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Consejos de guerra en clave de género en Córdoba y su provincia. Así fue la represión franquista en esta provincia andaluza.
La represión franquista contra las mujeres no tuvo medida, ni en Córdoba ni en su provincia. Se habla de genocidio, con más de diez mil fusilados. Pero en clave de género la cifra también estremece. Más de 1.400 mujeres, de las 15.000 personas asesinadas que el investigador Julio Guijarro recopila desde hace ocho años de los fondos de archivos militares.
El papel destacado de las mujeres como protagonistas del cambio en los años 30 trajo en Córdoba una verdadera revolución social. "El régimen franquista pretendía ocultarlo, aquel tiempo donde las mujeres fueron protagonistas, y contra ellas se ejerció la misma represión que contra los hombres, a la que habrá que sumar otra causa específica de género".
Condenadas a prisión o a muerte, detenidas, ejecutadas por ser mujeres y madres, esposas o compañeras, hijas o hermanas de militantes perseguidos o por el simple hecho de haber acudido a una manifestación. Los delitos sexuales también quedaron latentes, casos de abusos contra menores que han sido localizados en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
Guijarro señala a Público que el contexto no es casual: "La represión fue más elevada en aquellas provincias que se resistieron al golpe de Estado y se enfrentaron a las tropas franquistas, manteniendo un frente de guerra estable, como sería el caso de Jaén o el norte de Córdoba", asegura. El régimen intentó silenciar a toda costa la represión contra mujeres de todas las edades, aunque a partir de las investigaciones publicadas es posible confirmar que Córdoba y Jaén serían las regiones con más casos de mujeres represaliadas de toda Andalucía. Guijarro, en una compleja tarea de búsqueda, ha podido rescatar casos. Se habla de mujeres, hermanas que fueron rapadas, vejadas, fallecidas en prisión. Algunas eran menores de edad, como Carmen y María Pedrajas, otras como Martina y Dionisia son condenadas a muerte por ajuste de cuentas a los 53 y 60 años de edad. Ancianas como Bibiana Romero mueren de hambre o falta de higiene en prisión. Los casos de abusos a menores por parte de militares y guardias civiles fueron sobreseídos.
Pedrajas y Carmen Luna, menores fusiladas sin juicio
El caso de las hermanas María y Carmen Pedrajas Sánchez, de 17 y 18 años, resulta espeluznante. Vecinas de Hornachuelos, las dos ingresan en la Prisión Provincial de Córdoba el 18 de septiembre de 1936. Carmen sale de prisión para ser ejecutada sin juicio el 2 de octubre. Su hermana María tuvo el mismo destino dos días después. A pesar de ser menores de edad y no constar ningún procedimiento judicial en su contra, el jefe de Orden Público Bruno Ibáñez las manda fusilar por Bando de Guerra. Sus familias nunca supieron dónde se produjo la ejecución ni dónde están sus cuerpos.
Carmen Luna fue apodada por los fascistas de forma despectiva "la cateta". Trabajaba en la casa de unos señoritos del pueblo como sirvienta y es ejecutada en Córdoba el 29 de diciembre a los 18 años por el simple hecho de haber acudido a una manifestación.
Martina y Dionisia eran vecinas del pueblo minero de Peñarroya Pueblonuevo. Las hermanas Alcántara Calvo son sometidas al código de justicia militar y a su pompa judicial en diciembre de 1939. "El sumario muestra el ajuste de cuentas que vivieron estas mujeres, ya de avanzada edad, con graves acusaciones por parte de los vencedores". En el consejo de guerra, al que ha tenido acceso Público, como en "la instrucción el juez no se muestra imparcial y las dos mujeres fueron condenadas a muerte por su papel destacado en la retaguardia".
Martina sería fusilada el 11 de diciembre a los 53 años de edad. A Dionisia se le conmutaría la pena de muerte por cadena perpetua., aunque no resistiría la terrible noticia del fusilamiento de su hermana. El parte médico muestra que fallece por "colapso cardiaco", un argumento por el que cabe pensar que "fueron sometidas a malos tratos en la prisión de Pueblonuevo". Dionisia tenía 60 años de edad.
"Quedaría desposeída de su cabellera"
"La represión fue la misma para todos los que apoyaron al maquis, sin distinción de género", concluye Guijarro. El caso de Encarna Vega es uno de los ejemplos más claros de cómo la justicia franquista condenaba a las mujeres por el simple hecho de tener a su marido huido en Francia. "En los los sumarios no aparecen testimonios tan claros de mujeres rapadas por los franquistas", sostiene el investigador.
Encarnación Vega tenía 29 años y era vecina de Villanueva del Duque. Debido a la ausencia de su marido tuvo que sobrevivir con el estraperlo "siendo al terminar la guerra desposeída de su cabellera y paseada por las calles por Fuerzas Nacionales para que sirviera de escarnio". La justicia militar la condenó en 1946 a 12 años en consejo de guerra por apoyo a la resistencia guerrillera.
La Guardia Civil falsificaba las declaraciones de estas mujeres
La Guardia Civil falsificaba las declaraciones de estas mujeres, que les arrancan a base de malos tratos que podían durar una semana. Las amenazas de palizas a sus hijas, o vejaciones (peladas). El trámite siempre era el mismo. Pasan a prisión, y meses después, ya ante el juez militar, esas mujeres niegan que sean ciertas aquellas declaraciones porque fueron maltratadas. En la imagen se muestra cómo esta joven cordobesa, Carmen, de 25 años, niega ante juez militar en 1947 su declaración anterior "por los malos tratos a que la sometieron hasta el extremo de cortarle el pelo, por no quererle decir lo que ellos querían".
Bibiana fue detenida por asuntos relacionados con la resistencia guerrillera, su caso fue sobreseído por fallecimiento, no llegó a ser condenada. Muere en la Prisión Provincial de Córdoba con 75 años el 24 de noviembre de 1941. Su cuerpo sigue en las fosas comunes de Córdoba, al igual que María Antonia Baena Granados. Con ocho hijos, fue condenada a 30 años y fallece en la Prisión Provincial de Córdoba con 82 años el 8 de noviembre de 1946.
El caso de Isidora Márquez, sin duda puede ser el más estremecedor. Condenada a cadena perpetua con 97 años en Hinojosa del Duque. La justicia la llevó a itinerar incluso por varias cárceles. "Esta mujer pasó por la Prisión de Mujeres de Málaga y Gerona, su expediente estaba incompleto porque las dos piezas localizadas no estaban unidas; solamente se podrá completar la investigación sobre el total de la represión franquista cuando se localicen y se describan todos los sumarios abiertos contra la población". Sin embargo, Isidora tuvo la fortuna de salir con vida y regresar a su casa en prisión atenuada con 100 años.
"Abusos deshonestos” a menores por parte de militares franquistas
En medio del entramado de casos, Guijarro encontró lo más sorprendente, casos sobreseídos de sumarios instruidos contra guardias civiles y militares franquistas por delito de "abusos deshonestos" a niñas de entre 2 y 15 años. A pesar de que no son delitos políticos, se procesa a militares en las causas por abuso de menores. "Los casos de malos tratos, abusos o violaciones fueron en general sobreseídos por la justicia militar franquista, siendo absueltos los acusados".
En los expedientes se alegaba a favor de los acusados. Eximían la culpa por "las costumbres libertinas de las mujeres, para roturas de himen, o su falta de higiene para contraer enfermedades venéreas". El informe del médico militar era determinante. "Es frecuente en ambiente de clase social inferior y por su falta de higiene". El informe por el que se sobresee el caso está fechado, en este caso concreto, en enero de 1950.
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