Una madre sueca pide ayuda para localizar a su hijo, al que cree desaparecido en Chipiona hace 72 años.
Cádiz
La hija de una agente doble de la Segunda Guerra Mundial, un médico nazi oculto en Cádiz conocido como Doctor Pirata y la extraña muerte de un bebé por resolver. Podrían ser los personajes de una novela negra si no fuera porque lo que ocurrió a mediados del siglo XX en Chipiona aún atenaza a Irmgard Lundberg, una madre sueca desesperada desde hace 72 años por saber qué fue de su hijo. “Tengo el pálpito de que está vivo. No quiero morirme sin saber qué fue de él”, asegura la mujer, de 94 años y que no abandona la idea de que el de su hijo pueda ser otro caso de bebé robado en España.
Alfred Sven Karl Lundberg nació el 3 de febrero de 1947, en Duisburgo (Alemania). Su breve existencia conocida pronto se convirtió en “una historia compleja y dura que no deja de ser el lamento desesperado de una madre”. Así lo asegura Wayne Jamison, el periodista que, investigando la presencia de los nazis refugiados en la costa de Cádiz, desveló el caso. Este lunes ha dado una rueda de prensa con la que intenta averiguar más señas del paradero de un hombre que, de continuar vivo, hoy tendría 73 años.
La familia Lundberg se estableció en Tánger en 1948 por el trabajo del padre, Sven. Pronto se hacen amigos de Luis Gurruchaga, un supuesto médico que decía ser originario de San Sebastián, que trabajaba como director de un sanatorio en Chipiona (Cádiz) y viajaba con frecuencia a Tánger. Los padres suecos desconocían que tras la identidad del popular doctor vasco que llegó a Cádiz en 1945 se ocultaba un huidizo médico nazi que estuvo presente en los campos de exterminio de Dachau, Mauthausen o Auschwitz. “Realmente era de Alemania, manejó hasta ocho identidades diferentes”, asegura Jamison. Una de ellas fue la de Frederich von Freienfels.
Fred, como le conocía su familia, vino al mundo con una salud quebradiza y fue operado en el cuello al poco de nacer. Cuando los Lundberg conocen al doctor Gurruchaga, el pequeño sufría una hernia inguinal que precisaba de una intervención. El falso médico —no estaba dado de alta en el Colegio de Médicos de Madrid, asegura Jamison— convence a los padres para llevarse al bebé a Chipiona para operarle en mayo de 1948. Fue la última vez que el matrimonio vio a su hijo.
El niño llegó a estar en el sanatorio. Liana Romero —hija de Larissa Swirski, la doble espía de nazis y aliados que fue conocida como La Reina de Corazones— le recuerda como un niño “adorable”. La mujer, hoy de 87 años, era entonces una adolescente de 15 que sí conocía el pasado alemán del falso doctor. “Un día Gurruchaga estaba en nuestra casa tomando café y recibió una llamada del sanatorio en el que le decían que el niño había subido de la playa sintiéndose mal. Ese mismo día desapareció su cuidadora”, ha rememorado este lunes Romero.
El también conocido como Doctor Pirata —por sus tejemanejes de contrabando entre Tánger y España por los que incluso estuvo detenido— comenzó a dar largas a los padres, hasta que en diciembre de 1948 les reconoce que el niño había muerto de una insolación en junio y que lo había enterrado en un nicho del cementerio de Chipiona. Fue solo una de las versiones que dio. Él mismo firmó un certificado de defunción con membrete del Colegio de Médicos de Madrid en el que recoge que el bebé falleció “a causa de un colapso periférico”, según el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Para corroborar su versión, enseñó a los padres la foto de un cadáver, pero estos negaron que el niño retratado muerto sea su hijo. Comenzó “una lucha con la Interpol, la embajada sueca, el Ministerio de Asuntos Exteriores y no llegó a nada”, sentencia Jamison. Consiguen incluso que, en 1949, los primeros hagan una autopsia del cadáver enterrado en Chipiona que concluye que el fallecimiento fue por muerte natural. Así queda recogido en una comunicación del Consulado de Suecia en Cádiz del 21 de marzo de 1961 en el que también se explica que el hecho de que Gurruchaga “haya dejado información incompleta y engañosa sobre la muerte del niño no sorprendió a nadie debido a su comportamiento”.
Pero ahí murió la investigación hasta que en 2011 Romero publicó un artículo en el Diario de Cádiz en el que explica la verdadera identidad del supuesto médico vasco. El texto llega hasta Irmgard Lundberg —hoy residente en Suecia— que, tras descubrir el pasado nazi de Freienfels, decide averiguar qué ocurrió con su pequeño. “No sé si está vivo, pero creo que sí”, ha asegurado este lunes en una breve videoconferencia con Cádiz ayudada por su nieta.
Para Romero, única testigo conocida de lo ocurrido, hay muchas “contradicciones”. Jamison, que lleva años indagando en la figura del nazi para la publicación de un libro sobre él, también lo cree así. “En el certificado de defunción se cambia el nombre y se dice que es de padres desconocidos”, detalla el periodista, esperanzado en dar con alguien vivo que pueda dar más señas de lo ocurrido a la madre. “Es un grito desesperado de auxilio. Intentamos dar con gente que pudo ser testigo de aquello, no sabemos si muchos estarán muertos y a los que estén vivos no les queda mucho”, añade el investigador.
Para facilitar la búsqueda, la familia ha habilitado una cuenta de Twitter (@BuscandoFred) y una dirección de correo electrónico (buscandoafredlundberg@yahoo.com), además de solicitar ayuda a la asociación SOS Bebés Robados Jerez de la Frontera. “Que sepamos es el caso de bebé robado con una madre viva más mayor”, ha asegurado Luisa Fernanda Terrazas, presidenta de la entidad que lleva años luchando por averiguar el paradero de más de 200 niños supuestamente desaparecidos en Jerez.
EL FALSO MÉDICO SEGUIDOR DE HITLER
La figura de Frederich von Freienfels —una de sus ocho identidades— está envuelta en la niebla. Wayne Jamison lleva meses investigando su pasado y dice tener pruebas de su verdadera identidad y su participación en campos de exterminio de las SS de Adolf Hitler. Hasta ahora, la mayor prueba documental conocida es la foto de un entonces joven Freienfels con la Cruz de Hierro —alta condecoración del III Reich— colgando del cuello y otras instantáneas de él ya como Luis Gurruchaga en el sanatorio de Chipiona. Ante los más allegados en Chipiona, acabó confesando su implicación en los campos de exterminio nazi, según asegura Liana Romero.
El sobrenombre de Doctor Pirata le vino por su predilección por el contrabando en el Estrecho. Después, Gurruchaga desaparece de Chipiona, huye a Argentina y acaba recalando en Madrid, donde Romero volvió a encontrarse casualmente con él, cuando este ya estaba casado con Carmen Fernández de Quesada. La última pista conocida de él es la publicación de una esquela en el periódico Abc en el que aparece como fallecido —ya bajo la identidad de Frederich von Freienfels— el 3 de noviembre de 1971 a los 57 años.
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