dissabte, 14 de setembre del 2024

"Churchill compró a los generales de Franco para que España no entrara en la guerra"

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ángel viñas publica 'sobornos'

El historiador relata en su último libro cómo la documentación desclasificada recientemente demuestra la compra de voluntades para que la dictadura se mantuviera neutral


La historiografía ha hecho añicos ya hace tiempo la leyenda de que Franco salvó a España de la Segunda Guerra Mundial y evitó así la muerte de miles de españoles. Ha certificado que en realidad estaba ansioso por entrar en guerra pero que Hitler no aceptó sus demandas sobre el norte de África para no molestar a la Francia de Vichy. Y ha demostrado que la célebre "hábil prudencia" del Caudillo fue un latiguillo laudatorio sin base real acuñado por los suyos.

 

Y sin embargo, las idas y venidas del regimen franquista durante la Segunda Guerra Mundial resultaron tan rocambolescas y extrañas que parecía faltar una pieza que permitiera una comprensión más razonable de lo ocurrido. Esa pieza salió a la luz finalmente en 2013, al desclasificarse una serie de documentos británicos de los Archivos Nacionales de Kew: esa pieza era el soborno. Lo cuenta Ángel Viñas (Madrid, 1941) en 'Sobornos. De cómo Churchill y March compraron a los generales de Franco' (Crítica). En las páginas de su último y vibrante libro el historiador y economista reconstruye la compleja, exitosa y muy costosa operación levantada por los ingleses -con la crucial intermediación del banquero Juan March- para comprar voluntades entre los afines a Franco que presionaran al dictador con el fin de mantener a España neutral durante la contienda.

Foto: El historiador y economista Ángel Viñas (EFE)

PREGUNTA. El origen de este libro está en una serie de seis artículos que publicó en El Confidencial en 2013 a propósito de aquellos nuevos documentos británicos desclasificados. Fue entonces, escribe, cuando se dio cuenta del potencial de aquellos papeles.

 

RESPUESTA. La operación "Sobornos" fue una operación de inteligencia, no de espionaje, y hay dos formas de abordar operaciones de inteligencia. La primera es describir la operación y la segunda es la del historiador profesional que trata de estimar su impacto en un contexto táctico y estratégico, cuáles fueron sus resultados y cómo influyó en una determinada política. Esto es más difícil porque hay muchas operaciones de inteligencia que se agotan en sí mismas. En España la única que se conocía era la Operación Carne Picada, cuyo impacto estratégico -acerca de dónde se iba a producir el desembarco- fue exitoso pero limitado. La operación "Sobornos" tuvo sin embargo un impacto que duró toda la guerra.

 

P. ¿Cuál fue ese impacto?

 

R. Lo que los ingleses buscaban era construir un escudo protector con diversas capas para evitar que Franco se deslizara hacia el Eje. Las capas más conocidas fueron las políticas y diplomáticas. Luego la regulación de las importaciones, la llamada guerra económica que incluyó la célebre adquisición de wolframio. También fue importante la planificación militar que incluía quitarle Canarias a los españoles si entraban en la guerra. Y por último están las operaciones clandestinas de espionaje e inteligencia, de las que se conoce poco.

 

P. ¿En qué consistían?

 

R. Tenían varios pivotes. El primero era la recopilación de información por agentes españoles a sueldo del MI6 inglés. De eso no sabemos nada. El segundo correspondía a la actividad del SOE, un invento de Churchill para realizar operaciones de guerra subversiva y sabotaje por toda la Europa ocupada por los nazis. Sobre sus rocambolescas aventuras se ha escrito la intemerata. En España no actuó apenas. Y luego estaba lo que los ingleses llamaban el PWE. De esto no se conocía nada y yo le dedico el anexo. ¿Qué pasó? Que en España el SOE y el MI6 se subordinaron a la capa última, los sobornos, la pieza fundamental y más oscura. Para que tuvieran éxito, los sobornos tenían que aplicarse bajo ciertas condiciones ambientales. Había que tranquilizar a Franco y a los suyos y garantizar la seguridad de una dictadura neutral.

 

P. Uno de los grandes mitos sobre Franco es el de la “hábil prudencia” que le permitió sortear con éxito las trampas de la guerra mundial y decirle no virilmente a Hitler. Pero la documentación que usted ha manejado lo deshace. No era “hábil prudencia” sino más bien lo que usted llama "Führerprinzip". ¿"Führerprinzip" significaba que Franco se saltaba la ley?

 

R. ¡Él era la ley! Eso es lo que significa el "Führerprinzip". Los ingleses lo captaron rápidamente. Cuando el astuto embajador Hoare llega a Madrid el 1 de junio de 1940 rebotado se da cuenta, pese a lo que pensaba todo el mundo, que no está claro que Franco vaya a entrar en guerra pero que hay que ayudarle. Y es entonces cuando al agregado naval Alan Hillgarth se le ocurre la idea: vamos a comprar voluntades. Aunque yo creo que la idea en verdad se le ocurrió al banquero Juan March. En fin, todo fue muy rápido teniendo en cuenta que Inglaterra vivía entonces días muy difíciles tras Dunkerque y el cambio de gobierno: sólo cuatro días después de llegar a Madrid, Hoare escribe a Churchill solicitándole medio millón de libras para comprar al Régimen. Y Churchill no sólo acepta sino que ampara la operación desde el principio hasta el fin.

