Búscame en el ciclo de la vida con Salvador Puig Antich.
1 de marzo de 1974. Salvador, conocido también como el Metge, (el médico), apodo que recibió durante el servicio militar porque administraba el botiquín, es un joven anarquista de 25 años miembro del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación). Desde hace seis meses se encuentra en la celda 443 de la quinta galería de la Cárcel Modelo de Barcelona. Le acaban de comunicar que será ejecutado en unas horas por el asesinato del subinspector Francisco Anguas Barragán.
http://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2016/03/02/mercona-puig-antich-el-valor-de-la-resistencia/
Merçona Puig Antich: el valor de la resistencia
Sol Luque,
integrante de CeAqua
integrante de CeAqua
Dedicado a los que sobrevivieron; a los que pudieron continuar resistiendo; a los que, además de sufrir la pérdida y la ausencia, cubrieron sus espaldas con la responsabilidad de ser los custodios de la Memoria.
Hace ya un mes, el 27 de enero pasado, se presentó el libro Salvador Puig Antich, caso abierto, de Jordi Panyella. Este acto, que fue organizado por la Coordinadora Estatal de apoyo a la Querella argentina, contó entre los ponentes con Merçona Puig Antich. Hace tiempo que ella dejó de ser una niña pero siempre será la hermana pequeña de Salvador. Inevitablemente es una marca de vida. Ella, junto al resto de su familia, sufrió todo el proceso que acabó con el asesinato de su hermano, mediante la aplicación del garrote vil por parte de las fuerzas represoras de la criminal dictadura franquista, el 2 de marzo de 1974, y cuyo 42 aniversario se cumple hoy.
Un proceso donde la ocultación de pruebas y documentos que exculpaban al acusado, como demuestra Panyella en su libro, hizo de aquel juicio una farsa, un repugnante circo ausente de cualquier mínima aplicación de los Derechos Humanos, entre ellos, el derecho a la defensa. Algo, que todavía 42 años después continúa ya que, a pesar de las nuevas e incuestionables pruebas, la apertura del proceso ha sido negada dos veces por el Tribunal Supremo de España. Este es nuestro país, esta fue nuestra Justicia y esta es la que sigue siendo.
Sin embargo, sus hermanas (Imma, Carme, Montserrat y Merçona) decidieron no bajar los brazos y durante años han perseguido que se supiera la verdad y que se reconociera que el juicio a Salvador fue una pantomima. Se personaron en la Causa 4591/2010, abierta en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 1 de Buenos Aires, República Argentina, a cargo de la Jueza María Servini de Cubría y denominada “N.N. por genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos en España por la dictadura franquista entre el 17 de julio de 1936, comienzo del golpe cívico militar, y el 15 de junio de 1977, fecha de celebración de las primeras elecciones democráticas”.
Merçona viajó en diciembre de 2013 a Buenos Aires para declarar delante de la Jueza Servini. Durante casi 40 años ninguna de las cuatro hermanas Puig Antich había podido solicitar a un juez que investigara lo que realmente ocurrió en aquel juicio sin garantías que llevó a su Salvador a la pena de muerte.
Cuando Merçona entró a declarar, era la primera vez que hablaba de su hermano en un ámbito donde realmente se sentía amparada por la Justicia. Los que allí estábamos compartimos con ella la mezcla de emociones que la desbordaban pero que también le daban la fuerza suficiente y la certeza de saber que siempre seguiría luchando por defender la memoria de su hermano.
En este viaje la conocí y lo que más me sorprendió fue su mirada que, a pesar de todo lo ocurrido, sigue estando llena de ingenuidad y ausente de rencor. “Ellos fueron los que querían venganza” siempre recuerda, haciendo referencia al ensañamiento con que ajusticiaron a su hermano, al utilizar sus ejecutores un instrumento tan brutal de tortura medieval.
