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viernes, 23 de enero de 2015
En la noche del seis de marzo la Flota Republicana que había partido de Cartagena a causa de la sublevación casadista, llega a Bizerta (Túnez) en busca del exilio. El Jefe de la Flota, Miguel Buiza transmite el siguiente mensaje a todas las dotaciones, unas dotaciones que están a un paso de emprender el viaje a un exilio angustioso y terrible, o a entregarse a los franquistas como prisioneros, la orden se cumple por todos los marineros demostrándose así, una vez más, la lealtad a la República y a los mandos de la Flota:
"El mando de la flota encarece a todos los buques que, dado el próximo fondeo en un puerto extranjero, se mantenga por las dotaciones de los mismos un perfecto estado de disciplina, uniformidad y corrección"
Sepultura donde descansan los restos de 51 republicanos, marinos y civiles fusilados por los franquistas. Cementerio de Los Remedios (Cartagena) |
Entre los oficiales de Marina que no fueron con la Flota a Bizerta y los que desde allí decidieron volver a España, la gran mayoría de los pertenecientes al Cuerpo General solo fueron separados del servicio. Durante el periodo comprendido entre 1939 y 1941 se celebraron en Cartagena 192 Consejos de Guerra contra oficiales de la Armada. Solo 14 de estos Consejos lo fueron contra oficiales del Cuerpo General, en los que seis fueron absueltos y 8 condenados a algún tipo de pena. Fueron condenados a muerte el almirante Molins, jefe de la Base de Cartagena en 1936 y el capitán de corbeta Horacio Pérez y Pérez. Los oficiales del resto de cuerpos (Patentados, Máquinas y Auxiliares) sometidos a Consejo de Guerra fueron 178, de ellos 104 fueron condenados un 59%. Los delitos imputados eran indefectiblemente los de rebelión militar y traición. Curiosa imputación si tenemos en cuenta que los únicos rebelados fueron precisamente los marinos que ahora juzgaban a los leales al Gobierno. Fueron fusilados el comandante Baeza, de Infantería de Marina, el Teniente Coronel Sacaluga, de Máquinas, y el general Berenguer, del Cuerpo Jurídico. Seis oficiales fueron condenados a cadena perpetua y 51 a penas de prisión que iban desde los 30 años hasta uno.
Sumando a los Consejos de Guerra de Cartagena las actuaciones en otras plazas, en total se ejecutaron entre 1936 y 1939 a 16 jefes y oficiales de la Armada por oponerse a la sublevación ordenada en apoyo del golpe de estado:
Contralmirante Camilo Molins Carreras. Jefe Base Naval de Cartagena.
Contralmirante Antonio Azarola Gresillón. Jefe Base Naval de Ferrol.
Capitán de navío Juan Sandalio Sánchez Ferragut. Comandante del "Almirante Cervera".
Capitán de fragata Tomás Azcarate. 2º Comandante del "República".
Capitán de fragata Manuel Guimerá Bosch. Disponible forzoso en Larache.
Capitán de corbeta Francisco Biondi Honrubia. Comandante del "Lauria".
Teniente de navío Carlos Soto Romero.Comandante del tropedero T-17.
Teniente de navío Luis Sánchez Pinzón.
Teniente Coronel Benito Sacaluga Rodriguez. Jefe de los Servicios de Máquinas de la Flota.
Comandante Manuel Sancha. Infantería de Marina en Cádiz.
Capitán Enrique Paz Pinacho. Infantería de Marina en Cádiz.
Comandante Diego Baeza Soto. Infantería de Marina en Cartagena.
Comandante de Intendencia de la Armada García Moles.
Teniente del Cuerpo de Sanidad de la Armada Martin Yarza, "Lauria"
General auditor Fernando Berenguer, fusilado en Barcelona.
Terminada la guerra civil, los fusilados por los franquistas en Cartagena, entre abril de 1939 y enero de 1945, fueron 176. Dos terceras partes fueron marinos, oficiales y suboficiales de los Cuerpos Patentados y Auxiliares y marineros; la otra tercera parte, civiles, trabajadores en su inmensa mayoría y algunos profesionales y funcionarios.
El 20 de abril de 1939, habían transcurrido menos de tres semanas de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, la Auditoría Militar de Cartagena informaba del trabajo realizado en ese breve período de tiempo. Se habían elevado a sumarios 150 procesos. Habían sido informados más de 450 sumarios a jefes, oficiales, suboficiales y auxiliares de la Armada. Además, se había constituido un Consejo Sumarísimo de Guerra de forma permanente, es decir, el procedimiento habitual pasaba a ser el Consejo de Guerra Sumarísimo. Con una media de treinta sumarios por día, incluyendo sábados, domingos y Semana Santa, parece evidente que tal diligencia policial y judicial no ofreció muchos derechos y garantías a los acusados.
El 20 de abril de 1939, habían transcurrido menos de tres semanas de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, la Auditoría Militar de Cartagena informaba del trabajo realizado en ese breve período de tiempo. Se habían elevado a sumarios 150 procesos. Habían sido informados más de 450 sumarios a jefes, oficiales, suboficiales y auxiliares de la Armada. Además, se había constituido un Consejo Sumarísimo de Guerra de forma permanente, es decir, el procedimiento habitual pasaba a ser el Consejo de Guerra Sumarísimo. Con una media de treinta sumarios por día, incluyendo sábados, domingos y Semana Santa, parece evidente que tal diligencia policial y judicial no ofreció muchos derechos y garantías a los acusados.
Al igual que en El Ferrol, en 1936, la mayoría de los fusilados en Cartagena, en 1939, eran marineros, oficiales, suboficiales y cabos de los Cuerpos Auxiliares. La inmensa mayoría de los 55 miembros del Cuerpo General, así como más de la mitad de los 4.200 marinos que habían partido con la flota a Bizerta en marzo de 1939, no regresaron a España, quedándose en el exilio. Por tanto las cifras de la represión relativas a fusilamientos y cárcel deben contar con este hecho.
En cualquier caso, de acuerdo con los datos proporcionados por el Mº de Economía y Hacienda, en Cartagena, no menos de 1.733 jefes, oficiales y suboficiales del Ejército y la Marina y las Fuerzas de Seguridad, profesionales (616) y no profesionales (1.117) fueron expulsados de las Fuerzas Armadas después de la guerra, la mayoría de ellos exiliados o en paradero desconocido.
Benito Sacaluga.
Fuentes:
"La guerra Civil Española en el Mar". Michael Alpert. ISBN: 978-84-8432-975-6
Revista "Cartagena histórica" Antonio Martinez Ovejero.
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