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Sábado, 14 de Mayo de 2022
Los pasados días 5 y 6 de mayo asistí a las jornadas de Memoria Histórica organizadas por la Diputación de Cádiz, el Ayuntamiento de Rota y la Asociación memorialista de Rota. Las conferencias corrieron a cargo del historiador José Manuel Algarni y el periodista y escritor Carlos Hernández, el jueves; mientras que el profesor de Historia Contemporánea, Santiago Moreno, conferenció el viernes sobre el campo de concentración de Rota, ubicado en la Almadraba.
¡Qué importante resulta organizar jornadas que contengan contenidos que fueron ocultados durante tantos años! Tengo que confesar que hasta que el grupo de Memoria Histórica de nuestra localidad publicó su obra “Memoria rota; República, Guerra Civil y represión en Rota”, ignoraba que en Rota hubiesen instalados los franquistas un campo de concentración.
Como recordaron durante las jornadas, el olvido fue una de las armas que los franquistas impusieron durante tantos años, unida al miedo que inyectaron a la población española. Silencio y miedo, no solo ya durante las cuatro décadas de la dictadura fascista, sino que perduraron hasta bien entrada la Democracia. La obra mencionada de la asociación de la Memoria Histórica de Rota se publicó en el año 2009. Llevábamos más de treinta años viviendo en un régimen democrático cuando, por fin, se empezó a hablar y escribir sobre una de las épocas más siniestras de nuestra historia local más reciente. El terror impuesto durante tantos años consiguió que, a las generaciones que habíamos nacido diez o veinte años después de la Guerra Civil, nos enseñaran solo una parte de nuestra historia.
El Régimen se había encargado de que todos los roteños de mi generación nos enterásemos de que un grupo de desalmados extremistas quemaron las capillas de San Roque y la Caridad, sacaron los santos y el mobiliario de las mismas y le prendieron fuego. Pero, por el contrario, nunca mencionaron el arresto de la Corporación municipal, sindicalistas y obreros destacados, a los pocos días de la rebelión militar contra la República. Tampoco de la desaparición de los mismos, tras ser asesinados por el mero hecho de ser de izquierdas, y cuyos restos aún no han sido encontrados. Esa parte de la historia se encargaron de sepultarla. De ahí la importancia de la recuperación de la memoria histórica.
Estudiar nuestra Historia debe ser un ejercicio normal y democrático. Mucho se ha avanzado (no todo lo que sería deseable) desde que, durante el mandato del presidente Rodríguez Zapatero, se aprobara la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura, a la que conocemos como Ley de Memoria Histórica.
Una parte del espectro ideológico de la derecha se opone, se sigue oponiendo, a que la parte de nuestra Historia que intentaron borrar y exiliar al olvido salga a la luz. “¿Para qué remover los recuerdos?”, dicen algunos. Como no lo han conseguido, tratan de edulcorar con el filtro del tiempo los acontecimientos sufridos por los perdedores de la Guerra Civil. “Los dos bandos perpetraron crímenes”, dicen los mismos. Frente a estas interesadas opiniones, el escritor José Saramago dijo que “hay que recuperar, mantener y trasmitir la memoria histórica porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”.
Resulta inadmisible que en este país nuestro exista una fundación que lleva el nombre del dictador y que, además, sea legal. Algo impensable en países como Alemania e Italia cuyos regímenes ideológicos (nazismo y fascismo) fueron los causantes de la II Guerra Mundial y de todos los crímenes que conllevó. Curiosamente la Ley de la Memoria Histórica no recoge la ilegalidad de este tipo de fundaciones y asociaciones. Impensable una fundación “Adolf Hither” en Alemania o “Benito Mussolini” en Italia. Por el contrario, el estudio de los crímenes llevados a cabo por los nazis forma parte de la programación escolar de los alumnos en Alemania.
Por eso, es importante jornadas como las de días atrás. No se trata solo de recordar, sino de mostrar la Historia al completo.
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