Durante nuestra estancia en Buenos Aires, y en muchas otras ocasiones también, tuve la oportunidad de estar cerca de Merçona. Es una mujer optimista y decidida, que transmite honestidad cuando habla porque su discurso es ajeno a una retórica vacía. Ella no necesita poetizar la realidad porque la realidad de sus palabras son los hechos que expone, son los sentimientos que expresa, son sus gestos, mezcla de frescura y vehemencia.
Un año después de ese viaje, el 30 de octubre de 2014, la Jueza María Servini de Cubría dictó un Auto resolutivo imputando una serie de delitos a un total de 20 personas, actualmente 17 con vida. En el citado Auto, el Juzgado de Buenos Aires ordenaba la inmediata detención preventiva con fines de extradición de todos imputados, a efectos de recibirles declaración indagatoria en dicha causa penal.
Imputados, entre otros, por firmar la sentencia de muerte de Salvador Puig Antioch, estaba el ex ministro franquista José Utrera Molina, nombrado Caballero de Honor de la Fundación Francisco Franco el 18 de julio de 2012 y actualmente miembro de su Patronato. También conocido como suegro del que fuera Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.
Como ya es sabido, el 13 marzo de 2015 el Consejo de Ministros en el Estado español tomó la decisión de denegar todas estas extradiciones,provocando, entre otras protestas, la contundente respuesta de organismos de Naciones Unidas ya que la denegación dejaba “en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares, negando su derecho a la justicia y a la verdad”.
Sin embargo, Merçona, igual que sus hermanas y otras miles de víctimas, sabe que hay que continuar en la lucha porque es donde debemos estar, y la Justicia argentina seguirá actuando hasta conseguir que los victimarios también estén donde les corresponde.
El caso de Salvador, como tantos otros, sigue abierto.
Y el próximo viernes 4 de marzo, en el homenaje que hacen a Salvadornumerosas organizaciones, en la Nave Terneras del Paseo de la Chopera 10, a las 19:00 horas, volveremos a ver, a escuchar, a sentir a Merçona con su rebeldía, vitalidad y energía. Volverá a emocionarnos al traer con ella el recuerdo de lo que nunca tuvo que ocurrir, hará presente lo que aun hoy algunos quieren que olvidemos, y nos volverá a ofrecer con su permanente sonrisa la esperanza de un futuro donde la verdad y la justicia ya nadie pueda negarlas.
Merçona, et volem.Força i sempre endavant
42 anys de l'execució de Puig Antich
En l'aniversari de la seva mort, recordem els fets que van desencadenar en un consell de guerra i la darrera execució del franquisme amb el brutal mètode del garrot vil
Salvador Puig Antich
A les nou hores i quaranta minuts del 2 de març de 1974, Salvador Puig Antich moria executat amb la tècnica del garrot vil al pati de la presó Model de Barcelona. De res va servir tot l'esforç dels seus companys, de la seva família i els seus advocats durant mesos per evitar que es dugués a terme l'execució, la darrera que es va fer a l'Estat espanyol amb aquest mètode cruel i brutal. La seva vida i la seva mort són l'argument de Salvador, la pel·lícula dirigida per Manuel Huerga i protagonitzada per Daniel Brühl i Leonor Watling, entre d'altres, a qui acompanya la banda sonora composta pel cantautor Lluís Llach. Basat en la novel·la 'Compte enrere', escrita per Francesc Escribano, i produït per Jaume Roures, del grup Mediapro, el film va ser presentat al Festival de Cinema de Cannes d'enguany amb un gran èxit de crítica i públic.
TEMPS DE REVOLTA
La pel·lícula ens transporta fins al principi de la dècada dels anys setanta, moment en què va néixer el Moviment Ibèric d'Alliberament (MIL), un grup d'anarquistes que donava suport als sectors més combatius del moviment obrer i del qual un joveníssim Salvador Puig Antich es va fer militant.
