dimarts, 18 de juny del 2024

JUAN PUJOL GARCÍA (GARBO): 'FORTALEZA' | Documentos TV

 


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BAL

Joan Pujol García en una foto durante su servicio militar obligatoria en el 7º regimiento de artillería ligera, hacia 1933.

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FUE CONDECORADO POR ALEMANES Y BRITÁNICOS

garbo, el espía español que engañó a los nazis en normandía

En 1944 un agente doble que trabajaba secretamente para la inteligencia británica filtró información falsa sobre un desembarco aliado en Calais, que debilitó las defensas del Muro Atlántico en las playas normandas antes del Día D.

nacido en Barcelona el 14 de febrero de 1912, Joan Pujol García fue uno de los espías más atípicos de la Segunda Guerra Mundial. Pese a ello sus inicios no presagiaban para nada el papel decisivo que tendría en la contienda, dado que al terminar sus estudios de avicultura y el servicio militar obligatorio, fracasó en la gestión de una granja de gallinas.

Tampoco parecía que fuera una persona con fuertes convicciones ideológicas, ya que cuando estalló la Guerra Civil Española se ocultó en un piso del casco antiguo para no tener que luchar contra los franquistas. Esos primeros años los pasó entre el miedo y el hambre, ocultándose en varios escondites donde una de sus amigas le traía comida. Al final y tras perder veinte quilos decidió que no podía continuar así, y se alistó con el objetivo de desertar a los nacionales y pasar la guerra en un campo de prisioneros.

De tal modo fue enviado al frente del Ebro en 1938, donde cruzó con tres compañeros la tierra de nadie una noche de 1938. Los fugados tuvieron que esquivar a las patrullas republicanas que iban en su búsqueda ocultándose en unos juncos, y tras sortear alambre de espino y balas se entregaron a los nacionales. Estos los enviaron primero a una prisión de Bilbao, pero dado que eran desertores terminaron por reclutarlos y enviaron a Joan al frente aragonés, donde logró eludir el combate con la excusa de una falsa neumonía.

Habiendo terminado el conflicto civil sin haber pegado un tiro, Pujol se casó con Araceli González con quien tuvo a su primer hijo, al que llamaron Juan como su padre. Con el tiempo las atrocidades nazis y su persecución de los judíos finalmente removieron algo en el interior de este barcelonés con espíritu de supervivencia, y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial decidió convertirse en espía británico para derrotar a Hitler.

LA CONEXIÓN DE LISBOA

Pese a todo su entusiasmo el MI5 se mostró más bien escéptico ante un español sin ninguna experience en el campo de la inteligencia, de modo que Pujol decidió labrarse un nombre como agente alemán primero para conseguir ser aceptado por los británicos.

Su primer paso en el mundo del espionaje tuvo lugar en Madrid, donde se presentó en la embajada alemana y les ofreció sus servicios. Se citó con un tal “Federico” en el café Lyon de Madrid, un agente de la Abwehr (servicio de inteligencia) alemana, quien aunque abierto a captarle le pidió alguna prueba de sus habilidades antes de contratarle.


Fue así como Pujol se trasladó a Lisboa en enero de 1941 decidido a obtener alguna información con la que convencer a los alemanes. La ocasión se presentó cuando conoció a un tal Jaime Souza en su hotel, un hombre de negocios que contaba con un visado diplomático para viajar a México. 

A base de invitarle a casinos, night clubs y cabarets Joan logró ganarse la confianza de Souza, quien le dejó fotografiar su visado a cambio. Pujol recortó con cuidado los sellos de la fotografía y a partir de ellos encargó una copia a un grabador de la ciudad, haciéndose así con las herramientas para crear una infinidad de visados falsos, que enseñó orgulloso a Federico en su siguiente reunión.

Este quedó convencido por la artimaña, y creyendo que Pujol contaba con visado diplomático a Inglaterra inmediatamente le dio tres mil dólares y claves de radio secretas para que estableciera una red de espías en Inglaterra. Desde su base de Lisboa Joan empezó pues a proporcionarle a la Abwehr una serie de informaciones falsas, con nombres y mapas que sacaba de una guía turística. Entremezclando de tanto en tanto algún hecho real que sacaba de marineros y diplomáticos británicos para darse credibilidad, que enviaba siempre cuando era demasiado tarde para que los nazis pudieran hacer algo.

Fue uno de estos mensajes relativo a un convoy que había salido de Liverpool en dirección a Malta el que llamó finalmente la atención de los británicos, quienes se sorprendieron al saber que la supuesta fuente alemana que tenían en casa era en realidad un espía español que había intentado trabajar para ellos.

AL SERVICIO DE SU MAJESTAD

Incorporados al fin al MI5, Pujol, Araceli y su hijo fueron trasladados en secreto a Gibraltar por mar, desde donde tomaron un avión que los llevó a Londres y el tan ansiando puesto en la inteligencia británica. En la capital británica el nuevo agente, llamado en clave Garbo, siguió con su tarea de desinformación, inventándose toda una red de agentes a los que podía culpar de sus mentiras cuando los alemanes las descubrían. 

Con todo la sombría y lluviosa ciudad no fue del agrado de su esposa, quien tenía que permanecer casi todo el día en casa para evitar filtraciones y apenas hablaba una palabra de inglés. La mujer llegó a amenazar con delatarle a la embajada española si no le dejaban volver a españa con el pequeño Juan, lo que llevó al MI5 a “encarcelar” a su marido exigiéndole que se comprometiera por escrito a guardar silencio si quería verlo libre.

Con los problemas en casa bajo control, Garbo se lanzó a su engañó más audaz hasta la fecha: amenazar con un falso desembarco en Calais para desviar la atención alemana de Normandía antes del Día D. Como parte de la operación Fortitude, que incluía a creación de un ejército fantasma de 150.000 soldados la mando de Patton en Dover equipados con tanques hinchables, Pujol confirmó a sus contactos en la Abwehr la inminencia de un ataque a Calais, ciudad que estaba siendo bombardeada día y noche por los aliados. 

Su credibilidad era tal que incluso tras el desembarco de Normandía los alemanes siguieron creyendo la mentira, concentrando a dos divisiones acorazadas y diecinueve de infantería en Calais en vez de contraatacar la cabeza de puente conseguida por los aliados. Con esta artimaña Pujol contribuyó de manera decisiva al éxito de la campaña de Normandía, y a la caída de la Alemania nazi.

De manera irónica el espía sería condecorado por Hitler a los pocos días del desembarco con la cruz de hierro por sus servicios, y al recibir en las navidades de 1944 la orden del mérito británica se convirtió en el único soldado de la guerra en recibir medallas de ambos bandos.