fuertes convicciones de izquierdas, que no dudó en posicionarse públicamente en contra de la Guerra de Irak, viajó a través de Mujeres contra la guerra junto a otras representantes del mundo de la cultura a Irak con el objetivo de conocer de cerca la realidad de ese pueblo y manifestar su oposición a un ataque contra él,  y también estuvo a favor de la recuperación de la memoria histórica, condenando así el franquismo. Tras publicar La voz dormida, no dejó de reiterar la importancia de recuperar la memoria y que ésta “deje de ser un conflicto“.
Chacón nació en el seno de una familia pudiente y conservadora de Zafra, como ella misma definiría “aristócrata, de derechas y delbando nacional“. Su padre, Antonio Chacón, fue alcalde de Zafra durante la dictadura de Franco y también persona ilustrada con inquietudes literarias, puesto que escribía (con el seudónimo “Hache”) y leía poesía a su familia, lo que despertó la vocación literaria de la joven Dulce. Cuando ella contaba sólo con 11 años de edad, su padre murió. Un año más tarde, su madre, María Gutiérrez, se fue a vivir con toda la familia a Madrid, donde viviría desde entonces. Dulce e Inma, su hermana gemela, fueron a estudiar a un internado. Fue allí donde Dulce comenzó a escribir poesía, en un esfuerzo por evadirse de las difíciles circunstancias personales que estaba viviendo. De las lecturas de su adolescencia, fueron los poetas Celan, Rilke, César Vallejo y José Ángel Valente los que dejaron mayor huella en su estilo poético. Otras influencias posteriores fueron Félix Grande, en la poesía, y Julio Llamazares, Luis Landero y José Saramago en la narrativa.
A pesar de su pertenencia a una familia conservadora, Dulce Chacón se convirtió muy pronto en una persona de izquierdas, una de las razones fue el silencio familiar acerca de la represión franquista, particulamente, cruenta en Zafra. La causa de las víctimas del franquismo fue una de sus prioridades, opinando que el rencor derivado de la violencia política durante la guerra civil y el franquismo sigue enquistado, al no haber sido expuesto a la luz pública.
Chacón publicó su primer libro, el poemario Querrán ponerle nombre, en 1992. Tras ella, le seguirían otras dos obras poéticas,Las palabras de la piedra (1993) y Contra el desprestigio de la altura (1995). Por esta última ganó su primer premio, el Ciudad de Irún. A continuación se adentró en el terreno de la novela. En 1996 publicó Algún amor que no mate, sobre una mujer maltratada por su marido. Un año después, 1998, publicó su segunda novela, Blanca vuela mañana, un año muy prolífico: publicó Matadora, una biografía de Cristina Sánchez, la primera mujer torero española; estrenó su primera obra teatral,Segunda mano; y publicó su tercera novela, Háblame, musa, de aquel varón. En esta, retoma alguno de los temas de Algún amor que no mate, como es la violencia doméstica, abordando también otras formas de intolerancia, como la xenofobia. ConHáblame, Chacón cerraba una trilogía sobre la incomunicación en la pareja. A continuación vino un nuevo poemario, Matar al ángel (1999) y ese mismo año Cielos de barro, una novela ambientada en la Extremadura de la posguerra que Chacón presentó a la edición de 2000 del premio Azorín bajo el seudónimo “Hache”. La novela, que obtuvo el galardón, estaba dedicada a Antonio Chacón, el padre de Dulce.
Su siguiente novela fue La voz dormida, publicada en 2002 de la que hablaremos unas líneas más abajo. Chacón tardó cuatro años en completarla, habiendo comenzado a reunir material incluso antes de la publicación de Matar al ángel y Cielos de barro. Realizó, al igual que hiciese la propia Tomasa Cuevas o Juana Doña, en Presas. Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas y en Desde la noche y la niebla (Mujeres en las cárceles franquistas), respectivamente, un auténtico trabajo de búsqueda y documentación, reuniendo testimonios de mujeres que estuvieron en la cárcel de Ventas. En 2003 publicó otro poemario, Cuatro gotas.

La voz dormida

Con La Voz Dormida Chacón narra la historia de un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de Ventas, quienes a pesar de las condiciones infrahumanas, hacinadas, en las que viven en prisión, aún mantienen la dignidad y el coraje, como única arma posible para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte. Chacón, de una forma exquisita, nos cuenta la historia de Hortensia, Reme, Tomasa, Elvira y más mujeres, de cómo viven el encarcelamiento y el cómo han llegado a parar a esa prisión.A través de Pepipa, la hermana de Hortensia, llegada a Madrid para ayudar en todo lo que pueda a su hermana embarazada, el lector va conociendo las historias que han ido tejiendo cada una de estas mujeres desde esos negros años de guerra, esa guerra que jamás se tenía que haber producido, hasta llegar a la cárcel de las Ventas.
