'Público' habla con las familias de Bartolomé Costa Serra, Josep Vidal Ramón y José Corvacho, identificado en Formentera, sobre la muerte de sus antepasados a manos de las tropas franquistas.
MADRID
José Corvacho abandonó Almendral (Badajoz) en 1936. El hombre, campesino de profesión, lo dejó todo atrás para luchar contra los sublevados en la Guerra Civil. Las tropas franquistas se hicieron con el poder y su familia tuvo que aprender a convivir con el olvido. "Mi madre tenía ocho años cuando se despidieron y murió sin saber a ciencia cierta dónde estaban sus restos. Lo único que quería era abrazar a su padre. Ese era su sueño", cuenta Yolanda Carrillo Corvacho, nieta del militante republicano.
Los restos de José Corvacho fueron exhumados a finales del año pasado en el cementerio de Sant Francesc de Formentera, dentro del IV Plan de Fosas que puso en marcha el anterior Gobierno balear. Hace un par de semanas, los resultados de los análisis de ADN permitieron confirmar su identidad. Lo mismo ha ocurrido con Mariano Castelló Castelló, Bartolomé Costa Serra y Josep Vidal Ramón, las tres primeras víctimas del franquismo identificadas en la isla de Ibiza.
"Lo que encontraron fue parte de un cráneo, que no es el esqueleto entero, pero al menos sabemos dónde lo mataron. Era una cuestión de justicia", sugiere Rafael Serra Costa. Su bisabuelo, Bartolomé Costa Serra, murió fusilado por los fascistas en noviembre de 1939. El payés nunca tuvo significación política, pero a los golpistas poco les importó. Lo metieron en una camioneta llena de represaliados y se lo llevaron al cementerio de Ses Figueretes. Bartolomé dejó sola a su viuda, Catalina Torres Riera, con sus nueve hijos.
Josep Vidal, más conocido como Pep d'en Rei, tenía 52 años cuando una bala acabó con su vida. El 22 de octubre de 1936 lo mataron por republicano. "Mi tía tenía grabada la imagen de su padre diciéndole adiós con la mano el día que lo detuvieron. Esa fue la última vez que lo vio. Hace un tiempo que falleció, pero siempre contaba que no podía llevarle flores, porque no sabía dónde estaban sus restos", relata Esther Vidal Gómez, nieta de la víctima. La identificación fue posible gracias a las muestras de ADN de su hijo menor.
"Mi tía nunca pudo llevarle flores a su padre porque no sabía dónde estaban sus restos"
Mariano Castelló trabajaba en Ibiza como pescador hasta que las tropas del bando sublevado lo fusilaron, cuando tenía 67 años. Las excavaciones realizadas en el cementerio de Ses Figueretes han permitido recuperar los restos de 13 víctimas, pero solo tres han sido identificadas. "La primera campaña la empezamos con muchas ganas, pero no tardó en venir la decepción. Esperábamos resultados mucho más rápidos y hasta hace dos semanas no hemos tenido nada. La sorpresa ha sido inmensa, lo habíamos dado casi por perdido", explica Luis Ruiz, presidente del Fòrum per a la Memòria d'Eivissa i Formentera.
Cerrar un ciclo en plena batalla por la memoria
Las tres familias consultadas por este diario destacan el papel de las asociaciones memorialistas, sin las que hubiera sido "imposible" rescatar a sus antepasados del olvido. "En casa siempre reinó el silencio sobre la desaparición de mi bisabuelo, había un vacío que nadie era capaz de explicar. Me puse a investigar para cerrar el ciclo con la amenaza de que los del otro bando [PP y Vox] paralizasen y dejasen de financiar la apertura de fosas. Yo soy el heredero de un represaliado, pero no podemos olvidar que ellos son los herederos del otro bando", reivindica Rafael Serra.
La identificación de José, Mariano, Bartolomé y Josep coincide en el tiempo con la ofensiva de PP y Vox para tumbar las leyes de memoria
La identificación de José, Mariano, Bartolomé y Josep coincide en el tiempo con la ofensiva de PP y Vox para tumbar las leyes de memoria. En Illes Balears, de hecho, lanzaron una propuesta para derogar la norma autonómica porque consideran que una "sociedad madura" debe oponerse a "cualquier intento gubernamental" de "arrasar con las variadas memorias individuales y familiares". Los activistas y las asociaciones que han hablado con Público acusan a las derechas de "correr un tupido velo" y "deshumanizar" la memoria de miles de víctimas.
En Formentera se han exhumado durante el IV Plan de Fosas los restos de 26 víctimas del franquismo, aunque, de momento, solo José Corvacho ha sido identificado. El extremeño murió de hambre en el penal de la isla, donde cumplía condena por rojo. "No lo fusilaron, pero lo tenían sin comer en una celda, hacinado con otros presos. Lo dejaron morir, que para mí es como si lo hubieran matado", precisa su nieta.
"Yo soy el heredero de un represaliado; PP y Vox son los herederos del otro bando"
"Hace dos semanas me dijeron que las muestras de ADN coincidían. Mi madre se murió pidiéndome que no dejara de luchar para recuperar al abuelo. Le prometí que lo iba a conseguir, pero sin ninguna certeza. Estaba en el trabajo cuando me llamaron para comunicármelo [el resultado de los análisis] y te puedes imaginar, sentí mucho dolor, pero también mucha alegría", continúa Yolanda Carrillo Corvacho. Las tres familias coinciden a la hora de definir el fin del proceso como una "liberación" y lanzan un mensaje de esperanza para los descendientes de otros represaliados: "La clave está en seguir luchando, porque todo se acaba descubriendo, incluso el nombre de los asesinos".
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