Arreu d'Europa es vivien temps convulsos. El Maig francès del 1968, la Tardor italiana del 1969 i tota una constel·lació de moviments revolucionaris havien calat entre la joventut més radical. A Catalunya, els joves membres del MIL sovint duien a terme espectaculars atracaments amb què aconseguien diners per finançar la seva particular lluita revolucionària. Per a Puig Antich, la seva militància política i les accions que se'n derivaven li van servir de vehicle perfecte per al seu esperit rebel.
Valent, atractiu, amb un acusat sentit de la justícia, alegre i amb sentit de l'humor, conseqüent amb les seves idees, Salvador ho té tot a favor seu. Però el 25 de setembre de 1973, efectius de la Brigada Político Social el paren a ell i al seu company Xavier Garriga. En un confús tiroteig durant l'emboscada, un inspector de la policia de vint-i-quatre anys, Francisco Aguas, cau mort després d'haver rebut cinc trets, però de la pistola de Puig Antich només havien sortit dues bales. Greument ferit, a Puig Antich se'l trasllada a un hospital de l'Eixample barceloní i, un cop recuperat, ingressa a la presó Model de Barcelona, on espera que se celebri el consell de guerra, que s'anuncia per als dies 7 i 8 de gener de l'any següent, el 1974.
Un parell de setmanes abans, però, el 20 de desembre de 1973, ETA atempta contra el president del govern franquista, l'almirall Carrero Blanco. Un sector del règim franquista reclama un cap de turc i l'arribada imminent del consell de guerra a Puig Antich facilita les coses. L'activista és condemnat a mort. Mentrestant, al carrer, les seves germanes i els advocats de la família comencen una cursa contra rellotge i plena d'obstacles per aconseguir evitar l'aplicació de la brutal sentència i salvar la vida de Salvador Puig Antich.
CONTRA LA PENA DE MORT
Tot resulta en va. El primer de març, des de Madrid, el Consell de Ministres confirma la pena màxima i només un dia després, Puig Antich mor executat. Durant anys, la seva tràgica mort deixarà una gran empremta a tota una generació, que encara avui es pregunta si hauria pogut fer alguna cosa per evitar una mort terrible i inútil. Tal com diu el director de la pel·lícula, Manuel Huerga, el film no és només un contundent al·legat contra la pena de mort, sinó que també narra uns fets de la història recent d'Espanya, l'etapa final del franquisme, un període relativament verge des del punt de vista cinematogràfic. En aquest sentit, però, tal i com afirma Huerga, Salvador no és un viatge nostàlgic cap a un episodi aïllat, sinó que pretén també demostrar la vigència de la història de Puig Antich, que, malauradament, en algun racó del planeta continua repetint-se dia rere dia.
TEMPS DE REVOLTA
La pel·lícula ens transporta fins al principi de la dècada dels anys setanta, moment en què va néixer el Moviment Ibèric d'Alliberament (MIL), un grup d'anarquistes que donava suport als sectors més combatius del moviment obrer i del qual un joveníssim Salvador Puig Antich es va fer militant.
Arreu d'Europa es vivien temps convulsos. El Maig francès del 1968, la Tardor italiana del 1969 i tota una constel·lació de moviments revolucionaris havien calat entre la joventut més radical. A Catalunya, els joves membres del MIL sovint duien a terme espectaculars atracaments amb què aconseguien diners per finançar la seva particular lluita revolucionària. Per a Puig Antich, la seva militància política i les accions que se'n derivaven li van servir de vehicle perfecte per al seu esperit rebel.
Valent, atractiu, amb un acusat sentit de la justícia, alegre i amb sentit de l'humor, conseqüent amb les seves idees, Salvador ho té tot a favor seu. Però el 25 de setembre de 1973, efectius de la Brigada Político Social el paren a ell i al seu company Xavier Garriga. En un confús tiroteig durant l'emboscada, un inspector de la policia de vint-i-quatre anys, Francisco Aguas, cau mort després d'haver rebut cinc trets, però de la pistola de Puig Antich només havien sortit dues bales. Greument ferit, a Puig Antich se'l trasllada a un hospital de l'Eixample barceloní i, un cop recuperat, ingressa a la presó Model de Barcelona, on espera que se celebri el consell de guerra, que s'anuncia per als dies 7 i 8 de gener de l'any següent, el 1974.
