"Esa fosa es franquista, no entra en mi cabeza meterlos ahí otra vez", dice Carolina Martínez, presidenta de la Asociación de Víctimas de la fosa 94 en Paterna (Valencia). Los trabajos arqueológicos han recuperado 39 personas y solo tres han sido identificadas por ADN. Y el Ayuntamiento baraja enterrar de nuevo los cuerpos no identificados en la misma ubicación de la tumba ilegal pero en una "digna sepultura".
A las cajas con los huesos "no se les va a tirar de nuevo la tierra encima", explica de forma gráfica el presidente del Consejo de Memoria Histórica de Paterna, Julio Fernández. La idea del Ayuntamiento es "reconstruir" el lugar de la fosa original con un espacio funerario "pero para nada mal, para que sirva de lugar de la memoria".
El conflicto parte de un problema común en las fosas del franquismo: el paso del tiempo. La tierra degrada los huesos en un proceso natural que complica la identificación mediante pruebas genéticas y muchos familiares directos han muerto o no aparece ningún descendiente. En el caso de Paterna, las tres familias que sí tienen respuesta positiva han reclamado los cuerpos para darles una sepultura digna.
Los restos "no reclamados" serán "inhumados en el cementerio correspondiente al término municipal en que se encontraran", según la Ley de Memoria Histórica estatal y la Ley de Memoria Democrática valenciana. La normativa no marca que los restos deban regresar a la fosa original.
A unos pasos de estas fosas valencianas está el conocido como 'paredón de España'. Hasta 2.238 personas fueron asesinadas a tiros por los golpistas de Francisco Franco, al acabar la Guerra Civil, y arrojadas a más de 130 fosas comunes. Una decena de las sepulturas colectivas ya han sido abiertas, con la extracción de unos 800 esqueletos.
"39 cuerpos y tres identificados"
De la fosa 94 han sido rescatados "39 cuerpos y solo tres han sido identificados", cuenta Carolina Martínez a elDiario.es. "Uno es mi abuelo", pero no le puede poner nombre y apellido a ninguno de los huesos. "El Ayuntamiento quiere que los volvamos a meter en la misma fosa, es horrendo, no entra en ninguna cabeza", denuncia la presidenta de la asociación de familiares.
Las descendientes de represaliados reclaman otra solución. "Ponerlos en un sitio digno, un memorial donde podamos honrarlos y dignificarlos, porque estas personas las mataron por defender la democracia", señala.
Una suerte de columbarios para "dignificar" a las víctimas sin identificar en las exhumaciones, como ha anunciado la Generalitat Valenciana. Esta actuación, a través de la conselleria de Memoria Democrática, estaría vincula la construcción en los cementerios municipales de estos mausoleos al desarrollo del Banco de ADN.
Desde el Ayuntamiento de Paterna, gobernado en solitario por el PSOE, no tienen clara esa solución. "No somos partidarios del columbario, ¿cómo nos van a decir desde fuera cómo organizar nuestro cementerio? En un pueblo con una fosa de 20, vale, queda hasta bien, pero aquí es muy complicado" por la cantidad de fosas y víctimas enterradas, esgrime Julio Fernández.
Detrás de la queja está "una batalla –de algunas familias de víctimas, precisa– que viene de unos años y no entendemos", según el presidente del Consejo de Memoria Histórica paternero. El Ayuntamiento pretende "dignificar" para "visualizar", asegura. "Vuelven a su fosa previamente adecuada para que reciban digna sepultura", confirma el Gobierno local a elDiario.es.
El colectivo de familiares no comparte la solución. "No es el sitio donde meterlos", subraya Carolina Martínez. "Han estado 80 años allí metidos, sin el consentimiento de las familias, solo por venganza y hacer daño… por hacerlos desparecer", dice. Y lamenta la negativa "rotunda" del Consistorio a construir ningún panteón para la fosa 94.
Mausoleos para otras víctimas anónimas
Una situación paralela, vivida en un pueblo con topónimo casi calcado: Paterna de Rivera (Cádiz). La intervención arqueológica recuperó a diez víctimas del franquismo. Ninguna pudo ser identificada. Y fueron enterradas en el mismo lugar donde estaba la fosa… pero unos metros más arriba y sobre un mausoleo coronado con una escultura.
El conjunto fúnebre dignificó el espacio y alimentó la memoria colectiva asumiendo la cultura de paz y la pedagogía de los Derechos Humanos que Naciones Unidas reclama a España. Un camino que pretende abordar, de una vez, la nueva Ley de Memoria Democrática ya presentada como anteproyecto por el Gobierno de España.
El ejemplo de la reparación, incluso en estos ‘fracasos’ en las fosas, está en Luis Vega Sevillano (90 años). Los franquistas mataron a su madre, Catalina, y a su padre, Francisco, en el pueblo gaditano de Paterna. El ADN y los análisis de la Universidad de Granada no certificaron que estuvieran entre los huesos rescatados.
"Me voy sin saber", manifestaba Luis, sostén de la búsqueda. El 14 de julio de 2019 fue el entierro de las víctimas. El acto queda en el recuerdo como un día grande para el pueblo. Una fecha que Vega Sevillano vive como una victoria de esos a los que "llaman 'busca huesos".
Y el paradigma está en la historia de Timoteo Mendieta. La lucha continuada de su hija Ascensión sí obtuvo la recompensa buscada. Mendieta superó el proceso, y las trabas, con ayuda de la justicia Argentina y el trabajo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
No siempre ocurre. "Pensábamos que al abrir las fosas saldrían todos nuestros familiares, pero no es así", lamenta Carolina Martínez. El porcentaje de identificaciones es bajo "porque los huesos ya no tienen ADN o los familiares no viven o no aparecen", dice.
La Asociación de Víctimas de la fosa 94 en Paterna "quiere ir a bien con el Ayuntamiento", llegar a un acuerdo, y nunca volverlos a tapar con la misma tierra. "Los expertos –continúa– nos dicen que al enterrar los restos en la misma fosa, aunque sea en cajitas, se acabarían deteriorando por la humedad, porque se filtra el agua… los destrozaría, y también la posibilidad de hacer nuevas pruebas de ADN en el futuro, si fuera posible".
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