El Ayuntamiento de Santander ha tardado 17 años en colocar la placa con el nombre de Matilde Zapata en la calle de la ciudad que recuerda a esta periodista, que fue directora del periódico La Región tras el fusilamiento de su marido, Luciano Malumbres, y que fue represaliada y posteriormente ejecutada por los golpistas del bando sublevado durante la Guerra Civil.
Así, tras las insistentes peticiones de los vecinos de la zona de Cueto, -donde se encuentra la calle concedida a Matilde Zapata por la Corporación el 29 de marzo de 2007 y hasta ahora sin cartel-, y de partidos políticos como Izquierda Unida, que lo ha reivindicado en varias ocasiones en el pleno municipal de Santander, finalmente se ha colocado la placa conmemorativa sin que se haya realizado ningún anuncio institucional por parte del equipo de gobierno que dirige la alcaldesa, Gema Igua (PP) como ocurre en otras ocasiones.
Izquierda Unida de Santander en su cuenta de X ha sido quien ha anunciado este hecho, avisados por la Asociación de Vecinos de Cueto, tras la aparición de la placa dedicada a este referente del feminismo, el periodismo y la lucha obrera en la capital de Cantabria, y que llevaba pendiente desde hace casi dos décadas. IU, ya en 2023, cuando era su portavoz Miguel Saro, pidió al equipo de gobierno municipal que colocara la placa, una petición que volvió a repetirse por parte del concejal Keruin P. Martínez en el último pleno.
Martínez ha valorado lo ocurrido como “un pequeño gesto pero que reviste importancia. Matilde Zapata, lo mismo que otras figuras, forman parte de lo mejor de nuestra historia y merecen un lugar destacado también en el espacio público. Con este caso se demuestra, además, que solo hace falta voluntad política. En ese sentido, seguiremos trabajando por sanear el callejero franquista y que se cumpla en nuestra ciudad con la Ley de Memoria Democrática”, ha señalado.
Referente del periodismo, del feminismo y la lucha obrera
Matilde Zapata nació en Sevilla en 1906 y era todavía una niña cuando su familia se instaló en Santander. Siendo muy joven, se afilió al PSOE y llegó a ser presidenta del Grupo Infantil de la organización en Santander. De ahí pasó a las Juventudes Socialistas, según relataba Miguel Ángel Chica en su sección 'Cántabros con Historia'.
La proclamación de la II República en abril de 1931 cambió la vida de Matilde Zapata. Su marido, Luciano Malumbres, era director del diario La Región y compartían ideas y un proyecto común, que se sostenía sobre la línea editorial del periódico: visibilizar el movimiento obrero de la ciudad, dar voz a los que nunca habían tenido voz y denunciar la impunidad de los grandes empresarios.
Matilde Zapata se convirtió en una de las principales colaboradoras del periódico. A través de sus artículos reclamó los derechos de las mujeres y defendió una igualdad efectiva en el ámbito laboral y cultural. Sus escritos en La Región y su trabajo en el Partido Socialista la convirtieron en un arquetipo de la mujer izquierdista, libre, culta y luchadora.
Luciano Malumbres fue asesinado en Santander a manos de un pistolero, militante de Falange, el 3 de junio de 1936, en el bar La Zanguina, mientras se encontraba jugando una partida de dominó con unos amigos. Durante todo el mes de junio el periódico no dejó de publicarse un solo día. Matilde Zapata se convirtió en la directora oficiosa del medio y compaginó el cargo con su trabajo de auxiliar en la Biblioteca Municipal de Santander. Desde las páginas de La Región investigó la muerte de su marido, señaló a los responsables, denunció la impunidad y continuó ejerciendo de portavoz de los trabajadores.
El periódico publicó su último número el 29 de junio de 1937. Matilde Zapata se encontraba entre los cientos de personas que marcharon hacia Asturias. El 26 de agosto las tropas del general Varela entraron en la capital cántabra y en los días posteriores detuvieron a 17.000 personas. A principios de 1938, Zapata embarcó rumbo a Francia, camino del exilio, pero fue detenida por la flota franquista.
La condujeron de vuelta a Santander, donde fue sometida a un Consejo de Guerra. Se le acusó de apoyar la causa marxista y de arengar a las masas y le impusieron dos condenas de muerte. Pasó sus últimos días de vida en una cárcel para mujeres improvisada en el Grupo Escolar Ramón Pelayo de Santander, hasta que fue conducida al cementerio de Ciriego en la madrugada del 28 de mayo de 1938 y la fusilaron cuando tenía 32 años.
Familia ligada a Cueto
Matilde Zapata y su familia están estrechamente vinculadas a Cueto. Su hermano Antonio, que también trabajaba como administrativo en el periódico La Región, combatió al fascismo en el batallón Luciano Malumbres. Cuando cayó Santander en manos de los golpistas, lo detuvieron y estuvo encerrado en la prisión de Tabacalera. Pasó 26 años en la cárcel, siendo la estancia cancelaria más larga que se conoce entre los presos del franquismo. Al llegar la democracia intentó sin éxito hacer gestiones para recuperar la cabecera del periódico La Región, pero falleció en 1981 sin haberlo conseguido.
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En 1968, la policía entró en casa de su hija, Carmen Zapata, sobrina por tanto de Matilde. Destrozaron puertas, rompieron muebles y ropa, hasta que encontraron una multicopista, una máquina de escribir y un número de la revista Mundo Obrero que Carmen y su marido, Veridiano Rojo, imprimían en su vivienda de Cueto. Se los llevaron detenidos y Veridiano Rojo arrastró toda su vida las secuelas de las torturas padecidas en comisaría, pero las denunció y consiguió que condenaran a los culpables. Fue durante muchos años presidente de la Asociación de Vecinos de Cueto, lugar en el que 17 años después de ser concedido ese reconocimiento luce la placa en la calle dedicada a Matilde Zapata.
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