 

P. Usted señala que parte de esa prisa tenía que ver con el miedo a que Franco invadiera Gibraltar.

 

R. Exacto. Gibraltar era vital para los ingleses y en ese momento no era aún inexpugnable. Franco podía haberla tomado con ayuda alemana. Lo que los ingleses buscan en un primer momento con la operación "Sobornos" es ganar tiempo, en concreto seis meses para hacer Gibraltar inexpugnable. Y lo consiguieron.

 

P. Y sin embargo el mito persiste. El último en defenderlo en un libro reciente, que usted tacha de “lamentable”, ha sido Luis Suárez, de la Real Academia de Historia, famosa también por su célebre diccionario biográfico.

 

R. ¡Suárez decía esas cosas en un libro publicado el año pasado! Sin ni una sola nota a pie de página, por cierto. Él es académico de la RAH, tendrá sus méritos, aunque yo no se los veo. Los que siguen defendiendo ese mito ignoran la documentación y la que no la ignoran la distorsionan. Suárez cita por ejemplo un libro de Séguéla sobre la actuación de Lequerica en Hendaya… ¡pero lo que dice no es lo que dice ese autor en su libro! ¡Es lo contrario! Y si esto lo hace con un libro que cualquiera pueda consultar… imagínese lo que hará con los documentos que no están al alcance de todo el mundo. Es una atrocidad tras otra. Eso sí, con mucha prepotencia y aprovechándose del marchamo que le da estar en la Academia donde también hay gente respetable. A mí me da pena lo de Suárez pero estas cosas hay que decirlas, es un deber cívico.

 

P. Pero Suárez no es un revisionista, ¿no? No es un Pío Moa…

 

R. Yo a Pío Moa ni lo cito. No hay que dar cancha.

 

P. ¿Pasó ya aquella moda del revisionismo franquista que tantos libros despachó?

 

R. No. Ahora se centran en la responsabilidad sobre el desencadenamiento de la guerra civil y la crisis de la república. Ahora el principal revisionista es Stanley Payne.

 

P. ¿Qué le ha ocurrido a Stanley Payne?

 

R. Eso habrá que preguntárselo a él. Mi opinión es que Stanley Paine ha visto la posibilidad de hacer caja, así de simple, no sé si del PP, de Faes o de los dos.

 

P. Volvamos al libro. ¿Hasta qué punto fue útil la operación "Sobornos" a los intereses de los Aliados? ¿Piensa que sin ella España habría entrado en la guerra Mundial junto al Eje?

 

R. No lo sé pero la operación indudablemente consiguió su objetivo.

 

P. ¿Y cómo funcionaba?

 

R. Ese es el tema y no lo conocía nadie hasta ahora. No sabemos quiénes eran todos los sobornados por March aunque sí conocemos algunos nombres: Nicolás Franco, el hermano del dictador, que era un corrupto total, Kindelán, Orgaz, Aranda. Pero ojo, no cobraban al día. Se les dijo que si lograban que España se mantuviera al margen de la contienda, ellos cobrarían. Y así fue, cobraron después, en el año 44. Porque la operación, que en principio iba a durar seis meses, se fue prolongando. Sin duda,a los ingleses les parecía eficaz. Ahora la segunda etapa ya no buscaba que España se mantuviera neutral sino que, si los alemanes invadían España, el régimen ofreciera resistencia. Y ahí interviene Nicolás Franco.

 

P. En una entrevista a este medio en 2015 a propósito de su libro ‘La otra cara del Caudillo’ aseguraba que Franco entró en la guerra sin un duro y salió con 388 millones de euros. ¿Cuánto se embolsaron los generales españoles de los ingleses por mantener a Franco neutral?

 

R. No es nada fácil traducir libras de entonces a euros con los valores actuales. La cifra aproximada que yo doy son entre 350 y 380 millones de euros pero podrían llegar fácilmente a los mil millones de euros a distribuir entre 20 y 30 generales y hombres del régimen.