Un parell de setmanes abans, però, el 20 de desembre de 1973, ETA atempta contra el president del govern franquista, l'almirall Carrero Blanco. Un sector del règim franquista reclama un cap de turc i l'arribada imminent del consell de guerra a Puig Antich facilita les coses. L'activista és condemnat a mort. Mentrestant, al carrer, les seves germanes i els advocats de la família comencen una cursa contra rellotge i plena d'obstacles per aconseguir evitar l'aplicació de la brutal sentència i salvar la vida de Salvador Puig Antich.
CONTRA LA PENA DE MORT
Tot resulta en va. El primer de març, des de Madrid, el Consell de Ministres confirma la pena màxima i només un dia després, Puig Antich mor executat. Durant anys, la seva tràgica mort deixarà una gran empremta a tota una generació, que encara avui es pregunta si hauria pogut fer alguna cosa per evitar una mort terrible i inútil. Tal com diu el director de la pel·lícula, Manuel Huerga, el film no és només un contundent al·legat contra la pena de mort, sinó que també narra uns fets de la història recent d'Espanya, l'etapa final del franquisme, un període relativament verge des del punt de vista cinematogràfic. En aquest sentit, però, tal i com afirma Huerga, Salvador no és un viatge nostàlgic cap a un episodi aïllat, sinó que pretén també demostrar la vigència de la història de Puig Antich, que, malauradament, en algun racó del planeta continua repetint-se dia rere dia.
MANUEL HUERGA, DIRECTOR DE ‘SALVADOR’ (Puig Antich) · “¡España es de todo, menos normal!’
I. Gorriti
Hoy se cumplen 42 años del asesinato a garrote vil del anarquista Salvador Puig Antich, icono de resistencia antifranquista que llevó a la pantalla el director de cine Manuel Huerga (Barcelona, 1957), con quien ha hablado Mugalari.
Hostiaba el año 1972 en Barcelona. Los soñadores no dormían; hacían el amor escuchando ‘Suzanne’ de Leonard Cohen; los antidemócratas afines al golpe de Estado del 36 hacían la guerra bajo el yugo del águila franquista ya enfermo. El cantante Miguel Ríos era detenido con hachis al tiempo que se estrenaba la película ‘El Padrino’, de Coppola, mientras en Munich ansiaban dar inicio a los Juegos Olímpicos y… “voló, voló, Carrero, voló”, se entonaba en Euskadi tras el asesinato reivindicado por ETA al Presidente del Consejo de Ministros de España durante la etapa final de la dictadura. Eran días en los que las calles españolas no eran grises, eran de los grises, reorganizados durante la puesta en tela de juicio ‘Transición’.
Hoy se cumplen 42 años de cuando los franquistas lo ejecutaron con una pena de muerte medieval: a garrote vil. Nombre: Salvador. Apellidos: Puig Antich. Delito: Estar en el lugar preciso el día equivocado. Cargos en su contra: El régimen del golpista Franco mantenía que el miembro de los grupos autónomos de combate, más concretamente del grupúsculo anarquista MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) mató a un policía meses antes en un fuego cruzado. Sí se sabe por un informe médico que el agente armado tenía en su cuerpo más disparos de los que el joven de revolucionarios 24 años pudo proyectar en su defensa. Fue cuatro años después del mayo francés del 68.
