Luis Miguel Cuervo Fernandez ha compartido su foto.
La gran estampida del valle de Valdeón.
Valiéndose de su preciso conocimiento del terreno, en el mes de enero de 1937 Manuel Sánchez Noriega, más conocido por el sobrenombre de “el Coritu”, responsable de las fuerzas desplegadas en el sector del puerto de El Pontón, planificó una incursión sobre el valle de Valdeón con el objetivo de hostilizar al enemigo, para obligarle a mantener un importante número de fueras en aquel sector.
El avance dio comienzo a las 09:00 horas del día 3, tomando parte en la operación dos compañías de fusileros y una sección de ametralladoras del Batallón Pontón nº 38, cuyos componentes se desplazaron hasta el pueblo de Caín, en pleno macizo de los Picos de Europa, donde pararon a descansar durante varias horas.
Cuando prosiguieron camino a las 00:00 horas del día 4, todas las sendas estaban cubiertas por la nieve, lo que dificultaba notablemente la operación. En esas difíciles condiciones en las primeras horas del alba lograron aproximarse al pueblo de Cordiñanes sin ser descubiertos. Aprovechando la oscuridad progresaron hasta la primera línea enemiga, sobre la que lanzaron un intenso ataque con las primeras horas de luz del alba logrando desalojar rápidamente a las fuerzas rivales.
A media mañana ya se habían hecho con el control de Los Llanos y Posada de Valdeón, expulsando a las guarniciones de ambos pueblos. En las horas siguientes rebasaron Caldevilla y Soto de Valdeón, hasta llegar a las inmediaciones del puerto de Panrueda, comienzo de la meseta castellana, sin que los franquistas llegaran a hacerles frente en ningún momento, abandonando en su precipitada huída numerosos víveres y armamento y munición en abundancia.
Permanecerían en aquel sector sin grandes novedades hasta que el día 12, fecha en la que tuvo lugar el primer contraataque enemigo, operando la totalidad de las fuerzas rivales sobre Pandetrave y los montes de Beza, donde fueron rechazadas con facilidad.
Se repitieron las acometidas a las 07:00 horas del 13, ahora por todos los sectores a la vez, utilizando los franquistas en esta ocasión fuego de fusilería, ametralladora y mortero. A las 15:00 horas, cuando el combate revestía su máxima intensidad, la columna enviada por los nacionales que había penetrado por Portilla de la Reina y Santa Marina logró enlazar con la que se encontraba en Pandetrave y alturas de Beza, obligando a las fuerzas gubernamentales a retirarse hacia el pueblo de Cordiñanes.
Acompañado de un centenar de soldados, el día 14, “el Coritu” se dirigió a Espinama con el objetivo de ocupar Santa Marina, atacando aquel pueblo por el puerto de Remoña, en una operación conjunta que tenía como objetivo ocupar nuevamente todas las localidades del valle de Valdeón.
A esa misma hora otra compañía del batallón progresaba por los montes de Beza; participando también en las operaciones las fuerzas que permanecía destacadas en Caín, las cuales iniciaron su avance a las 05:00 horas del día 15, ocupando nuevamente las alturas de Los Llanos y Posada de Valdeón, causando al enemigo un duro castigo, con ocho bajas vistas, viéndose las fuerzas facciosas obligadas a resguardarse en el bosque.
El día 16, mientras las escuadras republicanas establecidas en Beza abrían fuego sobre un amplio sector con el fin de impedir que el enemigo desplazara tropas a los lugares por los que transcurría la ofensiva, la columna que operaba por Valdeón coronó las alturas de Santa Marina, impidiendo la niebla y la nieve que lograra enlazar con la fuerza mandada por “el Coritu” hasta las 10:00 horas.
A las 09:00 horas del día 17, el grupo de cien hombres hizo su entrada en Santa Marina de Valdeón con su comandante a la cabeza. Una vez que se reagruparon con las fuerzas que habían salido de Caín, realizaron un reconocimiento por los montes cercanos, pudiendo comprobar que al notar su presencia el enemigo se había replegado.
Tras consultar con el Estado Mayor, el día 19 las fuerzas gubernamentales se retiraron a la posición de Caín, donde dejaron una guarnición, continuando el resto de los hombres hasta los cuarteles de Cangas de Onís para desde allí ser repartidos por las posiciones del sector. Antes de iniciar el repliegue, requisaron dos camiones cargados de trigo y todo el ganado que encontraron a su paso, haciéndose con doce caballerías, setecientas cabezas de vacuno y mil doscientas setenta y cinco ovejas.
Sería preciso habilitar nuevos corrales en Cangas de Onís para poder recogerlo. Días más tarde se procedió a sacrificar las reses de vacuno y lanar, mientras que las de caballar fueron enviadas a Gijón, donde quedaron a disposición del Ejército. Además de proporcionar una importante reserva de carne con la que alimentar a los famélicos soldados republicanos, esta brillante operación también serviría para obligar al mando enemigo a fijar un número importante de fuerzas en el sector, lo que aliviaría notablemente la presión en otros frentes.
Por esta acción Manuel Sánchez Noriega “el Coritu” fue homenajeado como a un héroe y promocionado para el cargo de comandante militar de Cangas de Onís, asumiendo la jefatura de las fuerzas encargadas de la defensa de los puertos de Tarna, San Isidro y El Pontón.
Capturado por la escuadra fascista cuando intentaba evacuar a bordo del vapor “Gaviota”, tras pasar por el campo de concentración de Camposancos (Pontevedra), fue trasladado a Gijón para ser sometido a consejo de guerra. Durante el juicio hizo un alegato a la libertad que sorprendió a todos los presentes. No sirvió de mucho ya que fue sentenciado a muerte, cumpliéndose la pena al ser fusilado en el cementerio El Sucu de Ceares el día 5 de enero de 1938.
