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El historiador leonés Secundino Serrano muestra en 'Las Heridas de la Memoria' cómo afectó la Guerra Civil y la posguerra a la provincia, pionera en el maquis y hogar de esperanzas previas al alzamiento militar
- Secundino Serrano reflexiona mirando al horizonte. El sol de primeros de junio arroja los calores iniciales que anuncian el verano. Aún quedan semanas para que la canícula se parezca a aquella que torraba a la península en el infausto 18 de julio del 36. Tras una charla amena en la capilla laica del Cementerio de León, Secundino comparte la última reflexión: «Siempre me pregunto qué hubiera hecho yo en cada situación. No somos quién para juzgar las reacciones humanas, habría que haberlo vivido».'Las Heridas de la Memoria' (Eolas, 2016) es básicamente un «relato de perdedores», un compendio que reúne treinta años de investigaciones sobre la Guerra Civil, la posguerra y «la lucha de la memoria», como asegura el autor.«El libro está enfocado en los republicanos y su lucha por la supervivencia», concede Serrano. Bajo el sol de junio desgrana lo que se antoja como un resumen de todas sus investigaciones realizadas en los últimos treinta años. «Para mí es una depuración de toda mi obra».La historia, sobre todo en este periodo, está llena de mitos. Por ello, Secundino Serrano no duda en conceder que las investigaciones son buenas «cuando tienen fuentes primarias porque los desmontan». Y el autor llega así a un terreno espinoso. «La historia de este país está consensuada entre los historiadores, pero no políticamente. Aquí se ha convertido en un campo de batalla. Hitler se suicidó en la Segunda Guerra Mundial, Mussolini fue ejecutado... y Franco murió en la cama», entiende Serrano, que añade al pie que, pese a que la Ley de Memoria Histórica «fue bastante conservadora, no por ello dejó de ser polémica».La solución pasa por un punto claro, siendo los españoles de las generaciones futuras los que «se entiendan, con un mínimo consenso en torno a la memoria colectiva de todos».León como paradigmaLeón es una provincia de tránsito en muchos aspectos. En Castilla y León, en el sentido duro, fue la única provincia que vivió Guerra Civil como tal, como combate. La Becilla, la Robla, Cistierna y Villablino forman una línea que demarca dónde hubo guerra, si se sube de esa frontera hacia el norte. Una contienda que dejó consecuencias demasiado duras. «Lo más llamativo de León es la represión, que fue enorme en relación a los problemas previos, que no eran notables». Una provincia más bien conservadora que aglutinó una resistencia antifranquista «pionera».El número de muertos, más o menos 3.000, «es exagerado, porque no solo hubo juicios sumarísimos, sino que fueron especialmente importantes los paseos, realizados por gente foránea» como desvela Secundino en su libro.Provincia del 'maquis''Las Heridas de la Memoria' hace especial hincapié un fenómeno fundamental en el hecho histórico. En la historia de España, la provincia de León aparece a partir de la Guerra por el maquis. El objetivo de estos guerrilleros, según concede el autor, «no era otro que el de sobrevivir, porque si los detenían sabían que la muerte no andaría lejos».Al no poder salir vía Portugal, algunos decidieron echarse al monte. Ferradillo, en el Bierzo, figura como cuna de la guerrilla. Así, fue la primera de toda España con la Federación de Guerrillas León-Galicia, en 1942. «Estamos ante el origen, ya que las guerrillas posteriores datan de 1945», como asegura Serrano en su último libro.Para el maquis no hubo una planificación. «Las guerrillas del siglo XX están organizadas, pero aquí el primer impulso es sobrevivir. España era una ratonera».El León republicano y de vanguardiaSecundino Serrano pone en especial valor el León de 1931, una capital «burguesa e ilustrada» en los inicios republicanos. Esta fue una de las razones para que capital y provincia pagaran brutalmente las consecuencias una vez iniciada la contienda fraticida. «León era una provincia con grandes esperanzas, contaba con Sierra Pambley, referente de la Institución Libre de Enseñanza, y con un movimiento republicano y laico importante».Aquellas esperanzas quebraron con casi cuarenta años de echar el telón, no sin que la provincia pagara exageradamente su pena. Un periodo que comentar precisamente en la capilla laica del Cementerio de León, donde se recuerda a los cerca de 3.000 leoneses que perdieron la vida. «La historia no se repite nunca, pero es buena maestra de la vida» cierra Secundino. La lectura ayudará al entendimiento.
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