Son hoy recuerdos de un marzo frío, más espeluznante que un NODO de la época. Aquel blanco y negro mutó en color hace siete años, cuando le llegó el proyecto cinematográfico ‘Salvador’ al director de cine Manuel Huerga, realizador de la película ‘Antártida’, protagonizada por Ariadna Gil. Huelga decir que el film de Manuel interpretado por un en gracia Daniel Brülh (‘Goodbye Lenin’) fue un éxito y aportó ‘reabrir’ de algún modo su olvidado caso: aquel que se finiquitó con la firmas de las dos penas de muerte falladas a Puig Antich por un ministro de Franco, a día de hoy suegro de Alberto Ruiz-Gallardón. “Siguen gobernando los mismos. No hay más que ver cómo está el país y quién manda: son hijos o nietos de aquellos en un momento en el que en España, por fin, se nos ha caído la venda de los ojos y nos hemos dado cuenta que la Transición fue una mentira, una estafa y que seguimos en manos de la misma gentuza”, analiza el director de la recordada película.
· “Me llegaron a amenazar por la película” · Huerga recibió palos por todos los lados a la hora de estrenar el proyecto, salvo por uno, por el de la familia. Las hermanas de Salvador llegaron a concluir que “no es una película, es verdad”. Sobre el director volvió a planear la sombra de la rapiña franquista esta vez sobre bandera constitucional y también el de la izquierda más rebelde, atomizada. “Me pusieron a parir. A la derecha está claro que no le gusta y a los que supuestamente eran afines… que era un oportunista, queriendo hacer dinero de la figura de Salvador, que era una sarta de mentiras que contaba… cuando habíamos entrevistado al 90% de sus compañeros vivos”, lamenta y va más allá: “Me llegaron a amenazar diciendo que si Salvador viera la película me pegaría un tiro”.
En 2004, dos años antes de su estreno, a juicio de Huerga, Antich era “aún un tabú” en el Estado por lo que cuando le requirieron para hacer la película, el realizador estimó que “estábamos en deuda con él, y había que dejar como mínimo algo para la historia. De paso intentar reabrir el caso para que las hermanas que llevan toda su vida intentándolo le dábamos un espaldarazo a esa legítima reclamación”.
Lo dice un hombre que cree que la memoria está “maltrecha” y que tenía 17 años, cursaba COU, cuando los franquistas asesinaron a Salvador sin presunción de inocencia alguna. “No era ajeno a lo que ocurría en el país y aquellos hechos despertaron conciencia política. Fue un mazazo que nadie esperaba que pasara. En Barcelona se vivía un exceso de confianza por que llegaría el indulto, que no se dio”.
Los compañeros de activismo de Salvador entrevistados para el largometraje definieron a Puig Antich como un joven concienciado, un chaval como cualquier otro de 24 años, muy vital, muy activo, “no era un intelectual sesudo de gafas leyendo a Bakunin o a Trostki. Era juerguista”, agrega Huerga quien le esboza como un “símbolo y un faro donde uno puede ver cómo era el país en ese momento y por qué pasaban ciertas cosas”.
· Querella argentina esperanzadora · Huerga guarda la esperanza de que la querella contra el franquismo que cursa la jueza argentina María Servini de Cubría pueda servir para reparar a las víctimas de aquel régimen totalitarista. “Han de pasar generaciones –agrega el director- para que se tapen todas las heridas y para que este país si es posible pueda ser normal porque este país es de todo menos normal. Mi capacidad para flipar se ha agotado hace tiempo”.
En esta querella, además de casos como el de Salvador, los hay aportados por la plataforma Goldatu de asociaciones vascas. Salvador durante su estancia en la cárcel no tuvo apoyos. Pendiente de jucio, fue cuando ETA mató a Carrero Blanco y Salvador mismo dijo que “esa bomba de ETA también me ha matado a mí”. “¿A quién tenían en la cárcel para hace de cabeza de turco y para pagar los platos rotos? Tenían a Salvador que como no lo reivindicaba nadie porque era así como anarquista que no pertenecía ni siquiera a los partidos en la ilegalidad… No luchaba por el establecimiento de la democracia de España sino por una ruptura mucho más revolucionaria. Era la víctima perfecta. Con uno del PSOE hubiera habido más movilizaciones, además le vendieron como delincuente ocultando su aspecto ideológico”.
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