 

Los sobornos oscilaron entre los 350 y los mil millones de euros a distribuir entre 20 y 30 hombres del régimen

 

P. Eso es una barbaridad.

 

R. Pero una barbaridad. Y solamente para comprar voluntades para influir en Franco y lograr que no entrara en la guerra mundial. El problema para estos hombres es que el dinero lo recibieron de dos formas. March les daba pequeñas sumas en efectivo pero el grueso del dinero se depositó en cuentas en el extranjero, en Nueva York y en Ginebra. Y claro, eso era un problema porque tener cuentas en el extranjero era ilegal. El problema era cómo blanquear ese dinero. Y yo ahí he desentrañado, tras mucho trabajo, lo que llamo la operación "Navíos", mediante la cual March compró barcos por medios estrictamente legales y autorizados por el consejo de ministros -al que March por supuesto engañó- y se autorizaron una serie de importaciones fuera de cupo financiadas por el SOE que permitían a March importar mercancías para vender legalmente en el mercado intervenido con la condición de que una parte de esas mercancías March las vendiera en el mercado negro. March se convirtió así en un estraperlista autorizado por el gobierno. Mi hipótesis es que así blanqueó gran parte del dinero inglés. Y con ese dinero se compró la neutralidad de España en la guerra.

 

P. La famosa entrevista de Hendaya el 23 de octubre de 1940 es uno de los pilares principales del mito de la “hábil prudencia” de Franco y una de las reuniones más tergiversadas de la historia. Allí habría salvado a España de la Guerra Mundial. Relata que hay importantes lagunas en la documentación de aquella reunión pero… ¿qué nos dice lo que tenemos sobre lo que allí ocurrió?

 

R. Sobre Hendaya la única fuente es la minuta alemana sobre lo que se dijo en el encuentro, y no está completa. Yo sé algo de esto porque me he pasado la vida haciendo actas y minutas para ministros y primeros ministros y las minutas no siempre son un testimonio fidedigno. La derecha española - De la Cierva- ha dicho siempre que Hitler acudió a España dispuesto a engañar a Franco. Pues no señor. Hitler no engañó a Franco. Le dijo que el objeto de aquella entrevista era determinar en qué medidas eran compatibles los intereses alemanes, españoles y franceses de cara al reparto colonial. Hitler no quería que el ejército del Marruecos francés se revolviera contra el régimen de Vichy y Petain tampoco. Así que cuando Franco pidió que le dieran Marruecos en contrapartida por entrar en la guerra Hitler le dijo que no. Pero no le engañó, sencillamente no hubo acuerdo. Y ahí termina la minuta alemana. Pero tres días más tarde, nada menos, llega la minuta española, a cargo del barón De las Torres, y no tiene nada que ver con la alemana, está llena de loas al Caudillo.

 

La derecha española - De la Cierva- ha dicho siempre que Hitler acudió a España dispuesto a engañar a Franco. Pues no señor. Hitler no engañó a Franco

 

P. ¿Pero entonces qué pasó en Hendaya?

 

R. ¿Qué pasó en Hendaya? Pues que Hitler debió decir algo que no se recogió en la minuta. No sabemos qué dijo pero eso dio pie a Franco para escribirle una carta luego en la que le pedía que fijara esas manifestaciones verbales por escrito. ¿Qué dijo? Pues sería así como "no se preocupe usted, general, le doy mi palabra de honor de que esto se arreglará”. Y Franco lo quiso tener por escrito. Y Hitler se negó porque no se fiaba de los españoles, no creía que estuvieran en condiciones de guardar un secreto. Y los franceses se enterarían. Y no se fiaba con razón. A las 24 horas de celebrarse la conferencia de Hendaya los ingleses ya sabían lo que había ocurrido allí. Y es que en el séquito de Serrano Suñer tenían un espía.

 

P. Lamenta al final del libro que subsisten flecos incompletos que dejan su curiosidad insatisfecha. Siempre has dicho que más allá de los premios y los méritos académicos, la curiosidad es el motor determinante de tu trabajo como historiador. ¿Cómo anda de curiosidad la historiografía española actual?

 

R. La historiografía española actual sobre nuestro país está muy bien. Somos líderes. Lo anómalo era la situación actual dominada por los hispanistas. Y no minosvaloro nada su labor, hicieron historia de España en momentos muy difíciles.

 

P. “Y todavía hay gente que deplora que los descendientes de las víctimas reclamen su reconocimiento. ¡Qué forma de querer superar un pasado oscuro y embadurnado de sangre y lágrimas! Estas son las últimas palabras de 'Sobornos'. ¿Qué opina del proceso iniciado en 2007 con la Ley de Memoria histórica? ¿Qué opina de aquellos que dicen que reabre heridas?

 

R. ¡Pero cómo va a reabrir heridas si las heridas no están cerradas! Es más, cada día que se exhuma una fosa más nos demuestra lo que pasó. No se puede cerrar el pasado en falso. Cuidado, que las heridas de la guerra civil no se hayan cerrado del todo no significa que la sociedad española no sea una sociedad pacífica y democrática. Lo es. De lo que se trata es de hacer inteligible el pasado y un pasado tan mitificado por el franquismo exige un ajuste de cuentas con el franquismo mismo. Hay que abrir los archivos, desclasificarlos... España debe ser el único país en el que sales a hacer pícnic al bosque, abres las tarteras y de pronto te encuentras una fosa. ¿En qué otro país de Europa ocurre eso? En Alemania se ha hecho un gran esfuerzo para recuperar los restos... ¡de las SS! Y va a presentarles sus respetos la famila. O los histéricos...