Paralelamente a la historia de Hortensia, Reme, Tomasa o Elvira, conocemos también la historia de Felipe, el marido de Hortensia, y Paulino, quienes suben al monte con la esperanza de poder derrocar la instauración del nuevo régimen ilegítimo, atendiendo a las noticias que llegan del exterior. Los maquis, la última resistencia armada contra la feroz dictadura de Franco. Pepita, la hermana de la mujer que aún no sabe que va a morir, se verá envuelta en los movimientos de resistencia contra el régimen, a pesar de los muertos en las zanjas, los presos, y los exiliados, que aún quedaron en el país para defender unos ideales que cada día se veían sometidos al terror y la muerte. Es así como conoce a Paulino, a quien tan solo puede besar tres veces, tras una espera de 19 años, antes de poder regresar a su Córdoba natal. Antes de ser víctima, como tantos otros, del propio régimen de terror.
La voz dormida muestra el papel que las mujeres jugaron durante unos años decisivos para la historia de España tanto en el frente, y sobre todo, en la retaguardia, jugando un papel crucial. Así, hicieron saltar los cánones hasta el momento dominantes, en los que la mujer quedaba relegada al ámbito doméstico, para asumir  la lucha, tanto activa como silenciosa, que abogaba por un mundo más justo. A lo largo del proceso de investigación para esta novela, Dulce Chacón en algunas de sus declaraciones apuntó que tuvo que suavizar las historias que las mujeres le contaron, “la ficción no soporta tanto horror como el que vivieron esas mujeres”, declaró en algún medio.
Gracias a La Voz Dormida, Dulce Chacón, quien se sentía heredera de un silencio que en democracia ya no tenia ningún sentido, noveló los testimonios realizados a mujeres víctimas de la represión franquista durante los años cuarenta, los años del terror, quienes vivieron la tortura, la humillación, y con la peor de las suertes, la muerte. Asimismo, Chacón ya deja entrever la situación que vivían las presas embarazadas en las cárceles, y que con mayor profundidad se trata en Mala gente que camina,especialmente, con el futuro de los recién nacidos de las presas. Con ello, Chacón dedicaba está gran novela histórica “a los que se vieron obligados a guardar silencio“.
La obra obtuvo el premio Libro del Año 2003, otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid. En 2002, se estrenó la adaptación teatral de Algún amor que no mate, realizada por la propia Chacón. Dirigió la adaptación Eduardo Vasco.
En 2011, se estrenó bajo la dirección  de Benito Zambrano la adaptación de la novela. Al igual que la novela de Dulce Chacón, trata la represión franquista durante la posguerra española a través de la vida de Pepita (María León) una emigrante andaluza que se instala en Madrid, dónde está encarcelada su hermana Hortensia (Inma Cuesta), que está embarazada y dará a luz en la cárcel, Pepita se enamora de un guerrillero (Paulino -Marc Clotet-) y tratará por todos los medios de hacerse cargo de la hija de su hermana condenada a muerte. Un film que al igual que la novela consiguió recuperar del silencio muchas voces olvidadas y, que a pesar de los años ningún gobierno ha querido rescatar y homenajear.
“La mujer que iba a morir se llamaba Hortensia. Tenía los ojos oscuros y no hablaba nunca en voz alta. Sólo cuando la risa le llenaba la boca, se le escapaba un Ay madre mía de mi vida que aún no había aprendido a controlar, y lo repetía casi a gritos sujetándose el vientre. Se pasaba gran parte del día escribiendo en un cuaderno azul. Llevaba el cabello largo, anudado en una trenza que le recorría la espalda, y estaba embarazada de ocho meses…”
Obra
Poesía
  • Querrán ponerle nombre (1992)
  • Las palabras de la piedra (1993)
  • Contra el desprestigio de la altura (1995), premio Ciudad de Irún.
  • Matar al ángel (1999)
  • Cuatro gotas (2003)
Novelas
  • Algún amor que no mate (1996).
  • Blanca vuela mañana (1997)
  • Háblame, musa, de aquel varón (1998)
  • Cielos de barro (2000), premio Azorín 2000.
  • La voz dormida (2002), premio Libro del Año 2003, concedido por el Gremio de Libreros de Madrid.
Cuentos
  • Te querré hasta la muerte (2003), en Sobre raíles.
Teatro
  • Segunda mano (1998)
  • Adaptación teatral de Algún amor que no mate (2002), candidata a los premios Max 2004 a la mejor autora teatral en castellano.
Biografías
  • Matadora (1998).
Por A. Carceller