divendres, 26 de maig del 2017

Los presos políticos que Franco escondió para abrirse al mundo.

http://www.lne.es/sociedad/2017/05/25/presos-politicos-franco-escondio-abrirse/2110151.html



El historiador asturiano Francisco Erice analiza en un libro la represión en el desarrollismo

25.05.2017 | 03:48
El comunista Ángel León Camblor, en la prisión de Carabanchel, en 1971. 
En la España del desarrollismo también hubo represión política. En esos años de aperturismo y crecimiento económico, cuando el país comenzaba a ver la luz tras los años oscuros de la autarquía, en los cuarteles y las prisiones no había ventana alguna, especialmente para los comunistas. Francisco Erice, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, analiza las estrategias opresoras del régimen en su nuevo libro: "Militancia clandestina y represión. La dictadura franquista contra la subversión comunista (1956-1963)". Un volumen con el que el historiador ha querido documentar las actuaciones del régimen en un período apenas estudiado, toda vez que la historiografía se ha centrado principalmente en la represión durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra.
"A veces se habla de que hay una represión indiscriminada, pero eso no existe: la represión siempre es discriminada, y tiene una orientación, que suele ser bien intimidar, o bien evitar la organización de grupos", explica Erice, que estima en más de un millar el número de presos políticos en España a principios de la década de 1960.
Entre los episodios opositores más relevantes del período, Erice señala las huelgas mineras en Asturias: "En 1962 hay un punto de inflexión en la oposición organizada contra el franquismo. Y el centro mismo de la represión en Asturias era el centro de la militancia, que eran las zonas mineras".
En los años que analiza en su libro, una etapa de transición entre ese primer franquismo marcado por la política autárquica y el ostracismo internacional y la etapa del desarrollismo, Erice precisa que apenas había grupos organizados de oposición al régimen, más allá de los comunistas, a quienes por otro lado se aplicaban las penas más duras. "A los comunistas se les impone condenas muy largas, algunas muy fuertes, porque el ser comunista conlleva una penalización sobreañadida, ya que se consideraba que formaban parte de una conspiración internacional", explica.
La aplicación de penas de singular dureza se apoya además en la compleja legislación de la época, que hasta 1963 dejaba los delitos de carácter político bajo la jurisdicción militar. "Hay una remodelación del entramado legal, y en 1959 se aprueba la Ley de orden público. Pero no acaba con una práctica anterior como el juicio militar: hasta 1963, los delitos políticos se consideran delitos armados, y los juzga un tribunal militar", sostiene Erice.
Pese a todo, el régimen logró silenciar, en gran medida, estas prácticas: "Querían mostrarse como un régimen aceptable en el contexto internacional, apoyándose en la liberalización y el anticomunismo. Se trató de dar una imagen de 'dictadura paternalista', que goza aún hoy de cierta credibilidad, aunque la represión estuvo activa hasta el final". El libro se presenta esta tarde en la librería Cervantes de Oviedo, a las 19.00 horas.