El avance dio comienzo a las 09:00 horas del día 3, tomando parte en la operación dos compañías de fusileros y una sección de ametralladoras del Batallón Pontón nº 38, cuyos componentes se desplazaron hasta el pueblo de Caín, en pleno macizo de los Picos de Europa, donde pararon a descansar durante varias horas.
Cuando prosiguieron camino a las 00:00 horas del día 4, todas las sendas estaban cubiertas por la nieve, lo que dificultaba notablemente la operación. En esas difíciles condiciones en las primeras horas del alba lograron aproximarse al pueblo de Cordiñanes sin ser descubiertos. Aprovechando la oscuridad progresaron hasta la primera línea enemiga, sobre la que lanzaron un intenso ataque con las primeras horas de luz del alba logrando desalojar rápidamente a las fuerzas rivales.
A media mañana ya se habían hecho con el control de Los Llanos y Posada de Valdeón, expulsando a las guarniciones de ambos pueblos. En las horas siguientes rebasaron Caldevilla y Soto de Valdeón, hasta llegar a las inmediaciones del puerto de Panrueda, comienzo de la meseta castellana, sin que los franquistas llegaran a hacerles frente en ningún momento, abandonando en su precipitada huída numerosos víveres y armamento y munición en abundancia.
Permanecerían en aquel sector sin grandes novedades hasta que el día 12, fecha en la que tuvo lugar el primer contraataque enemigo, operando la totalidad de las fuerzas rivales sobre Pandetrave y los montes de Beza, donde fueron rechazadas con facilidad.
Se repitieron las acometidas a las 07:00 horas del 13, ahora por todos los sectores a la vez, utilizando los franquistas en esta ocasión fuego de fusilería, ametralladora y mortero. A las 15:00 horas, cuando el combate revestía su máxima intensidad, la columna enviada por los nacionales que había penetrado por Portilla de la Reina y Santa Marina logró enlazar con la que se encontraba en Pandetrave y alturas de Beza, obligando a las fuerzas gubernamentales a retirarse hacia el pueblo de Cordiñanes.
Acompañado de un centenar de soldados, el día 14, “el Coritu” se dirigió a Espinama con el objetivo de ocupar Santa Marina, atacando aquel pueblo por el puerto de Remoña, en una operación conjunta que tenía como objetivo ocupar nuevamente todas las localidades del valle de Valdeón.
A esa misma hora otra compañía del batallón progresaba por los montes de Beza; participando también en las operaciones las fuerzas que permanecía destacadas en Caín, las cuales iniciaron su avance a las 05:00 horas del día 15, ocupando nuevamente las alturas de Los Llanos y Posada de Valdeón, causando al enemigo un duro castigo, con ocho bajas vistas, viéndose las fuerzas facciosas obligadas a resguardarse en el bosque.
El día 16, mientras las escuadras republicanas establecidas en Beza abrían fuego sobre un amplio sector con el fin de impedir que el enemigo desplazara tropas a los lugares por los que transcurría la ofensiva, la columna que operaba por Valdeón coronó las alturas de Santa Marina, impidiendo la niebla y la nieve que lograra enlazar con la fuerza mandada por “el Coritu” hasta las 10:00 horas.
A las 09:00 horas del día 17, el grupo de cien hombres hizo su entrada en Santa Marina de Valdeón con su comandante a la cabeza. Una vez que se reagruparon con las fuerzas que habían salido de Caín, realizaron un reconocimiento por los montes cercanos, pudiendo comprobar que al notar su presencia el enemigo se había replegado.
Tras consultar con el Estado Mayor, el día 19 las fuerzas gubernamentales se retiraron a la posición de Caín, donde dejaron una guarnición, continuando el resto de los hombres hasta los cuarteles de Cangas de Onís para desde allí ser repartidos por las posiciones del sector. Antes de iniciar el repliegue, requisaron dos camiones cargados de trigo y todo el ganado que encontraron a su paso, haciéndose con doce caballerías, setecientas cabezas de vacuno y mil doscientas setenta y cinco ovejas.
Sería preciso habilitar nuevos corrales en Cangas de Onís para poder recogerlo. Días más tarde se procedió a sacrificar las reses de vacuno y lanar, mientras que las de caballar fueron enviadas a Gijón, donde quedaron a disposición del Ejército. Además de proporcionar una importante reserva de carne con la que alimentar a los famélicos soldados republicanos, esta brillante operación también serviría para obligar al mando enemigo a fijar un número importante de fuerzas en el sector, lo que aliviaría notablemente la presión en otros frentes.
Por esta acción Manuel Sánchez Noriega “el Coritu” fue homenajeado como a un héroe y promocionado para el cargo de comandante militar de Cangas de Onís, asumiendo la jefatura de las fuerzas encargadas de la defensa de los puertos de Tarna, San Isidro y El Pontón.
Capturado por la escuadra fascista cuando intentaba evacuar a bordo del vapor “Gaviota”, tras pasar por el campo de concentración de Camposancos (Pontevedra), fue trasladado a Gijón para ser sometido a consejo de guerra. Durante el juicio hizo un alegato a la libertad que sorprendió a todos los presentes. No sirvió de mucho ya que fue sentenciado a muerte, cumpliéndose la pena al ser fusilado en el cementerio El Sucu de Ceares el día 5 de enero de 1938.
Foto de los componentes del Batallón Puerto del Pontón nº 38 casi al completo. Cedida por FAMYR
Tomado de Historia del Ejército Popular. Vol 1. “De las Milicias a las Brigadas”
Verdad, Justicia y Reparación.
Tomado de Historia del Ejército Popular. Vol 1. “De las Milicias a las Brigadas”
Verdad, Justicia y Reparación.
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